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Dominación persa

1. Caída de Babilonia
En el siglo VII los pueblos iranís, es decir medos y persas, entran a formar parte de la historia.
Ya desde el 642 a.C. los medas formaron parte de la coalición anti-asiria y contribuyeron a la
caída de Nínive. Aun así, es muy difícil precisar precisar la relación de los medos con el
reformador religioso Zoroastro, solo se sabe que, para la construcción del imperio, la antigua
religión irania de los Magos ya había experimentado el influjo del zoroastrismo.
El imperio persa surgirá por obra de Ciro, que al revelarse contra el rey meda Astiages,
consiguió la unidad de medos y persas en el año 549 a.C. El imperio se constituyó en unas pocas
décadas, la primera ciudad en caer fue Ecbatana la capital de los medas, así pasaron a Sardes la
capital de Creso, para llegar finalmente al imperio babilonio de Nabonido. Así en al 539 a.C.
Ciro marchó contra Babilonia, y consiguió entrar en ella sin necesidad de combatir. Allí Ciro
proclamó un estado de paz y desarrolló una política de tolerancia, lo que contrasta con la
crueldad de los asirios y babilonios que habían fundado sus imperios sobre el exterminio y las
deportaciones.
En lo referente a la religión no pretendieron establecer la unidad del imperio imponiendo su
religión, la del dios del cielo a quien adoraban. Por ello, Ciro se presenta en Babilonia como el
elegido de Marduk, en Ur como el enviado de Sin, y ante los judíos como el ejecutor de las
órdenes de Yahvé. En su célebre edicto (Esd 6,3-5) Ciro restituye a Jerusalén los vasos sagrados
y el ajuar del Templo que habían sido robados por Nabucodonosor.
El punto más alto del imperio se logra con el rey Darío, pues construye grandes palacios en
Susa y Persépolis, la división se reparte en más de veinte satrapías y el Oriente disfruta de un
sistema bien organizado de administración, todo esto a diferencia de los imperios precedentes.
Finalmente, Judá queda en la quinta satrapía con toda la costa mediterránea y Chipre.
2. Regreso a Jerusalén
Con el edicto de Ciro los judíos, junto con muchos pueblos, son libres para regresar a su tierra
y reconstruir el templo de Jerusalén, realizando lo que el Segundo Isaías había anunciado a los
exiliados. Aun así, la situación los lleva a verse decepcionados y desilusionados, pues la nueva
situación, tanto de la tierra como de las personas, era diferente al cuadro que habían imaginado
los profetas del destierro en lo referente al regreso a Judá. De los exiliados sólo quedaban muy
pocas personas y muy ancianas, así los jóvenes habían nacido y crecido en Babilonia y ahora
viajaban a una tierra desconocido y que no estaba desocupada.
Otra cuestión que podía preocupar es que los repatriados no volvían a una tierra que les
perteneciera con soberanía. Judá era una provincia del imperio, dotada de una administración
persa y regida por extranjeros. Eso significaba nuevos desafíos sobre la instalación del pueblo en
la tierra, pues el pueblo estaba dominado por gobernantes extranjeros que tenían el poder de
decisión, provocando profundas divisiones en medio del pueblo. Por un lado, un grupo procura
una adaptación a la nueva situación desde el punto de vista de la lengua, las costumbres y la
forma de vida, pero por el otro lado está el grupo que cerrado en tradiciones solo se preocupa por
salvar la herencia del pasado.
Una segunda tensión tiene que ver con el culto. El Templo es la institución que va a servir
como lugar de reunión, pues con la reforma de Esdras, cien años después del primer regreso, se
dio a la comunidad judía una forma de culto clara, porque el servicio cúltico se convierte en un
asunto del clero. Aun así, aparecen grupos judíos con desconfianza hacia esa forma de culto
formalista que se transforma en un comercio sagrado, y finalmente toman distancia respecto a la
religiosidad del templo.
El último punto responde a una tensión en el pueblo en lo referente a la actitud a adoptar
personas extranjeras dentro de la nación, la cultura y la religión, pues unos esperan que la
salvación de Dios dará a Israel grandeza y felicidad y a los paganos juicio y aniquilación. Sin
embargo, para otros el objetivo salvífico de Dios incluye a los paganos.
