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Seminario Investigacion Historica 1
Seminario Investigacion Historica 1
Índice
1. Introducción____________________________________________ 1
2. Parte Específica: la escuela de Annals_______________________ 3
2.1. Primera etapa de Annals 1929 – 1941__________________ 5
2.2. De la etapa de transición a la etapa de Fernand Braudel____16
2.3. La tercera generación de Annals______________________24
2.4. Annals por fuera de Francia_________________________ 26
Segunda Sección: Parte general
3. El Positivismo__________________________________________29
4. Marxismo Historiográfico_________________________________ 33
4.1. Materialismo histórico______________________________ 35
4.2. La dialéctica en Marx_______________________________40
4.3. Trayectoria de la historiografía marxista________________ 50
5. Historia Cuantificada____________________________________ 56
5.1. Historia Serial____________________________________ 58
5.2. Historia cuantitativa________________________________ 60
5.3. La New Economic History___________________________ 61
5.4. Historia Demográfica_______________________________64
6. La nueva historia cultural_________________________________ 67
7. La nueva historia política_________________________________ 73
8. Microhistoria___________________________________________ 76
9. Historia de las mentalidades_______________________________80
10. Historia oral____________________________________________84
11. Conclusión_____________________________________________89
12. Bibliografía_____________________________________________91
2
1. Introducción
Parte Específica
2. La Escuela de Annals
1
Aróstegui, Julio, La investigación histórica., p. 100
2
ibid..., p. 101
3
Aguirre Rojas, C. A., La escuela de los Annales, p. 58
5
7
Fontana Josep, La historia de los hombres, p. 204.
8
Bruguiere, André, La Historiografía Francesa Contemporánea, p82
9
Burker, Peter, ob. cit, p. 21
7
13
Aguirre Rojas, C. A, ob. cit, p 61
14
Ibid…, p62
15
Apunte de Cátedra de la escuela de Annals
16
Idem
9
17
Aguirre Rojas, C. A, ob. cit, p 63
18
Idem
19
Apunte de Cátedra de Annals.
20
idem.
10
Dice Henry Pirenne “el núcleo del trabajo del historiador no se encontraba en
la erudición sino, justamente, en la interpretación”. Entonces, puede
afirmarse que el trabajo del historiador tiene como un principio la búsqueda
de un problema que le permita, a partir de este, realizar su investigación
basada en una hipótesis, “el paradigma de la historia problema afirma (…)
que es el propio historiador el que da luz a los hechos históricos,
construyendo junto a sus procedimientos y técnicas de análisis también los
objetos y problemas que investiga, para obtener al final un conjunto de
hipótesis, modelos y explicaciones globales elaborado por el mismo y por lo
tanto igualmente sesgado por su actividad o intervención” 21.
Otro paradigma sobre el que se apoya la escuela de Annals es el que
entiende que la historia era algo abierto, algo en construcción 22. Podemos
entender esta afirmación diciendo que en la historia nada es acabado, que
siempre existe la posibilidad a un nuevo estudio que demuestre algo distinto
sobre un mismo hecho; “a través de este paradigma de de una historia en
construcción, los Annales de la primera época asumieron radicalmente el
carácter inicial y necesariamente inacabado del proyecto de una ciencia
histórica”; el objetivo de Annals era, casi con certeza, el de obtener una
visión de la historia superadora a la que ofrecía el positivismo.
Otra gran incorporación al estudio de la historia incorporado por los
Annales franceses fue la concepción de un tiempo histórico pluri - temporal.
El objetivo de este paradigma de Annals fue el de no segmentar a la historia
en períodos cortos, sino que para esta Escuela la historia debía ser
estudiada en etapas de larga duración que permitiera al historiador realizar
un análisis más general. Annales trataba de rechazar la historia superficial y
simplista que se detiene en la superficie de los acontecimientos.
A continuación veremos los tres tiempos planteados
precedentemente23:
Tiempo corto: es el propio de los hechos y acontecimientos, duran
poco y son efímeros. Es el tiempo propio de los hechos políticos. Braudel
21
Aguirre Rojas, C. A, ob. cit, p 64
22
Idem, p 65
23
Apunte de Cátedra de Annals.
