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Alegoría de la escritura de la historia de Jacob de Wit (1754). Una verdad casi
desnuda mantiene un ojo en el escritor de la historia. Atenea (sabiduría) a la
izquierda da consejos.
Una vez despejada la cuestión meramente nominal, queda para la historiografía por
tanto el análisis de la historia escrita, las descripciones del pasado;
específicamente de los enfoques en la narración, interpretaciones, visiones de
mundo, uso de las evidencias o documentación y métodos de presentación por los
historiadores; y también el estudio de estos mismos, a la vez sujetos y objetos de
la ciencia.
Así pues la historia debe segmentarse no solo porque el punto de vista del
historiador esté contaminado de subjetividad e ideología, como habíamos visto, sino
porque necesariamente debe optar por un punto de vista, al igual que un científico,
si quiere observar su objeto, debe optar por utilizar un telescopio o un
microscopio (o, de forma menos grosera, qué tipo de lente va a aplicar). Con el
punto de vista se determina la selección de la parte de la realidad histórica que
se toma como objeto, y que sin duda dará tanta información sobre el objeto
estudiado como sobre las motivaciones del historiador que estudia. Esa visión
sesgada puede ser inconsciente o consciente, asumida con más o menos cinismo por el
historiador, y es distinta para cada época, para cada nacionalidad, religión, clase
o ámbito en el que el historiador quiera situarse.
Los sesgos temporales van desde las periodizaciones clásicas Prehistoria, Edad
Antigua, Edad Media, Edad Moderna o Edad Contemporánea, hasta las historias por
siglos, reinados, etc. La periodización clásica (ver su justificación en «División
del tiempo histórico») es discutible tanto por la necesidad de periodos de
transición y solapamientos, como por no representar periodos coincidentes para
todos los países del mundo (por lo que ha sido acusada de eurocéntrica).
El punto de vista eurocéntrico: ¿nos perturba un mapa «boca abajo»?
Los anales fueron uno de los orígenes de la fijación de la memoria de los hechos
históricos en muchas culturas (véase en su artículo y más abajo en Historiografía
de Roma). Las crónicas (que ya en su nombre indican la intención del sesgo
temporal) son usadas como reflejo de los acontecimientos notables de un periodo,
habitualmente un reinado (véase en su artículo y más abajo en Historiografía de la
Edad Media e Historiografía española medieval y moderna). La arcontología sería la
limitación del registro histórico a la lista de nombres que ocupaban determinados
cargos de importancia ordenados cronológicamente. De hecho, la misma cronología,
disciplina auxiliar de la historia, nace en muchas civilizaciones asociada al
cómputo del tiempo pasado que se fija en la memoria escrita por los nombres de los
magistrados, como ocurría en Roma, donde era más corriente citar un año por ser el
de los cónsules tal y cual. En el Antiguo Egipto, la datación del tiempo se hizo
por años (Piedra de Palermo), años, meses y días de reinado del faraón (Canon Real
de Turín), o dinastías (Manetón). Es muy significativo que en las culturas no
históricas, que no fijan mediante la escritura la memoria de su pasado, es muy
frecuente no plantearse la duración concreta del tiempo pasado más allá de unos
pocos años, que pueden ser incluso menos que los que dura una vida humana.22 Todo
lo que ocurre fuera de ello sería «hace mucho tiempo», o en «tiempo de los
antepasados», que pasa a ser un tiempo mítico, ahistórico.23
También son de consideración las diferentes concepciones del tiempo histórico, que
según Fernand Braudel van desde la larga duración al acontecimiento puntual,
pasando por la coyuntura.
Sesgos metodológicos: las fuentes no escritas
Prehistoria
Edad de Piedra Edad de los Metales
Paleolítico Mesolítico Neo-
lítico Edad del Cobre Edad del Bronce Edad del Hierro
P. Inferior P. Medio P. Superior Epipa-
leolítico Proto-
neolítico
Artículos principales: Arqueología y Paleontología.
