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El debate sobre cómo aplicar los servicios de cloud

computing en las normas contables

La utilización de los servicios digitales, como el cloud computing, plantea también


retos a la aplicación de las actuales normas contables. El emisor de normativa
internacional (IASB) y sus grupos de trabajo -como el comité de interpretaciones de
Normas Internacionales de Información Financiera (CINIIF)- analizan y trasladan esos
retos a la comunidad contable para obtener su punto de vista.
En su reunión del pasado mes de marzo, el Comité votó a favor de finalizar una
importante decisión de agenda. En este caso, se trata de los costes de implantación de
una solución informática en la nube que es, en sí misma, un servicio. Esta decisión de
agenda podría mejorar notablemente la uniformidad de aplicación, pero podría
conllevar que las empresas tuvieran que reconsiderar la política contable que están
aplicando.
Por ello, cualquier empresa que se esté planteando incorporar una solución informática en
la nube, debe tenerlo en cuenta.

¿Cuál es el problema?
Supongamos que se está implantando una solución de cloud computing. Se ha analizado
el contrato principal y se ha determinado que se trata de un contrato de servicios; por lo
que no se está comprando un activo en forma de software. Se trata de «Software como
Servicio», un acuerdo SaaS (por sus siglas en inglés). Pero, ¿qué hay de los costes de
instalación y puesta en marcha de la solución? ¿Debe contabilizarlos como gastos
a medida que son incurridos? ¿O puede capitalizarlos y amortizarlos a lo largo de la
vigencia del contrato?
Hay mucha variedad de respuestas a este respecto por el momento. El Comité examinó
concretamente los costes de configuración y personalización de la solución, y
presentó una metodología de análisis en dos pasos.
Análisis en dos pasos
El primer paso establecido por el Comité consiste en evaluar si los costes pueden
capitalizarse como un activo intangible. Sin embargo, eso puede ser complicado pues
se ha determinado que el contrato principal es un contrato de servicios. El segundo paso,
suponiendo que no se trata de un activo intangible, es valorar si los costes pueden
considerarse como un anticipo de los honorarios del contrato de servicios.
Tras su debate y análisis destacar que el Comité llegó a la conclusión de que, al efectuar
esta valoración como cliente, se deberían tener en cuenta los requisitos de
separación y diferenciación de la NIIF 15. Pero es muy inusual pedir a un cliente que
aborde las directrices sobre ingresos de esta manera. El Comité consideró que en este
caso era apropiado por la forma en que las normas encajan entre sí.
El Comité votó a favor de llevar a cabo esta decisión de agenda, y ya ha finalizado
su propio proceso reglamentario. El siguiente paso es que el IASB —el Consejo—
revise esta decisión de agenda. Suponiendo que el Consejo no plantee ninguna objeción,
se publicará como decisión final de agenda en breve.
Analía Álvarez

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