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Sharp dialogó con Clarín en su cuarta visita al país, invitada por el "Programa de la
UBA y los profesores de la Universidad de Buenos Aires" y por el Centro Argentino
de Filosofía para Niños.
Para qué le sirve a una comunidad que los chicos se dediquen a la filosofía?
Es una ayuda para que los chicos piensen por sí mismos, para que piensen mejor,
para que aprendan a trabajar juntos, a crecer en base al intercambio de ideas y a
tomar una cuestión "sea la que fuere", y someterla a una discusión hasta sentirse
satisfechos.
En la Argentina somos testigos de graves fallas éticas. ¿Qué relación hay entre
filosofar y afirmar una ética?
La ética es una subdisciplina de la filosofía. Cuando hacemos filosofía, intentamos
determinar cuál es la dimensión ética de todas las cuestiones. Aquí reside la cuestión
de cómo actuamos en la vida, qué tipos de normas son importantes y qué tipo de
acciones nos destruyen como personas. Cuando uno es joven, esos asuntos no se
pueden aprender solos. El chico tiene que escuchar otras ideas, pero tiene que
escucharlas en una atmósfera de respeto y de tolerancia, aunque piense que las ideas
de los otros son locas. Necesito que la gente me escuche. Necesito estar rodeada de
gente que, en lugar de derribarme, construya a partir de mis ideas.
Abrir el pensamiento
Bien. Entonces, ¿por qué en muchos países hay una corriente fuerte que se
opone a la enseñanza de la filosofía?
Porque la filosofía nos da el tipo de herramientas que nos protegen contra la
propaganda. Si yo le enseño a usted a pensar críticamente y en cosas importantes, le
va a resultar difícil simular que no puede pensar así. La filosofía es, en algún sentido,
extremadamente liberadora. Le voy a contar una historia: cuando el régimen
comunista de Bulgaria fue derrocado, el primer presidente electo, Alex Stoichev,
provenía de la corriente de la filosofía. Lo que hizo fue convocar a un grupo de
filósofos y decirles: "Miren, no sé por cuánto tiempo vamos a poder mantener la
democracia, porque la presión para volver al régimen autoritario puede volver a ser
fuerte. De modo que tenemos que trabajar muy rápidamente, no en nuestra
generación sino en la próxima, para protegerla". En cinco años habían logrado
introducir la Filosofía para Chicos en la mayoría de las escuelas públicas de ese país.
Pero tuvieron que trabajar con mucha rapidez, y eso implicó que no podía contar con
los maestros que existían.
¿Por qué?
"Porque no estaban capacitados para convertir una clase en una verdadera comunidad
de investigación. Quiero decir que esos maestros no sabían pensar en sí mismos
como investigadores, sino como personas que tienen autoridad y conocen todas las
respuestas. Bien, como esa era la mentalidad del maestro promedio, como sucede
también en la Argentina y en los Estados Unidos, en Bulgaria se dedicaron a
capacitar a toda una categoría de profesores de escuelas secundarias y de
universidades para trabajar con los chicos. En la Argentina, hay un grupo de escuelas
que implementan la Filosofía para Chicos, pero son una absoluta minoría. Y no se
puede formar una democracia fuerte de esa manera.
"Fuera de broma, no puedo llevar conmigo a toda esa comunidad para tomar mis
decisiones importantes. Pero, si me dan ocho o diez años de esta experiencia,
seguramente voy a poder pensar: "¿Qué diría Walter en este caso?
Apuesto a que daría un contraejemplo". Y me planteo qué tipo de pregunta haría
Claudia. Sin darnos cuenta, internalizamos el proceso. En cambio, en la educación
tradicional es fácil pensar que existe la infalibilidad y la certeza absoluta.
Preguntas incómodas
Es muy común que los maestros, cuando reciben una pregunta incómoda, eviten
la respuesta.
Por qué ha declarado que los chicos que viven en sociedades que tuvieron
recientes experiencias autoritarias aprenden mejor a pensar
filosóficamente? "Bueno, surge de la experiencia que hicimos con el profesor
Mathew Lippman. Observamos que en las comunidades muy liberales y progresistas
de los Estados Unidos, la mayoría de los chicos tendían a ser altamente analíticos. Y,
en consecuencia, tenían un buen desempeño en el aspecto lógico de la filosofía,
sacaban cien puntos sobre cien. Pero no estaban particularmente interesados en
hablar de por qué creemos que X es bueno o por qué suponemos que existe algo
como el yo.
¿A qué se debe?
"A que, al menos en los Estados Unidos, predominó la cultura del relativismo. Para
esos chicos, no vale la pena hablar de estas cosas, no conducen a ningún lado.
Mientras que a los chicos en situaciones autoritarias ni siquiera se les permitía
pensar. Y por eso sufrieron. De modo que, cuando se libera una situación de ese tipo,
es como un soplo de aire fresco. Y eso es positivo. Tal vez sea una de las razones por
las cuales nuestro programa tuvo tanto éxito en Brasil en comparación con los
Estados Unidos. Los brasileños sufrieron una dictadura. Sabían qué significaba que
se les prohibiera pensar cualquier cosa.