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BIBLIOTECA CINEP BOGOTA COLOMBIA NOTA SEMANTICA Omar Gonzélez Hay varias maneras de leer y entender cl relato de Soffa Espinosa. Para algunos, se trataré de un testimonio mas, algo cercano al folclor, muy lindo, por supuesto, en la medida que describe como son e508 colonos, cémo viven, a su manera, Asi, la burguesia se divertiré con su lenguaje que ~ademas de lindo— le cs pintoresco y cuando mis imaginario, como por ejemplo con el relato del nino ahogado. Pero una lectura politica de clase confronta a la burgue- sia en su relacion lenguaje-vida cotidiana. Entonces desapare- ce lo folclérico como interpretacién, el lenguaje se vuelve ra. dicalmente lo que es: una forma de revelacion de la realidad, una forma de conocimiento de la totalidad historica. En esas condiciones ya no es posible separar mecénic ‘mente al estilo (como la relaci6n dialéctica pensar-decir) de la Practica social. La belleza del relato no coincide —no tendria. Por qué hacerlo— con los cinones estéticos que constituyen la retorica de la clase dominante: esos diminutivos, esas meta: foras, esos giros inesperados del lenguaje popular no estén ahi como adoro, sino como forma bisica de 1a existencia social (1). Por Io tanto, el sentido de las palabras, las frases, los conjuntos de frases no son cosas simplemente de diccionario, No. El sentido se genera en el interior del grupo social; el én. fasis de la narradora —a través del sefior y hacia el publico en las formas comunitarias de vida, en la relacién de grupo, de | organizacion, de comparieros. Esto da al lenguaje otra dimen- sion que tiene que resolver la contradiccién Ienguaje indivi- dual~ lenguaje colectivo. Rastrear esta contradiceién, las formas que toma y la manera de resolverse en las distintas practicas lingtiisticas de- be ser motivo de reflexién, debate e investigacién. En el relato que venfamos comentando la contradiccin se resuclve politicamente con el uso de la ambigiiedad en aquellos términos donde la tensién es mayor en el interior de lalucha de clases(2). La base del rclato son las experiencias personales de la narradora, pero en funcién de la comunidad, en la estructura. ion de esta historia social que solo su propio lenguaje puede narrar. Por eso mismo el eje de la narraci6n no es lo extraor- dinario, sino lo ordinario: y esto es precisamente lo que gol- pea al lector: ver estilisticamente juntos Ia violencia oficial més encamizada y la resistencia popular cn ese decir trivial; hablar asi entre bombardeos— de los hijos (los tonticos), las cebollas, Ios ajos, los compadres, la carne de caballo y sus co: sas malas al comerla, todo esto devuelve al lenguaje su maxi- ‘ma capacidad de decir, lo despoja de metafisica y lo convierte en lo que ¢s para el pueblo: propésito de decir las cosas como son y con pasién. Es decir, en testimonio, NOTAS 1) Sc ha insistido mucho en Jos estudios sobre el Ienguaje que éste ‘onstituye una vision del mundo. Esto tiene, metodologicamente hablando, por lo menos das problemas; a) La relacion del relato-tipe de lengua- con la realidad social. b) La relacién formacién social dada (por ejemplo, la de la socie- dad colombiana) con los tipos de discurso (en el interior de Ia misma lengua). 2) Obsérvese atentamente los contextos referenciales de Ia palabra ““guertllero”, El consenso de los recolectores de los materiales es cl de que tal ambigiiedad es absolutamente necesaria dentro del relato, Algo asi como si hubiera una tdctica al hablar. Ahora bi , la clase dominante —de otro modo— también juega on esa ambigiiedad. Para mantenernos en el mismo terreno, pién- fese en los distintos términos que usa para “dar parte” sobre La muerte de “guerrilleros”.

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