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PROFESOR: VELARDEZ, JOSE MARIA

O
ALUMNA: ALBORNOZ, VALENTINA
QUIROGA, RAMIRO

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N
3° AÑO DEL PROFESORADO DE PSICOLOGIA

A AÑO: 2021

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INDICE 2

 INTRODUCCION PAG 3
 APARATO PSIQUICO PAG 4
 PRIMERA TOPICA PAG 5
 DESEO PAG 5
 LA REPRESION SEGÚN FREUD PAG 7
 LOS SUEÑOS PAG 8
 SEXUALIDAD PAG 9
 SEGUNDA TOPICA (ELLO-YO-SUPERYO) PAG 11
 CONCLUSION PAG 13
 BIBLIOGRAFIA Y WEBGRAFIA PAG 14
INTROD 3

UCCION
La teoría psicoanalítica o psicoanálisis es una pseudociencia que fue fundada a
finales del siglo XIX (alrededor de 1896) por el neurólogo austríaco SIGMUND
FREUD, uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX. Esta teoría trata
de explicar las fuerzas inconscientes que motivan al comportamiento humano,
es decir, aquellos conflictos internos que aparecen durante la niñez y que
afectan, a posteriori, a los comportamientos y emociones del individuo. En el
Psicoanálisis la sexualidad es la base del desarrollo de las personas.
Con esta teoría, Freud rompía con la creencia de que la sexualidad se nacía en
la adolescencia, pues él afirmaba que ésta es una constante en la vida del
sujeto desde el nacimiento, se estructura a lo largo del tiempo y, además, pasa
por diferentes etapas.
Esta organización depende de cómo se acoplen los diferentes procesos que se
dan en un individuo que son tres: los biológicos, los psicológicos y los
socioculturales. La disposición de estos tres elementos será fundamental para
el desarrollo del ser humano.
Todos poseemos emociones, sueños, pensamientos, motivaciones... pero
también conductas, es aquí donde incide el autor en su teoría, pues piensa
que el origen de estas conductas es la sexualidad de cada uno. Además,
explica que los primeros años de vida son decisivos en el desarrollo de la
personalidad, es aquí donde la sexualidad cobra mayor importancia, pues
comienza a darse los conflictos entre los impulsos biológicos sexuales del niño
y los límites impuestos por la sociedad.
Dentro del Psicoanálisis, la Teoría Psicosexual explica que existen tres
componentes fundamentales dentro de la personalidad: el ello, el yo y el super
yo. El ello es la parte en la que se satisfacen los deseos, en la que aparecen
los primeros impulsos de la mente humana. No hay noción del tiempo ni
tampoco de lo bueno o lo malo, simplemente se llega a la satisfacción de las
necesidades de cada uno. Por su parte el yo es la parte consciente de ello. Es
aquí donde aparece el sentido común y la razón, no se basa en satisfacción si
no en la realidad que rodea al individuo. Por último, el super yo es la parte
relacionada con lo moral, con la ética que nos han enseñado desde pequeños.
Estas enseñanzas provienen de muchas fuentes, los padres, el colegio, la
religión... son doctrinas que frenan la conducta. Así Freud estipulaba una parte
inconsciente en el individuo (el ello), una parte consciente, (el yo) y una parte
moral (el super yo).

