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NOVENA EN HONOR A

NUESTRO SEÑOR JUSTO JUEZ

1
En el capítulo 25 del Evangelio de San Mateo, Jesús hace una descripción del
juicio final, en el que Él mismo juzgará a la humanidad según sus obras de
amor o su indiferencia. Él mismo dice: “Todo lo que hicieron con estos
pequeños, que son mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt 25, 40)

Este pasaje da fundamento al nombre de Jesús, como Juez de la humanidad


que pide mucho amor, pero del que no es un simple sentimiento. Sino hechos
concretos a favor de las personas que tenemos cerca. Hechos que no tienen
como origen el deseo de ganar el cielo, ni buscar la perfección ni el simple
cumplimiento de normas religiosas, sino que están basadas en el amor a las
personas en la justicia, compasión, solidaridad, humildad y gratitud a Dios.

La oración incluida en esta novena fue reconocida por los patriarcas armenios
y de Jerusalén y es una copia de la original que está grabada en una plancha
de oro en el convento religioso de Santa María, al pié del Líbano, la que fue
encontrada en el monte Calvario, junto al peñasco en que se levantó la cruz
de Nuestro Señor Jesucristo. Fue descubierta por el príncipe Godofredo,
quien al rezar esta oración se vio librado de sus enemigos. También el Papa
León XII difundió una oración a Nuestro Señor el Justo Juez en el siglo V, que
liberó al Papa Pio IX del asesino Víctor Manuel. Por estas razones y muchas
más y es que esta oración tiene amplia difusión en la actualidad pues con ella
pedimos a Dios que nos libre de los enemigos, peligros, enfermedades y
muchos otros males.

Al hacer esta oración también nos liberamos del mayor de los peligros que es
el egoísmo, la dureza de corazón, la indiferencia, que nos aparta del hermano
necesitado y nos condenan a una vida lejos de Dios.

MODO DE HACER LA NOVENA

Primeramente como buenos cristianos comenzamos con la señal de la Cruz y


buscamos un lugar de lo posible silencioso.

Pedimos perdón a Jesús, el Justo Juez, por nuestras faltas, confiando en su


intercesión para alcanzar su perdón y las gracias que se le solicita.

ORACION

Padre bueno tú que me das la vida y deseas la salvación de nuestras almas,


vengo a tus pies, cansado del camino, apenado por mis pecados y necesitado
de auxilio.

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Reconozco haber faltado contra tu amor y haber dejado de amar a mis
semejantes, te pido por la intercesión de tu Hijo Jesús mi Justo Juez, así
como también de nuestra Madre la siempre Virgen María, que tengas a bien
perdonar mis pecados y me concedas la luz del Espíritu Santo para que me
guíes a vivir cerca de ti, llevarte en mi corazón y vivir en amistad. Amén.

ORACION PARA TODOS LOS DIAS.

Oh Divino Justo Juez a quien adoro rendido, hoy postrado aquí a tus pies, el
perdón señor te pido, Justo Juez esclarecido, protector universal, te pido me
libres de todo mal. El peligroso lugar, quita el pensamiento a los que de
intento me quieren asesinar. Y si algún hombre criminal piensa quitarme la
vida en vereda o camino real. Tú Señor me defenderás (aquí se pide la gracia
que se desea alcanzar)

Que me valga esta oración. Cristo mío crucificado, y que la llaga de tu


costado santo sea mi dulce habitación. Tan solo con implorar tu santo nombre
glorioso, hasta que salga victorioso del que me quiera robar. Santísimo
Sacramento de enemigos y salteadores, de bandidos y malhechores, líbrame
en todo momento. ¡Oh sacratísima Cruz de la gran ciudad de Sión! Te ofrezco
esta oración diciéndote, Jesús. Amén.

PRIMER DIA
“Dar de comer al que tiene hambre”

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles,
se sentará en su trono glorioso. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su
derecha “Vengan benditos de mi Padre, y reciban en herencia el reino que les
fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, ustedes
me dieron de comer, tuve sed, y ustedes me dieron de beber, estaba sólo y
de paso en el camino, y abrieron sus puertas para alojarme, estaba desnudo,
y me vistieron, estuve enfermo, y me visitaron, en algunas ocasiones estuve
preso y me vinieron a ver”. (Mt 25, 31,34-36)

Toda la Biblia y todos los profetas enseñan que el modo de abrir nuestro
corazón para recibir a Dios es hacer el bien a los más necesitados. Este es el
principio del camino, el primer paso que el hombre da para ofrecer su
corazón, para dejar de verse sólo, para permitir que la palabra de Dios entre
en su alma y ésta la cambie la vida. Porque nos hace tomar conciencia del
dolor ajeno y del mundo y reconocer nuestra pequeñez ante esta realidad.

INVOCACIONES AL JUSTO JUEZ


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(Para todos los días de la novena)

• Señor, ten piedad de nosotros.  Cristo, ten piedad de nosotros.


