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EL SECRETO DE LA ORACIÓN
Una oración de lo más eficaz se encuentra en el capítulo 11 del Libro de Juan, como:
“Padre, te doy gracias porque me has escuchado, pues tú siempre me escuchas.” En este
capítulo, se cuenta la historia de alguien que ha muerto y aparentemente se ha ido de
este mundo. Pero la verdad es que nadie está muerto para tí, cuando tú sabes cómo orar.
Ya no puedes tocar, ver u oír a aquellos que amas con tus sentidos mortales, pero si
sabes cómo dar gracias, puedes moverte de tu cuerpo de oscuridad al mundo de la luz y
encontrar a tus seres queridos ahí. Por lo tanto, el que aprenda cómo orar descubrirá el
gran secreto de una vida plena y feliz.
En el capítulo 33 del Libro del Génesis, Jerusalén es llamada “Sichem”. Se dice que
“Jacob vino a salvo a la ciudad de Sichem, que está en la tierra de Canaán. Allí erigió un
altar y lo llamó El Elohey Israel, que significa 'el Dios de Israel'. Orientándose hacia
Sichem (la verdadera dirección) Jacob permaneció en El Elohey Israel, que significa
'seguro en mente, cuerpo o bienes'.”
Se nos dice que Daniel se orientó a una ventana abierta, donde miró hacia Jerusalén. Y
los del mundo musulmán rezan mirando hacia lo que ellos llaman la Meca. Pero debido a
que el cristianismo tiene lugar dentro, las Escrituras están hablando de la Jerusalén
dentro, y no en el exterior en absoluto. Cuando ores no te postres en el suelo y mires
hacia algún lugar del este en el espacio, sino ajústate mentalmente a tu deseo cumplido.
Aunque esta técnica es simple, se necesita práctica para llegar a dominarla. Tu verdadera
dirección es hacia el conocimiento de lo que quieres. Conociendo tu deseo, apúntate
directamente frente a él pensando desde su cumplimiento. Silencia todo pensamiento y
permite que las puertas de tu mente se abran. Luego entra en tu deseo. Quédate con tu
imaginación como tu compañera. Empieza pensando en tu imaginación como algo distinto
de tí mismo, y finalmente sabrás que tú eres lo que anteriormente llamabas tu
imaginación. Es posible amputar una mano, una pierna o varias partes del cuerpo – pero
la imaginación no puede ser amputada ¡pues es tu Yo eterno!
Déjame mostrarte lo que quiero decir. Mientras estoy aquí en Los Ángeles, puedo desear
estar en otra parte. El tiempo y las finanzas pueden no permitirlo, pero en mi imaginación
yo puedo asumir que ya estoy allí. Ahora, por un mero acto de asunción de mi parte, Dios
sale de este cuerpo. Si asumo que estoy en Nueva York, cualquier persona de Los
Ángeles en que yo piense debe estar a 4.800 kilómetros de distancia. Ya no puedo pensar
en ellos como si estuvieran en la misma calle o en las colinas al oeste de mí. Esa es mi
prueba.
La palabra “oración” significa “movimiento hacia, acceso a, hacia o en la vecindad de”.
Orientándome hacia Nueva York, he hecho un movimiento, un acceso a. Cuando actúo en
la vecindad de, veo a mis amigos respectivos de New York. Habiendo hecho esto, he de
tener plena confianza en mi imaginación, sabiendo que Él es el ser que hace el
movimiento. Las palabras de Blake son ciertas: “El hombre es todo Imaginación, y Dios es
el hombre y existe en nosotros y nosotros en Él. El cuerpo inmortal del hombre es la
Imaginación, y eso es Dios mismo.”
Tú no sólo puedes moverte en el espacio, sino también en el tiempo y cumplir cada uno
de tus deseos. La oración no tiene que estar limitada a lo que una persona llama “uno
mismo”. Tú puedes orar por otro, sintiendo que ellos ya tienen lo que anteriormente
querían, pues sentir es un movimiento. El primer acto creativo recogido en las Escrituras
es el movimiento: “Dios se movía sobre la faz de las aguas.”