  
DESARR
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APARATO PSIQUICO OLLO
Freud, como médico, atiende pacientes que presentan parálisis en distintas
partes del cuerpo que no pueden ser explicadas anatómicamente porque no
responden a la estructura del sistema nervioso. Pensemos, por ejemplo, en una
paciente que tiene paralizado un brazo; al examinarla, Freud observa que la
zona paralizada abarca desde el hombro (con exclusión del mismo) hasta los
dedos, por lo tanto, no responde a las vías de conducción nerviosa, porque en
ese caso el hombro estaría también afectado. Entonces, infiere que la paciente
no tiene paralizado el brazo (desde el punto de vista anatómico) sino lo que ella
cree que es el brazo. No tiene paralizado el brazo sino la idea, el concepto de
brazo (la representación mental brazo). Por lo tanto, afirma Freud, este tipo de
parálisis no es orgánica, no se trata de una enfermedad del cuerpo sino de un
problema psíquico que se manifiesta en él. De esta manera, anuncia el pasaje
a la psicología. El problema psíquico debía ser un conflicto, algo que la
paciente no podía resolver. Imaginemos una situación: esta señora se sentía
muy hostil, tenía deseos impregnados de hostilidad y miedo de dañar con ella a
su hijo recién nacido. Mediante la parálisis del brazo, protegía
(fantasiosamente) al bebé y evitaba ocasionarle daño. Por un lado, hay un
deseo impregnado de hostilidad, pero éste se contrapone con el amor que la
paciente siente por su niño. Se produce un conflicto entre ambas tendencias
psíquicas, se interpone una defensa (para no dañar al bebé) y la lucha de
fuerzas entre el deseo y la defensa produce como consecuencia la parálisis del
brazo. Ésta es una transacción, una solución de compromiso frente al conflicto.
Se trata, en este caso, de un síntoma. Desde el punto de vista psicoanalítico,
todo síntoma es una transacción, una solución de compromiso entre fuerzas en
conflicto: la del deseo (inconsciente) y la de la defensa. Pero todo esto sucede
sin que el propio individuo se entere; él sólo observa su brazo paralizado.
Freud dirá que, conscientemente, la persona nada sabe acerca de lo ocurrido,
porque eso se ha procesado inconscientemente. Comienza, entonces, a perfilar
dos niveles distintos del funcionamiento psíquico: consciente e inconsciente. A
este último le irá dando distintos nombres (segunda conciencia, grupo psíquico
separado) hasta formularlo como, sistema inconsciente, y dirá que la mayor
parte de los procesos psíquicos son inconscientes y que este sistema es el
determinante de nuestras conductas (determinismo inconsciente). Establece
así un esquema de aparato psíquico que se conoce como primera tópica (o
primera teoría del aparato psíquico).
PRIMERA TOPICA 5

Uno de los sistemas es el inconsciente y otro, el preconsciente-consciente. El


sistema inconsciente (Icc) está separado del sistema preconsciente (Prec) por
la barrera de la represión (luego veremos la diferencia entre represión primaria
y represión secundaria) y está formado por representaciones que nunca han
accedido al sistema preconsciente-consciente (luego, al desarrollar represión
primaria aclararemos esta afirmación) o que accedieron a él, pero fueron
reprimidos. La represión se denomina también primera censura. Consideremos
las representaciones que accedieron al sistema preconsciente-consciente y
fueron reprimidas (veremos más adelante: reprimidas por represión
secundaria). ¿Por qué fueron reprimidas? Porque entraron en contradicción
con los contenidos del sistema preconsciente-consciente (ejemplos: los deseos
hostilmente connotados entran en contradicción con el amor al bebé; ciertos
deseos sexuales pueden entrar en contradicción con principios morales). La
representación inconsciente (que se denomina también fantasía o fantasma) es
representación de deseo. Los deseos del sistema inconsciente (que son de
naturaleza sexual y que pueden estar connotados de hostilidad) producen
angustia en el sistema preconsciente-consciente, dado que entran en
contradicción con las representaciones de este último. Es por eso que actúa la
represión (Freud dirá que tales deseos son incompatibles con las
representaciones del yo oficial, o sea, con la parte preconsciente-consciente de
la personalidad, que es la que los seres humanos asumimos como propia, es
decir cómo siendo nosotros; esos deseos son, entonces, inconciliables con la
parte de nuestra persona con la que nos reconocemos). Por eso Freud dice
que lo que es placer en un sistema (en el inconsciente) es displacer en el otro
(en el preconsciente-consciente) y por ello plantea que la angustia es el motor
de la represión.