• Señor, ten piedad de nosotros.
• Cristo, óyenos.
• Cristo, escúchanos.
• Dios, Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
• Dios Hijo redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
• Dios espíritu santo, ten piedad de nosotros.
• Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
• Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
• Jesús Hijo de David, ten piedad de mí.  Corazón de Jesús, confío en Ti
• Corazón divino de Jesús, convierte a los pecadores, salva a los moribundos,
libera a las almas del purgatorio.
• Jesús mío, perdona mis pecados, líbrame del mal, lleva al cielo todas las
almas, especialmente las más necesitadas de tu misericordia.
• Señor, ten piedad de nosotros, y mira en nuestro corazón la esperanza que
tenemos en ti.
• Señor no soy digno de que entres a mi casa, pero una palabra tuya bastará
para salvarme.
• Ten piedad de mí, Señor, sáname, porque pequé contra ti.

• Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.


• Perdónanos Señor
• Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
• Escúchanos Señor
• Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
• Ten piedad de nosotros.
ORACION FINAL
(Para todos los días)

Señor Jesús, Oh mi Justo Juez, te pido por tu misericordia infinita me enseñes


a perdonar de corazón a quienes me ofenden, cada vez que sienta necesidad
de pedir perdón. Enséñame a amar para que puedas perdonarme. Enséñame
a ser misericordioso. Tú lo eres conmigo, para poder alcanzar tu divina
misericordia. Enséñame a no juzgar a los demás para no ser juzgado por ti.
Enséñame a no condenar a los demás, para no ser condenado.

Enséñame a amar de corazón a mis hermanos y semejantes, principalmente


a los más necesitados, para que puedas llamarme un día a gozar de tu reino,
como tus amigos benditos de mi Padre. Amén.

Aquí se reza un Padre Nuestro y un Ave María.


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SEGUNDO DIA
“La gracia de Dios actúa en nosotros”

En el pasado actuábamos como si fuéramos insensatos, rebeldes,


descarriados. Caíamos en la esclavitud de nuestros propios deseos,
buscando placeres de toda clase. Llegamos hasta vivir en la malicia y la
envidia, llenos de odio y odiándonos los unos a los otros. Pero llegó el día en
que la bondad de Dios nuestro Señor y Salvador nuestro, se manifestó en su
amor por la humanidad no se fijó en lo bueno que hubiéramos hecho, sino
que nos tuvo misericordia y nos salvó de nuestros pecados. Por la gracia de
Cristo pasamos a ser justos y santos y esperamos como herencia, el reino
prometido en la vida eterna. (Tito 3, 3-5, 7)

Cuando el amor se instala en nuestro corazón y reconocemos que


necesitamos de Dios, no importa la vida que hayamos llevado porque es en
este momento cuando estamos listos para abrirnos al perdón, la misericordia
y a la gracia de Dios. Y es Él, para quien todo es posible el que nos
transforma, explica nuestros esfuerzos y nos cambia la vida con su gracia, y
hace las obras que no podemos hacer por nuestros propios medios. Rezar
aquí las invocaciones al Justo Juez y la oración final.

TERCER DIA
“Visitar a los enfermos y a los presos”

Jesús envió a sus discípulos que el reino de los cielos está cerca. Curen a los
enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los
demonios. Ustedes han recibido gratuitamente la gracia de Dios a través del
Espíritu Santo que ha descendido sobre ustedes en el día de Pentecostés,
también gratuitamente la gracia de Dios a los necesitados. (Mt 10, 5, 7-8)

Cuando trabajamos para el Señor, Él se pone de nuestro lado y la tarea va


dando sus frutos aún más allá de nuestras posibilidades. Vivimos,
construimos, aprendemos, logramos y damos buenos frutos sólo si Dios
bendice nuestras obras. A cambio lo único que Jesús nos pide es hacer lo
que está a nuestro alcance dar al que necesita, visitar a un preso o a un
enfermo, llevarles medicamentos, alimentos, ropa o simplemente
acompañarlo y rezar por él y con él.

Rezar aquí las invocaciones al Justo Juez y la oración final.

CUARTO DIA
“Dar Alojamiento a quien lo necesita”
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El que recibe a su hermano es semejante, me recibe a mí, y el que me recibe,
recibe a aquel que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá
la recompensa de un profeta, el que recibe un justo, tendrá la recompensa de
un justo. Pero les aseguro que cualquiera que dé a beber, aunque sea sólo un
vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños que son sus hermanos y
semejantes y son mis discípulos, no quedarán sin recompensa (Mt 10, 40-42)

Todo lo que llega a nuestras manos y lo tenemos es porque lo recibimos de


Dios y lo conservamos gracias a Él, la vida, la salud, los seres queridos, los
bienes materiales y espirituales. Somos ante Dios menos que un grano de
arena en la inmensidad del océano, a veces somos desagradecidos, injustos
y pecadores, pero Él quiere amarnos, hacernos sus hijos y cuidar de nosotros.

Todo lo que podemos hacer por los demás por poco que parezca hay que
ofrecerlo a Dios Nuestro Señor, para agradecerle su amor y misericordia. El
no deja sin recompensa al que con amor ofrece aunque sea un simple vaso
de agua.

Rezar aquí las invocaciones al Justo Juez y la oración final.