3. Conformación según la Ley y no el Templo
Un cambio particular de la espiritualidad judía se funda en que las pero las esperanzas de los
profetas post-exílicos no se realizaron del todo, pues volvieron a la tierra, pero no se reconstituyó
el estado con un rey y un sumo sacerdote al mando. Con la reconstrucción el tempo en el año 515
a.C. y las dificultades ya mencionadas, aparece el ministerio de Esdras y Nehemías y con ellos se
perfilan las líneas del judaísmo post-exílico.
Esdras era un sacerdote y escriba que había permanecido en Babilonia después del edicto de
Ciro. Realizó varios cambios en la referente a costumbres prohibió los matrimonios mixtos y
reorganizó del culto y el nombramiento de jueces y funcionarios. Aun así, el acontecimiento más
importante de su actividad fue la proclamación de la Ley solemnemente en Jerusalén, aunque
hay varias teorías sobre lo que realmente leyó Esdras, una afirma que se proclamó la versión
final de la Torah, que a partir de ese momento adquiere ya un status canónico, por ello este será
el libro de “constitución” del pueblo judío. (cf. Esd 9-10; Ne 8-10)
Nehemías, a diferencia de Esdras, adelantó reestructuraciones de tipo económico y político
para dar viabilidad social al judaísmo, por ejemplo, influyo en la reconstrucción de las murallas y
en la regulación civil del Shabbat. Por esta época hay indicios de una colonia judía en Elefantina,
que tenía un templo dedicado a Yahvé, aunque también a otros dioses, indicando que dichos
judíos no habían aceptado la centralización del culto a Yahvé hecha por Josías.
Para este momento, la historia de Israel va a estar determinada esencialmente por la Ley,
atribuyendo a Moisés toda la legislación que se va elaborando, del mismo modo que se atribuyen
a Salomón todos los proverbios o a David todos los salmos. Este fenómeno se da porque entre
más se desarrolla y diversifica la comunidad, hay mayor necesidad de instituciones nuevas. De
allí que la ordenación religiosa se vuelva tan importante en su influjo sobre toda la sociedad. El
judaísmo post-exílico es una comunidad religiosa estructurada en torno a la Ley.
4. Literatura bíblica
Durante la reconstrucción de pueblo, aparecen los profetas Ageo, Zacarías y Malaquías que
son los que van a iluminar el regreso. El primero realiza una llamada al trabajo, es decir, muestra
al pueblo el contraste entre las expectativas y los resultados. Continuando con esta idea, para
Zacarías la salvación está ligada a la construcción del templo, resaltando también la figura de los
dirigentes: el príncipe Zorobabel y el sacerdote Josué, junto con la idea del Mesías político
descendiente de David. Finalmente, Malaquías, en la misma línea que Ageo y Zacarías, refiere su
mensaje al culto, demostrando en su libro la lucha entre la fe y la increencia.
Otra nueva referencia está en “la obra histórica del cronista”, pues los libros de las Crónicas,
de Esdras y de Nehemías que, demuestran una clara unidad de estilo y de pensamiento, fueron
compuestos hacia el final de esta época. Comparada con la “historia deuteronomista” se omite
toda referencia al reino del norte. Pues en esta línea, todo el interés del relato se centra ahora en
el rey David, presentado como el organizador de la religión de Israel y como el modelo ideal de
lo que debe ser judío en general. Así pues, la obra del cronista es organizada e inspirada en la
mentalidad sacerdotal, donde la idea de fondo es que Dios es señor de la naturaleza y del
hombre, y que él rige la historia con una equidad infalible.
En reacción a una teología de estricta retribución se escribieron también en el siglo IV a.C.
tres obras muy importantes: Rut, Jonás y Job. El libro de Rut presenta a una mujer extranjera
como digna de ser admitida en el pueblo elegido, mostrando que el ser judío depende de la
orientación del corazón a Dios, en resumen, es un canto a la solidaridad y al amor que se
arriesga. Por otro lado, el libro de Jonás subraya la universalidad de la misericordia de Dios, en
contra de la visión teológica exclusivista de Esdras y Nehemías. Finalmente, el libro de Job
busca ahondar en la problemática del justo sufriente.
