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EXPRESA AGRAVIOS.

Excma. Cámara:

CARLOS ALFREDO AGUINAGA, abogado de la matrícula Nº 3942, por


la actora apelante, conforme al poder para juicios agregado en estos autos Nº 13.216
(112603), caratulados: “GUERRERO SILVANA ELENA P.S.H.M., MAGALÍ
NAZARET C/ MARTINS, NICOLAS Y OTS. P/ D. Y P. (accidente de tránsito), me
presento a V. E. y respetuosamente digo:

I.- OBJETO:

Que cumpliendo expresas instrucciones de mi mandante, en legal tiempo y


forma, vengo a expresar agravios respecto al recurso de apelación interpuesto contra la
sentencia de autos, solicitando que al resolver se modifique la sentencia y se haga lugar
a la demanda, con costas.

II.- LA SENTENCIA DE AUTOS / AGRAVIOS:

La sentencia que se apela, agregada a fs. 264/268 de autos, tiene a criterio


de esta parte, errores que la invalidan, por lo que solicitamos a V. E. su corrección.

a) En primer lugar, analiza y resuelve el caso desde una perspectiva jurídica


equivocada, pues no tiene en cuenta la responsabilidad objetiva establecida en nuestro
ordenamiento legal en el artículo 1113 del CC.

b) En segundo lugar, se realiza una errada interpretación de los hechos


controvertidos y la valoración de la prueba.

c) En tercer lugar, no se tuvo en cuenta la presunción en contra del


vehículo embistente.

d) En cuarto lugar, no se analizó en forma correcta, desde el punto de vista


jurídico y fáctico, lo que se entiende por ruta principal o de mayor
jerarquía.

e) En quinto lugar, se citó fallos de jurisprudencia notoriamente


inaplicables al caso que nos ocupa.

f) En sexto lugar, no se analizó correctamente las características que debe


tener el “hecho de la víctima” para interrumpir el nexo causal entre
resultado dañoso y riesgo creado.
En los puntos siguientes analizaremos cada uno de los aspectos antes
mencionados, a los efectos de llevar un orden en el escrito.

III.- PRIMER AGRAVIO:

Mi parte se agravia, pues la sentencia en cuestión no ha abordado el caso a


resolver conforme lo establece la legislación vigente, de acuerdo a la responsabilidad
objetiva establecida por el artículo 1113 del CPC.

Con la sola lectura del resolutivo apelado, se advierte desde el inicio que se
resolvió el caso teniendo en cuenta los aspectos de la responsabilidad subjetiva,
abordando si tal o cual parte fue la culpable del accidente.

Entiende esta parte que el a-quo debió analizar en primer lugar si el


resultado dañoso (muerte del Sr. Sigre) se produce por causa del riesgo creado por la
cosa que lo causó (vehículo conducido por el demandado). Así lo señaló esta parte en la
etapa procesal de los alegatos, al considerar que se había probado el nexo causal entre el
daño sufrido y el riesgo o vicio de la cosa.

Una vez probado esta relación de causalidad se debe tener por acreditada la
responsabilidad por una razón estrictamente objetiva, en razón del factor objetivo de
atribución de responsabilidad establecido por el art. 1113 del CC, salvo que exista algún
eximente.

A partir de esta situación comprobada, el fallo apelado debió analizar si


existía algún elemento que rompiera ese nexo causal acreditado, que interrumpiera el
factor objetivo de responsabilidad, pero nunca como “culpa de la víctima” o
responsabilidad refleja del dueño del rodado, y así lo explicita en toda la
fundamentación.

Este error fundamental y esencial del fallo, termina perjudicando los


derechos de mi parte, como se verá en los siguientes puntos.

IV.- SEGUNDO AGRAVIO:

Esta parte se agravia por considerar que el a quo ha efectuado una


interpretación errada tanto de los hechos ocurridos como de la prueba producida en
autos sobre los mismos, llegando a conclusiones absolutamente erradas.