11
dice “que el pasado está constituido, en una primera aprehensión, por esta
masa de hechos menudos, los más resplandecientes… pero que esta masa
no constituye toda la realidad, todo el espesor de la historia… el tiempo corto
es la más caprichosa, la más engañosa de las duraciones...”
Tiempo medio o coyuntural: este tiempo abarca hechos de tipo
demográfico y ciclos económicos, son procesos que duran aproximadamente
50 años, y son apenas percibidos por las personas.
Tiempo estructural o tiempo largo: Estructuración, desestructuración,
es el tiempo de los procesos y son de muy larga duración, siglos. Este es el
tiempo de los procesos trascendentes, es el más adecuado para comprender
la realidad histórica.
Por otro lado hay que tener en cuenta otro factor que formó parte del
modo de ver, entender y estudiar la historia que tenía Annals. El positivismo
se había caracteriza por estudiar la Historia por medio de hechos puntuales
y a través de las grandes figuras de la historia. La propuesta de Annals se
centra en el estudio de la historia desde abajo, poniendo el acento al estudio
de las masas sociales en su conjunto. Annals cambia la concepción del
objeto de estudio de la historia; los actores anónimos pasan ahora a ser más
importantes que los nombres propios. Hay que aclarar que la propuesta no
pasa por excluir del la historia a los nombres propias, sino que los tiene en
cuenta pero como parte de un proceso social del que forman parte, siendo
los grandes grupos sociales los grandes protagonistas de la historia.
Estos paradigmas no solo sirvieron para darle una base
epistemológica a Annals, sino que en la etapa conocida como braudeliana
fueron profundizados y ayudaron al nacimiento de nuevos campos
historiográficos tales como la historia social, económica y la historia de las
mentalidades, aunque aquí vale la pena aclarar que la influencia vendría
también de otros sectores, pero de eso nos ocuparemos más adelante.
27
Idem, p. 28
28
Buchbinder, Pablo y otros, ob. cit, p. 131-133
14
29
Fontana Josep, ob. cit, p. 203
30
Idem, p204
31
Burker, Peter, ob. cit, p. 25
32
Idem, p. 26
33
Idem, p. 36
15
ser un verdadero libro, ofrecido -para ser leído, otro nombre distinto del de
usted, querido amigo, será entonces inscrito en la cubierta. Usted lo sabe,
se necesitaba ese nombre, en ese lugar: único recuerdo permitido a una
ternura demasiado profunda y demasiado sagrada para poder expresarla.
¿Y cómo me resignaría yo a no verle a usted aparecer también sino al azar
de algunas referencias? Juntos hemos combatido largamente por una
historia más amplia y más humana. Sobre la tarea común, ahora cuando
escribo, se ciernen muchas amenazas. No por nuestra culpa. Somos los
vencidos profesionales de un injusto destino. Ya vendrá el tiempo, estoy
seguro, en que nuestra colaboración podrá volver a ser verdaderamente
pública, como en el pasado, y, como en el pasado, libre. Mientras tanto
continuará por mi parte en estas páginas, llenas de la presencia de usted.
Aquí conservará el ritmo, que fué siempre el suyo, de un acuerdo
fundamental, vivificado, en la superficie, por el provechoso juego de
nuestras afectuosas discusiones. Entre las ideas que me propongo sostener,
más de una me llega, sin duda alguna, directamente de usted. Respecto de
muchas otras yo no podría decidir, en buena conciencia, si son de usted,
mías o de ambos. Me enorgullece pensar que muchas veces me aprobará
usted. En ocasiones me criticará. Y todo silo será entre nosotros un vínculo
más”37.