Son los que darían paso a una historia sectorial, presente en la historiografía
desde muy antiguo, como ocurre con
Las Vidas de artistas de Vasari
Una manera de preguntarse cuál es el objeto de la historia es elegir qué merece ser
conservado en la memoria, cuáles son los hechos memorables. ¿Lo son todos, o lo son
solo los que cada historiador considera trascendentales? En la lista anterior
tenemos las respuestas que cada uno puede dar.
Puede señalarse que hay géneros historiográficos que participan de la historia pero
pueden llegar a alejarse más o menos de ella: un extremo lo ocuparían los terrenos
de la ficción que ocupa la novela histórica, cuyo valor desigual no empaña su
importancia. Otro extremo lo ocuparían la biografía y un género anejo, sistemático
y extraordinariamente útil para la historia general como es la prosopografía.
Vinculada con la historia desde el comienzo del registro escrito, una de las
principales preocupaciones a la hora de fijar los datos fue lo que hoy llamamos
arcontología (listas de reyes y dirigentes).
Clío, la musa de la historia, por Pierre Mignard (1689)
Corrientes historiográficas: el sujeto de la historia
Artículo principal: Sujeto histórico
A veces las etiquetación de las corrientes es obra de sus detractores, con lo que
los historiadores en ellas encasillados pueden o no estar conformes con la manera
en que quedan definidos. Tal cosa podría decirse del mismo providencialismo, pero
sería más propio para corrientes más modernas, como el positivismo, la historia
evenemencial (de los acontecimientos), etc.
Los primeros cronistas griegos, que se interesaron sobre todo en los mitos de
origen (los logógrafos), practicaban ya el recitado de acontecimientos. Su
narración podía apoyarse en escritos, como era el caso de Hecateo de Mileto
(segunda mitad del siglo VI d. C. a. C.). En el siglo V d. C. a. C., Heródoto de
Halicarnaso se diferencia de ellos por su voluntad de distinguir lo verdadero de lo
falso; por ello realiza su "investigación" (etimológicamente: "historia"). Una
generación después, con Tucídides, esta preocupación se transforma en espíritu
crítico, fundado sobre la confrontación de diversas fuentes orales y escritas. Su
Historia de la guerra del Peloponeso puede ser vista como la primera verdadera obra
historiográfica.
Los continuadores del nuevo género literario de Heródoto y Tucídides fueron muy
numerosos en la Grecia Antigua y pueden contarse entre ellos Jenofonte (autor de la
Anábasis), Posidonio, Ctesias, Apolodoro de Artemisa, Apolodoro de Atenas,
Aristóbulo de Casandrea (ver literatura griega e historiografía helenística)
La primera obra histórica completa latina es Los Orígenes de Catón (siglo III d. C.
a. C.).
Julio César con su Commentarii Rerum Gestarum, acerca de dos de las más grandes
acciones bélicas que llevó a cabo: la guerra de las Galias (58 a. C.-52 a. C.) (De
Bello Gallico) y la guerra civil (49 a. C.-48 a. C.) (De Bello Civili).
Tito Livio (59 a. C.-17 d. C.), con los 142 libros de Ab Urbe Condita, divididos en
grupos de diez libros que se conocen con el nombre de "décadas", que se han perdido
en su mayor parte, escribe una gran historia nacional, cuyo único tema es Roma
("fortuna populi romani") y cuyos únicos actores son el Senado y el pueblo de Roma
("senatus populusque romanus" o SPQR). Su propósito general es ético y didáctico;
sus métodos fueron los del griego Isócrates del siglo IV d. C. a. C.: es el deber
de la historia decir la verdad y ser imparcial, pero la verdad debe presentarse con
una forma elaborada y literaria. Utiliza como fuente a los primeros analistas y a
Polibio, pero su patriotismo le lleva a deformar la realidad en detrimento de lo
exterior y a un escaso espíritu crítico. Es historiador de gabinete, no viaja ni
conoce personalmente los escenarios de los hechos que describe.
Publio Cornelio Tácito (55-120 d. C.), el gran historiador del Imperio bajo los
Flavios, es sobre todo un investigador de las causas.