Reconozco desde el inicio que no fue fácil ni para las partes ni para el
Tribunal, relatar los hechos, pues la disposición de las rutas, la curva, las líneas blancas,
doble amarilla, el nombre de las rutas (dónde empieza una y termina la otra, pues esto
ocurre en plena curva), fueron elementos que dificultaron los relatos.

Se debe tener en cuenta también que mi parte no es el protagonista del


accidente, que seguramente de haber sobrevivido hubiera podido aclarar algunos
aspectos, sobre todo de la presencia o no de testigos, sino sus herederos, lo que dificulta
aún más la situación.

Por tal motivo, mi parte en la demanda efectuó un relato de los hechos, que
luego fue modificado solo en su redacción en el escrito de modifica demanda de fs 21, a
los efectos de poder explicar mejor el accidente, y nunca, como manifiesta el a-quo,
para confundir y sacar alguna ganancia procesal que no correspondiese. Al modificarse
la demanda, esta última es la que tiene valor jurídico, dejando de tenerlo la anterior, por
lo que la sentencia no debió introducirse a analizar aspectos distintos a los hechos
controvertidos.

Mi parte cometió un error material respecto al nombre de la ruta por la que


circulaba la bicicleta, que era Videla Aranda de Oeste a Este, y no Ozamis.

También se dijo en la demanda que la camioneta circulaba por Videla


Aranda, y en la modificación se aclaró que lo hacía por Ozamis Sur hacia el Sur.

Lo cierto es que cualquier duda sobre la mecánica del accidente queda


zanjada al ver el mapa de fs. 173 vta. en el que figura en forma clara las dos rutas
unidas en forma continua por la curva, la dirección de marcha de la bicicleta y de
la camioneta, detallándose claramente la zona del accidente. Esto fue especialmente
tenido en cuenta por mi parte al alegar a fs. 251.

Elocuentes son las fotos agregados por el propio demandado de autos al


expediente penal traído como AEV. A fs. 63 se muestran dos fotos que representan
a la camioneta del demandado al momento del impacto, y a fs. 63 vta. supra, se
muestra una foto que representa a la bicicleta de la víctima al momento del
impacto.

La curva sobre la que se produce el accidente está demarcada con pintura


blanca continua en sus bordes externos y con doble raya amarilla en el eje medio salvo
en el cuadrante de la intersección.

Las fotos de fs. 62 a 64 del expediente penal son clarísimas al respecto, y la


pericia mecánica de fs. 173 contundente: “la curva está demarcada con pintura blanca
continua en sus bordes laterales y doble línea amarilla continua en el eje medio la cual
se discontinúa en el cuadrante de la intersección”.

A mayor abundamiento, señalamos que la prolongación de Ozamis hacia el


Sur pasando la curva ni siquiera está pintada y cambia notablemente la calidad de su
asfalto, como fácilmente se puede observar en las fotografías antes indicadas.

Estos son los hechos que han quedado probados en autos, y que se han
detallado con precisión al momento de los alegatos de mi parte.
Como puede advertirse claramente, para que se produzca el impacto, es el
vehículo del demandado el que debe “cruzar el carril para tomar por calle Videla
Aranda al Este …” (acta de procedimiento, fs. 1)

Cuando el demandado cruza el carril de Ozamis Sur, invade el carril de


circulación de la bicicleta como se ve en la foto de fs. 63 vta. supra, y lo embiste,
produciéndose luego su fallecimiento.

En el punto 4 del informe de Policía Científica de fs. 30 vta. del AEV se


indica: “Párrafo aparte cabe señalar que en los momentos previos a la colisión el rodado
A (la camioneta), quien habría intentado desviarse de la bifurcación por continuar
circulando en forma recta, es cuando impacta con el sector frontal derecho al rodado
B (la bicicleta) en el lateral trasero izquierdo”.

También está acreditado que el demandado, al llegar a la curva, podía


tomarla, o seguir derecho, pues la doble línea amarilla en la zona de la curva deja de
estar impresa en la calzada.

Ante esta opción, lo que no podía hacer era avanzar sin advertir la presencia
de la bicicleta y atropellarla, y mucho menos podía atropellarla habiendo advertido su
presencia, pues queda claro que no dominaba el vehículo como lo exige la ley de
tránsito.