La segunda guerra mundial no solo causó grandes estragos a la
humanidad entera, sino que también fue la culpable de que terminase la
primera generación de Annals; pero también es cierto que cuando Bloch y
Fevre terminaron su relación, la revista se encontraba algo estancada. Dice
Fernand Braudel de ella “los Annales más brillantes, los más inteligentes, los
más fructíferos, los mejor conducidos y los más innovadores de toda su larga
serie”. Pese a que tal vez esta definición de Braudel puede parecer
exagerada, no deja de asombrar lo que significo para quienes continuaron
luego de Bloch y Febvre con Annals esta primera etapa del movimiento.
37
Bloch, Marc, Introducción a la historia, p. 7-10
17
Los Annales tal y como lo plantearon tanto Bloch como Febvre allá
por finales de la década de 1930 siguieron casi de la misma manera por más
de quince años después de la ruptura de ambos, en 1941. A partir de 1946
Lucien Febvre comenzaría a publicar nuevamente la reista, cuyo nuevo
nombre sería “Annales, Economies, Societés, Civilisations” y de la cual el
sería su único director. Como nueva característica, la publicación tenía una
bajada de línea fuerte de las metodologías con las cuales Febvre más
congeniaba, dejándose de lado las visiones que poseía Marc Bloch que,
como ya se dijo, había fallecido en 1944.
La etapa de Annals, conocida como los Annales de transición, se
mantendría dentro del paradigma de la historia – problema, poniendo el
acento en la historia cultural y en el estudio de las mentalidades. Pese a no
ser exactamente igual que el período en el que Bloch y Febvre estuvieron
juntos, esta etapa mantuvo la línea con la que Annals venía trabajando 42.
La escuela de Annals se jugaría un papel de resistencia contra la
hegemonía británica y mantendría un cierto distanciamiento del Partido
Comunista Francés43 pese a que, como se leerá más abajo, Fernand
Braudel sentía cierta simpatía por Karl Marx. Esto tenía que ver con la
humillación y la derrota sufrida por Francia en la Segunda Guerra Mundial y
por el papel sombrío, por así llamarlo, que le tocaba jugar en el mundo de la
Guerra Fría. Esto genero que un amplio espectro del sector universitario se
volcase hacia la escuela de Annals.
En paralelo al trabajo como director que venía realizando Lucien
Febvre, comenzaba a destacarse el trabajo de otros historiadores que se
encontraban subordinados a la escuela de Annals. Hacia finales de la
década de 1940, Fernand Braudel comenzaba la a publicar sus estudios
sobre historia social y económica. Para Josep Fontana sería la figura de este
último la que permitiría la expansión universitaria de Annals.
Nacido en 1902, el surgimiento de Annals encontró a Fernand Braudel
con veintisiete años y trabajando en Argelia. Hacia finales de la década de
42
Aguirre Rojas, C. A., ob. cit, p 75
43
Buchbinder, Pablo y otros, ob cit, p. 144
19
53
Hobsbawm Eric, Historia del Siglo XX, p260-289
54
Aguirre Rojas, C. A., ob. cit, p 82
55
Idem, p 83
56
idem, p. 84
24
también con los Annales febvrianos de transición, sino que al mismo tiempo
dieron contenido intelectual a un también ininterrumpido proceso de
afirmación de una cierta hegemonía historiográfica, que comenzó con los
primeros Annales, para llegar a su punto de clímax y culminación máxima
con éstos dirigidos por Fernand Braudel durante los años 1956 – 1968” 57.
La etapa de Braudel al mando de la dirección de Annals llegaría a su
fin en el año 1968, un año de gran importancia para el mundo para más aun
para Francia. Estallaría en ese año una gran revuelta en el país galo
conocida como el Mayo Francés. Esta revolución cultural iniciada por los
movimientos estudiantiles y a la que luego se le agregarían otros estratos de
la sociedad francesa marcaría el final de la etapa braudeliana de Annals.
Braudel renunciaría a la dirección de Annals ante el nuevo panorama que se
abría debido a las nuevas ideas, caracterizadas por la disconformidad y la
ruptura.
En el período de mayo – junio de 1968 se publicaría el último número
de Annals, problemas internos y externos (ya mencionados) llevarían al
“viejo maestro” Fernand Braudel a publicar el último número de la revista.