QUINTO DIA
“Enseñar al que no sabe y corregir al que se equivoca”

Hermanos, en el caso en que nosotros mismos o alguien de los que se


encuentre cercano a nosotros caigan en alguna falta, debemos con el ánimo
que nos da el Espíritu Santo, corregirlo con amor y con espíritu de bondad.
Cuídate tú también puedes ser tentado. Ayúdense mutuamente a llevar las
cargas, y así cumplirán la ley de Cristo. Si alguien se imagina ser algo, se
engaña, porque en realidad no es nada.

Que cada uno examine su propia conciencia y su conducta así no se alabará


frente a otros, sino que se pondrá celoso de su propio provecho. Porque cada
uno tiene que llevar su propia carga ( Gal 6, 1-5)

Dos obras de amor concretas, son, enseñar y corregir. Lo que hagamos por
los demás, si no está hecho con amor, no sirve de nada. Cuando corregimos
con soberbia o desde nuestra incapacidad de convivir con las debilidades
ajenas, esto no es misericordia, es ser jueces de los demás. El deseo de
enseñar viene de Dios cuando nos conmueve la necesidad del otro, las
limitaciones que padece por su ignorancia, su propio pedido de ayuda. Y esto
se descubre sólo escuchando a los demás.

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Rezar aquí las invocaciones al Justo Juez y la oración final.

SEXTO DIA
“Perdonar las ofensas”

Cuando nos pongamos de pie para orar, si tenemos algo en contra de


alguien, es el momento de perdonarlo y Nuestro Padre Dios Todopoderoso
que está en el cielo, hará lo mismo perdonando nuestras faltas, pero si no
somos capaces de perdonar como podemos esperar que el Padre Celestial
pueda perdonarnos (Mc 11, 25-26)

Tener la capacidad de perdonar a los demás es dar la oportunidad a nuestro


corazón de sanarse, y es un acto de justicia por el perdón que Jesús nos
regaló. Es un pedido al Señor para que nos perdone “como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden”. Ciertamente hay heridas que solo
pueden sanar con la ayuda de Dios, el consejo de nuestros sacerdotes, y la
ayuda de quienes nos rodean y tenemos confianza en ellos. Perdonarnos las
pequeñas molestias de cada día, los errores de las personas cercanas, que
no superan a los nuestros.

Rezar aquí las invocaciones al Justo Juez y la oración final.

SEPTIMO DIA
“Soportar los defectos ajenos”

Amar y perdonar a nuestros enemigos, hacer el bien a los que nos odian,
bendecir a los que nos maldicen, rogar por los que nos difaman. Si amamos a
aquellos que nos aman ¿qué mérito tiene? Porque hasta los pecadores aman
aquellos que los aman. Si hacen el bien aquellos que se lo hacen ustedes
¿qué mérito tiene? Eso lo hacen también los pecadores. Amar a los enemigos
y perdonarnos, hacer el bien y dar sin esperar nada a cambio. Entonces la
recompensa será grande y podemos decir que somos hijos del Altísimo,
porque Él es bueno aún con los desagradecidos y los malos. Seamos
misericordiosos como el Padre es misericordioso con nosotros. No juzguemos
y no seremos juzgados, no condenemos y no seremos condenados, mejor
perdonemos y seremos perdonados. (Lc 6, 27-28, 32-37)
Los primeros pasos hacia el perdón son la comprensión y la humildad.
Es necesario reconocer nuestras limitaciones, así como nuestras miserias,
distinguir esos puntos oscuros de nuestra vida donde casi no ahondamos,
nuestra propia debilidad para actuar correctamente, sólo así entonces
podremos ver con misericordia los defectos ajenos. Cuando comprendemos
las limitaciones del otro es porque sabemos que también nosotros las
tenemos. Antes de sentirnos molestos por las actitudes de los demás veamos
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en nuestra propia vida y pidamos a Dios Todopoderoso nos ilumine a la luz de
la palabra.

Rezar aquí las invocaciones al Justo Juez y la oración final.

OCTAVO DIA
“Consolar al que sufre y dar consejo a quien lo necesita”

Consideremos como propias en las necesidades de los santos y practiquemos


generosamente la hospitalidad. Bendigamos a los que nos persiguen,
bendigamos y no maldigamos nunca.

Alegrémonos con los que están alegres y de forma solidaria lloremos con los
que lloran. Vivamos en armonía unos con otros, sin querer sobresalir,
poniéndonos a la altura de los más humildes. No presumamos de ser sabios.
A nadie devuelvan mal por mal. Procuremos hacer el bien delante de todos
los hombres. En cuanto dependa de nosotros, tratemos de vivir en paz con
todos los que nos rodean, en la casa, en la calle, en el trabajo, (Rom 12, 13-
18)

Sin lugar a duda uno de los mejores regalos que podemos dar a los demás
es nuestro tiempo para escuchar sus problemas, sus penas, sus dolencias,
atenderlos para comprender su situación, dar un abrazo, una palabra de
consuelo, prestar la ayuda concreta o palabras de consejo que nos piden. Y el
milagro se dará cuando descubramos que los que fuimos beneficiados somos
nosotros mismos, porque nada nos produce tanta alegría y tanto crecimiento
como el amor desinteresado que damos en ese momento.

Rezar aquí las invocaciones al Justo Juez y la oración final.

