Está en la página 1de 1

Cuando se trata de buscar los or�genes del secretario y de la fe p�blica, los

mismos se remontan a los pueblos m�s primitivos cuando aparecen los primeros signos
de escritura, sin embargo va a ser en el Antiguo Egipto cuando aparezcan por vez
primera secretarios judiciales con un sentido propio.

En Egipto exist�an los Altos Tribunales en los que prestaban sus servicios los
escribanos, cuya labor consist�a en levantar acta de todo lo acontecido a lo largo
de la vista. El sistema judicial egipcio se basaba en la autoridad incontestable
del magistrado, la cual emanaba directamente de la naturaleza divina del fara�n, y
por tanto la labor del escribano era la de mero relator sin que su presencia en el
tribunal modificara en modo alguno el resultado de la vista.

En Roma se conoc�an los escribanos o escribas, los cuales recib�an adem�s otros
nombres como notarii, actuari y charlutari, seg�n escribieran por medio de notas o
minutas, tablillas o actas p�blicas o custodiaran los instrumentos de car�cter
p�blico, aunque al no disponer de la facultad de documentaci�n, no podemos hablar
de un antecedente inmediato del secretario, a excepci�n del actuari que era el
redactor de las actas p�blicas.

En los pueblos germ�nicos exist�an las figuras del referendarius y del


cancellarius, que aunque, al principio eran colaboradores de los jueces, m�s tarde,
pasaron a tener competencias propias, ya que el referendarius interven�a en los
tribunales del rey cuidando los documentos reales y el cancellarius, era un cargo
creado como escribano judicial, para que estuviera siempre presente en el Tribunal
y cuidara de los documentos.

Pero la figura del secretario va a ser realmente introducida, en el a�o 1216, con
el derecho can�nico por una decretal de Inocencio III, De probat, en la que se
recoge �Para que la falsedad no perjudique la verdad o la maldad prevalezca sobre
la equidad, establecimos que tanto en el juicio ordinario como en el
extraordinario, el juez presente siempre una persona p�blica o dos personas id�neas
que fielmente suscriban todos los autos del juicio, se�alando lugares, tiempos y
personas�. Con este precepto se introduce en el proceso la facultad de
documentaci�n, a trav�s del secretario, como garant�a para que prevalezca siempre
la verdad y la equidad.

Historia

También podría gustarte