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CONSTITUCIONAL)
Examinado el contenido del identificado instrumento legislativo remitido a este Tribunal Supremo
de Justicia, en Sala Constitucional, se observa que se trata de un Código cuyo objeto es, a tenor de
su artículo 1, “…impulsar, promover, regular y desarrollar la organización, administración,
funcionamiento y control del sistema penitenciario, de conformidad con las normas, principios y
valores consagrados en la Constitución, así como en los tratados, pactos y convenios
internacionales suscritos y ratificados por la República en materia de derechos humanos, a los
fines de garantizar a las personas privadas de libertad su rehabilitación integral, progresiva y el
respeto a sus derechos humanos, posibilitando su transformación y su reinserción social…”.
2.- Las personas privadas de libertad o sujetas a alguna medida restrictiva de la libertad, que se
encuentren bajo la custodia del servicio penitenciario.
3.- Cualquier otra persona, órgano o ente del Poder Público Nacional, regional, municipal o
comunal que intervenga en forma interrelacionada con el servicio penitenciario, en cuanto le
fuere aplicable.
Este instrumento legal consta de diez (10) títulos, los cuales a su vez están compuestos de la
siguiente forma:
Por lo que respecta al Título III, denominado “Del ingreso y del egreso en los establecimientos
penitenciarios de los privados y privadas de libertad”, éste lo integran cinco (5) capítulos
numerados correlativamente, a saber: “Del ingreso”; “Del seguimiento jurídico”; “Del egreso”;
“Agrupación de los privados y privadas de libertad” y “Del procedimiento de clasificación”.
El Título IV nombrado “De la atención a los privados y privadas de libertad”, contiene cinco (5)
capítulos numerados sucesivamente, éstos son: “De la atención integral”; “De la educación y
capacitación de los penados y penadas”; “Del trabajo de los penados y penadas”; “De la asistencia
médica” y; “De los establecimientos penitenciarios”, siendo que en este último se consagra el
articulado sobre los módulos; el módulo de máxima seguridad; el módulo de salud y
rehabilitación; centro para adolescentes en conflicto con la ley penal; módulos femeninos;
maternidad; guarderías y; bibliotecas.
De seguidas el Título VII, nombrado “De la redención judicial de la pena por el trabajo y el estudio”,
hace inclusión de un capítulo único, a saber: “Del procedimiento para la redención”, en el que se
cataloga la norma rectora, las actividades reconocidas a los efectos de la redención de la pena, el
registro de actividades, las funciones del órgano penitenciario a los fines de la redención, la
competencia para el otorgamiento y el procedimiento correspondiente.
Por igual, el Título VIII señalado bajo el apelativo “Del régimen de confianza tutelado”, contiene un
solo capítulo que apunta a integrar las normas concernientes al procedimiento sobre este régimen
(vgr. requisitos, procedimiento y cese del régimen).
En la parte in fine del Código, se sitúan las Disposiciones Derogatoria, Transitorias y Final, atinentes
a los siguientes enunciados: Se derogan la Ley de Régimen Penitenciario, la Ley de Redención
Judicial de la Pena por el Trabajo y el Estudio y, en general, todas las disposiciones que colidan con
el Código; al personal adscrito al Cuerpo de Seguridad y Custodia del Ministerio con competencia
en materia de servicios penitenciarios y su régimen transitorio de activación y; la entrada en
vigencia del Código a partir de su publicación en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela.
II
DE LA COMPETENCIA
ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN
A estos fines, a modo de breve inciso previo, es importante traer a colación las notas definitorias
mediante las cuales la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela ha delineado lo que
debe entenderse, tanto por ley como por código, especies normativas del ordenamiento jurídico
patrio. En efecto, el artículo 202 eiusdem estatuye que la ley es el acto sancionado por la
Asamblea Nacional como cuerpo legislador, mientras que las leyes que reúnan sistemáticamente
las normas relativas a determinada materia se podrán denominar códigos.