Durante la década de 1970 se producirían disputas entre Braudel y sus
antiguos compañeros de estudio.
Sin embargo Fernand Braudel no se quedaría quieto. Escribiría en el
año 1979 la obra que, junto al Mediterráneo, fue su otra gran obra:
“Civilización material, economía y capitalismo, siglos XV – XVIII. Braudel
hace en esta obra una distinción de tres pisos, en el escalón inferior se
encuentra la civilización material, en segundo plano la economía y en un
tercer plano y por encima de los otros dos, el sistema capitalista.
Otro aporte importante a la corriente de Annales lo hace Ernest
Labrousse, quien orientó los estudios en historia económica y social en una
matriz cercana a la que había recomendado su maestro, y que tanto Bloch
como Febvre se habían resistido a adoptar. Ello implicaba privilegiar la
historia regional sobre la dimensión nacional, y la búsqueda de nuevas
fuentes de las cuales extraer datos cuantificables que pudieran ordenarse en
57
Idem, p 85
25
58
Aguirre Rojas, C. A., ob. cit, p. 88
59
Buchbinder, Pablo y otros,ob. cit, p. 142
26
60
Aróstegui, Julio, ob. cit, p. 108
61
Buchbinder, Pablo y otros, ob. cit, p. 154
62
Buchbinder, Pablo y otros, ob. cit, p. 154
27
63
Burker, Peter, ob. cit, p. 94
64
Hobsbawn, Eric, Sobre la Historia, p 181
28
Sin embargo Peter Burque posee una visión distinta a la que posee
Hobsbawm con respecto a la llegada y a la recepción que Annals tuvo en
Gran Bretaña. Para Burque65 durante el período anterior a 1950, a excepción
de Bloch los historiadores de Annals eran muy poco conocido y, más aun,
antes de 1970, muy pocas obras de Annals habían sido traducidas en idioma
inglés. Esto último se debió a la dificultad que traían aparejados algunos
términos, a los cuales no se les encontraba su homónimo inglés.
3. El Positivismo
70
Idem, p. 99
71
Apuntes de Cátedra
32
tratados de la diplomacia entre los países europeos 75. Véase que este era
uno de los principales objetos de estudio de la historia positivista.
El punto máximo de la historiografía positivista llegaría hacia los
inicios del siglo XX, y ya a partir de la primera guerra mundial comenzaría a
quedar dentro de un segundo plano ante el surgimiento de las nuevas
corrientes que marcarían el rumbo de la historiografía hasta la crisis de la
década de 1960: los Annales, el Marxismo Historiográfico y la historia
Cuantificada76.
4. Marxismo Historiográfico
75
Fontana, Josep, ob. cit, p 164 - 166
76
Aróstegui, Julio, ob. ci., p. 100 - 101
34
77
Aróstegui, Julio, ob. cit, p 110
78
Cardoso, C. F. S. y Brignoli, M. F., Los métodos de la historia, p 71
79
Aróstegui, Julio, ob. cit, p 111
80
Vega Cantor, Renán, Teoría Marxista de la Historia, p 1
35
81
Chesneaux, Jean, ¿Era Marx un historiador? en ¿Hacemos tabla rasa del pasado?, p. 57
82
Boschetto, María, El impacto de Karl Marx en la Historiografía, p 2
36
83
Fontana, Josep, Historia, análisis del pasado y proyecto social, p…149
84
Chesneaux, Jean, ob. cit, p. 56
85
Vega Cantor, Renán, ob. cit, p 2
86
Villar, Pierre, Iniciación al vocabulario histórico, p 65
37
87
Ibid
88
Apunte de Cátedra.
38
89
Idem.
90
Idem.
39
91
Chesneaux, Jean, ob. cit, p 53
40
102
Durante la edad media y con mayor profundidad durante el período en el que el sistema
feudal se encontraba fuertemente arraigado, el principal motor de la vida era el campo. La
ciudad se encontraba en un franco retroceso, fundamentalmente por las grandes invasiones
que había sufrido Europa n mano de los “bárbaros”,
47
este era quien controlaba los caminos, necesarios para que el artesano
pudiera transportar sus productos.