De estas actuaciones surge que es la camioneta la que traspone el carril


izquierdo intentando cruzar y embiste a la bicicleta.

V.- TERCER AGRAVIO.

Se violó la presunción en contra del vehículo embistente que acepta


toda la jurisprudencia nacional.

Según el informe de Policía Científica de fs. 30 vta. del AEV, el vehículo


embistente es la camioneta.

Así se indica en el punto 3 del informe cuando se afirma categóricamente


que: “conforme los indicios localizados en el terreno y los daños sufridos por los
vehículos, se desprende que el rodado A (la camioneta) resulta ser el COLISIONANTE,
mientras que el rodado B (la bicicleta) resulta ser el COLISIONADO”.

La pericia mecánica de fs. 173/174 afirma respecto a la camioneta que:


“antes de que pudiera detener completamente su rodado embistió con su sector frontal
medio al lateral izquierdo del biciclo, arrojando a su conductor y al rodado menor hacia
adelante” y a fs. 175 agrega: “se puede concluir que la velocidad de circulación del
rodado menor, al momento del impacto, no era alta debido a la corta distancia
transversal recorrida por ésta luego del impacto en dirección Oeste-Este.”
VI. CUARTO AGRAVIO:

No se analizó en forma correcta, desde el punto de vista jurídico y


fáctico, lo que se entiende por ruta principal o de mayor jerarquía.

La foto aérea de fs. 173 vta de la pericia mecánica demuestra con claridad
meridiana que la ruta principal es la propia curva, que une con la misma calidad de
asfalto, y tipo de pinturas en su superficie (línea blanca a los bordes y doble raya
amarilla en el eje medio) a ambas rutas.

La curva no es como dice el a-quo “un corte” que sirve para “acortar
camino” sino la misma continuación de ambas rutas, como se ve a fs. 173 vta.

Del principio al fin, desde el punto de vista fáctico o físico, la ruta es una
sola pues no hay discontinuidad alguna entre lo que es Ozamis Sur, la propia curva y
carril Videla Aranda.

Como los distintos croquis policiales no son muy claros, lo más aconsejable
es ver las fotos de fs. 62/64 del AEV. De las mismas surge palmariamente lo que
venimos señalando. Las de fs. 63 demuestran que la calle a la que quería ingresar el
demandado (atropellando previamente a Sigre) era de peor material, no estaba
demarcada, estaba llena de pozos, etec, lo que demuestra que era físicamente de menor
jerarquía. Sobre todo para una persona, como el demandado, que reconoce ser un
conocedor del lugar.

Desde el punto de vista jurídico, también la jurisprudencia se ha referido a


la mayor o menor jerarquía de una calle o ruta.

Así, nuestra Suprema Corte de Justicia ha dicho en la causa nº 98.623,


caratulada: “LUENGO MORENO ANGEL MARCELO EN Jº 154043/41.907
LUENGO MORENO ANGEL Y OT. C/ PERES SILES CARLOS Y OTS. P/ D. Y P.
S/ INC.- CAS”, de fecha 26 de octubre de 2010: “La excepción legal a favor de la
arteria de “mayor jerarquía” exige reglamentación del Poder Ejecutivo y aún hoy se
carece de tal normativa. Aún cuando se estime que la reglamentación no es necesaria, la
“mayor jerarquía” no puede fundarse en datos subjetivos ni en una sola pauta, cual es
que en una arteria circulan más vehículos que en otra. Por el contrario exige de datos
certeros, especialmente si emanan del poder administrador, como por ej la señal de
“pare” colocada sobre la calle que debe ceder el paso al vehículo que aparece por la
izquierda. Aunque no se acepte este criterio, la “mayor jerarquía” debe surgir patente,
indubitable, manifiesta, aún para personas que llegan por primera vez a la ciudad de
Mendoza” (Nº 78.535, “Vargas en j… Vargas c/ Peralta” 9/12/04, LS 344-246, Dres.
Kemelmajer, Romano, Pérez Hualde).
Este criterio se reiteró en precedentes del 28/7/2005 “San Cristóbal S.N.S.G.
en jº Fugazzoto Cecilia Andrea c/ Tobal Rolando Walter y otrs. p/ D. y P. S/ Cas.” (LS
353-200); del 4/5/2007 “Transporte General B. mitre en j. Huasi C c/ González” (LS
376-227); del 29/5/2007 “Canovas maría Cristina” (LS 377-187); del 13/8/2007
“Victoria Ana M en j. Victoria c/ Lucero” (LS 380-52); 24/9/2008 “Nallín Julio C en Jº
Nallín Julio C c/ José Silvano Morisi P/ D. Y P. S/ INC. CAS”

