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Romana - Excavación de Taludes en Roca (Costa Rica 2012)
Romana - Excavación de Taludes en Roca (Costa Rica 2012)
RESUMEN
Los taludes excavados en roca son muy diferentes según el tipo: taludes mineros en
cortas (open pits); taludes en el entono de presas; taludes para vías de comunicación. En
la realidad los taludes excavados en roca suelen ser inestables o estables con un número
variable de inestabilidades locales. Los taludes mineros han alcanzado, en el siglo XXI,
alturas de 1 Km. y plantean nuevos retos, hasta ahora desconocidos, que requieren una
tecnología específica de toma de datos geotécnicos, diseño y control. Su estabilidad se
calcula, en tres dimensiones, por métodos numéricos avanzados con un proceso de
reducción progresiva de resistencia del terreno. Se eligen coeficientes de seguridad
distintos según el daño que provocaría su caída: máximo en el talud de rampa, mínimo
en un talud de berma, donde se admiten roturas locales. Los taludes excavados en el
entorno de grandes presas pueden alcanzar alturas de hasta 300 m y son de tipología
muy distinta según se sitúen en el embalse, con gran influencia de la presión de poro
debida al embalse, o fuera de él (vertedor, subestación eléctrica). Se solían calcular por
métodos de equilibrio límite en dos dimensiones, con coeficientes de seguridad altos,
pero la tendencia futura será aplicar métodos de cálculo numérico y de diseño
desarrollados para los taludes mineros. Los taludes en vías de comunicación son de
alturas menores y la tendencia es a sustituir los de mayor altura por túneles. Se calculan
por métodos de equilibrio límite buscando la mayor seguridad posible para los usuarios,
lo que implica el uso frecuente de métodos de protección contra la caída de piedras.
Actualmente se ejecutan por métodos de voladura controlada (recorte). Una preferencia
reciente en zonas urbanas y/o protegidas es mantener la calidad visual del talud, con uso
de concreto lanzado esculpido y coloreado para asemejarlo a la roca original.
ABSTRACT
The slopes excavated in rock are very different depending on their class: slopes in open
pits; slopes around large dams; slopes for roads, railways. Currently slopes excavated in
rock are instable or stable with a variable number of local instabilities. Open pit slopes
had reached, in the twenty one century, the 1 km. height mark and are posing new
problems, which need specific new techniques for geotechnical data acquisition, design
and control. Their stability is calculated by 3D advanced numerical methods with a
progressive reduction of the rock-mass strength. The chosen safety factor depends on
the failure consequences: maximum in the ramp slope, minimum in benches where local
failures are tolerated. Slopes excavated around large dams can reach a height of ~300
meters and are of very different typology according their location: in the reservoir, with
a big effect of the water pore pressure or in other positions (spillway, electrical
substation). Usually these slopes have been calculated by 2D limit equilibrium methods,
asking for high safety factors, but the future tendency is to use methods derived from
the open pit slopes mining practice. Slopes for roads and railways are of lesser heights
and the tendency is to substitute the higher ones with tunnels. Calculation is performed
by limit equilibrium methods asking for the highest possible safety to the users. That
implies frequent use of rock-fall protective measures. Currently they are excavated by
smooth blasting. An actual trend in urban and/or protected sites is to maintain the slope
visual quality using “sculpted” and coloured shotcrete to reach a visual match with the
original rock.
1. INTRODUCCION
• Identificación del tipo de fallo posible (están definidos en Hoek & Bray, 1981; o
en su versión moderna: Willie & Mah, 2004)
• Determinación de la resistencia del macizo rocoso (puede hacerse por el método
GSI (versión con 6 categorías) de Hoek & Marinos (2000) para el macizo o por
el método de Barton-Choubey (1977) para las juntas)
• Utilización de los ábacos de Hoek & Bray, 1981 (hay que elegir el ábaco
correspondiente al modo de fallo posible determinado anteriormente)
• Obtención del coeficiente de seguridad (si es mayor que 1 el talud es estable
frente al tipo de rotura escogido)
Habría que repetir el proceso para los diversos modos de fallo. Y ya estaría resuelto el
problema. Sabríamos todo lo necesario para diseñar un talud excavado en roca.