Durante este período de la historia el miedo constante a las
invasiones hizo que Europa se encontrara en un constante estado de
fragmentación. Muchas veces el Rey pasaba de manera casi insignificante
para el resto de la población y muchas veces se convertía en toro señor
feudal más. La Iglesia Cristiana perdió en principio su influencia ya que cada
pueblo ejercía su religión, pero poco a poco los diferentes pueblos se
convirtieron al catolicismo, pasando a cumplir un rol fundamental en la
unificación de los feudos, mediante la doctrina de sumisión y humildad para
los siervos y la coronación de reyes y señores feudales por mandato divino.
Poco a poco la sociedad fue adquiriendo un alto grado de desarrollo,
principalmente en las fuerzas de producción. Los trabajadores se agruparon
en gremios que eran verdaderas asociaciones creadas para desarrollar la
producción y defender la propiedad mobiliaria.
La sociedad feudal comenzaría a entrar en contradicciones,
principalmente a causa del comercio que comenzaba a resurgir a partir de
las cruzadas y del desarrollo que comenzaban a adquirir las ciudades. El
paso siguiente en el desarrollo de las fuerzas productivas y la división del
trabajo fue la separación de la producción del cambio. El capital era fijo y
estaba formado por la vivienda, las herramientas del oficio y la clientela. Al
separarse la producción del cambio, se conformó la clase de comerciantes y
una masa de capital móvil, que podía invertirse. Esto acarreó el desarrollo de
las fuerzas productivas atadas hasta entonces a los ámbitos locales. El
desarrollo del comercio y de una nueva clase con capital fijo y que, a su vez,
lo invertiría para obtener ganancias, daría origen a una nueva clase social.
Esta nueva clase, la burguesía, propietaria de los medios de producción y
del capital, sería la principal consecuencia de que el sistema feudal llegara a
su fin. La burguesía transformó a su vez a la plebe en una nueva clase, el
proletariado libre asalariado.
Por otro lado, el sistema feudal era totalmente incompatible con el
modo de entender el mundo que tenía la burguesía. Las constantes trabas
48
105
Idem.
51
Tanto Karl Marx como Fredrick Engels morirían hacia finales del siglo
XIX y su influencia en el campo de la historiografía se daría mucho tiempo
después. De hecho en el momento que siguió a sus muertes, en los inicios
del siglo XX existió un revisionismo que sería lo único que sobreviviría del
Marxismo en un primer momento.
La Revolución Rusa, de carácter plenamente Marxista, y el Estado
Comunista que surgiría tendrían una gran importancia en el desarrollo de
una historiografía Marxista en Rusia. En 1938 surgiría la historia del Partido
Comunista Soviético, que sin embargo era una versión oficial (recordemos
que en ese momento Josep Stalin estaba en el poder en Rusia) de la
Revolución Rusa. Sin embargo y pese a esta versión segmentada de la
historia de la revolución, la historiografía rusa adquiriría un notable progreso,
propio de los avances que se dieron en la investigación empírica cuya base
eran la arqueología y prehistoria. Julio Aróstegui 106 destaca, por otro lado,
que salvo autores como Kovaliov, Porchnev, Mescheriakov y Maidanik la
historiografía soviética es casi mera doctrina repetitiva 107.
Otro aspecto a destacar de la historiografía soviética es que dedicó un
amplio espacio e importancia a los problemas de lo histórico y al método
historiográfico. Pasada la primera mitad del siglo XX se notaría una apertura
en los historiadores soviéticos con respecto a las nuevas corrientes que
venían de occidente. Surgieron así gran cantidad de obras cuyos temas se
relacionaban con la teoría y la metodología de la historia.
Dentro de los países que se encontraban bajo la órbita de influencia
marxista, solo se destacarían historiadores procedentes de países como la
República Democrática Alemana y Polonia. El alemán Manfred Kossok
aportaría un análisis de las revoluciones contemporáneas mientras que en
Polonia surgirían autores como Witold Kula, Jerzy Topolsky, entre otros. La
principal peculiaridad de este último caso es que la obra de los autores
polacos sería más conocida en occidente que en oriente 108.