El egipcio Ibn Abd al-Hakam escribió Futuh Misr wa’l-Maghrib ("Conquistas de Egipto
y del Magreb"), donde recopila las fuentes de los siglos VII al IX. Otros
historiadores árabes medievales fueron Al-Jahiz, Al-Hadani y Al-Masudi (a quien se
comparaba con Heródoto). De familia andalusí emigrada, el tunecino Ibn Jaldún
(finales del siglo XIV d. C. comienzos del XV) ha sido muy valorado por como
precedente de la filosofía de la historia y sus planteamientos innovadores en los
terrenos de la economía y sociología de su Al-Muqaddimah ("Prolegómenos" o
"Introducción" a su obra, planteada como una historia universal).
La cuestión de la unidad del reino que plantean las guerras de religión de Francia
en el siglo XVI d. C. dan origen a trabajos de historiadores que pertenecen a la
corriente llamada historia perfecta, que muestra que la unidad política y religiosa
de la Francia moderna es necesaria, al derivarse de sus orígenes galos (Etienne
Pasquier, Recherches de la France). El providencialismo de autores como Bossuet
(Discurso sobre la historia universal, 1681), tiende a devaluar la significación de
cualquier cambio histórico.
Para la Corona de Aragón, tras las Gesta veterum Comitum Barcinonensium et Regum
Aragonensium36 (iniciada el siglo XII d. C. y continuada hasta el XIV), se destacan
el Llibre dels feits o Crónica de Jaime I el Conquistador; la Crónica de San Juan
de la Peña o de Pedro el Ceremonioso; la de Ramón Muntaner, que cubre el periodo
1207-1328, incluyendo la famosa expedición de los almogávares, en la que participó;
y la de Bernat Desclot Llibre del rei En Pere d'Aragó e dels seus antecessors
passats (segunda mitad del siglo XIII d. C.).
A finales del siglo XVII d. C., la reflexión sobre la historiografía misma surge en
España como necesidad derivada de la acumulación de tan ingente corpus cronístico,
siendo su primer intento la Noticia y juicio de los más principales historiadores
de España, de Gaspar Ibáñez de Segovia, Marqués de Mondéjar (publicado tras su
muerte en 1708).
Otros géneros historiográficos
En el siglo XIII d. C., el alcireño Ibn Amira escribió la Kitab Raih Mayurqa (Libro
del reino de Mallorca).37
Las primeras obras de historia de América, desde las relaciones del mismo Cristóbal
Colón, su hijo Hernando y muchos otros descubridores y conquistadores como Hernán
Cortés o Bernal Díaz del Castillo (Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva
España), tienen un claro carácter justificativo. La aportación en sentido contrario
de Bartolomé de las Casas (Brevísima relación de la destrucción de las Indias) fue
tan trascendental que dio origen a la polémica de los justos títulos, en que le dio
réplica Juan Ginés de Sepúlveda; e incluso a la llamada Leyenda negra al divulgarse
por toda Europa como propaganda antiespañola. La visión de los indígenas, que
vieron sus documentos y cultura material saqueados y destruidos, fue posible por
algunos casos excepcionales, como el inca Felipe Guamán Poma de Ayala.
En España destaca la España Sagrada del padre agustino Enrique Flórez, recopilación
de documentos de historia eclesiástica, expuesta con criterio ultraconservador
(1747 y continuada tras su muerte hasta el siglo XX d. C.) y la Historia crítica de
España del jesuita desterrado Juan Francisco Masdeu; desde una perspectiva más
ilustrada tendríamos al regalista Melchor Rafael de Macanaz, al crítico Gregorio
Mayans y Siscar (uno de sus discípulos, Francisco Cerdá y Rico, intentó emular a
Lorenzo Valla discutiendo la veracidad del medieval voto de Santiago), y más
avanzado el siglo al propio Gaspar Melchor de Jovellanos, Juan Sempere y Guarinos,
Eugenio Larruga y Boneta (Memorias políticas y económicas), y el espléndido
documento recopilatorio que es el Viaje de España de Antonio Ponz. Intermedio entre
ambas tendencias se encuentra el caso de Juan Pablo Forner, casticista en su famosa
Oración apologética por España y su mérito literario (1786) y reformista en otras
obras, publicadas después de su muerte.
