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PROFESOR: VELARDEZ, JOSE MARIA
O
ALUMNA: ALBORNOZ, VALENTINA
QUIROGA, RAMIRO
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3° AÑO DEL PROFESORADO DE PSICOLOGIA
A AÑO: 2021
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INDICE 2
INTRODUCCION PAG 3
APARATO PSIQUICO PAG 4
PRIMERA TOPICA PAG 5
DESEO PAG 5
LA REPRESION SEGÚN FREUD PAG 7
LOS SUEÑOS PAG 8
SEXUALIDAD PAG 9
SEGUNDA TOPICA (ELLO-YO-SUPERYO) PAG 11
CONCLUSION PAG 13
BIBLIOGRAFIA Y WEBGRAFIA PAG 14
INTROD 3
UCCION
La teoría psicoanalítica o psicoanálisis es una pseudociencia que fue fundada a
finales del siglo XIX (alrededor de 1896) por el neurólogo austríaco SIGMUND
FREUD, uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX. Esta teoría trata
de explicar las fuerzas inconscientes que motivan al comportamiento humano,
es decir, aquellos conflictos internos que aparecen durante la niñez y que
afectan, a posteriori, a los comportamientos y emociones del individuo. En el
Psicoanálisis la sexualidad es la base del desarrollo de las personas.
Con esta teoría, Freud rompía con la creencia de que la sexualidad se nacía en
la adolescencia, pues él afirmaba que ésta es una constante en la vida del
sujeto desde el nacimiento, se estructura a lo largo del tiempo y, además, pasa
por diferentes etapas.
Esta organización depende de cómo se acoplen los diferentes procesos que se
dan en un individuo que son tres: los biológicos, los psicológicos y los
socioculturales. La disposición de estos tres elementos será fundamental para
el desarrollo del ser humano.
Todos poseemos emociones, sueños, pensamientos, motivaciones... pero
también conductas, es aquí donde incide el autor en su teoría, pues piensa
que el origen de estas conductas es la sexualidad de cada uno. Además,
explica que los primeros años de vida son decisivos en el desarrollo de la
personalidad, es aquí donde la sexualidad cobra mayor importancia, pues
comienza a darse los conflictos entre los impulsos biológicos sexuales del niño
y los límites impuestos por la sociedad.
Dentro del Psicoanálisis, la Teoría Psicosexual explica que existen tres
componentes fundamentales dentro de la personalidad: el ello, el yo y el super
yo. El ello es la parte en la que se satisfacen los deseos, en la que aparecen
los primeros impulsos de la mente humana. No hay noción del tiempo ni
tampoco de lo bueno o lo malo, simplemente se llega a la satisfacción de las
necesidades de cada uno. Por su parte el yo es la parte consciente de ello. Es
aquí donde aparece el sentido común y la razón, no se basa en satisfacción si
no en la realidad que rodea al individuo. Por último, el super yo es la parte
relacionada con lo moral, con la ética que nos han enseñado desde pequeños.
Estas enseñanzas provienen de muchas fuentes, los padres, el colegio, la
religión... son doctrinas que frenan la conducta. Así Freud estipulaba una parte
inconsciente en el individuo (el ello), una parte consciente, (el yo) y una parte
moral (el super yo).
DESARR
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APARATO PSIQUICO OLLO
Freud, como médico, atiende pacientes que presentan parálisis en distintas
partes del cuerpo que no pueden ser explicadas anatómicamente porque no
responden a la estructura del sistema nervioso. Pensemos, por ejemplo, en una
paciente que tiene paralizado un brazo; al examinarla, Freud observa que la
zona paralizada abarca desde el hombro (con exclusión del mismo) hasta los
dedos, por lo tanto, no responde a las vías de conducción nerviosa, porque en
ese caso el hombro estaría también afectado. Entonces, infiere que la paciente
no tiene paralizado el brazo (desde el punto de vista anatómico) sino lo que ella
cree que es el brazo. No tiene paralizado el brazo sino la idea, el concepto de
brazo (la representación mental brazo). Por lo tanto, afirma Freud, este tipo de
parálisis no es orgánica, no se trata de una enfermedad del cuerpo sino de un
problema psíquico que se manifiesta en él. De esta manera, anuncia el pasaje
a la psicología. El problema psíquico debía ser un conflicto, algo que la
paciente no podía resolver. Imaginemos una situación: esta señora se sentía
muy hostil, tenía deseos impregnados de hostilidad y miedo de dañar con ella a
su hijo recién nacido. Mediante la parálisis del brazo, protegía
(fantasiosamente) al bebé y evitaba ocasionarle daño. Por un lado, hay un
deseo impregnado de hostilidad, pero éste se contrapone con el amor que la
paciente siente por su niño. Se produce un conflicto entre ambas tendencias
psíquicas, se interpone una defensa (para no dañar al bebé) y la lucha de
fuerzas entre el deseo y la defensa produce como consecuencia la parálisis del
brazo. Ésta es una transacción, una solución de compromiso frente al conflicto.