¿Termino aquí mi intervención? Creo que no, porque el problema no es tan simple y
merece, y necesita, una consideración más compleja. Y no es porque los textos y
referencias citados anteriormente sean malos o insuficientes. Al contrario, se trata de
textos y contribuciones muy notables, básicas para empezar a entender la cuestión de los
taludes excavados en roca. Pero el problema real no se plantea con esa sencillez, porque
la realidad es siempre compleja y exige cierta humildad y mucho sentido ingenieril para
enfrentarse a ella.
Recordemos el viejo dicho: “ingeniero viene de ingenio”, lo que significaría que es
preciso ingeniarse para ser un buen ingeniero. En inglés el juego de palabras no vale:
engineer viene de engine. Y tampoco va a valer en español. Si se consulta ingeniero en
el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española, http://lema.rae.es/drae/) se
comprueba que ingeniero viene de ingenio: máquina o artificio. Pero en nuestro oficio
es preciso ingeniarse para reconocer la realidad y los taludes en roca no son una
excepción. En lo que sigue trataremos de enfocar el problema de los taludes en roca con
el máximo análisis posible de la realidad actual, del siglo XXI, y sin olvidar que, como
ingenieros, debemos tratar de modelizar y cuantificar todos los problemas.
El mineral básico es el cobre, aunque hay otros minerales secundarios (oro, plata,
molibdeno). Comenzó a explotarse en 1903 y actualmente se prevé que la explotación
continúe hasta 2020, aunque esa previsión, como todas las mineras, dependa del precio
del cobre en ese momento, que, a ocho años vista, nadie es capaz de prever.
En la construcción de grandes presas aparecen taludes cada vez más grandes,
frecuentemente en la zona donde se excava el vertedor en las presas CFRD (cuya
excavación suele ser la fuente del enrocamiento) pero a veces en otras zonas, a cotas
superiores a la coronación y/o aguas arriba. Una disposición típica era la de la presa
Hoover, de concreto, arco-gravedad, de 230 m. de altura, construida en 1936 (figuras 5
y 6).
Figura 8: Excavación por dragado del corte Culebra en el canal de Panamá, 1887
Figura 9: El corte Culebra en el canal de Panamá
Las carreteras, las autopistas y los ferrocarriles han requerido a menudo grandes
excavaciones de taludes en roca. El aumento constante de las velocidades de servicio
obliga a trazados menos sinuosos y los taludes importantes (y los túneles) aparecen
frecuentemente en las vías de nueva construcción. Por ejemplo los ferrocarriles de alta
velocidad se diseñan actualmente para velocidades de 350 Km/hora y las autopistas
suelen diseñarse para 140 Km/hora (figura 10)
4. TALUDES MINEROS
La importancia económica de las grandes explotaciones mineras ha dado origen a
Simposios específicos sobre estabilidad de taludes mineros. El último tuvo lugar en
Vancouver en septiembre del el año pasado (International Symposium on Rock Slope
Stability in Open Pit Mining and Civil Engineering) Lo abrió Evert Hoek, se
presentaron 60 comunicaciones (muchas de ellas excelentes) y hubo 100 asistentes. Su
propósito era: proporcionar un foro de encuentro a los propietarios y operadores de
minas, a los consultores, ingenieros investigadores y suministradores implicados en la
explotación de minas. Simposios similares recientes han tenido lugar en Johannesburgo
(2006), Perth (2007) y Santiago (2009) El próximo tendrá lugar en 2013 en Brisbane
(http://www.acg.uwa.edu.au/__data/page/7263/SS2013_FA_10.04.12.pdf)
En 2009 el CSIRO (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation)
australiano publicó un manual de estabilidad de taludes (Guidelines for open pit slope
design), resultado de un proyecto de investigación, financiado por la industria minera.
Es la “biblia” de la geotecnia de taludes en las cortas mineras. Un curso, con este
manual como texto, se celebrará en Vancouver el 15 y 16 de octubre de este año
(http://www.edumine.com/pd/openpitslope/) El profesor será Peter Stacey, uno de sus
dos editores y autores de varios capítulos (el otro es John Read).
En los taludes mineros se busca la seguridad estricta, en su estado límite. De hecho en la
mayoría de las cortas mineras se han producido algunas inestabilidades de cierta
importancia sin que se interrumpa el trabajo. En el hipotético caso de que hubiese que
abandonar la mina (lo que no parece probable en el horizonte actual de demanda
creciente de metales) sería económicamente aceptable la ruina inmediata e instantánea
de los taludes, sin más cortapisa que evitar daños ajenos en la superficie del terreno.