DESEO

¿Qué es deseo, estrictamente hablando? Se supone una satisfacción primera


en la cual un estado de necesidad fue resuelto mediante determinada situación;
a partir de allí la imagen mnémica de una percepción (de la situación que
produjo la satisfacción) se encuentra asociada a la huella mnémica de la
excitación que resulta de una necesidad (la necesidad resuelta por medio de la
mencionada situación). Deseó es el movimiento psíquico destinado a reinvestir
(recargar) la imagen mnémica de esa determinada percepción; movimiento que
tiene lugar ante la reaparición de la necesidad. El deseo es, por lo tanto, el
movimiento del aparato psíquico tendiente a reinstalar esa primera experiencia
de satisfacción. La noción de deseo se va separando conceptualmente de la
noción de necesidad. Esta última quedará circunscripta al terreno de las
necesidades más inmediatas de subsistencia y se resolverá mediante la
búsqueda de un objeto adecuado en el medio exterior. El deseo consistirá en
un movimiento en el interior del psiquismo, en el cual lo que se intenta es 6
reencontrar una percepción que supone una experiencia de satisfacción que es
en sí misma compleja, en tanto involucra no sólo un elemento que resuelve un
problema (alimento que resuelve el hambre, por ejemplo) sino que contiene
sensaciones (táctiles, olfativas, visuales) que se derivan de un otro (aun antes
de poder efectuar un reconocimiento de esto), de un contacto humano (la
mamá que alimenta, besa, acaricia). El deseo busca la reactivación de esa
situación, pero la misma ya pertenece por inscripción al mundo interno y no se
encuentra, tal cual está registrada, en el mundo externo. Cualquier nueva
situación es distinta de la original. El movimiento del deseo, esa búsqueda de la
primera experiencia de satisfacción "tal cual”, esa creencia (hablamos de una
especie de creencia, porque nos referimos a un bebé) de haber re encontrado
la experiencia primera de satisfacción es, en definitiva, una alucinación es lo
que Freud denomina alucinación primitiva (es alucinación en tanto se cree estar
en presencia de una percepción cuando en realidad no hay percepto, objeto a
percibir en la realidad). Como podemos comprender, esta tendencia (este
movimiento), en caso de perpetuarse, conduciría al bebé a la muerte, porque
(por ejemplo, en el caso de la necesidad alimenticia) creería que está comiendo
cuando está alucinando. La mamá que insiste en alimentar y el cuerpo que
informa que la necesidad no se ha satisfecho impulsan al bebé a inhibir ese
mecanismo alucinatorio, ese movimiento interno. Este mecanismo inhibitorio
del deseo es el antecedente de la represión. Éste es el modelo de
funcionamiento psíquico: una tendencia a buscar reinvestir experiencias de
satisfacción anteriores (deseo) que resultan inadecuadas y por lo tanto son
inhibidas, prohibidas, censuradas, reprimidas. Más adelante desarrollaremos el
concepto de fase libidinal. Adelantándonos algo, diremos, por ejemplo, que
formas de satisfacción (inscriptas como experiencias de satisfacción) de la fase
anal son inadecuadas en momentos posteriores, resulten censuradas. El