Cada cosa y cada uno en tu mundo eres tú mismo exteriorizado. Cualquier petición de
otro – oída por ti – no debería ser ignorada, ¡pues viene de ti mismo! Descendiste de un
mundo de luz para confinarte a este cuerpo de oscuridad. Ahora siendo una chispa de un
mundo infinito de luz, un día tú recordarás ese mundo y despertarás, pero mientras tanto
debes aprender a ejercitar el poder de tu mente. Habiendo recordado el mundo infinito de
luz, ahora yo sé que todo soy yo mismo, ya que todas las cosas están contenidas dentro
de mí.
La oración del Señor enseña la unicidad de todos nosotros. Comienza: “Padre nuestro”. Si
Dios es nuestro Padre, ¿no somos uno? Independientemente de nuestra raza o color de
piel, si tenemos un Padre común, debemos tener una hermandad común.
Finalmente todos vamos a saber que nosotros somos el Padre; pero mientras tanto, la
persistencia es la clave para un cambio de vida – más ingresos, mayor reconocimiento, o
lo que el deseo pueda ser. Si tu deseo no se cumple hoy, mañana, la semana próxima o el
mes próximo – persiste, pues la persistencia, compensará. Todas tus oraciones serán
respondidas si tú no te rindes.
Mi viejo amigo Abdullah me dio este ejercicio. Cada día me sentaría en mi sala de estar
donde no pudiera ver el teléfono del pasillo. Con los ojos cerrados, yo asumiría que
estaba en la silla junto al teléfono. Luego yo me sentiría de nuevo en la sala de estar. Esto
lo hice una y otra vez, mientras descubría la sensación del movimiento de cambio. Este
ejercicio fue muy útil para mí. Si lo intentas, descubrirás que te vuelves muy suelto con
este ejercicio.
Practica el arte del movimiento, y un día descubrirás que por el mero hecho de imaginar,
eres separado de tu cuerpo físico y colocado exactamente donde tú te estás imaginando
que estás – tanto es así que tú eres visto por aquellos que están allí.
Siendo todo imaginación, tú debes estar donde tú estés con la imaginación. Moviéndote
en tu imaginación, estás preparando un lugar para que tus deseos se cumplan. Luego
vuelves, para caminar a través de una serie de acontecimientos que te llevarán a donde te
has colocado. Con la imaginación, puedo ponerme donde yo desee estar. Me muevo y
veo el mundo desde ahí. Luego vuelvo aquí, confiando en que – de un modo desconocido
para mí – este ser que puede hacer todo y lo sabe todo, me llevará físicamente a través
de un puente de incidentes a donde yo me he colocado. Puedes moverte en la
imaginación a cualquier lugar y a cualquier tiempo. Habita ahí como si fuera verdad, y
habrás aprendido el secreto de la oración.
Browning comenzó su maravilloso poema, “Día de Pascua”, con las palabras: “¡Qué difícil
es ser cristiano”. Y Chapman dijo: “El cristianismo no ha sido intentado y demostrado
defectuoso. Ha sido intentado y encontrado difícil y por lo tanto abandonado.” ¿Por qué?
Porque un cristiano no puede escurrir el bulto y culpar a otro. El cristianismo está
construido sobre la base de que todos somos uno. De que el hombre está siempre
atrayendo la confirmación de lo que está haciendo dentro de sí mismo. De que tu mundo
da testimonio de lo que te estás haciendo a ti mismo. Esto es difícil de aceptar, sin
embargo es el cristianismo. Nadie viene a mí, salvo que mi Padre que me envió le llame.
Yo y mi Padre somos uno, por lo tanto, yo invito a todos los que entran en mi vida a que
me revelen lo que yo estoy haciendo en mi imaginación.