Normalmente los taludes de las cortas mineras se excavan con bermas horizontales,
cuya altura, que es función de la capacidad de los equipos de perforación, oscila entre
12 y 20 m. Además hay que sacar el mineral, lo que requiere una rampa bastante ancha
para que puedan cruzarse los grandes dumpers, de hasta 300 toneladas de capacidad de
carga, que circulan entre el fondo de la corta y el lugar donde se bota el estéril. La figura
11 ilustra estos conceptos: pueden verse el talud general de la corta, con su altura total,
en la roca y en el suelo rojo de recubrimiento, los taludes de cada berma y el talud de
rampa, de altura variable sobre los distintos tramos de la rampa de extracción del
mineral. En conjunto los taludes son estables, aunque hay daños y caídas en algunos
taludes de berma.
Figura 11. Rampa de extracción en el talud W de la Sunrise Dam Gold Mine (Australia)
Los requisitos de estabilidad no son iguales para toda la corta. Son críticos aquellos
taludes cuya caída puede afectar a la rampa. Para ellos se postulan coeficientes de
seguridad similares a los utilizados en taludes no mineros. Su estudio es complejo
porque son taludes variables, tanto en altura como en orientación. En los restantes
taludes generales se busca la estabilidad, pero con un margen de seguridad mucho
menor: se aplica el análisis de riesgos, tanto humanos como económicos para su estudio.
Los taludes entre bermas no suelen presentar grandes riesgos para la explotación minera
y se tolera un cierto margen de caídas.
De hecho la existencia de roturas parciales puede llegar a considerarse una señal de
trabajo eficiente. “The absence of any failures is a sign of over-conservative slope
design, and hence, inefficient mine management” (Hoek et al, 2000) Este planteamiento,
que puede ser aceptable para una mina, no puede, ni debe, aplicarse a todos los taludes
de una vía de comunicación ni a algunos de los taludes que rodean una presa (talud
sobre el vertedor o sobre la subestación eléctrica, por ejemplo).
En la práctica real los coeficientes de seguridad utilizados son, por lo tanto, mucho más
variables (y a veces más reducidos) que los requeridos en ingeniería civil. Con
frecuencia el coeficiente de seguridad se calcula iterando los cálculos con reducciones
sucesivas de la resistencia postulada para el macizo rocoso, hasta que el cálculo indica
que se produce la inestabilidad. El coeficiente de reducción de la resistencia sería el
coeficiente de seguridad. Este criterio parece simple pero, en la práctica, no lo es porque
obliga a definir qué se entiende por rotura: ¿un proceso general? ¿un daño localizado?
¿un nivel de deformaciones? La técnica de reducción de la resistencia para el cálculo
puede consultarse en Dawson et al (1999).
De todas las diferencias entre taludes mineros y en ingeniería civil la más significativa
es, precisamente, la gran altura de los taludes mineros que ya está obligando a
desarrollar un nuevo enfoque en el proyecto y cálculo de taludes excavados en roca,
enfoque que, muy probablemente, se extenderá hasta abarcar muchos de los taludes en
obras de ingeniería civil.
Hasta una fecha reciente, que podemos fijar arbitrariamente en el cambio de siglo, los
taludes mineros se estudiaban y proyectaban siguiendo el manual clásico de Hoek y
Bray (publicada la 1ª edición en 1974, la 2º en1977 y la 3º en 1981, con 7 reediciones
hasta 2001).El manual ha sido ampliado y puesto al día en 2004 por Wyllie y Mah.
Se distinguían dos grandes clases de inestabilidad en un talud: inestabilidad
cinemáticamente controlada por las discontinuidades en la masa rocosa e inestabilidades
a través del macizo rocoso. Las primeras se calculaban con métodos estereográficos y
las segundas con métodos de equilibrio límite (Bishop. Janbu, Spencer, Morgenstern-
Price y otros) El cálculo numérico solo aparecía como una “herramienta” auxiliar de los
métodos de equilibrio límite. Una atinada serie de ábacos facilitaba la resolución
práctica de los casos más sencillos.