aparato psíquico tiende al movimiento del deseo (esto es lo que hace el
sistema inconsciente), es decir, a reinvestir lo que alguna vez resultó
satisfactorio y el mismo aparato psíquico inhibe esta tendencia, reprime ese
movimiento, reprime el deseo. Ambos mecanismos (tendencia a reinvestir y
represión) son psíquicos; de allí que el conflicto es intrapsíquico. Podemos ver
que el deseo es un movimiento hacia atrás, hacia lo ya inscripto; es un intento
de actualizar un fragmento de pasado (no reconocido como tal;
desarrollaremos esto al caracterizar al sistema inconsciente). Es, en definitiva,
un movimiento regresivo. ¿Por qué se plantea, entonces, que el deseo es el
motor de la vida anímica? Ocurre que ese movimiento pone en funcionamiento
el aparato psíquico. La inhibición de la tendencia alucinatoria (recordemos que
la alucinación es el resultado de la reinvestidura de la imagen mnémica) fuerza
al aparato psíquico a nuevas búsquedas, a efectuar rodeos, a buscar otras
situaciones, objetos sustitutivos; es decir, fuerza al aparato psíquico a una
búsqueda fuera de sí, en el mundo exterior. Más adelante, al desarrollar los
modos de relación entre los sistemas psíquicos, definiremos sobre investidura y
contra investidura y retomaremos este tema. Puede decirse, por lo tanto, que el
motor de la vida anímica es esa articulación que constantemente ocurre en el
psiquismo entre el deseo en tanto tendencia a reinvestir una imagen mnémica
de una experiencia de satisfacción y la inhibición de esa tendencia. Ese 7
profundo movimiento humano abre a la búsqueda activa en el medio, al
descubrimiento, al amor, al conocimiento, a la creación. Designamos
genéricamente representación de deseo, a representaciones que el sistema
inconsciente tiende a reinvestir porque suponen la imagen mnémica de una
percepción asociativamente ligada a la huella mnémica de una excitación que
fue resuelta mediante los elementos que quedan registrados en dicha
percepción. Es decir, representación de deseo supone el registro mnémico de
una experiencia de satisfacción; de allí que el sistema inconsciente tienda
(movimiento que, estrictamente hablando, es deseo) a reinvestirla. Entonces, la
formación de síntoma (resultado del deseo y de la represión motorizada por la
angustia que tal deseo es susceptible de generar en el campo de la conciencia)
tiene un beneficio primario: evitar angustia -y la situación de peligro que genera
la presencia de un deseo incompatible con lo que el yo oficial admite y que es
señalada por el desarrollo de angustia-. Freud dirá que a este beneficio
primario se le puede agregar un beneficio secundario (o más) que consiste
básicamente en que, como consecuencia de ser portadora de un síntoma, una
persona puede eximirse de tener que realizar una serie de acciones, de
trabajos, de asumir determinados compromisos. Por supuesto que el síntoma
acarrea, fundamentalmente, perjuicios; por ejemplo, el brazo paralizado, si bien
evita fantasiosamente dañar al bebé, queda inutilizado no sólo para esto sino
para la concreción de todas las acciones que se llevan a cabo con el brazo.