Se trata, en este caso, de un síntoma. Desde el punto de vista psicoanalítico,
todo síntoma es una transacción, una solución de compromiso entre fuerzas en
conflicto: la del deseo (inconsciente) y la de la defensa. Pero todo esto sucede
sin que el propio individuo se entere; él sólo observa su brazo paralizado.
Freud dirá que, conscientemente, la persona nada sabe acerca de lo ocurrido,
porque eso se ha procesado inconscientemente. Comienza, entonces, a perfilar
dos niveles distintos del funcionamiento psíquico: consciente e inconsciente. A
este último le irá dando distintos nombres (segunda conciencia, grupo psíquico
separado) hasta formularlo como, sistema inconsciente, y dirá que la mayor
parte de los procesos psíquicos son inconscientes y que este sistema es el
determinante de nuestras conductas (determinismo inconsciente). Establece
así un esquema de aparato psíquico que se conoce como primera tópica (o
primera teoría del aparato psíquico).
PRIMERA TOPICA 5
DESEO
LOS SUEÑOS
SEXUALIDAD
Modelo estructural del aparato psíquico regido por las instancias ello – yo –
superyó.
ELLO:
El Ello es la parte primitiva, desorganizada de la personalidad, cuyo único
propósito es reducir la tensión creada por pulsiones primitivas relacionadas con
el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos irracionales. Representa
nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales. Opera de acuerdo
con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen
las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños. Representa la necesidad
básica del ser de cubrir sus necesidades fisiológicas inmediatamente y sin
considerar las consecuencias.
Para Freud, la mayor parte del Ello es desconocida e inconsciente. Reservorio
primero de la energía psíquica. La necesidad imperiosa de la satisfacción
pulsional rige el curso de sus procesos. Sus contenidos inconscientes son de
diferentes orígenes. Por una parte, se trata de tendencias hereditarias, de
determinaciones innatas, de exigencias somáticas, y, por otra parte, de
adquisiciones, de lo que proviene de la represión. De forma sucinta, se puede
definir al Ello como el reservorio pulsional del hombre.
El Ello, sin embargo, no es sinónimo de inconsciente. También las otras dos
instancias, el Yo y el Superyó, tienen amplios sectores no asequibles por la
conciencia. El Ello tiene una relación estrecha y conflictiva con las otras dos
instancias.
SUPERYÓ:
El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos
morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la
“conciencia moral” y el ideal del yo. La “conciencia moral” se refiere a la
capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche, basándose en lo que 12
está bien o mal en la cultura y sociedad en la que vivimos. El ideal del yo es
una autoimagen (imagen de uno mismo) ideal que consta de conductas
aprobadas y recompensadas. El Superyó es una instancia que no está
presente desde el principio de la vida del sujeto, sino que surge a consecuencia
de la internalización y resolución del complejo de Edipo.
YO:
El Yo tiene como fin cumplir de manera realista los deseos y demandas del Ello
con el mundo exterior, a la vez conciliándose con las exigencias del Superyó.
El Yo evoluciona según la edad y sus distintas exigencias del Ello actuando
como un intermediario contra el mundo externo. El yo sigue al principio de
realidad, satisfaciendo los impulsos del Ello de una manera apropiada. Utiliza
razonamiento realista característico de los procesos secundarios que se
podrían originar. Como ejecutor de la personalidad, el Yo tiene que mediar
entre las tres fuerzas que le exigen: el mundo de la realidad, el Ello y el
Superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento
de su organización integrada. Es un sistema de funciones psíquicas tales como
el examen de realidad, defensa psíquica, funciones cognitivas e intelectuales
(síntesis de la información, memoria y similares).
Es la entidad que actúa como regulador entre las demandas del Ello y del
Superyó. No es cien por ciento consciente, en particular, los contenidos
referentes a las funciones yoicas de defensa son esencialmente inconscientes.
Segunda tópica freudiana. Yo – Ello – Superyó.
Freud no desarrollo este esquema que podríamos llamar “Iceberg”, pero nos
sirve como metáfora de cómo en estos sistemas se encuentra lo consciente, lo
preconsciente y lo inconsciente.
El Yo: es CONSCIENTE PRECONCIENTE E INCONSCIENTE (los
mecanismos de defensa puestos en marcha por el Yo, como la negación, la
represión, etc., son esencialmente inconscientes).
El Superyó: es INCONSCIENTE, PRECONCIENTE, y algunos contenidos
pueden volverse CONCIENTES
El Ello: es todo INCONSCIENTE. Aquí hay como dijimos, dos tipos de
inconsciente: el que nunca fue consciente, y el reprimido (es decir el contenido
que alguna vez fue consciente y luego, producto de la represión, se volvió
inconsciente).
13
CONCLUSION
BIBLIOGRAFIA Y WEBGRAFIA