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CAPÍTULO ONCE

SALUD
Durante años mi esposo no le interesaba hacer ejercicio. Yo le daba reprimendas y charlas
significativas, le dejaba artículos de revistas en su camino y le rogaba y me lamentaba que no
deseaba ser viuda pero todo le entraba por un oído y le salía por el otro. Entonces, un día tuve
la brillante idea de que si las oraciones trabajaban para otras partes de su vida, podrían trabajar
para esto también. Decidí emplear mi método de “cállate y ora” y pedirle a Dios que le diera el
deseo y la motivación de hacer ejercicios con regularidad. Oré por varios meses sin ningún
resultado, pero una mañana escuché un ruido poco familiar que provenía de la otra habitación.
Seguí de donde venía el ruido y para mi sorpresa, era mi esposo en el andador eléctrico. Yo
no dije ni una palabra. Él ha estado usando el andador eléctrico y levantando pesas alrededor
de tres veces por semana desde entonces. Cuando más tarde dijo lo bien que se estaba
sintiendo últimamente y que lamentaba no haber comenzado a hacerlo antes, yo puse en
práctica un control admirable y ni siquiera deje que las palabras “te lo dije” se formaran en mi
boca. Hasta este día él no sabe que yo oré.

La salud de tu esposo no es algo que se toma a la ligera, no importa cuál sea su edad o
condición. Ora por él para que aprenda a cuidar de forma apropiada de si mismo, y si se
enferma ora para que él sea sano. He visto muchísimas respuestas a oraciones de sanidad en
mi vida y en la vida de otras personas para dudar que el Dios que sanaba en la Biblia es el
mismo ayer, hoy y mañana. Yo creo que cuando Dios dice, “Yo soy el Señor que te sana”, Él
habla en serio (Éxodo 15:26). Yo tengo la misma fe de Jeremías que oró, “Sáname Señor y
seré sanado” (Jeremías 17:14). Yo confío en su Palabra cuando promete “Yo te restauraré y
sanaré tus heridas” (Jeremías 30:17).

Jesús “tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias” (Mateo 8:17). Él le dio a sus
discípulos el poder de “sanar toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 10:1). Él dijo: “Estas
señales acompañarán a los que crean – Podrán las manos sobre los enfermos y éstos
recobrarán la salud” (Mateo 16: 17-18). Me parece que Dios está interesado en sanar y él no
puso tiempo límite para esto; tan solo límite de fe (Mateo 9:22).

Mi esposo me dijo que mis oraciones por su sanidad tuvieron el mayor impacto en él a
mediados de los años ochenta cuando él descubrió varios tumores en su cuerpo y el médico
pensó que podían ser cancerosos. Un segundo médico también sospecho que era cáncer, así
que hicieron una biopsia. Durante esos días de espera por los resultados, Michael tuvo la
tentación de preocuparse. Él dice que mis oraciones por su buena salud y paz lo sostuvieron
hasta que se supo que no era cáncer. Le removieron los tumores y desde entonces no ha
tenido problemas.

Sin embargo, recuerdo que aunque oramos y tuvimos fe, él resultado y el tiempo fueron
decisiones de Dios. Él dice que hay “un tiempo para sanar” (Elesiastés 3:3). Si tú oras por
sanidad y nada sucede no te atormentes con eso. Dios en ocasiones usa la enfermedad física
de un hombre para llamar su atención y Él poder hablarle. Sigue orando, pero confía que la
decisión de Dios es el resultado.

Lo mismo sucede cuando oramos para que Dios salve a una persona. Nosotros no tenemos la
palabra final sobre la hora de la muerte de alguien. La Biblia dice que hay “tiempo para morir”
(Eclesiastés 3:2) y nosotros no decidimos eso, Dios es quien lo hace. Nosotros debemos
aceptarlo y podemos orar, pero Él determina el resultado. Tenemos que darle a Él ese
privilegio sin resentimientos, faltas o enojándonos con Él. Ora por la salud de tu esposo, pero
déjala en las manos de Dios.
ORACIÓN
Señor, yo oro por tu toque sanador en (nombre del esposo). Haz que cada parte de su cuerpo
funcione de la manera que tú la diseñaste. Dondequiera que haya algo fuera de balance, hazlo
que funcione en perfecto orden. Sánalo de cualquier enfermedad, dolencia, lesión, mal o
debilidad. Fortalece su cuerpo para que soporte bien su trabajo y cuando él duerma que pueda
despertar descansado por completo, rejuvenecido y reanimado. Dale un corazón fuerte que no
falle. Yo no deseo que él tenga problemas del corazón en ningún momento.

Oro para que tenga deseo de cuidar su cuerpo, comer alimentos saludables, hacer ejercicio
con regularidad y evitar cualquier cosa que sea dañina para él. Ayúdalo a comprender que su
cuerpo es tu templo y que él debe cuidarlo como tal (1 Corintios 3:16). Oro para que él lo
presente como sacrificio vivo, santo y agradable a ti (Romanos 12:1)

Te ruego que cuando esté enfermo lo sostengas y lo sanes. Llénalo de tu gozo para que se
fortalezca. Oro en especial por (menciona cualquier cosa que te preocupe). Dale fe para que
diga “Señor, mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste” (Salmo 30:2) Gracias señor, que tú eres mi
sanador. Oro para que mi esposo viva una larga y saludable vida y cuando venga la muerte,
que sea acompañada de paz y no de doloroso sufrimiento y agonía. Gracias, Señor, que tú
estarás allí para recibirlo en tu presencia y no un momento antes de la hora que tú tengas
señalada.

HERRAMIENTAS DE PODER

Alaba, alma mía, al Señor y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todo tus pecados
y sana todas tus dolencias. Salmo 103:2-3

En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Envió su palabra para sanarlo,
y así los rescató del sepulcro. Salmo 107: 19-20

He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte. 2 Reyes 20:5

Tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino
y la gloria del Señor te seguirá. Isaías 58:8

Les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad.
Jeremías 33:6.

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