106
Aróstegui, Julio, ob. cit, p. 116
107
Idem, p. 112
108
Idem.
52
que y cuales deben ser las relaciones entre saber histórico y saber
económico. Para Althusser el conocimiento científico no debía ser
sospechoso no de ideología ni de empirismo, por otro lado también decía
que los historiadores no Marxistas, que se consideraban empiristas se
apoyaban sobre una ingenua base antropológica 112. Edward Thompson
entraría en debate con Althusser, defendiendo al Materialismo Histórico. Por
otro lado para Josep Fontana de nada sirve separar la historia de lo
económico, lo social y la política Marxista; ya que cada parte por si sola
pierde su real significado113.
Sin embargo, resulta claro que dentro del mundo de los historiadores
Marxistas se pueden encontrar dos posturas diferentes: por un lado una
estructuralista y otra culturalista. Es dentro de la línea del culturalismo que
encontramos a autores como Hobsbawm y Vilar114.
Hobsbawm propone un análisis en tres niveles relacionados entre sí
por un principio de determinación. Pero al mismo tiempo, es evidente que el
objeto de la historia social no privilegiaba ninguno de ellos. Tal vez por eso,
a comienzos de los años 80 una historiadora anglosajona definió la historia
social en un sentido inverso, aunque para hacerlo remitía a la tradición
fundada por Thompson y Hobsbawm: para Natalie Zemon Davis, la nueva
historia social es una historia sociocultural que se interesa por los medios de
transmisión pero también por la recepción, es decir, por las formas de la
percepción, por lo simbólico y por la estructura de los relatos. Se trata de
una historia sensible no sólo a la dominación, sino también a las estrategias
de resistencia que ejecutan los grupos sociales subordinados. En la historia
social entendida como historia económica – social y la historia social
entendida como historia sociocultural queda sin resolverse u problema que
debiera ser central para una y para otra: el de las relaciones objetivas entre
las condiciones de existencia y conciencia.
El otro país donde el marxismo se desarrollaría de manera evidente
sería en Francia. A principios del siglo XX Jean Jaurés, de quien ya hemos
112
Villar, Pierre; “Hacer la Historia”, p…185
113
Fontana, Josep, ob. cit, p. 140
114
Boschetto, María, ob. cit, p 3
54
115
Ver pág 11.
116
Aróstegui, Julio, ob. cit, p 117
117
Idem.
118
Idem, p. 119
55
119
Hobsbawm, Eric, ob. cit, p 161 – 162.
56
5. La Historia Cuantificada
120
Cardoso, C. F. S. y Brignoli, M. F, ob. cit, p. 25-26
121
idem, p. 26
122
Aróstegui, Julio, ob. cit, p 120
123
Idem, p 122
124
Idem, p. 123
57
125
Ídem, p. 120
126
Cardoso, C. F. S. y Brignoli, M. F, ob. cit, p. 26
58
129
idem, p. 29
130
Idem, p. 30-31
60
131
Idem, p. 31
132
Aróstegui, Julio, ob. cit, p 125-127
133
Cardoso, C. F. S. y Brignoli, M. F., ob. cit, p. 32
61
134
Ídem.
135
idem, p. 32
136
Cardoso C.F.S. y Pérez Brignoli M.P. Los métodos de la historia, p..32
62
137
idem, p. 33-34
138
Fontana Josepob. cit p. 215
63
139
Idem, p.216-117
140
Aróstegui, Julio, ob. cit.,p. 121-122.
141
Ídem
64
143
Ídem.
144
Ídem.
66
1970. Este hecho es el catalogado por Julio Aróstegui como la crisis de los
grandes paradigmas145.
La crisis de los paradigmas se debió al agotamiento de las grandes
corrientes historiográficas: los Annales, el Marxismo y el Cuantitivimo.