NOVENO DIA
“Rezar por los vivos y los muertos”

Si alguno de nosotros está afligido, oremos. Si alguno de nosotros está


alegre, que cante salmos. Si alguien está enfermo que llame a los presbíteros
de la Iglesia, para que junto con él oren y lo unjan con óleo en el nombre del
Señor. La oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y
si tuviera pecados les serán perdonados. Confesar mutuamente los pecados y
orar los unos por los otros, para ser curados. La oración perseverante del
justo es poderosa. (Sant 5, 13-16)

Jesús nos invita a rezar en todo momento y en cada situación. A aprender a


dar gracias, gustarnos, alegres a exponer ante Él con sencillez nuestras
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angustias y necesidades, a pedir perdón cuando reconocemos que nos
hemos equivocado para poder ser curados y a rezar por los que amamos. A
veces sentimos que queríamos “cualquier cosa” para ver y hacer felices a las
personas queridas. ¿Podríamos empezar por pasar 10 minutos en oración,
pidiéndole a Dios lo que creemos que nuestros hermanos necesitan?

Rezar aquí las invocaciones al Justo Juez y la oración final.

ORACION AL JUSTO JUEZ

¡Oh Divino Justo Juez! Hacedor de cielo y tierra, protector universal donde
todo el bien se encierra.

Rey de Reyes, sin igual Juez de suprema virtud a las almas das salud con tu
poder paternal. ¡Oh Señor Universal! Padre de todo el universo, mi Padre, mi
guía, mi luz, mi protector, mi amor, mi gloria, y mi redentor, líbrame de
caminos peligrosos, de ríos caudalosos, de cárceles y de otras pasiones,
líbrame de las asechanzas, de ladrones, de malas lenguas y de falsos
testimonios, líbrame Señor de caer en pecado mortal y de caer en poder de
mis enemigos visibles e invisibles, en fin Señor, que nadie me dañe en nada,
haz que ninguno tenga poder sobre mí, sólo Tú Señor, supuesto que eres mi
juez y redentor, escóndeme dentro de la llaga de tu Santísimo Costado para
que mis enemigos no me vean, envuélveme en el Velo del Sacramento para
verme libre de todos mis enemigos y contrarios y te suplico Señor que Tú,
María y José, me acompañen en todas horas, y en todos los momentos, en
mi casa, en la calle, en la Iglesia, en los caminos, montes, y en todas partes.
Amén.

DE PROFUNDIS

Desde el profundo abismo de mi miseria en que estoy caído clamo a vos,


Señor, no seas Dios mío inexorable a mi voz.

Dignaos escuchar los ruegos de un infeliz que no tiene más recurso que
vuestra infinita misericordia.

Sé, Señor, cuan culpable soy a vuestros ojos, más examinarás con rigor
nuestras iniquidades.

¿Quién podrá sufrir nuestros juicios?

Si en nosotros solo encontraréis delitos, en vos encontraremos motivos para


salvarnos. Os impusiste la ley de no resistir nuestras lágrimas y esto me
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obliga a esperar confiado en vuestra bondad, no dejó nunca de esperar Israel
en el Señor que sabe hallar en los tesoros de su poder, remedio para
nuestros males y prometió redimir a su pueblo de sus miserias e iniquidades.

Dadles, Señor, el eterno descanso y luzca para ellas la luz perpetua.


Descansen en paz. Así sea.

7 LUNES DEDICADO AL JUSTO JUEZ

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PRIMER LUNES

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Se hará la señal de la cruz y en cada uno de los 7 lunes se reza lo siguiente:

ACTO DE CONTRICION

Piadosísimo Señor de las misericordias, hijo de Dios igual al Padre y al


Espíritu Santo, dueño de la vida y de la muerte, dador de las penas y del
consuelo, poderoso sobre todo los poderosos, árbitro de cuanto existe,
dominador de los elementos y cuya voluntad obedecen los mares, los montes
y la naturaleza se inclina reverente.

Aquí tienes un pecador que mucho te ha ofendido, mucho Señor llora sus
delitos y muchísimo quisiera amarte y suplir con su dolor y con sus lágrimas el
grave mal que cometió apartándose de Ti, infinito bien.

No deseches Señor de las misericordias al pecador arrepentido y pruébale


una vez más, que tus bondades son siempre de Padre clemente, que no le
recibes como Juez enojado.

Si mis pecados han puesto un muro entre Ti y mi pobre alma, yo te presento a


tu dulce Madre, por mediadora, a Ella atenderás y con Ella te pongo Señor, a
la vista, tu cruz, tus lágrimas, tu sed, tus llagas, tus dolores, tu agonía y tus
sublimes palabras antes de expirar. ¡Cómo no considerar Señor, tan valiosos
presentes como te hago, si son tesoros de un Dios moribundo, de un Dios
infinito!.

Consuela, Señor con tus clemencias, las muchas tristezas, oiga yo tu voz
como la oyó el afortunado Dimas y que tu amor me diga: “Hoy te perdono y te
concedo lo que me pidas”.

PRIMERA PALABRA DE JESUS EN LA CRUZ.


