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Ahora los jóvenes damos tantas vueltas a la vida en tan poco tiempo de nuestra existencia.

La
rueda que tanto nos mantiene girando la llamamos amor, una palabra la cual es tan sencilla decir,
pero tan difícil de expresar, los últimos años de mi vida he vivido indagando por el laberinto de esa
palabra de cuatro letras, que en la realidad se convierte en un gran sin fin de posibilidades, a diario
siento que tengo la oportunidad de tomar la mano de una persona que pudiese amar y descubrir
el verdadero significado de esta palabra, y no me refiero a un significado etimológico, sino algo
mucho más profundo, algo que llene esa profundidad de vacío que siento al no poder encontrar la
real definición y el sentir de esa gran palabra.

Es fácil encontrarla en el diccionario el problema prevalece en el momento en que sientes que esta
palabra vale más que un significado, se convierte en una tarea difícil de completar, siento que
somos esa generación experta en sexo, pero la más analfabeta en el amor, ya no sentimos lo que
expresamos, solo compartimos con una persona ya sea por lujo, por mostrarnos ante una sociedad
tan incapaz de querer y saber amar, por beneficio, ya no estamos porque sentimos, dejamos ese
grandioso sentimiento de “amar con el corazón”. Esta expresión tan famosa que simplemente
connota lo maravilloso que puede llegar a ser nuestro razonamiento, la realidad de amar viene de
nuestro pensamiento, de nuestra capacidad de razonar frente a un sentimiento como lo es la
felicidad, todo se basa en nuestro cerebro, él es el culpable de crear esa dopamina que nos hace
sentir tranquilos al ver esos ojos tan brillantes de la persona que queremos a nuestro lado.

He pasado por brazos, brazos fríos y somnolientos, que nos nublan la realidad, que nos llevan
hasta el cielo en una nube para ver las estrellas, pero en el momento en que llueve, somos
cómplices de ver como caemos a la par de las gotas de lluvia, de las gotas de lágrimas que
derramamos cuando simplemente la omnipotencia se apodera de nosotros y somos destruidos
por lo que en algún momento de nuestra vida simplemente fue una ilusión de amor. Tan solo
siento que la vida me ha preparado para aprender de esas personas que han cruzado por el
laberinto de mi corazón, algunas se van, otras se quedan y no logro que salgan, pero sé que en
algún momento una mujer, arriesgada, sin miedo a conocer el ser tan maravilloso que puedo ser,
quien comprenda y realmente haya encontrado ese significado de amar, entrará a mi laberinto, y
no solamente para quedarse ahí, o simplemente para salir, sino para lograr encontrar el camino
que lleve a esas reacciones nerviosas que ocurren en mi cerebro, logrando llegar a cada
pensamiento, cada sentimiento, que logre llenar cada vacío mental de esa dopamina que tanto
anhelo, que sea ese opio que me sumerja en una calma profunda, en un sueño que adormece,
algún día la encontraré, de eso estoy seguro, encontraré ese significado, que atormenta el alma de
los que aún no saben cómo amar, y no comprenden lo que el amar puede implicar.

Manuel Guio…

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