Debemos recordar aquí que la escuela de Annals se encontraba ya en su
tercera generación. Sin embargo esta crisis no fue algo propio de la
historiografía, si que fue algo que, en mayor o menor medida, se daría
dentro de todas las Ciencias Sociales 146. Lo curioso del caso es que los
nuevos paradigmas que surgirían no tendrían la misma repercusión que sus
antecesores. La historiografía – ciencia perdería hacia finales del siglo XX
las fuerzas de las que había gozado como así también perdería parte de sus
atractivo.
La crisis va a exacerbar la búsqueda de respuestas a preguntas que
solo serán respondidas desde el ámbito de la antropología “no es de
extrañar que la influencia de ese cambio en la antropología haya
determinado algunas de las formas historiográficas nuevas y surgidas de esa
crisis de paradigmas de la que hablamos”147.
Carlos Aguirre Rojas destaca que a partir de finales de la década de
1960 pasarían a tener mayor preponderancia dentro del campo
historiográfico los temas culturales por “una realineación de las relaciones de
afinidad, convergencia o distanciamiento entre la historia y las restantes
ciencias sociales, hasta una clave revalorización de los múltiples vínculos
entre la historia y el presente, y de la dimensión histórica concreta 148.
A partir de esta crisis parece que todo puede pasar a ser objeto de
estudio de la historia “la historia comenzaba a incorporar enfoques diversos,
basada en la conceptualización metodológica de que todo potencialmente
podía ser parte de la historia. De ella se desprende que la disciplina de la
historia se esta dividiendo cada vez en mas sub - disciplinas y la mayoría de
los estudiosos prefieren trabajar en sectores como la ciencia, el arte, la
145
Aróstegui, Julio, ob. cit, p 128
146
Idem, p 129
147
Idem, p 131
148
Aguirre Rojas, C. A., Los contextos posteriores a 1968 y la microhistoria italiana…, p.13
68
149
Aróstegui, Julio, ob. cit, p 132
150
Aguirre Rojas, C. A., ob. cit, p.15 - 16
151
Idem.
152
Apunte de cátedra.
69
cultura era algo que sólo tenían algunas sociedades o, más exactamente,
determinados grupos en algunas sociedades De esta manera, cultura era
todo aquello relacionado con el arte, delicadeza, literatura; vale decir, la
cultura, era entendida como concepto de pertenencia sólo a quienes eran
parte de una elite social”. Debemos aclarar, sin embargo, que para la nueva
historia cultural el concepto de cultura es mucho más abarcativo, ya que se
entiende por cultura todo lo que rodea y tiene que ver con el ser humano 153.
Por otro lado, la nueva historia cultural se encuentra influenciada por
el lenguaje y la antropología, como así también recibe influencias del campo
del marxismo. Sin embargo, tanto los historiadores culturales como los
teóricos culturales, han rechazado la idea de superestructura.
No podemos hablar de historia cultural, sin hablar del lenguaje y de la
importancia de este en este campo de la historia. Para el historiador Peter
Burque, la historia cultural era la traducción del lenguaje, y la lingüística es
un factor predominante por sobre los diferentes estudios que se puedan
hacer la cultura en un lugar y tiempo determinado. Miguel Ángel Campos no
habla solo de un giro antropológico, sino de un giro lingüístico. La
importancia del lenguaje también la destaca Julio Aróstegui, diciendo que “el
análisis del lenguaje llevará al análisis del discurso y esto, al análisis de la
escritura de la historia como una forma de discurso. Esa forma especial que
es la historia escrita ha sido tratada dentro del problema general de la
naturaleza y significado del lenguaje154.
Resulta esencial para comprender la historia cultural entender el giro
lingüístico y ver que importancia tiene en la historiográfica.
Por “giro lingüístico”155 “se entiende aquella dirección de la filosofía
orientada hacía su conversión en filosofía del lenguaje, es decir, orientada al
entendimiento y a la proposición radical de que todos los problemas
filosóficos pueden ser reducidos, transferidos, a los problemas de uso del
lenguaje, que hablar del mundo es hablar y comprender mejor el lenguaje en
153
Campos Hernández, Miguel A., Giro antropológico y giro lingüístico, p. 6
154
Idem, p. 7
155
La expresión «giro lingüístico» procede de Gustav Bergman y fue acuñada a comienzos
de los años sesenta.