“Padre perdónales que no saben lo que hacen”
(Lc 23,34)

ORACION

Dulce Jesús de las misericordias, que en el colmo de la más cruel agonía y en


el punto supremo de la muerte, orabas por nosotros pobres pecadores. Si los
ruegos de un Dios agonizante, eran dirigidos al Eterno Padre por los que le
crucificaban. ¿Cómo no he de esperar yo que me perdones y me atiendas en
mi inmensa aflicción. Si humillado te pido con tu amoroso perdón, la
compasión y el olvido de mis faltas?. Sí Señor mío, conocí al ofenderte el
abismo de infinitos males que me causaban. Sea pues el clamor de tu primera
palabra, el sello de mi salvación, el ósculo de tu clemencia, llave de mi eterna
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felicidad, en recuerdo de tu heroico ruego, te ofrezco Señor, el ejercicio de
este día y en mis pobres oraciones recibe el incienso de mi fe y de mi
devoción.

También te pido Señor, que tu Iglesia Santa y sus Ministros porque destierres
del mundo el error y la impiedad y porque todos te amen y todos busquen el
reino de Dios y su justicia. Amén.

El obsequio de éste lunes será: Perdonar a los que nos han ofendido

JACULATORIA
Piadoso Señor Jesús, dadles el descanso eterno.

Trescientos días de indulgencia.

SEGUNDO LUNES

Se hará la señal de la cruz y acto de contrición como el primer lunes.

SEGUNDA PALABRA DE JESUS EN LA CRUZ


“En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23, 43).

ORACION

Si el afortunado ladrón al reconocerte como Hijo de Dios y considerar la dicha


que le cabía al morir a tu lado confesándote Rey y pidiéndote que le tuvieras
presente al entrar en tu gloria, consiguió por su fe y su humildad la dulcísima
promesa de llevarle aquel mismo día al paraíso, ¿Cómo Señor Misericordioso
he de dudar de la ternura de tu corazón para aliviar la pena que me oprime?,
pues aunque ingrato y desleal, siempre te he reconocido y te reconozco
Soberano de Cielo y Tierra y en ésta fe deseo vivir y entregar mi vida por
defenderla. Espero Señor, que siempre me asista tu gracia de poder oír de tu
sacratísima boca, aquella divina promesa de llevarme a tu reino como el
buen ladrón. Sea mi confesor San Dimas, mi abogado y por su intercesión
escuchada sea mi súplica. Amén.

El obsequio de este lunes será: rezar una estación por las almas del
purgatorio.

JACULATORIA
Piadoso Señor Jesús, dadles el descanso eterno.

Trescientos días de indulgencia.


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TERCER LUNES

Se hará la señal de la cruz y acto de contrición como el primer lunes.

TERCERA PALABRA DE JESUS EN LA CRUZ


“Mujer he ahí a tu hijo”. “He ahí a tu Madre” (Jn 19, 26-27).

ORACION

¡Amabilísimo Señor de las Misericordias. No tenemos los pecadores más


sublime legado que el que nos dejaste en tu testamento, dándonos a tu
amantísima Madre por Madre nuestra ¿Qué tenemos con su amparo, si ella
nos cubre con su manto? Nadie nos hará sucumbir. Tu recomendación la
recibió benigna como encargo de un Dios moribundo, como deseo de un hijo
adorable y como especial misión de la augusta Trinidad. Por eso vengo yo
confiado implorando tu piedad y si mis pecados te obligan a dilatar mi alivio, al
rogarte por mí la piadosa Madre, no puedes negarle cuanto te pida. El primero
de los bienes que te pido es mi santificación y por la intercesión de Ella la
espero, más no sólo esto te suplico, bien sabes Señor, cuantas amarguras y
dolores oprimen mi corazón, arrebatándome la tranquilidad incomparable del
don de tus manos, bien conoces cuantas lágrimas vierte mi alma, presa de
hondos sufrimientos.

Por el solícito cuidado que de nosotros tuviste en el ara Santa de la Cruz, te


ruego señor que des alivio a mi aflicción y tu Santísima Madre, te alabará por
mí. Amén.

El obsequio de este lunes será: rezar una parte del Rosario a la Santísima
Virgen por los que padecen alguna tribulación.

JACULATORIA
Piadoso Señor Jesús, dadles el descanso eterno.

Trescientos días de indulgencia.

CUARTO LUNES

Se hará la señal de la cruz y acto de contrición como el primer lunes.

CUARTA PALABRA DE JESUS EN LA CRUZ


¡Dios mío!, ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?
Mt 27, 46

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ORACION

Grande como el mar es tu tribulación Señor de las Misericordias, cuando te


obligas a exhalar tan dolorosas queja a tu Padre Celestial. ¡Cómo Dios mío
quisiste extremar tan intensa agonía, que por amor del hombre lo prometiste,
así permíteme, pues, que yo exhale mi doliente clamor y te diga, Padre Mío,
¿por qué me has abandonado?. Pero no Jesús mío, perdóname, no quisiera
ofenderte, ya que tú jamás abandonas a tus hijos. Tu providencia vela sobre
todos, otorgas tu gracia al que te la pide y a ninguno niegas tus bondades si
te implora arrepentido. Si alguna vez no concedes tus consuelos como desea
el pecador, es otra prueba de ternura infinita porque quieres darle la moneda
del sufrimiento para comprar el Cielo.