VII.- QUINTO AGRAVIO.

El a-quo cita jurisprudencia que no se corresponde y no son aplicables al


caso que nos ocupa, pues se refiere a rodados que ingresan a una autopista, o a una
avenida, y que deben ceder el paso a los vehículos que circulan por esa importante
arteria, pues Ozamis no es una autopista ni una avenida.

El caso Musante, citado por el a-quo, se aplica al caso, y en contra del


demandado que atravesó una ruta sin tener la vía expedita (había una bicicleta con un
ciclista)

VIII.- SEXTO AGRAVIO.

No se analizó correctamente las características que debe tener el “hecho


de la víctima” para interrumpir el nexo causal entre resultado dañoso y riesgo
creado

Este agravio es directa consecuencia del primero de ellos, pues no se abordó


el caso como la ley lo indica.

Siguiendo la línea de pensamiento anterior, expresada en el primera agravio,


el a-quo debió analizar si el “hecho de la víctima”, interrumpía el nexo causal entre
daño y riesgo o vicio de la cosa.

Doctrina y jurisprudencia prácticamente unánimes han entendido que la


actuación de la víctima con aptitud para cortar el nexo de causalidad a que alude el art.
1113 de Cód. Civil debe revestir las características de imprevisibilidad e
inevitabilidad. (Felix A. Trigo Represas-Marcelo J. Lopez Mesa, Tratado de la
Responsabilidad Civil Tomo I, pag. 881 Ed. La Ley) quien cita entre otros fallos,
(CSJN, 11/5/93, “Fernández, Alba o. c. Ballejo, Julio A. y otra”, La Ley, 1993-E-472 y
DJ, 1994-1-520; SC Mendoza, Sala I, 8/5/98, “Solís de Calvo, Nilda E. y otros c.
Coligiore, Salvador n.”, La Ley 1999-E-969, J. Agrup., caso 14.413.

En el caso que nos ocupa, el demandado está muy lejos de probar estos
extremos cuando reconoce haber visto a la bicicleta ante de atropellarla, y sobre todo
por la disposición de la zona del impacto, ampliamente visible para todo conductor
atento.
“La culpa de la víctima considerada legalmente (art. 1113, segundo párrafo,
segundo supuesto del Código Civil) como causal eximente de responsabilidad, no debe
ser analizada del mismo modo en que se lo hace en tanto factor de atribución –culpa del
responsable-, sino con otra mirada propia de lo que se ha dado en llamar “función
inhibitoria” de la culpa, porque exonera del deber de reparar actuando en el ámbito de la
relación causal, como excluyente de la cadena causal del factor de atribución, en el
caso, el riesgo del automotor en movimiento. De allí que, aunque la víctima haya
actuado con un grado de culpa en el sentido señalado, si su conducta era perfectamente
previsible por el conductor, no cabe liberar de responsabilidad a este último ni al dueño
o guardián del automotor. Expediente: 33066 HERRERA, EDITH / C/LISANTI,
SERGIO. Tribunal: Segunda Cámara Civil. Fecha: 2008-04-01. Ubicación: S118-006.