Siglo XIX: la historia, ciencia erudita
Véase también: Historiografía contemporánea
Durante el siglo XIX d. C., España mantiene al menos su patrimonio documental con
la creación de la Biblioteca Nacional y el Archivo Histórico Nacional, pero no se
distingue por una gran renovación de su historiografía que, aparte del arabismo de
Pascual de Gayangos o de la historia económica de Manuel Colmeiro, aparece
escindida entre una corriente liberal (Modesto Lafuente y Zamalloa, Juan Valera), y
otra tradicionalista, cuya cumbre, el erudito y polígrafo Marcelino Menéndez y
Pelayo (Historia de los heterodoxos españoles), es una digna continuación de la
tradición que nace con san Isidoro y pasa por la Historia del padre Mariana y por
la España sagrada del padre Flórez.
Siglo XX
Véanse también: Historiografía contemporánea y Organizaciones de historia.
La visión de la Edad Media cambia completamente tras una relectura crítica de las
fuentes, que tienen su mejor parte justo en lo que no mencionan (Georges Duby).
Desde una orientación completamente opuesta (la derecha católica), Roland Mousnier
realizó una aportación decisiva a la historia social del Antiguo Régimen, negando
la existencia de lucha de clases e incluso de estas mismas, en beneficio de lo que
describe como una sociedad de órdenes y relaciones clientelares.40
Peter Burke
Tercera generación de Annales: "nueva historia" o "nueva historia cultural"
Artículos principales: Nueva historia e Historia cultural.
"Nueva historia" es la denominación, popularizada por Pierre Nora y Jacques Le Goff
(Hacer la Historia, 1973), que designa la corriente historiográfica que anima la
tercera generación de Annales. La nueva historia trata de establecer una historia
serial de las mentalidades, es decir, de las representaciones colectivas y de las
estructuras mentales de las sociedades.
Entre sus representantes más significativos están Peter Burke, Roger Chartier,
Robert Darnton, Patrice Higonnet, Lynn Hunt, Keith Jerkins y Sarah Maza. Su objeto
de estudio se centra en las culturas a lo largo de la historia, entendiéndose por
"culturas" según la definición de Clifford Geertz en su método de la "descripción
densa", a la dimensión simbólica de la acción como un conjunto de significados
heredados y expresados simbólicamente en los hábitos de la vida cotidiana. La
historia cultural considera que todas las sociedades del pasado han tenido cultura,
sin hacer juicios de valor en considerar a unas mejores o peores que otras. Otro
principio clave de esta corriente historiográfica, es aplicar el concepto de la
"otredad", es decir, ver al "otro" desde "el otro" a las demás culturas. Consideran
que no existe una cultura homogénea, sino que hay "subculturas" insertas a su vez,
dentro de otras culturas, civilizaciones o regiones. La cultura, es concebida como
la tradición recibida y modificada por quienes la han heredado, y que a su vez, han
hecho una "construcción simbólica" de las sociedades.41
La historiografía francesa repiensa su Revolución
Artículo principal: Debate historiográfico sobre la Revolución francesa
Una de las grandes polémicas revisionistas (en el buen sentido) vino con el segundo
centenario de la Revolución francesa (1989). Autores de tendencia estructuralista,
cercanos a Annales (François Furet o Denis Richet), sintetizaron los estudios de
las décadas de 1970 y 1980 en lo que pretendía ser un nuevo paradigma
interpretativo alternativo al marxista que había dominado la historia social del
periodo: Albert Soboul, Jacques Godechot, y más recientemente Claude Mazauric,
Michel Vovelle o Crane Brinton (Anatomía de la Revolución). Lejano de ambas
tendencias, Simon Schama y los nuevos narrativistas hacen una historia cultural de
lo político y muy narrativa, anti-estructuralista y de tintes tendencialmente