A partir de 1990 las cortas se hicieron más profundas, pasando en muchos casos de 500
m. de profundidad. Simultáneamente ocurrieron dos cosas: el análisis cinemático de las
roturas se hizo más difícil (como se verá más adelante) y los métodos de cálculo
numérico por diferencias y/o elementos finitos, en 2 y en 3 dimensiones, se convirtieron
en la herramienta preferente de cálculo) Es muy interesante el texto de Hoek et al
(2000) que anticipa todos los desarrollos y métodos actuales. En la primera parte del
paper de Stacey et al (2003) hay un excelente resumen de los métodos anteriormente
usados. Una buena descripción del uso de métodos numéricos en minería está en Lorig
y Varona (2000).
Al aumentar la altura del talud la definición precisa de la rotura se hizo compleja y, en
algunos casos imposible, a causa del efecto de los esfuerzos causados por el peso, que
se acercan a la resistencia del macizo. Las figuras 12, 13 y 14 presentan algunos casos
que ilustran esta afirmación.
En la figura 12 aparece una rotura en los bancos inferiores de la corta de Chuquicamata.
Parece una rotura en cuña, controlada por dos discontinuidades, pero el material se ha
quedado casi in situ, muy fracturado.
Figura 13. Rotura generalizada en la parte baja del talud en la mina de Letlhakane
RESUMEN
Los taludes excavados en roca son muy diferentes según el tipo: taludes mineros en cortas (open
pits); taludes en el entono de presas; taludes para vías de comunicación. En la realidad los taludes
excavados en roca suelen ser inestables o estables con un número variable de inestabilidades
locales. Los taludes mineros han alcanzado, en el siglo XXI, alturas de 1 Km. y plantean nuevos
retos, hasta ahora desconocidos, que requieren una tecnología específica de toma de datos
geotécnicos, diseño y control. Su estabilidad se calcula, en tres dimensiones, por métodos
numéricos avanzados con un proceso de reducción progresiva de resistencia del terreno. Se eligen
coeficientes de seguridad distintos según el daño que provocaría su caída: máximo en el talud de
rampa, mínimo en un talud de berma, donde se admiten roturas locales. Los taludes excavados en
el entorno de grandes presas pueden alcanzar alturas de hasta 300 m y son de tipología muy
distinta según se sitúen en el embalse, con gran influencia de la presión de poro debida al
embalse, o fuera de él (vertedor, subestación eléctrica). Se solían calcular por métodos de
equilibrio límite en dos dimensiones, con coeficientes de seguridad altos, pero la tendencia futura
será aplicar métodos de cálculo numérico y de diseño desarrollados para los taludes mineros. Los
taludes en vías de comunicación son de alturas menores y la tendencia es a sustituir los de mayor
altura por túneles. Se calculan por métodos de equilibrio límite buscando la mayor seguridad
posible para los usuarios, lo que implica el uso frecuente de métodos de protección contra la
caída de piedras. Actualmente se ejecutan por métodos de voladura controlada (recorte). Una
preferencia reciente en zonas urbanas y/o protegidas es mantener la calidad visual del talud, con
uso de concreto lanzado esculpido y coloreado para asemejarlo a la roca original.
ABSTRACT
The slopes excavated in rock are very different depending on their class: slopes in open pits;
slopes around large dams; slopes for roads, railways. Currently slopes excavated in rock are
instable or stable with a variable number of local instabilities. Open pit slopes had reached, in the
twenty one century, the 1 km. height mark and are posing new problems, which need specific
new techniques for geotechnical data acquisition, design and control. Their stability is calculated
by 3D advanced numerical methods with a progressive reduction of the rock-mass strength. The
chosen safety factor depends on the failure consequences: maximum in the ramp slope, minimum
in benches where local failures are tolerated. Slopes excavated around large dams can reach a
height of ~300 meters and are of very different typology according their location: in the reservoir,
with a big effect of the water pore pressure or in other positions (spillway, electrical substation).
Usually these slopes have been calculated by 2D limit equilibrium methods, asking for high
safety factors, but the future tendency is to use methods derived from the open pit slopes mining
practice. Slopes for roads and railways are of lesser heights and the tendency is to substitute the
higher ones with tunnels. Calculation is performed by limit equilibrium methods asking for the
highest possible safety to the users. That implies frequent use of rock-fall protective measures.