Por el valor de tu amorosa queja, atiende Señor de las Misericordias, la voz


de mi aflicción, uno a mis ruegos tus benditas lágrimas y ante ese obsequio,
no dejarás de favorecerme. Amén.

El obsequio de ese lunes será: dar una limosna en sufragio de las almas del
purgatorio.

JACULATORIA
Piadoso Señor Jesús, dadles el descanso eterno.

Trescientos días de indulgencia.

QUINTO LUNES

Se hará la señal de la cruz y acto de contrición como el primer lunes.

QUINTA PALABRA DE JESUS EN LA CRUZ


“Tengo sed”
(Jn. 19,28)

ORACION

Inocentísimo Señor de las Misericordias, que quisiste sentir la más


ardientísima sed, para dar el más doloroso clamor y significarnos cuanta es la
sed que tenemos de nuestra salvación y cuanto quisiste sufrir por nuestra
salud.

Dulce Jesús, Tú que das cristalinas aguas a los manantiales y fertilizas los
campos con lluvias bienhechoras y cubres los pétalos de las flores con perlas

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de rocío, quisiste padecer el más cruel de los tormentos, secándose por la
sed tu sacratísima lengua hasta pegarse al paladar. Todos los moribundos
sufren indeciblemente con tu sed; ¿Cómo sería la que quisiste sentir con
universales dolores y tan inauditos sufrimientos?

Por esta otra prueba que diste del amor que nos tienes, te pido, dulcísimo
Jesús que yo tenga sed de virtudes, sed de mi santificación y sed de la
salvación de mis semejantes, para que tu tierno clamor halle eco en mi
corazón.

Además de los bienes espirituales, he menester los bienes terrenos. Bien


conocéis Señor la necesidad que ahora me aqueja y tengo sed de verla
remediada. Amén.

El obsequio de este lunes será: Hacer una estación del viacrucis,


aplicándolo por la conversión de los pecadores.

JACULATORIA
Piadoso Señor Jesús, dadles el descanso eterno.

Trescientos días de indulgencia.

SEXTO LUNES

Se hará la señal de la cruz y acto de contrición como el primer lunes.

SEXTA PALABRA DE JESUS EN LA CRUZ


“Todo está consumado”
(Jn 19,30)

ORACION

¡Sí, amoroso Jesús de las Misericordias!, ya nos enseñaste tu doctrina que


confirmaste con tu ejemplo y milagros, ya nos diste a tu tierna Madre, ya nos
diste tu sangre, tu vida, todo nos lo diste. Nada nos falta Señor para ser
eternamente felices, pero ingratos y perversos olvidamos tus beneficios y nos
separamos de Ti para seguir a Satanás. Nos tientan el mundo, el demonio y la
carne, y preferimos efímeros placeres al gozo eterno de tu gloria.

No merecemos tu amor ni tus beneficios. Castigo en la tierra y eterno infierno,


eso hemos merecido Señor por nuestras muchas culpas.

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¿Pero, qué sería de tu preciosa sangre, si ella misma no alegara en nuestra
defensa?. Por ese infinito precio, te presento mi petición. Esa adorable sangre
sea mi galardón y te inclines a favorecerme. Amén.

El obsequio de este lunes será: oír misa por las almas del purgatorio.

JACULATORIA
Piadoso Señor Jesús, dadles el descanso eterno.

Trescientos días de indulgencia.

SEPTIMO LUNES

Se hará la señal de la cruz y acto de contrición como el primer lunes.


SEPTIMA PALABRA DE JESUS EN LA CRUZ
“Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”
(Lc 23, 46)

ORACION

Ya entregaste tu alma a tu Eterno Padre y con ella entregaste la nuestra.


¿Qué podemos tener entonces con tan grande clemencia?, si con tu
sacratísimo y último suspiro nos endulzas las penas de esta vida y con tu
precioso aliento nos vivificas.

¿En dónde buscaremos mejor consuelo que en tu cruz? ¿A qué buscar otra
sombra si nos albergamos bajo el árbol santo en que nos redimiste?

¡Oh Divino Jesús crucificado! En cada una de tus palabras nos dejaste rico
tesoro de enseñanza, bálsamo suavísimo de consuelo, herencia inestimable
de valor. ¿Qué debo hacer yo, Señor si no recordar una a una tus
misericordias y decirte con el profeta Rey, “Ten misericordia de mí Señor,
conforme a tu gran misericordia?

A esta última entrega de tu alma, uno y entrego también la mía, también


encomiendo a tu paternal ternura mis últimos dolores, mis trabajos, mi
pobreza, mis penas y mis quebrantos, esta necesidad que hoy me aflige y te
presento, la elevo con tu postrer palabra.

Tienes los brazos abiertos para recibir al pecador, recibidme, pues, a mí que
soy el mayor de todos.