conservadores (iniciada por Richard Cobb ya en la década de 1970). También mantiene
distancia frente a la nouvelle Histoire Politique de René Rémond. Arno Mayer se
lamenta de que la revisión haya dado cancha a un uso político de la historia en el
que se condenan a priori las revoluciones como inherentemente perversas.44
Un subgénero: las conmemoraciones
Logo oficial del bicentenario
Por otra parte el uso de la historia para celebrar acontecimientos que cumplen años
"redondos" (centenarios, decenarios, etc.) es una ocasión de lucimiento profesional
para los historiadores, de acercamiento de la disciplina al gran público y de
coartada para distintos tipos de justificaciones. El bicentenario de Estados Unidos
(1976) había sido un precedente difícil de superar en cuanto a impacto mediático y
coste económico. Las últimas que recordamos para España fueron la de la guerra
civil española (1976, con la innovadora exposición del Palacio de Cristal de los
Jardines del Retiro comisariada por Javier Tusell; 1986, cincuentenario que se
aprovechó también para recordar particularmente a Antonio Machado, y García Lorca
con la izquierda en el poder; 1996; 2006, con los debates sobre la memoria
histórica), Carlos III (1988, en emulación de la paralela preparación del
bicentenario francés), el Quinto Centenario del Encuentro entre dos Mundos (1992),
Cánovas (1998), el Año Quijote (2005). Existe incluso una Sociedad Estatal de
Conmemoraciones Culturales, que mantiene una apretada agenda.45
Sin necesidad de conmemorar algo más concreto que su propia intemporalidad, pero
con el mismo afán justificativo (en el que tiene milenios de ventaja) la Iglesia
católica española ha realizado el conjunto de exposiciones más notable: Las edades
del hombre,46 repaso temático de asuntos religiosos ilustrado sucesivamente con
distintos soportes histórico-artísticos exquisitamente seleccionados y expuestos
(libros, música, escultura...) itinerante por las catedrales de Castilla y León,
que en sí mismas ya justificaban la visita. El mismo formato y comisario tenía
Inmaculada, que conmemoraba el 150 aniversario del dogma (Catedral de la Almudena,
Madrid, 2006) y que sirvió para compensar la reciente inauguración del edificio, de
gusto y decoración discutidos. Inspirada en ellas se realizó por el gobierno
navarro la exposición Las Edades de un Reino (Pamplona 2006, coincidiendo con la
del centenario de San Francisco Javier en Javier).
Historiografía anglosajona
Cada autor debe verse a través de su posición personal, como los norteamericanos
John Lukacs, Gertrude Himmelfarb, Peter Gay (perspectiva psicológica) o Immanuel
Wallerstein (del campo de la historia económica y social, que ha desarrollado un
concepto de sistema mundial en la línea de Fernand Braudel); los británicos Steven
Runciman (medievalista imprescindible para las Cruzadas), E. H. Carr o Lawrence
Stone; los canadienses Donald Creighton o Bruce Trigger (etnohistoriador y
arqueólogo); o los ya citados Arno Mayer, Richard Cobb, Crane Brinton o Simon
Schama.
Historiografía italiana
Maurice Legendre fue uno de los iniciadores del hispanismo francés a través de la
Casa de Velázquez, siguiéndole una impresionante nómina: Marcel Bataillon (con su
imprescindible Erasmo en España), Pierre Vilar (Cataluña en la España Moderna y su
breve pero influyente Historia de España), Bartolomé Bennassar (modelo de cómo la
historia local puede integrarse en la corriente central de la historiografía de
vanguardia con su Valladolid en el siglo de oro),49Georges Demerson, Joseph Pérez
(autoridad para las Comunidades, la Inquisición, los judíos...), Jean Sarrailh
(ejemplo de síntesis de una época con La España ilustrada de la segunda mitad del
siglo XVIII d. C.)...