LA REPRESION SEGÚN FREUD

Freud quien sistematizó la teoría de la represión. Según el padre del


psicoanálisis, la función principal de este mecanismo es evitar el displacer. La
represión posee tres fases interconectadas entre sí, a saber: 1) Primaria; 2)
secundaria (o propiamente dicha) y 3) el retorno de lo reprimido.
Represión primaria: Es el mecanismo que separa y busca "eliminar" las
representaciones pulsionales de los afectos conscientes, es decir, es la
operación psíquica donde se excluyen: Anhelos, ideas, imágenes,
pensamientos, y recuerdos displacenteros no admitidos por las instancias
psíquicas superiores (preconsciente/consciente). Su función es impedir que las
representaciones penosas se vuelvan conscientes. Este tipo de represión es el
núcleo de lo Inconsciente.

Represión secundaria (propiamente dicha): Se refiere al “esfuerzo de


desalojo psíquico” o repulsión por parte del Yo sobre los contenidos
incompatibles con sus propias exigencias. Aquí, lo que se halla reprimido
primordial en lo Inconsciente, ejerce una fuerza constante por emerger a la
consciencia; y cuando está a punto de hacerlo, el sistema consciente emplea 8
su energía psíquica para impedir el acceso de ese contenido inaceptable.
Retorno de lo reprimido: Se refiere a la manifestación de representaciones
reprimidas a través de los síntomas, sueños, chistes, olvidos y actos fallidos.
Es decir, son las modalidades deformadas en que se expresa, "retornando" eso
que había sido excluido, en función de mecanismos del proceso primario como
el desplazamiento, la condensación y la conversión.

LOS SUEÑOS

Freud mantiene que todos los sueños representan la realización de un deseo


por parte del soñador, incluso los sueños tipo pesadilla. Hay sueños negativos
de deseos, donde lo que aparece es el incumplimiento de un deseo. Para esto
se dan varias explicaciones, entre las cuales está la satisfacción de una
tendencia masoquista. No obstante, sigue en pie la conclusión general de
Freud: los sueños son realizaciones disfrazadas de deseos reprimidos. Según
su teoría, la “censura” de los sueños produce una distorsión de su contenido.
Así que lo que puede parecer ser un conjunto de imágenes soñadas sin sentido
puede, a través del análisis y del método “descifrador”, ser demostrado ser un
conjunto de ideas coherentes. Freud propone que al valor del análisis de los
sueños se radica en la revelación de la actividad subconsciente de la mente.
La teoría de interpretación de los sueños de Freud representa las primeras
teorías de éste con relación a la naturaleza de la psicología de sueños
inconscientes, la importancia de las experiencias de la infancia, el lenguaje
“hieroglífico” de los sueños y el método que él llama psicoanálisis.
Freud considera que todo sueño es interpretable, es decir, puede encontrarse
su sentido. La labor de interpretar no recae sobre todo el sueño en su conjunto
sino sobre sus partes componentes basándose en una especie de libro de los
sueños, donde cada cosa soñada significa tal otra cosa en forma rígida, sin
considerar la peculiaridad de cada sujeto. Primero se descompone el relato en
partes, y recién al final surge la interpretación final o global, en la cual se nos
revela el sueño como una realización de deseos.
El sueño no es meramente actividad somática: es un acabado fenómeno
psíquico de realización de deseos, y por tanto debe ser incluido en el conjunto
de los actos comprensibles (no incomprensibles) de nuestra vida despierta,
constituyendo el resultado de una actividad intelectual altamente complicada. El
deseo aparece disfrazado en el aspecto manifiesto del sueño, en lo
efectivamente soñado, proceso denominado ‘deformación onírica’. Freud se
pregunta por qué tiene que haber una deformación, ya que podría haber
ocurrido que el sueño expresara el deseo en forma directa, sin deformación.
Esta deformación es intencional y se debe a la censura que el sujeto ejerce
contra la libre expresión de deseos, por encontrarlos censurables por algún 9
motivo.