Currently they are excavated by smooth blasting. An actual trend in urban and/or protected sites
is to maintain the slope visual quality using “sculpted” and coloured shotcrete to reach a visual
match with the original rock.
5. TALUDES EN OBRAS HIDRÁULICAS
Las presas sufren, con alguna frecuencia, deslizamientos en las laderas de su embalse,
deslizamientos debidos al efecto de la presión intersticial del agua, que se transforma en presión
de poro y disminuye los esfuerzos efectivos en la parte inferior de las laderas. En relación con
este tema Terzaghi (1962) en uno de sus últimos artículos, enfatizó que la presión intersticial o de
poro es el factor mas importante a considerar en los taludes rocosos en las inmediaciones de las
presas, especialmente los situados aguas arriba. Una observación que tiene ahora 50 años y sigue
totalmente vigente.
Estos deslizamientos suelen aparecer durante los primeros años funcionamiento del embalse y
luego suelen remitir y mitigarse, aunque en algunos casos, como el de represa de Tablachaca en
Perú se mantienen algo más de tiempo. El caso más conocido es el del derrumbe sobre el embalse
de unos 260,000,000 m3 de roca en la ladera izquierda del embalse de Vaiont, que provocó un
desastre con la destrucción de varias poblaciones aguas debajo de la presa y unas 2000 víctimas
mortales. La presa empezó a embalsar en 1960; hubo un primer derrumbe sobre el embalse de
700,000 m3 que se estudió concluyendo que no había un peligro mayor. Continuó el programa de
llenado, monitorizando la ladera, y en 1963 ocurrió el gran deslizamiento. Se han publicado
numerosos artículos técnicos estudiando el desastre. Pero no se trata de una ladera excavada sino
de una ladera natural, así que cae fuera de nuestro tema y no podemos detenernos aquí a discutir
el caso aunque aportaremos dos imágenes mostrando la presa y el embalse antes y después del
deslizamiento (figura 16).
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Figura 17. Vista general de la presa del Atazar y el tratamiento en margen izquierda
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Figura 18. Detalle del sostenimiento en la margen izquierda de la presa del Atazar (España)
Un sistema similar de sostenimiento se usó para estabilizar el talud sobre el vertedero de la presa
de la Central de Mantaro en Perú, cuya 1ª fase fue construida aproximadamente en la misma
época (figura 19).
No puede darse un criterio general para el diseño de estos taludes porque cada emplazamiento y
cada problema de estabilidad son diferentes, tanto en su geometría como en las características de
los macizos rocosos correspondientes. Un caso interesante y un poco atípico es el del talud de la
explanada de la subestación eléctrica en la margen derecha de la presa de La Yesca, en México
presa de enrocamiento con cara de concreto de 206 m, de altura. Fue excavado en un complejo
volcánico de dacitas, riodacitas y riolitas ignimbríticas. Durante los estudios previos de
implantaciones se había mapeado una falla con importante echado y rumbo subparalelo al cauce
del río Santiago, pero no se conocía su desarrollo en profundidad. Al excavar se fueron
produciendo caídas y pequeños derrumbes sucesivos. Finalmente se excavó el talud siguiendo
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El análisis de los taludes excavados ha solido realizarse a la fecha con métodos de equilibrio
límite, generalmente con modelos en dos dimensiones, aunque en casos especiales se han
modelado los taludes tridimensionalmente con la ayuda de métodos numéricos. Pero
probablemente en el futuro se tenderá a seguir la metodología actual de los taludes mineros. Un
ejemplo muy reciente es el arreglo del corrimiento en la presa de Thisavros en Grecia
(Loupasakis et al, 2011) La figura 22 muestra la ladera antes y después del derrumbe y la figura
23 detalles del deslizamiento
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Figura 22. La ladera de la presa Thisavros (Grecia) antes (1997) y después (2008) del derrumbe
Figura 23 Detalles de la rotura de la ladera aguas abajo de la presa de Thisavros: A, planos de
discontinidad, B, zona de cizallamiento a media ladera; C, vista general (Loupasakis et al, 2011)
La presa Thisavros es una de las presas más altas (175 m.) en Europa. El terreno está constituido
por gneises y granodioritas con intercalaciones de pizarras anfibólicas. Durante la construcción se
produjeron dos grandes inestabilidades: de 8,000,000 m3 en la margen derecha y de 700,000 m3
en la margen izquierda, lo que obligó a cambios importantes en el diseño de la presa. Entró en
servicio en 1997 y en 2008 se produjo, aguas debajo de la presa en la ladera ya excavada en la
margen izquierda, el deslizamiento reseñado cuya causa fue la alteración general de todo el
macizo rocoso con perdida gradual de la resistencia. La reparación prevista es una amplia
reexcavación de la ladera, con taludes más conservadores que los originales pero con un diseño
similar, que recuerda al de una corta minera.