El hispanismo anglosajón tiene como uno de sus decanos a Gerald Brenan (observador
de El laberinto español desde su atalaya en las Alpujarras), secundado por una
lista no menos impresionante que la francesa: Hugh Thomas (durante mucho tiempo el
autor más citado de su especialidad con Spanish Civil War), John Elliott (que con
El Conde-Duque de Olivares ha dado muestra de cómo puede una biografía reflejar una
época), John Lynch, Henry Kamen, Ian Gibson (irlandés nacionalizado español, autor
de imprescindibles biografías de los gigantes culturales del siglo XX d. C.), Paul
Preston, Gabriel Jackson, Stanley G. Payne, Raymond Carr, Geoffrey Parker, Edward
Malefakis...
Historiografía española contemporánea
Archivo de la Guerra Civil en Salamanca
Hay una división clara entre una minoría de historiadores conservadores (Luis
Suárez Fernández, Ricardo de la Cierva) y una mayoría abiertos a las nuevas
tendencias, que no forman una corriente historiográfica unida. Ver Gonzalo Anes,
Julio Aróstegui, Miguel Artola, Ángel Bahamonde, Bartolomé Clavero, Manuel Espadas
Burgos, Manuel Fernández Álvarez, Emiliano Fernández de Pinedo, Josep Fontana,
Jordi Nadal, Gabriel Tortella, Javier Tusell, Julio Valdeón Baruque...
Archivística
Arqueología
Documentación
Historia cultural
Historia natural
Historia universal
Gran Historia
Historia de las ideas
Historia e historiografía
Historia evenemencial
Larga duración (historiografía)
Tiempo histórico
Tiempo geológico
Historia de América
Edad Media
Historia y teoría de la Arqueología
Estudio de la Historia del Arte
Acontecimiento
Coyuntura
Fernand Braudel
Fuente histórica
Método histórico
Historiología
Ciencias Históricas
Referencias
La historia no fue nunca una ciencia exacta, sino un método para recobrar y
reflejar el pasado. No una epistéme, sino una téchne, como se decía en griego. Y se
articula como una serie de "historias".
Jacques Le Goff cita a Raymond Aron que a su vez desarrolla la teoría de Max Weber
en Pensar la historia: Modernidad, presente, progreso, pg. 91. Jerzy Topolski
Definiciones generales de la materia de la historia (como ciencia), en Metodología
de la historia, p. 53, cita a E. Bernheim, R. G. Collingwood, R. Aron, M. Bloch, J.
Huizinga, L. Febvre, E. Callot y otros.
Pierre Vilar, repetido por Manuel Tuñón de Lara y citado por José Luis de la Granja
Sáinz, Alberto Reig Tapia y Julio Aróstegui en Tuñón de Lara y la historiografía
española, p. 177.
Isabel Gallardo, en José Deleito y Piñuela y la renovación de la historia en
España, pp. 117 y ss. cita a J. Kaerst, Berr, Curtius, Mommsen, Benedetto Croce,
Villari, Gabriel Monod, L. Bordeau, Camille Jullian, G. Desdevises du Dézert,
Albert Sorel, Lacombe, etc. Véase también Historia#Historia como ciencia
«Sociedad Española de Ciencias y Técnicas Historiográficas». Archivado desde el
original el 25 de octubre de 2016. Consultado el 24 de marzo de 2018.
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española.
«historiógrafo». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española.
«historiador». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
José Ortega y Gasset (1928): La «Filosofía de la historia» de Hegel y la
historiología. En Obras completas (volumen IV). Madrid: Taurus, 2005. ISBN 84-306-
0592-4.
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española.
«historiología». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española.
«historiografía». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
Álvarez Rey, L.; Aróstegui Sánchez, J.; García Sebastián, M.; Gatell Arimont, C.;
Palafox Gamir, J.; Risques Corbella, M. (2013). «Las raíces históricas de España».
Historia de España. España: Vicens Vives. p. 36. ISBN 9788431692582.
De hecho, hay bibliografía sobre el tema: Harold BOLITO: Japón Meiji. Madrid: Akal,
1991. ISBN 84-7600-718-3. Un breve acercamiento accesible en: Mauro BONIFAZI:
Japón: revolución, occidentalización y milagro económico.