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No termine yo este ejercicio que en reverencia tuya he practicado, sin que tu
dulce voz se deje oír en mi favor, serviría para mayor gloria y alabanza tuya,
pues mientras más indigno sea yo, más glorificado quedará vuestro santo
nombre, así Señor, me atrevo a deciros que queda cumplida en mí tu
soberana obra de redención y consuelo. En tus manos encomiendo Señor de
las Misericordias, esta nación, esta Ciudad, este recinto donde es acogido el
infeliz que gime bajo el peso de la enfermedad. En tus manos encomiendo a
sus bienhechores y a esas almas abnegadas que velan por el afligido y el
enfermo. En tus manos encomiendo a cuantas víctimas del sufrimiento y la
desgracia sean.

Consuela a todos, Señor de las Misericordias, como te pido el consuelo mío y


muy especialmente te encomiendo por tus siete palabras y por las tres horas
que estuviste en la cruz, a las almas que padecen en el purgatorio. Amén.

El obsequio de este lunes será: hacer una fervorosa comunión por las
almas que están en el purgatorio.

JACULATORIA
Piadoso Señor Jesús, dadles el descanso eterno.

Trescientos días de indulgencia.

DEPRECACIONES

Las lágrimas de María por mis culpas derramadas, con la Sangre de Jesús
mezcladas, sean mi consuelo y mi alegría.

Por tus llagas, Señor.…………………..Ten piedad de mí. (se repite)


Por tus dolores, Señor
Por tu sed, Señor.
Por tus lágrimas, Señor.
Por tu Cruz, Señor.
Por tu agonía, Señor.
Por tus siete palabras, Señor.
Por tu preciosa sangre, Señor.
Por tu preciosa muerte y sepultura líbrame, Señor de todo mal.

JACULATORIA

L. Dadles Señor, el descanso eterno. R. Y que la luz perpetua las ilumine


L. Descansen en paz.
R. Amén.
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ORACION

A la Santísima Llaga de la Espalda de Nuestro Dios. Divino Salvador.

Jesucristo, mansísimo Cordero de Dios, yo pobre pecador, saludo, adoro y


reverencio la Santísima llaga que padeciste en tu Sagrada Espalda llevando
tu pesada cruz, con que por causa de los tres huesos que de ella salían
sentías grandísimo dolor, sobre todos los otros de tu Santísimo Cuerpo.

Adórote, dolorido Señor mío, reverenciote y glorifícote en lo íntimo de mi


corazón y te doy gracias por aquella Santísima, muy profunda y dolorosa
llaga de tu Sacratísima Espalda. Suplícote humildemente por aquel duro peso
de tu cruz, que tengas misericordia de mí y me perdones todos mis pecados
tanto veniales como mortales y me acompañen en el camino de la cruz por
las sangrientas pisadas tuyas a la eterna bienaventuranza. Amén.

Alabada sea la Santísima Llaga de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

(Preguntando una vez San Bernardo a nuestro Señor, cuál había sido su
mayor dolor que sufrió en el curso de su pasión, respondió el Señor: Yo tuve
una llaga en la espalda, honda tres dedos, que se me hizo llevando la Cruz,
ésta me fue de mayor pena y dolor que todas las otras, la cual consideran
poco los hombres por no serles conocida, pero tu tenla en veneración y sabe
que cualquier gracia que me pidan en su virtud, se la concederé).

¡Oh Santísima Cruz! ¿Oh inocente y Piadoso Cordero! ¡Oh pena grave y
cruel! ¡Oh pobreza de Cristo Mi Redentor! ¡Oh llagas muy lastimadas! ¡Oh
Corazón traspasado! ¡Oh Sangre de Cristo amarga! ¡Oh dignidad de Dios,
digna de ser reverenciada!

Ayúdame Señor para alcanzar la vida eterna. Amén.

ORACION
¡VIVA CRISTO REY!

Corazón dulcísimo ven a ser nuestro Rey para siempre y apresura en la tierra
el reinado de tu Sagrado Corazón.

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Esta sagrada oración, es del Arco Iris de Paz. Es tomada y aprobada por la
Santa Inquisición, y dada a reconocer por su Santidad León XII que la mandó
a extender en años del siglo V.

(Sigue la oración con que saludó Nuestro Señor Jesucristo a la Santa Cruz)

ESCUDO FUERTE CONTRA Los enemigos

¡Oh Cruz Santa y preciosa, por mí tantos tiempos buscada, tantas veces
deseadas con ardiente afecto solicitada, y ya con grande gloria para mí
preparada ¡Ven descanso mío, alivio único de mis abrazadas ansias, fin
glorioso de mis tormentos, dolores y fatigas, principio de mi gloria.
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Centro de mi reino, triunfo de mis victorias, insignia de mis capitanes y
estandarte Real de mis Ejércitos!. ¡Ven ahora a mis brazos amada mía, y
luego me recibirás en los tuyos, descansa tú ahora en mí que luego
descansaré yo dormiré en ti!

Con ésta oración se libró el Papa Pío IX, cuando lo fue asesinar el impío
Víctor
Manuel agregando estas palabras dijo:

Señor, enemigos veo me quieren asesinar, alabado sea el Santísimo


Sacramento del altar.

Todo aquél que la cargare bajo de buena intención, se verá libre y vencedor
de todos sus enemigos, se hará invisible a la vista de malos perseguidores y
vencerá fácilmente a todos los malhechores.