SEXUALIDAD

Es el Psicoanálisis, con Freud como indicador, el que ha planteado que la


sexualidad aparece desde el nacimiento y que durante las sucesivas etapas de
la infancia que diferentes zonas corporales proporcionan gratificaciones
especiales al individuo, pues están dotadas de una energía que busca placer,
la libido. Freud plantea que la sexualidad genital madura es el resultado de un
desarrollo sexual infantil que denominó pregenitalidad. Para el psicoanálisis la
libido es la energía sexual que realza con placeres específicos algunas
funciones vitales como el comer, la regulación intestinal y el movimiento
corporal. "Sólo después de haber resultado exitosamente una cierta secuencia
de esos usos pregenitales de la libido, la sexualidad del niño(a) alcanza una
breve genitalidad infantil, que de inmediato se vuelve cada vez más latente,
transformada y desviada, pues la maquinaría genital sigue siendo inmadura y
los primeros objetos del deseo sexual inmaduro están prohibidos para siempre
por el tabú universal del incesto". La sexualidad infantil es un proceso que se
desarrolla gradual y paulatinamente y no tiene las características que le damos
los adultos.
Al hablar de sexualidad infantil se pretende reconocer la existencia, en esta
etapa de la vida, de excitaciones o necesidades genitales precoces, así como
también la intervención de otras zonas corporales (zonas erógenas) que
buscan el placer (por ejemplo, la succión del pulgar) independientemente del
ejercicio de una función biológica (la nutrición). Es por esto que el psicoanálisis
habla de sexualidad oral, anal, fálica, genital.
Es importante tener presente que la sexualidad infantil se diferencia de la
sexualidad adolescente y el adulto en que la primera tiene múltiples metas
sexuales y zonas erógenas que le sirven de soporte, sin que se instaure en
modo alguno la primacía de una de ellas o una elección de objeto, mientras
que la sexualidad adolescente y adulta se organiza bajo la primacía genital.
Todo ser humano pasa por las diferentes fases del desarrollo de la sexualidad,
por lo que en la edad adulta se encuentran conductas que son vestigios y
evidencias del paso por cada una de éstas.
A continuación, pasaremos a explicar brevemente cada una de ellas:
Etapa oral
La etapa oral ocupa aproximadamente los primeros 18 meses de vida, y en ella
aparecen los primeros intentos por satisfacer las demandas promovidas por la
libido. En ella, la boca es la principal zona en la que se busca el placer.
También es la boca una de las principales zonas del cuerpo a la hora de
explorar el entorno y sus elementos, y esto explicaría la propensión de los más 10
pequeños a intentar "morderlo" todo.
Si se impide tajantemente que los bebés utilicen su boca para satisfacerse,
esto podría producir un bloqueo que haría que ciertos problemas quedasen
fijados en el inconsciente (siempre según Freud).
Etapa anal
Esta etapa se produciría desde el fin de la etapa oral y hasta los 3 años de
edad. Se trapa de la fase en la que se empiezan a controlar el esfínter en la
defecación. Para Freud, esta actividad está vinculada al placer y la sexualidad.
Las fijaciones relacionadas con esta fase del desarrollo psicosexual tienen que
ver con la acumulación y con el gasto, vinculadas con el espíritu ahorrador y la
disciplina en el primer caso, y con la desorganización y el derroche de recursos
en el segundo. Sin embargo, según el padre del psicoanálisis, estas dinámicas
de gasto y ahorro no se expresarían solamente o principalmente a través de la
gestión del dinero.
Etapa fálica
Esta fase pulsional duraría entre los 3 y los 6 años, y su zona erógena
asociada es la de los genitales. De este modo, la principal sensación
placentera sería la de orinar, pero también se originaría en esta fase el inicio de
la curiosidad por las diferencias entre hombres y mujeres, niños y niñas,
empezando por las evidentes disimilitudes en la forma de los genitales y
terminando en intereses, modos de ser y de vestir, etc.
Además, Freud relacionó esta fase con la aparición del "complejo de Edipo", en
el que los niños varones sienten atracción hacia la persona que ejerce el rol de
madre y sienten celos y miedo hacia la persona que ejerce el rol de padre. En
cuanto a las niñas que pasan por esta etapa del desarrollo psicosexual Freud
"adaptó ligeramente la idea con Complejo de Edipo para que englobas a estas,
a pesar de que el concepto había sido desarrollado para que cobrase sentido
principalmente en los varones. Fue más tarde cuando Carl Jung propuso el
complejo de Electra como contraparte femenina al Edipo.
Etapa de latencia
Esta fase empieza hacia los 7 años y se extiende hasta el inicio de la pubertad.
La etapa de latencia se caracteriza por no tener una zona erógena concreta
asociada y, en general, por representar una congelación de las
experimentaciones en materia de sexualidad por parte de los niños, en parte a
causa de todos los castigos y amonestaciones recibidas. Es por eso que Freud
describía esta fase como una en la que la sexualidad queda más camuflada
que en las anteriores. La etapa de latencia ha estado asociada a la aparición
del pudor y la vergüenza relacionada con la sexualidad.
Etapa genital
La etapa genital aparece con la pubertad y se prolonga en adelante. Está 11
relacionada con los cambios físicos que acompañan a la adolescencia.
Además, en esta fase del desarrollo psicosexual el deseo relacionado con lo
sexual se vuelve tan intenso que no se puede reprimir con la misma eficacia
que en etapas anteriores. La zona erógena relacionada con este momento vital
vuelve a ser la de los genitales, pero a diferencia de lo que ocurre en la fase
fálica, aquí ya se han desarrollado las competencias necesarias para expresar
la sexualidad a través de vínculos de unión de carácter más abstracto y
simbólico que tienen que ver con el consenso y el apego con otras personas.
Es el nacimiento de la sexualidad adulta, en contraposición a otra ligada solo a
las simples gratificaciones instantáneas y obtenidas mediante actividades
estereotípicas.