El Archivo de Indias es accesible en:[4]
La obra de Las Casas es accesible en CiudadSeva.com
Miguel LEÓN-PORTILLA, 1973.
Puede consultarse en internet el libro de Guamán Poma con sus verdaderamente únicas
ilustraciones en la página de la Biblioteca Nacional danesa: [5]
Claude Lévi Strauss analiza desde el punto de vista antropológico el significado de
estas nociones del tiempo, también desde una perspectiva diacrónica y sincrónica;
véase artículo de Regina MARTÍNEZ CASAS (2003): De la orilla de la eternidad
informacional a la atemporalidad del ritual.
El tiempo totémico y el tiempo del sueño o de los antepasados de los aborígenes
australianos: «A la manera de los primitivos, trascender lo real», consultable en
Universitat Pompeu Fabra:[6] (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el
historial, la primera versión y la última).
THOMPSON, E. P.: La formación de la clase obrera en Inglaterra. Barcelona: Crítica,
1963-1989.
Hay un grupo internacional de historiadores interesados por la renovación del
paradigma materialista, muy activo en torno a Carlos Barros, de la Universidad de
Santiago de Compostela (con la presencia de Bartolomé Clavero y muchos otros) que
organiza congresos y la página web Historia a Debate:[7]
Una reflexión de Rafael Vidal sobre La Historia y la Posmodernidad:[8]
No obstante, son muy sofisticados desde muy antiguo, como se encargó de divulgar el
clásico de Samuel Noah KRAMER (1965-1974) La historia empieza en Sumer. Valencia:
Círculo de Lectores. ISBN 84-226-0555-4, una magnífica introducción a la historia
para todos los públicos, como también lo es, para Egipto, la equivalente obra de
CERAM Dioses, Tumbas y Sabios
En el artículo Interpretaciones de la historia de China se habla de la particular
filosofía de la historia de la historiografía china tradicional, que incluye el
concepto de ciclo dinástico, y fue sustituida por la interpretación materialista en
la moderna República Popular. Otros intelectuales chinos no marxistas, como Hu Shih
y Ray Huang, han desarrollado teorías de integración de la civilización china y la
occidental en una moderna y única civilización mundial.
China primitiva, en Historia Universal: El País: Salvat, tomo 3, Madrid: Salvat
Editores. ISBN 84-345-6232-4
Entre los que pueden citarse a Joseph Ki-Zerbo o a Cheik Ant Diop.
NAVIA (mayo de 2006): Timbuctú, la nostalgia de un sueño, National Geographic, pgs.
44-71
María del Carmen PÉREZ ROYO; y María Luisa RAMOS MORELL: «Historiografía romana»,
en Latín: lengua y literatura. COU. Sevilla: Ediciones La Ñ, 1996. Ed. electrónica
accesible en: [9]
Una página web de referencia para la historia de la literatura, en este caso para
la prosa bajomedieval.
Antonio UBIETO ARTETA (1982): Historia de Aragón. Literatura medieval I. Zaragoza,
Anubar, pág. 36.
Antonio PÉREZ LASHERAS (2003): «La historiografía aragonesa y el Derecho foral», en
La literatura del reino de Aragón hasta el siglo XVI d. C.. Zaragoza, Ibercaja-
Institución «Fernando el Católico» (Biblioteca Aragonesa de Cultura, 15), ISBN 84-
8324-149-8, pp. 100-104.
Gesta veterum comitum Barcinonensium et Regum Argonensium scripta c. an̄um 1290 a
quodam monacho Rivipullensi. Editor Petr de Marca, 1688. Juan Francisco Masdeu la
cita junto a otras editadas por Pierre de Marca como Accessere gesta Comitum
Barcinonensium, etc. Parisiis 1688 (pg. 487 de Historia crítica de España y de la
cultura española, Imprenta de Sancha, 1795). La obra de Morales Moya incluida en la
bibliografía (que forma parte de la Enciclopedia de historia de España de Miguel
Artola, 1993), y de la que provienen la mayor parte de los datos españoles de este
artículo, da para esta obra el título de Gestas veterum Comitatum Barcinonensium et
Regum Aragonensium.