70
156
Aróstegui, Julio, La investigación histórica…, p. 137.
157
Idem.
158
Idem, p 145 - 146
71
159
Apunte de cátedra
160
Ídem.
72
161
Le Goff, j y Nora, p; Hacer la historia, p…, 237
73
165
Educ.ar
75
8. Microhistoria.
166
Jornadas Nacionales de Historia Moderna y Contemporanea (V: 1999: Mar del Plata), p.7
167
Ídem, p. 3.
168
Aróstegui, Julio, ob. cit, p 142 - 143
76
historiográficas sería con las olas revolucionarias del año 1968 cuando
comenzaría el andar de la microhistoria169.
Carlos Aguirre Rojas concluye que la revolución cultural de 1968
modificó el panorama de la historiografía en la mayoría de los países del
mundo, y sería precisamente en Italia donde crearía el contexto propicio
para el desarrollo de la microhistoria.
Ante la crítica que haría el filósofo francés Michael Foucault al
proyecto iniciado por Annals de la historia global, al que consideraba como
una falsa y estéril salida postmoderna, la microhistoria buscaría cambiar la
escala de análisis con el objetivo de reconstruir de un nuevo modo la
dialéctica entre las dimensiones macro y micro de los procesos sociales.
Esto demostraba que la microhistoria nada tenía que ver con una simple
historia local o regional, de hecho la reducción de la escala era con el
objetivo de reducir la escala por fines experimentales. La microhistoria
planteaba volcar las hipótesis obtenidas del nivel macro para llevarlas hacia
un nivel microhistórico. Y este nivel micro era visto como el laboratorio que
permitía comprobar las hipótesis postulas en el nivel macro 170.
Una vez que se hacía el análisis exhaustivo en el nivel microhistórico,
se debía elevar la escala de estudio al nivel de donde se había extraído la
hipótesis, que era de la macrohistoria. Así se propondrían nuevas hipótesis,
nuevos modelos y nuevas explicaciones macrohistóricas. La microhistoria
planteaba una dialéctica de la falsa antinomia entre la macrohistoria y la
microhistoria.
A modo de conclusión, podemos decir que la microhistoria italiana
cambia la escala de análisis para reconstruir la dialéctica de va y viene entre
las divisiones macro y micro de los procesos sociales. Su primer parámetro
va a ser la dialéctica que la aleja de la historia local o regional, “proporciona
una solución a la antítesis entre macro y microhistoria ya que parte de una
hipótesis macro y cambia la escala de análisis para comprobarla. Su
169
Aguirre Rojas, C. A, ob. cit. p.11 - 12
170
Idem
77
174
Rojas, C. A., ob. cit, p. 99 - 100
175
Idem.
176
Burke, Peter, Formas de hacer historia, p.122
177
Idem.
178
Rojas, C. A., ob. cit, p.104
79
184
Ídem.
185
Idem, p. 134
186
Ariès, Philippe, La historia de las mentalidades, publicado en Filosofía siglos XX-XXI.
187
Aguirre Rojas, C. A., ob. cit, p. 133 - 134
81
188
Idem.
189
Idem.
82
190
Cardoso, C.F.S., Brognoli, M.F., ob. cit, p. 326-327.
191
Aguirre Rojas, C. A., ob. cit, p. 135 – 137
83
194
Gwin Prins: “La historia oral”, en Peter Burke (coord.): Formas de hacer historia…, pp.
144
195
Idem
196
Idem., p 145
197
Idem., p146
85
198
Idem
199
Idem., p147
200
Ídem., p147
86
201
Idem., p 148
202
Idem
203
Idem., p 149
204
Idem., p 150 - 165
87
205
Idem
206
Idem., p 151
207
Idem., p 170
88
11. Conclusión.
12. Bibliografía