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Return from the Ashes

Los directores de las altas castas de Colombia, juega en la vida como si de reyes se
tratasen. Desde la profundidad de mis pensamientos, no he podido llegar a la explicación
de como el juego es usado como escaparate para disimular la barbarie. Lógicamente, esto
no es algo nuevo o que nos hayamos inventado nosotros. A medida que el tiempo pasa,
cada vez es más claro el plan definido de jugadas que han creado los mandatarios. Este
tablero de ajedrez gigante que es Colombia, no ha sido creado, ha sido corrompido, y el
ejemplo más directo lo vemos en la inminente Copa América, pues no decimos que en
Colombia no se pueda jugar, decimos que en Colombia estamos cansados de ser los
jugadores. Como la historia se nos ha olvidado, los actos atroces de Videla no parecen tan
lejanos. Infelices son aquellos que, con la venda invisible sobre sus ojos cerrados
permanecen en sus sueños de reyes, siendo peones de alguien más. Siguiendo la
linealidad de la película, los políticos de este país desaparecen, con una sonrisa en la cara
y sangre en el cuello de sus camisas blancas, a todo aquel que no acepte las reglas de su
juego. Stan, el protagonista del filme, es un muy hábil jugador de ajedrez que, a toda costa
y de una manera fascista ni siquiera titubea al momento de desaparecer al diferente.
Entonces, por mi cabeza no cabe el pensar que alguien quiera jugar con la hambruna a su
alrededor, sin poder escuchar el golpeo de su puerta.
El ajedrez es un juego de estrategia, donde tienes que prestar atención a cada uno de los
movimientos que ejecuta el contrincante, en un determinado tiempo. Lógicamente, el
error en cada jugada representa el final individual de las fichas puestas a disposición en el
tablero. Obviamente no estamos acá para ver un manual del juego, sino que nos atrae un
gusto común por entender como las relaciones sociales de por sí, son tableros de juego, y
que las personas de una forma injusta nos colocamos en la posición de jugador sin
siquiera saber, o poder entender que somos fichas de otros jugadores.
Return from the Ashes es una película muy entretenida desde su forma, pues entiende el
juego y el acto de jugar, brindando una narración basada enteramente en el punto de
vista de los personajes que le dan vida a las escenas. El punto de vista, es verdaderamente
interesante porque a medida que avanza el filme, va cambiando de un personaje a otro
como si estos fueran actores de este mismo juego. Los protagonistas de este juego son
Michele, su hija Fabienne y Stan, su marido. Lógicamente, no es muy difícil intuir que el
hilo conductor del filme es Michele, pero si partimos la película tenemos como resultado
tres maneras muy diferentes de jugar al mismo juego. La primera manera es la de
Michele, una construcción profundamente influenciada por la que, hasta ahora, sigue
siendo una de las mejores películas de la historia, “Vértigo” del maestro Alfred Hitchcock.
Michele es un acto digno de la propia Madeleine Elster, se ve obligada a actuar como otra
persona. Solo que Michele falla, pues por unos instantes no solo tiene que actuar de otra
persona, sino que tiene que personificar como esa persona actuaria de sí misma. Un acto
realmente heroico que no dura mucho, y Michele termina volviendo a su personalidad
normal, una mujer insegura y fácil de manipular. Fácil de manipular por su marido, Stan, el
hombre sin escrúpulos sucumbido en el juego, viendo la vida de los demás como simples
fichas que lo van a llevar a la victoria, es decir, cumplir sus intereses egoístas obedientes
de su situación inicial. Este luchara toda su vida por dejar esta situación gracias a que
realmente es un hábil jugador. Y por último Fabienne, la jugadora más joven e inexperta,
esto la lleva a caer en el juego de Stan, su rol definido es una mujer que incondicional
demostrara su amor siempre, he idearía una parte del plan que buscaría matar a Michele.
En la película se ve el manejo del tiempo, tanto como en un flashback inicial como en el
resto del filme. Hablamos de ese mismo tiempo perdido convertido en experiencias hacia
Michele. Es decir, como la energía y el tiempo no desaparecen, sino que se transforman
en experiencias para la psique humana. La representación de esto es Michele, y como a
pesar de vivir el horror más grande de su vida, tiene que volver a retomar una vida
adoptando una posición diferente. Ella se apega a un broche que le regala Stan, y más allá
de un símbolo de amor se convierte en un recuerdo del pasado, es la manera que ella
adopta para apegarse al pasado.
Igualmente, alejado de esto, lejanamente se roba la atención de mis palabras un
pensamiento moderno. Obviamente a nosotros los sobrevivientes del tiempo, se nos es
más fácil ver hacia el pasado, pero lo realmente complicado es encontrar un aprendizaje
para el presente, del futuro no hablaremos. Veo un problema en cuanto un personaje
empieza a usar a los demás para un fin. Stan solo busca a Michele por su dinero y a
Fabienne porque es bonita y “malvada”. Sapientes de esto las dos mujeres deciden
continuar fielmente con Stan por sus sentimientos que los ligan. En sus zapatos te das
cuenta que realmente los sentimientos existen y no tienen que ser recíprocos o el igual,
un sentimiento no necesita de dos polos para poder manifestarse, no es un rol. En cambio,
si necesita de otro sentimiento para poderse mantener, por ejemplo, vemos que ellas
entregan amor, pero el otorga la sinceridad de un deseo. No es ético confundir el juego
con la realidad, pues más allá del preciado dinero que anhela Stan, Michele y Fabienne en
un punto optan por el camino de obedecer sus necesidades. Por esto mismo Stan no
triunfa en su cometido, porque él no es capaz de encontrar la voz de la conciencia en
Michele, esta seria Charles, el cual salva de la muerte a Michele y recibe la dura tarea de,
juntar la falsa realidad que han creado sobre Michele con el doloroso y renovador pasado
que ha vivido, la desagradable y atroz experiencia de vivir en un campo de concentración.
Al final de la película, en la escena cuando unos detectives van a interrogar a Stan, la
reacción de este al darse cuenta que no ha cumplido su misión es algo realmente
estremecedor. En el epilogo, después de una ardua lucha solo tienes un vencedor de un
tablero y al jugador que ejecuta mal su jugada. Al igual que su manera de jugar al ajedrez,
demasiado apresurado Stan se intenta regodear en la victoria, al perder, simplemente
acepta la astucia de los demás y se da por vencido, sin darse cuenta del mal que ha
causado.
En conclusión, es una película que propone un juego, una falsedad. Como muchas de las
personas en la realidad actual. Venezuela, Siria, Israel, Colombia, Haití, Bangladesh… Son
ejemplos de hasta dónde puede llegar un fallo o una mala jugada en un tablero. Lo atroz
es que yo vi una película, una representación, una ficción, una visión del director hacia una
historia. En cambio, si llevas estas ficciones a la realidad no creas personajes ni historias,
tu resultado es hambruna y desigualdad.

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