Texto citado por cronistas posteriores, pero considerado perdido hasta hace poco:
el año 2001 el profesor Muhammad ben Mamar identificó un único ejemplar (26
páginas) en una biblioteca de Tinduf, que ha sido traducido por Guillem Rosselló-
Bordoy y Nicolau Roser. National Geographic, marzo de 2009, pg. 8.
Una página web de referencia para la historiografía andalusí:[10]. Y otra, que
incluye toda su literatura:[11].
Debate intelectual en la historiografía, en Artehistoria.
Es célebre su polémica con el historiador soviético y marxista Boris Porchnev a
propósito de estas tesis. Roland MOUSNIER: Furores campesinos, 1968.
Duda de Lutyk, Marta; Busts de Evans, Silvia (2006). Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad Nacional de Cuyo, ed. Los historiadores y sus textos. Tomo III:
siglos XX-XXI: Las nuevas historias. Centro Universitario, Parque General San
Martín, Mendoza, Argentina.: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional de Cuyo. p. 254. ISBN 978-950-774-116-6.
La cita es atribuible a distintos autores, aquí la atribuyen a Pierre Nora[12]
(enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión
y la última).
Luis Guillermo JARAMILLO ECHEVERRI y Juan Carlos AGUIRRE GARCÍA: La Controversia
Kuhn-Popper en torno al progreso científico y sus posibles aportes a la enseñanza
de las ciencias Archivado el 4 de noviembre de 2006 en la Wayback Machine..
Arno MAYER: The Furies: Violence and Terror in the French and Russian Revolutions
Princeton University Press, 2002. ISBN 0-691-09015-7. Hay traducción castellana:
Las Furias. El comentario se localiza en la introducción.
Página de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.
La página de la Fundación Las Edades del Hombre, que desde noviembre de 2006 exhibe
Kirios en Ciudad Rodrigo: [13]
Los autores más conocidos de este método son Robert Stake y Jan Nespor (véase
Wikipedia en inglés [14])
Alberto Buela, citando a Javier Esparza, en La relación con el pasado Archivado el
12 de febrero de 2009 en la Wayback Machine. [15]
Bartolomé BENNASSAR: Valladolid au siècle d'or. Une ville de Castille et sa
campagne au XVe. siècle. París-La Haya: Mouton, 1967. Considerado un clásico de
síntesis regional histórica en el espíritu de Annales, siguiendo el método de
integración de distintas disciplinas iniciado por Fernand Braudel.
Una cronología de las vicisitudes de los Papeles de Salamanca, en El Mundo.
Y aún más recientemente, incluyendo reflexiones provenientes del campo de la
genética de poblaciones: Antonio PULIDO PASTOR: La revolución islámica en Occidente
(01/10/2006) [16].
El texto completo del libro de Olagüe puede consultarse en una web islamista: [17]
Pío MOA (2006): 70 aniversario del comienzo de la guerra civil, en Libertad
Digital:[18] Archivado el 14 de octubre de 2007 en la Wayback Machine.
Timothy GARTON ASH La necesidad del debate histórico. La libertad de expresión en
Europa vive atenazada por leyes bienintencionadas que pretenden condicionar lo que
se dice y recuerda sobre los episodios más siniestros de nuestra historia, El País,
19/10/2008.
Gavin MENZIES (2005): 1421: el año en que China descubrió América. España:
Debolsillo, 2005. Aparecido en inglés en 2002. El autor, marino de formación e
"historiador" autodidacta mantiene una web oficial: [19], y sus detractores también
contestan por la red: [20]. Hay artículos en la Wikipedia en castellano sobre la
Hipótesis de 1421, y en inglés también éste sobre el autor.
Marcelo JUSTO: La Historia reescrita con papeles falsos (enlace roto disponible en
Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última)., ABC, 7 de
mayo de 2008
Las famosas fotos de la entrevista Hitler-Franco en Hendaya (1940) encontradas en
el archivo de la Agencia Efe y divulgadas en octubre de 2006:[21]
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incorrecto (ayuda).