Para determinar si se configura la eximente de responsabilidad del art. 1113


del C.C. - culpa de la víctima -, la indagación debe estar dirigida a verificar si la
conducta de la víctima interrumpió el nexo causal con aptitud suficiente como para
impedir la consumación de la responsabilidad objetiva, pero al tiempo de computarse
una eventual exclusión de ésta, no puede dejar de valorarse el cuadro total de la
conducta de los protagonistas, para concluir si la de la víctima es o no excluyente de
responsabilidad y en que medida. Expediente: 29929 GOMEZ, MARTA SUSANA /
C/TREVISAN, AMPARO MONICA. Tribunal: Tercera Cámara Civil. Fecha: 2006-08-
11. Ubicación: S111-324. 

Con fecha 31/10/2008 la Primera Cámara Civil de Apelaciones, resolvió en


definitiva los autos Nº 39.874/125.604 caratulados “CASTRO, ELVIRA LUISA
C/PEÑA ARIAS, ROBERTO P/DAÑOS Y PER-JUICIOS”, de cuyos considerandos se
extraen párrafos aplicables al caso que a continuación se transcriben: “La Corte Federal
ha resuelto que para que "la culpa de la víctima tenga aptitud para cortar el nexo de
causalidad entre el hecho y el perjuicio, debe aparecer como la única causa del daño y
revestir las características de la imprevisibilidad e irresistibilidad propias del caso
fortuito o fuerza mayor, lo que no obsta a la eximición parcial del dueño o guardián, si
el hecho reconoce dos causas: la culpa de la víctima y la del responsable del riesgo, por
lo que procede una división o distribución de la responsabilidad en función de
concurrencia de culpas que autoriza el artículo 1.113, 2ª parte in fine del Código Civil,
(L.L. 1.987 A 333).

Y sigue: Por su parte, la Corte Provincial ha enfatizado que “en materia de


accidentes de tránsito, la liberación puede ser total: cuando se acredite que la conducta
de la víctima ha sido la causa exclusiva del daño; o, parcial: que opera ante la
concurrencia de culpas, cuando influyeron autónomamente en la producción del daño;
para exonerar total o parcialmente de responsabilidad al dueño o guardián, el curso de la
causalidad del ilícito debe haber sido interrumpida por el hecho de la víctima. En
consecuencia, tratándose de responsabilidad objetiva lo que libera, es la prueba de que
hay un hecho ajeno que ha interrumpido el nexo causal y no la simple prueba de que el
guardián actuó diligentemente; las eximentes de responsabilidad deben encuadrarse en
el contexto de la causalidad adecuada”.(SCJM, Sala I, expte. N° 75.505, “Verdugo,
Enrique E. en j° Verdugo Enrique E. Navesi, María Lucía Daños y Perjuicios s/Inc.",
17/09/2003, LS 328 – 176; SCJM, Sala I, expte. N°82.219, “Horlacher, Susana y ot. En
J: 20.565/24.745 Rodríguez, Héctor y ot. c/ Susana Orlacher y ot. P/Sumario – D.Y P.
S/Casación.”, 10/04/2006, LS 364 – 044)

Cabe precisar que el hecho de la víctima debe reunir una serie de requisitos
para que libere total o parcialmente de responsabilidad: a) Debe ser la causa adecuada.
El hecho de la víctima libera de responsabilidad siempre que se constituya en la
verdadera causa adecuada del perjuicio.  Ninguna influencia tiene la conducta de la
víctima si no ha sido la causa adecuada del perjuicio, en forma exclusiva o concurrente.
Cuanto esto último ocurre, el hecho de la víctima asume el carácter de mera
circunstancia, irrelevante para la producción del resultado final, por lo que carece de
toda virtualidad eximitoria para el sindicado como responsable; b) El hecho de la
víctima no debe ser atribuible al demandado. Si el hecho de la víctima se debió al
demandado, no resulta idóneo para eximir de responsabilidad, ya que el accionado no
debió provocar la realización de esa conducta por el damnificado.  En otras palabras,
cuando el hecho de la víctima es imputable al demandado, la acción de aquélla se
presenta como una mera consecuencia del acto del ofensor, resultando inepta para
liberar al responsable; c) El hecho de la víctima debe ser cierto. Cualquier elemento o
inducción no muy claros o definidos no son suficientes para considerar la existencia del
hecho de la víctima sin mayores ponderaciones, y que las presunciones legales se
levantan sólo ante pruebas convincentes que no dejen lugar a dudas. Si el juez tiene
dudas sobre la configuración de esta eximente, debe resolver a favor de la víctima. (in
dubio pro victimae) (SAGARNA, Fernando A, Comentario al art. 1.111 del Código
Civil, en BUERES, Alberto j., “Código Civil y normas complementarias. Análisis doc-
trinario y jurisprudencial”, Buenos Aires, Hammurabi, 1999, Tomo 3 – A, pág. 422 y
423; PIZARRO, Ramón D. – VALLESPINOS, Carlos G., “Instituciones de Derecho
Privado. Obligaciones”, Buenos Aires, Hammurabi, 1.999, Tomo III, pág. 111)