Muchos de los problemas en las laderas, y en las fundaciones, de las presas se origina por la
existencia de zonas de cizalla (shear zones) de muy baja resistencia, que suelen aparecer en rocas
metamórficas. Marulanda y Gutiérrez (2007) discuten el tema y presentan varios ejemplos muy
interesantes. Uno de ellos es el deslizamiento sobre el vertedor en la presa de Porce III, en
Colombia (figura 24).
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El estudio geológico previo fue muy complejo. El terreno estaba constituido por esquistos
metamórficos paleozoicos de varios tipos: cuarzo sericíticos, cuarzo micáceos, cuarzo grafitosos.
Había numerosos plegamientos, con brechas de falla de gran espesor y zonas de cizallamiento, lo
que dificultó mucho la definición del modelo geológico-geotécnico de detalle. Todo ello obligó a
un rediseño de la presa y provocó problemas varios durante la construcción.
Figura 24. Deslizamiento sobre un canal del vertedor en la presa Porce III (Colombia)
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En las inmediaciones de las presas el objetivo es alcanzar la máxima seguridad posible y para ello
se suele utilizar actualmente el concepto de coeficiente de seguridad único. No es normal el
empleo de coeficientes de seguridad parciales, uno para las cargas y otro para las resistencias del
macizo, como es habitual en ingeniería estructural, aunque se están haciendo obligatorios en los
Eurocódigos en desarrollo en los países de la Unión Europea.
Sobre esta cuestión del coeficiente de seguridad a adoptar en taludes es muy interesante el criterio
de Duncan & Wrigth (2005). Afirman que el concepto de coeficiente de seguridad de un talud no
tiene un significado físico claro, porque se sabe que en una rotura el nivel de tensiones puede ser
muy diferente entre los diversos puntos de la superficie de rotura. En consecuencia se trata de un
valor convencional, basado en la experiencia general sobre taludes. Aconsejan el uso de un solo
coeficiente, que minora la resistencia del terreno. Si hay anclajes y/o bulones aconsejan introducir
su efecto minorando la fuerza aplicada al terreno por ellos. Finalmente aconsejan que los
coeficientes de seguridad varíen con las consecuencias de la rotura y las incertidumbres sobre el
terreno de acuerdo con la tabla siguiente
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El “Slope stability manual” aclara que pueden usarse coeficientes de seguridad menores en
taludes que han deslizado, o sufrido grandes deformaciones, y en los que la resistencia al corte de
cálculo se ha obtenido de un análisis retrospectivo o cuando las consecuencias de la rotura son
pequeñas.
En los taludes no permanentes, no se aplican estos coeficientes; pueden calcularse solo a corto
plazo (final de construcción) con coeficientes de seguridad menores pero “elegidos
prudentemente”
Como ya se ha dicho el estudio de los taludes excavados en torno a las presas evolucionará de la
situación actual, basada en la práctica de la ingeniería civil en el pasado siglo XX, a una situación
futura, basada en la práctica de la minería de grandes cortas en el presente siglo XXI. Ya se está
produciendo el cambio, como se muestra, por ejemplo, en el estudio de los taludes para la presa
de Kapikaya, en construcción avanzada en Turquía (Gurocak et al, 2008)
Las vías de comunicación requieren la excavación de taludes, que serían tanto más frecuentes y
altos cuanto más aumenta la velocidad de diseño. Pero ya no se construyen habitualmente taludes
de altura tan grande como los anteriormente descritos porque se prefiere la construcción de
túneles, generalmente por razones medioambientales, y es probable que esta tendencia aumente
en el futuro, de forma que tengamos cada vez mas túneles y cada vez menos desmontes de gran
altura, mayores de 50/60 m.