ORACION

¡Oh! Divino y Justo juez, hacedor de cielo y tierra, protector universal


donde todo el bien se encierra. Rey de Reyes sin igual, Juez de suprema
virtud que a las almas das salud, con tu poder paternal ¡Oh! Señor
redentor mío, Salvador del Universo por vuestro infinito amor
defiéndeme del adverso, voz me guiareis, sois mi luz, mi protector y mi
gloria por vuestro infinito amor, defiéndeme en toda hora. ¡Oh! Señor
Omnipotente Clementísimo Jesús, mándame una buena muerte por la
que tú padeciste y tormentos que sufriste clavado en la Santa Cruz,
prepárame un santo padre, igual al que convirtió a tus amados apóstoles
Santo Tomás y San Pablo, líbranos como libraste a Santa María
Magdalena y a otras Vírgenes varias, haz que mi vida sea buena, sin ser
de obras temerarias, favoréceme de cuestas, de caminos peligrosos, de
las muy crueles prisiones y de los ríos caudalosos, de todos mis
enemigos, perturbación de demonios, de ladrones, malas lenguas, y de
falsos testimonios, líbrame ¡Oh! Supremo Ser de caer en pecado mortal,
pues este es el mayor mal que en el mundo puede haber, haz que en mí,
mis enemigos no tengan ningún poder, sean visibles o invisibles nunca
me puedan vencer, no me hayan de ver sus ojos ni de alcanzarme sus
pies, no me toquen con sus manos, y puesto que eres mi Juez, haz que
no me hablen blasfemias y si quisieran, que se les roten los sables que
se doblen los cuchillos, armas de fuego no disparen. A vos Señor os
suplico que ningún enemigo mío, tenga que dañarme a mí, y que
ninguno tenga algún poder sobre mí, solamente tú Señor, porque tú eres
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mi Juez, Mi Padre, Mi Redentor, tenedme vos escondido en esa llaga
sagrada de tu Divino Costado y en aquel velo Sagrado del Santísimo
Sacramento, os suplico Padre amado que sea mi cuerpo cubierto, que
no sea herido, ni muerto, ni preso, ni cautivo, ni puesto en las manos de
ningún enemigo, sean enemigos vencidos.

El Padre me libre, El Hijo me guarde, El Espíritu Santo me acompañe y


por mí hable. Amén Jesús.

Es tan linda esta oración que todo aquel que la carga, se hace invisible a la
vista de todos sus enemigos, si la reza en los peligros es libre de todos ellos.

El Santo Padre León XIII, se vio rodeado de enemigos y al rezar esta oración
se hizo invisible y huyeron espantados luego que se les perdió.

MAGNIFICAT
(Lc 1, 46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,


mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo
había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su
descendencia por siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio


ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén

El Señor te dé su bendición y te defienda, te manifieste su rostro y tenga


misericordia de ti, vuelva a ti sus ojos y te de paz. El Señor Omnipotente
te bendiga. Amén.

Números 6, 24-27

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ALABANZAS AL SANTISIMO JUSTO JUEZ

Jesús de mi corazón
Justo Juez mi padre amado
aquí me tienes postrado
implorando tu perdon.

Soy el mas vil pecador


tus leyes he quebrantado
y pues contra ti he pecado
misericordia señor.

Yo he dejado de serviros
mil veces os he agraviado

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escuchame padre amado
oye mi llanto y suspiros

Dulce Jesús de mi vida


Santo Fuerte Omnipotente
he aquí la oveja perdida
que a vos llega reverente.

Bien sé que no merecía


alcanzar de tí el perdón
damelo ¡ oh dios ! por maria
por tu sagrada pasión.

Por el copioso sudor


que en el huerto derramaste
por el caliz que apuraste
misericordia señor.

Por la bofetada atroz


que sufriste humildemente
perdoname sé clemente
misericordia Señor.

Por los azotes que ahí


sufriste por nuestro amor
ten piedad Jesús de mí
misericordia señor.

Por la corona punzante


que sufriste con crueldad
perdoname padre amante
ten de nosotros piedad.

Por los pasos que tu diste


llevando a cuestas la cruz
por la caida que sufriste
misericordia jesus.

Por el Santísimo velo


que fue tu rostro estampado
salva señor a este pueblo
y libralo del pecado.
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Con la terrible violencia
con que fuiste desnudado
misericordia clemencia
Jesucristo padre amado

En fin Señor por la cruz


en donde fuiste clavado
perdonanos buen Jesús
y libranos del pecado.

Mandanos tu bendición
Justo Juez padre amoroso
para alcanzar el reposo
en la celestial mansion.

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CANTO AL JUSTO JUEZ

Señor Justo Juez, tu eres mi Rey;


Señor Justo Juez tu eres mi Dios;
Mi Dios Creador y mi salvación,
Perdóname Dios pues soy pecador.

Tu eres la alegría de la vida,


Me haces reposar en verdes praderas,
No temo a nada, tu estás conmigo,
Perdóname Dios, pues soy pecador.

Eres alimento, pan de vida;


Eres la bebida que sacia los días,
Padre de Amor, cordero de Dios,
Espíritu Santo que es sendero de amor.

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