No obstante, el acontecimiento más importante de esta época es la redacción definitiva de
la Torah, realizada por los sacerdotes judíos de Babilonia. Aunque hay muchas discusiones y
varias teorías de la hipótesis documentaria, la Torah se definió muy probablemente, como se le
conoce hoy. Más, otro adelanto es la relectura y reedición de obras anteriores distinguiendo dos
líneas teológicas principales que presiden esta reelaboración. La primera es la teología
del pequeño resto que elabora el núcleo primero del libro de Job, Rut, Jonás, Lamentaciones,
Cantar de los Cantares y algunos añadidos al libro de Isaías y de otros profetas. La otra línea
teológica es la de los Pobres de Yahvé, de carácter más radical y en la que se edita la obra del
Cronista y se hace la edición definitiva del Pentateuco, y abundantes adiciones a otros libros
proféticos.
En primer lugar, la teología del pequeño resto busca constatar la situación precaria y
miserable de la comunidad judía en relación con el silencio de Dios, pues atribuye ambas cosas
al pecado del pueblo invitándolo a la conversión. Aquí la imagen del sufrimiento se ver en orden
a la conversión, pues los sufrimientos pueden adquirir un sentido positivo, si se aceptan sin
rebeldía, admitiendo también que la prueba tiene una duración limitada. Los oráculos del Siervo
de Yahvé en el segundo Isaías encuentran gran cabida en esta visión teológica. Como segundo
punto, esta teología no se centra en el Templo ni en el culto ritual, pues se verá como el culto y
los ritos no bastan para asegurar la salvación., dejando por fuera también las mediaciones
políticas u organizativas de cara a la salvación, que se espera solamente de Dios. La propia
comunidad es la ungida y el lugar donde se ejerce la Realeza de Yahvé. Finalmente, esta teología
del resto tiene una visión menos etnocéntrica y más abierta hacia los otros pueblos, que
juntamente son llamados a entrar en el plan salvador de Dios, pues la línea divisoria entre buenos
e impíos, no es la que separa a Israel y al resto de los pueblos, dado que en Israel hay pecado, y
también en los otros pueblos hay capacidad de conversión.
Por otro lado, está la línea de la teología de los pobres de Yahvé, donde Israel se considera a
sí misma pura e irreprochable. Por ejemplo, muchos de los salmos de confianza, y los salmos del
inocente perseguido se redactan conforme a este espíritu, reeditando también el libro de
Jeremías, identificándose con el drama de este profeta inocente. También hace una interpretación
del libro de Job subrayando su inocencia. Claramente realiza un llamado a la radicalidad en la
oposición a los impíos, en la fidelidad a la identidad de Israel frente a los otros pueblos, en el
rechazo de los matrimonios mixtos, en la afirmación valor salvífico de la liturgia y del Templo,
pues finalmente la comunidad piadosa sufre el martirio a manos de los impíos. De allí que, el
cese del sufrimiento no dependa de la conversión del pueblo, ya que éste es inocente, sino de la
victoria de Yahvé sobre los perseguidores en una intervención fulgurante. Aquí el templo es el
centro del culto y el lugar de la salvación, pues la salvación está en el linaje davídico, en la figura
de un Mesías regio junto al sacerdocio de Aarón.
En conclusión, al final de la etapa persa se encuentra ya elaborada una parte importante de la
Sagrada Escritura ya constituida como tal. La dispersión del pueblo judío, es decir, la diáspora
irá en aumento hasta el final de la Antigüedad, por lo que se provoca que cada vez sea más difícil
hacer relecturas consensuadas de los textos, por lo que estos tienden a partir de ahora a fijarse y a
no incorporar ya nuevas modificaciones, de allí que se hable hoy de una definición de los textos
de cara a la universalidad que estos mismos empiezan a tomar.
Bibliografía
 Tiempo de la actividad profética de Malaquías - Miguel Álvarez Barredo
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3215875
 Los judíos de Oriente (3ª parte): en el Imperio Persa
https://www.radiosefarad.com/los-judios-de-oriente-3a-parte-en-el-imperio-persa/
 Seminario bíblico Reina Valera – Juan Manuel Matín Moreno
http://seminarioabierto.com/tiempos08.htm
 Un análisis de la relación entre religiones – José Luis Marqués Utrillas
http://www.encuentros-multidisciplinares.org/revista-52/jose_luis_marques.pdf
 Historia ilustrada del Israel bíblico: Un pueblo se siente elegido por Dios

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