La jurisprudencia, aún en el supuesto de colisión entre un automotor y una


bicicleta, ha mantenido la regla de interpretación estricta en materia de eximentes de
responsabilidad emergentes del art. 1.113 del Código Civil y que la prueba de dichas
eximentes debe ser clara y concluyente; en este sentido, se ha resuelto que “es
responsable el conductor del automóvil por los perjuicios ocasionados al conductor de la
bicicleta a quien embistió -art. 1113, parte 2°, párr. 2° del Cód. Civil-, si no conservó el
dominio de su rodado a efectos de evitar la colisión, toda vez que no se aportó prueba
concluyente para considerar que éste observara una conducta imprudente o impropia,
para entenderla como factor exclusivo o concurrente de causación del accidente”.
(Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala D, 2003/02/18, “Cruz Romero, Luis
c. Boullosa, Rodolfo A. M. y otro”, DJ, 2003/05/14, 103 - DJ, 2003-2, 103) y en el
mismo sentido podría esta parte seguir citando doctrina y jurisprudencia sobre el tema
hasta el hartazgo.

Ahora bien queda por dilucidar y a la luz de todo lo expuesto si en el caso


en concreto que nos atañe, se han dado los requisitos de imprevisibilidad e
inevitabilidad que se necesitan para considerar el hecho de la víctima como eximente de
responsabilidad.

A fs. 49 de las actuaciones penales el propio imputado demandado en autos


dice: “Que yo me iba hacia mi trabajo, circulaba por carril Osamiz con dirección de
Norte a Sur que venia a 40 Km/h aprox. Porque conozco la zona,….”.

Evidentemente por los propios dichos del demandado el mismo se dirigía


hacia su trabajo y conocía la zona, con lo que sin lugar a dudas para él no era
imprevisible que pudiera circular por la ruta y por la curva algún vehículo, en el caso de
autos una bicicleta.

Sobre todo cuando el accidente se produce a plena luz del día, a las 14: 30
aproximadamente, y cuando de las constancias de autos surge del informe de policía
científica a fs.30 que el asfalto se encontraba en “buen estado de conservación, seco y
limpio”, la visibilidad era “Buena”, la iluminación era “con luz natural” y el estado del
tiempo “Bueno”.

Además de ser previsible, el accidente era evitable, pues el demandado


reconoce que vio a la bicicleta, no pudiendo frenar su vehículo para evitar embestirlo.

La explicación que pretende dar sobe la existencia de un camión delante del


vehículo que le tapaba la visión, nunca puede jugar a su favor, sin al contrario, pues en
ese caso, mayor debía ser el cuidado a tener.

Si el hecho de la víctima no era imprevisible e inevitable, no hay


interrupción del nexo causal y debe responder la contraria.

IX.- A los efectos de cuantificar el reclamo, me remito en un todo a lo


manifestado en el escrito de alegatos de fs. 250/252.

X.- PETITORIO:

Por todo lo expuesto, peticiono:

I. Se tengan por expresados los agravios de mi parte en legal tiempo y


forma.

II. Se corra traslado de los mismos a la contraria.

III. Al resolver, haga lugar al recurso interpuesto, y se revoque la


sentencia de fs. 264/268, haciendo lugar a la demanda con los alcances solicitados en
este escrito, con costas.

ES JUSTICIA

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