Aprende cómo orar. Domínalo y haz tu mundo conforme al ideal que tú quieres
experimentar. Deja de pensar en, y empieza a pensar desde. Pensar desde el deseo
cumplido es realizar lo que nunca experimentarás mientras estés pensando en él. Cuando
te pones en el estado del deseo cumplido y piensas desde él, estás orando, y de un modo
que tu mente racional no conoce, tu deseo se convertirá en un hecho en tu mundo. Tú
puedes ser el hombre o la mujer que quieres ser, cuando sabes cómo orar. Todas las
cosas son posibles para el que cree, por lo tanto aprende el arte de creer y convencerte
de que es verdad. Entonces un día, ocupando espacio y tiempo en tu imaginación, serás
visto por otro, que te llamará o te enviará una carta verificando tu visita. Esto lo sé por
experiencia.
La Biblia no es sólo bella poesía; es la palabra inspirada de Dios. Escrita por poetas, ellos
han dado sentido ampliado a las palabras normales. Cuando tú pones tu cuerpo en la
cama y asumes que estás en otra parte, ¿no eres todo imaginación? En el acto de
imaginar, tú partes de las oscuras cavernas de este cuerpo y apareces donde te imaginas
estar, porque tú eres Dios – todo imaginación – y no puedes morir. Tú no puedes ir a la
muerte eterna en eso que no puede morir, ¡y tu ser inmortal es la imaginación! Tú eres el
ser central de las Escrituras – el llamado Jesucristo, que es el Señor Dios Jehová – que
descendió aquí con un propósito.
Mientras estés aquí, debes pagar el precio de vivir en el mundo del César. Tú puedes
criticar a nuestros políticos y protestar por cualquier subida de impuestos, pero seguirás
siendo gravado. Todo lo que tienes que hacer es aprender el arte de la oración y ganar
más dinero.
Me acuerdo de una historia contada del difunto presidente Kennedy. Parece que su padre
– que había, en una generación, hecho algo así como cuatrocientos millones de dólares –
se quejaba de que sus hijos estaban gastando demasiado dinero. En un banquete, el
presidente Kennedy dijo: “La única solución a este problema es que padre gane más
dinero.”
Un día, una amiga me dijo que cuando era una niña, su padre decía: “Si tú no tienes más
que un dólar y fuera necesario para ti gastarlo, hazlo como si fuera una hoja seca, y tú el
dueño de un bosque ilimitado.” Si uno realmente sabe cómo orar, podría gastar su dólar y
luego reproducirlo de nuevo. Como ves, este mundo es traído a la existencia por la
imaginación del hombre, así que es muy importante aprender el secreto de la oración.
Si tú todavía estás deseando, ¡detenlo ahora mismo! Pregúntate a ti mismo cómo sería si
tu deseo fuera una realidad. ¿Cómo te sentirías si fueras ya el que te gustaría ser? En el
momento en que atrapas ese estado de ánimo, tú estás pensando desde él. Y el gran
secreto de la oración es pensar desde, en lugar de pensar en. Anclado aquí, conoces
dónde vives, tu saldo bancario, tu trabajo, acreedores, amigos y seres queridos – ya que
estás pensando desde este estado. Pero tú puedes moverte a otro estado y darle la
misma sensación de realidad, cuando encuentras y practicas el gran secreto de la
oración.
Toma mi mensaje en serio y vive por él. Practica el arte de la oración diariamente, y
entonces un día encontrarás que la oración más eficaz es: “Gracias, Padre.” Tú sentirás
este ser dentro de ti como tu propio yo. Puedes hablar de él como “tú”, sin embargo sabes
que es “yo”. Entonces tendrás una relación tú/yo, y te dirás a ti mismo: “Gracias, Padre.”
Si quiero algo, sé que el deseo viene del Padre, porque todos los pensamientos surgen de
Él. Habiéndome dado la urgencia, le doy gracias por cumplirla. Luego camino por la fe, en
la confianza de que el que me la dio por medio del deseo la vestirá en forma corporal para
que yo me la encuentre en carne.
Ellos son un aspecto de ti mismo que tú no has superado todavía, pero no caigas en ese
hábito. Simplemente agradece a tu Padre celestial una y otra y otra vez, porque al final,
cuando caiga el telón sobre este maravilloso drama, el actor supremo se levantará de
todo ello y tú sabrás que tú eres Él.
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