SEGUNDA TOPICA (ELLO- YO- SUPERYO)

Modelo estructural del aparato psíquico regido por las instancias ello – yo –
superyó.
ELLO:
El Ello es la parte primitiva, desorganizada de la personalidad, cuyo único
propósito es reducir la tensión creada por pulsiones primitivas relacionadas con
el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos irracionales. Representa
nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales. Opera de acuerdo
con el principio del placer y desconoce las demandas de la realidad. Allí existen
las contradicciones, lo ilógico, al igual que los sueños. Representa la necesidad
básica del ser de cubrir sus necesidades fisiológicas inmediatamente y sin
considerar las consecuencias.
Para Freud, la mayor parte del Ello es desconocida e inconsciente. Reservorio
primero de la energía psíquica. La necesidad imperiosa de la satisfacción
pulsional rige el curso de sus procesos. Sus contenidos inconscientes son de
diferentes orígenes. Por una parte, se trata de tendencias hereditarias, de
determinaciones innatas, de exigencias somáticas, y, por otra parte, de
adquisiciones, de lo que proviene de la represión. De forma sucinta, se puede
definir al Ello como el reservorio pulsional del hombre.
El Ello, sin embargo, no es sinónimo de inconsciente. También las otras dos
instancias, el Yo y el Superyó, tienen amplios sectores no asequibles por la
conciencia. El Ello tiene una relación estrecha y conflictiva con las otras dos
instancias.
SUPERYÓ:
El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos
morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la
“conciencia moral” y el ideal del yo. La “conciencia moral” se refiere a la
capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche, basándose en lo que 12
está bien o mal en la cultura y sociedad en la que vivimos. El ideal del yo es
una autoimagen (imagen de uno mismo) ideal que consta de conductas
aprobadas y recompensadas. El Superyó es una instancia que no está
presente desde el principio de la vida del sujeto, sino que surge a consecuencia
de la internalización y resolución del complejo de Edipo.
YO:
El Yo tiene como fin cumplir de manera realista los deseos y demandas del Ello
con el mundo exterior, a la vez conciliándose con las exigencias del Superyó.
El Yo evoluciona según la edad y sus distintas exigencias del Ello actuando
como un intermediario contra el mundo externo. El yo sigue al principio de
realidad, satisfaciendo los impulsos del Ello de una manera apropiada. Utiliza
razonamiento realista característico de los procesos secundarios que se
podrían originar. Como ejecutor de la personalidad, el Yo tiene que mediar
entre las tres fuerzas que le exigen: el mundo de la realidad, el Ello y el
Superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento
de su organización integrada. Es un sistema de funciones psíquicas tales como
el examen de realidad, defensa psíquica, funciones cognitivas e intelectuales
(síntesis de la información, memoria y similares).
Es la entidad que actúa como regulador entre las demandas del Ello y del
Superyó. No es cien por ciento consciente, en particular, los contenidos
referentes a las funciones yoicas de defensa son esencialmente inconscientes.
Segunda tópica freudiana. Yo – Ello – Superyó.
Freud no desarrollo este esquema que podríamos llamar “Iceberg”, pero nos
sirve como metáfora de cómo en estos sistemas se encuentra lo consciente, lo
preconsciente y lo inconsciente.
El Yo: es CONSCIENTE PRECONCIENTE E INCONSCIENTE (los
mecanismos de defensa puestos en marcha por el Yo, como la negación, la
represión, etc., son esencialmente inconscientes).
El Superyó: es INCONSCIENTE, PRECONCIENTE, y algunos contenidos
pueden volverse CONCIENTES
El Ello: es todo INCONSCIENTE. Aquí hay como dijimos, dos tipos de
inconsciente: el que nunca fue consciente, y el reprimido (es decir el contenido
que alguna vez fue consciente y luego, producto de la represión, se volvió
inconsciente).
13

CONCLUSION

El psicoanálisis es una de las principales ramas o escuelas de la psicología. Ha


tenido repercusiones muy importantes en la forma en que esta ciencia trabaja,
en sus principios y en su aplicación, sobre todo en la aplicación clínica a través
de los psicólogos.
De la misma manera ayuda al individuo a dar con los cambios que debe aplicar
en su vida para resolver los problemas que dañan su equilibrio emocional y
bienestar. Pero, además de un método terapéutico, el psicoanálisis es una
teoría que explica la conducta humana recurriendo a la investigación de los
procesos mentales inconscientes. Una de las importancias que tiene el
psicoanálisis es que desvela al paciente conflictos inconscientes que éste
desconoce y es incapaz de descubrir por sí mismo pero que están marcando
nuestra vida.
Es tan importante el Psicoanálisis, porque es una herramienta que puede
ayudar a las personas a vivir mejor, resolver problemas emocionales y sentirse
más satisfecho con la vida. La gente cree que los cambios en la vida o el
crecimiento emocional es algo que naturalmente va a suceder, sin embargo, es
necesario hacer cambios propositivos con el objetivo de vivir mejor. ¿Por qué
vivir sufriendo? El descubrimiento del Psicoanálisis nos proporciona la
posibilidad de analizar de manera profunda, lo que nos hace ser quiénes
somos y de esta manera, buscar formas de ser congruentes con nosotros
mismos.
14

BIBLIOGRAFIA Y WEBGRAFIA

 Rivelis Guillermo, FREUD una aproximación a la formación profesional y


la práctica docente. “Editorial: NOVEDUC, Buenos Aires. Año: 2009”.
 Verba Volant. “Revista de Filosofía y Psicoanálisis. Año: 2002”.
 Sigmund Freud, La interpretación de los sueños “Editorial: ALIANZA.
Año: 2011”.
 Sigmund Freud, “Editorial: AMORRORTU. Año: 2016”.
 https://www.ugr.es/~aula_psi/Psicoanalisis.htm
 https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1409-
41851999000100011

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