La práctica de proyecto y construcción de taludes en roca de esas dimensiones está bien
extendida en todo el mundo. En todas partes se utiliza sistemáticamente el estudio de la
estabilidad por métodos de equilibrio límite, para lo cual hay numerosos desarrollos informáticos
de uso común. Por ello nos limitaremos a comentar algunos puntos que suponen una cierta
novedad y aparecen cada vez con más frecuencia en los proyectos y obras de excavación de
taludes en roca.
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Figura 27. Talud en la autopista del Mediterráneo en Valencia, España, excavado con recorte
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Existe una clasificación de las carreteras para evaluar en cada punto a lo largo de ellas tanto el
riesgo de caídas de rocas como la necesidad de instalar protecciones (Pierson et al, 1990) Ha sido
desarrollada en la División de Carreteras de Oregón, USA, y está ganando una aceptación
generalizada en USA y otros países, a veces con algunas modificaciones. Sobre este tema Hoek
(2007) indica que “(es una) herramienta que solo puede ser considerada semicuantitativa, Sin
embargo las tendencias indicadas (por ella) junto con buen sentido ingenieril producen una
estimación razonable de los riesgos relativos de caídas de piedras en los taludes adyacentes a
carreteras y ferrocarriles”. Esta afirmación podría también aplicarse a las clasificaciones
geomecánicas mas extendidas pero Hoek las rechaza.
Otra demanda social que aparece cada día con más fuerza es el respeto al medio ambiente, que
obliga a disimular las intervenciones en las laderas con interés histórico o paisajístico.
Presentaremos dos ejemplos.
El ferrocarril ligero Hudson-Bergen en Nueva Jersey, USA, se alargó hasta Weekhawken
pasando al pie del acantilado King´s Bluff, de 60m de altura, en la comarca conocida con el
nombre de Palisades. (Jumeaux, 2004) Era necesario reexcavar ligeramente en su base para situar
el nuevo ferrocarril reubicando el trazado de la carretera existente y de una antigua vía de
ferrocarril de carga. El proyecto preveía medidas de protección con redes metálicas envolviendo
todos los taludes, tanto los existentes como los reexcavados. El Comité ciudadano para la
Preservación de Palisades inició una enérgica campaña contra el proyecto, alegando que las redes
en los taludes dañaban gravemente su aspecto estético y no tenían en consideración su carácter
histórico. Y consiguió que la municipalidad paralizara la obra hasta que se encontrase una
solución sin efectos visuales. Se utilizaron algunas anclas aisladas para sujetar algunos puntos y
se sanearon algunas zonas muy inestables. El grueso de la reparación se realizó con concreto
lanzado “esculpido” y coloreado para lograr su integración visual en el talud. Las figuras 29, y 30
muestran el acantilado antes y después de la intervención.
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Y esto me lleva a recordar un trabajo que realicé en 1985 en Denia, una histórica ciudad costera
al Sur de Valencia, España. (Romana & Izquierdo, 1987) En medio de la población hay un cerro
calizo y sobre él se ha ido reconstruyendo un castillo por los sucesivos moradores. Su último
aspecto es medieval, del siglo XV, pero su construcción fue iniciada por griegos, que
establecieron un enclave comercial en el cerro en el siglo V a.C. A finales del siglo XIX el cerro
fue explotado como pedrera, bajo el castillo, para obtener enrocamiento para el puerto. Años de
incuria y descuido del talud excavado, propiciaron un deterioro con algunas caídas que dejaron
un torreón de castillo en voladizo. Se realizó una obra de sostenimiento y recalce del torreón, que
proyectó el autor de estas líneas. El talud, de 70 m de altura, se estabilizó con anclas pasivas y
concreto lanzado (esculpido y coloreado) envolviendo un conjunto de 9 anclas activas de
alrededor de 30 m de longitud y 100 T de esfuerzo de trabajo. La figura 31 muestra el talud desde
el puerto y la figura 32 muestra el detalle de la reconstrucción del macizo rocoso bajo el Torreón.
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Figura 31. Vista del Castillo de Denia (España) desde el puerto. El talud tratado y el torreón
recalzado están a la derecha de la foto
Figura 32. Vista de la zona reconstruida bajo el torreón del castillo de Denia (España)
25 años después los habitantes de Denia no saben que bajo su castillo hay una obra de ingeniería
de rocas. La figura 33, última de esta intervención, muestra Denia, en fiestas, una noche de
verano. Muchas gracias por su atención
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