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Gestion Proys1 - X
Gestion Proys1 - X
M. Antonio Manterola B.
Ingeniero asociado
amanterola@koncept.cl
Koncept Ltda.
¿Qué tendrían de especial los proyectos de desarrollo para que ameriten una
manera distinta de gestionarlos?
Para responder adecuadamente esta pregunta, es conveniente ponernos de acuerdo primero sobre lo que
entenderemos aquí cuando nos referimos a la gestión de proyectos. Para ello, podemos apoyarnos en
normas como la ISO 9000:2000, que definen un proyecto como un conjunto de actividades coordinadas y
controladas que tienen una fecha de inicio y una fecha de término, que se realizan bajo requerimientos
específicos para alcanzar un objetivo determinado. Normalmente se incluyen también las restricciones
existentes de recursos, de costos y de tiempo.
Por su parte, podemos ver la gestión como un conjunto de acciones coordinadas para dirigir y controlar1.
En el caso de los proyectos, los procesos típicos de gestión incluyen el inicio de las actividades, su
planificación, su ejecución y control periódico y por último, su cierre ordenado2.
Antes de entrar a diferenciar los proyectos de desarrollo de otros tipos de proyectos, ahondaremos en sus
características comunes. Un primer aspecto a considerar es el papel que juegan las partes interesadas,
denominadas también “stakeholders”. Se incluye aquí a los clientes, a la organización ejecutora, al jefe de
proyectos y su equipo, a los proveedores y subcontratistas, a los entes reguladores y muchas veces, incluso
a la comunidad misma donde el proyecto se está implementando, sobre todo en el caso de emprendimientos
de gran envergadura y/o impacto (léase plantas de celulosa o similares).
Son los interesados los que deben definir el ámbito dentro del cual se desarrollará el proyecto, haciendo ver
por un lado sus necesidades, deseos y expectativas, y estableciendo, por otro lado, las restricciones en
cuanto a alcance, costos, plazos, niveles de calidad y riesgos tolerables para las partes (ver Fig. 1).
Ahora bien, si miramos las variables usuales que se deben controlar al planificar y ejecutar un proyecto,
aparece en primer término el manejo de su alcance, elemento crítico que muchas veces hace la diferencia
entre un emprendimiento exitoso y uno fracasado.
Debemos asegurarnos de incluir todos los trabajos necesarios y suficientes para alcanzar los objetivos
trazados. Asimismo, el alcance del proyecto debe ser sometido a las metodologías estándar de gestión, que
incluyen una adecuada planificación, verificación y aceptación formal por el cliente, así como un manejo
eficiente de los cambios de alcance.
Alguno otros aspectos que generalmente deben gestionarse dentro de un proyecto incluyen los costos, los
plazos, la calidad (atributos de los elementos entregados y oportunidad de entrega), los recursos humanos,
el manejo de la información del proyecto y la gestión del riesgo.
Algunos ejemplos de proyectos incluyen3:
• el desarrollo de un nuevo producto o servicio
• el desarrollo de una organización
• la adquisición o modificación de una plataforma informática tipo ERP o similar
• la construcción de un edificio
• una campaña publicitaria
1
Norma Pyme NCh2909.Of2004: “Sistemas de gestión - Requisitos fundamentales para la gestión PYME”, Dic.2004.-
2
Guía PMI de gestión de proyectos, PMBOK Edición 2000, Instituto PMI, EE. UU.
3
Ibid.
• clientes
• jefe de proyectos
• equipo de proyectos Partes
Ámbito del proyecto
• organización ejecutora Interesadas
• proveedores y subcontratistas
• entes reguladores
• comunidad afectada
Restricciones
• Alcance
• Costos
• Plazos
• Niveles de calidad
• Impacto ambiental
• Riesgos tolerables
Una de las características más significativas de un proyecto es su temporalidad, que lo distingue de las
operaciones usuales de régimen en una empresa, que son de naturaleza más repetitiva y continua, y que por
lo general, corresponden al desenvolvimiento usual del negocio de la empresa.
En efecto, el proyecto parte de la base que se cerrará ya sea cuando se alcancen sus objetivos, cuando se
decida que éstos no se pueden lograr dentro de las restricciones imperantes, o bien, en caso que dichos
objetivos se hayan vuelto innecesarios o hayan perdido vigencia.
El manejo de los plazos es clave para realizar una buena gestión. Para ello es muy importante definir en
forma precisa, clara y exhaustiva todos y cada uno de los ítems a entregar, pues éstos usualmente llevan
aparejadas numerosas actividades que son indispensables para completar exitosamente el proyecto.
Aquí no basta decir, por ejemplo, que se hará capacitación a los usuarios. Debe decirse cuántas horas de
capacitación se han considerado, cuántas sesiones se dictarán, en qué lugar físico se realizarán, a qué tipo
de personal se capacitará, con qué medios, cuántos y qué tipo de manuales se entregarán, en que idioma, en
que formato, etc.
Conocidas las actividades a realizar, su ordenamiento secuencial lógico deberá ser un fiel reflejo de nuestro
mejor entendimiento del problema que tenemos entre manos. El cronograma resultante, en que se han
asignado plazos a esta secuencia de actividades, es tal vez la herramienta más importante para monitorear y
controlar los avances.
Por otra parte, la gestión de la calidad del proyecto es un capítulo por si mismo. Se debieran incluir aquí
temas como la búsqueda y selección de los estándares aplicables y la forma en que serán satisfechos, el
aseguramiento de la calidad - entendido como la evaluación periódica del desempeño del proyecto -, el
control de los resultados específicos e incluso, los programas de mejora continua de la calidad cuando se
trata de proyectos de mayor envergadura o duración.
Una característica adicional de los proyectos es que usualmente sus resultados son únicos y distintivos, ya
sea porque tienen un alcance diferente a emprendimientos anteriores, porque el emplazamiento debe
hacerse en otra ubicación o porque se utiliza una nueva tecnología. Así, los proyectos en general conllevan
algún grado de novedad para la empresa que los ejecuta y normalmente apuntan a extender las capacidades
del ejecutor.