Ello así, el acto normativo sancionado por la Asamblea Nacional, sometido al control
constitucional a priori de esta Sala, exclusivamente por lo que respecta al examen previo a su
promulgación sobre la constitucionalidad de su carácter orgánico, corresponde a la forma de
código según lo dispuso el Poder Legislativo Nacional.
Prosiguiendo con el análisis que atañe a esta Sala, el mencionado artículo 203 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela dispone, en su encabezamiento, lo siguiente:
“Artículo 203. Son leyes orgánicas las que así denomina esta Constitución; las que se dicten para
organizar los poderes públicos o para desarrollar los derechos constitucionales y las que sirvan de
marco normativo a otras leyes…”.
Precisa esta Sala que los mencionados supuestos a que se refiere el artículo 203 de la Constitución
poseen carácter normativo, lo que implica que cualquier ley a la cual se pretenda considerar como
orgánica debe estar incluida en, al menos, uno de ellos para que se le estime y se le denomine
como tal.
En este sentido, tal como ha sido interpretado por esta Sala, dicha norma “…utiliza criterios de
división lógica distintos, pues las categorías 1ª y 4ª obedecen a un criterio técnico-formal, es decir,
a la prescripción de su denominación constitucional o la calificación por la Asamblea Nacional de
su carácter de ley marco o cuadro; mientras que las categorías 2ª y 3ª obedecen a un principio
material relativo a la organicidad del poder público y al desarrollo de los derechos
constitucionales. En el fondo, la categoría 4ª implica una investidura parlamentaria, pues la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela no precisa pautas para su sanción, y, a
diferencia de la categoría 1ª, la constitucionalidad de la calificación de orgánica de las leyes
incluidas en este rubro, requiere el pronunciamiento de la Sala Constitucional para que tal
calificación sea jurídicamente válida. Desde luego que el pronunciamiento de la Sala
Constitucional es necesario para cualquiera de las categorías señaladas, excepto para las leyes
orgánicas por denominación constitucional, pues el artículo 203 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela se refiere ‘a las leyes que la Asamblea Nacional Constituyente haya
calificado de orgánicas’, lo que significa que son todas las incluidas en las categorías 2ª, 3ª y
4ª…” (Vid. Sentencia n.º 537 del 12 de junio de 2000, caso: “Ley Orgánica de
Telecomunicaciones”).
Ello así, la Sala ha querido hacer notar que, en atención al rol que el propio Texto Fundamental
confiere a estos calificados textos normativos, la mención de una ley como orgánica adquiere
especial relevancia de cara a su influencia dentro del sistema de jerarquía de las leyes y, en tal
virtud, es menester señalar que la inclusión de tal expresión implica necesariamente el
reconocimiento de su posición preeminente frente a otros textos normativos, asunto que no
queda sujeto a la plena discreción del cuerpo legislador, sino sometido a los criterios técnicos o
materiales que la misma Constitución dispuso (Vid. Sentencia n.º 2573 del 16 de octubre de 2002,
caso: “Ley Orgánica contra la Corrupción”).
Esta Sala insiste en que los subtipos de ley orgánica introducidos por la Constitución de 1999,
desde el punto de vista sustantivo, llevan implícito un contenido, que es aquel que el
Constituyente estimó conveniente regular mediante una ley reforzada, dotada de mayor rigidez
que la ordinaria en cuanto regule materias de especial repercusión que han sido reservadas a la
ley orgánica, “…las cuales requieren de mayores niveles de discusión, participación, deliberación y
consensos, así como de mayor estabilidad y permanencia en el tiempo…” (Vid. Sentencia de esta
Sala n.° 34 del 26 de enero de 2004).
Por tanto, ha aclarado esta Sala que la noción constitucional de las leyes orgánicas impone
expandir los puntos de vista hacia un enfoque material restrictivo, que da lugar a la prohibición de
que se pueda calificar de orgánicas a las leyes que regulen materias distintas a las contempladas
en los supuestos constitucionales antes identificados o bien aquéllas que tengan una finalidad
distinta a la allí expresada (Vid. Sentencia de esta Sala n.° 1.159 del 22 de junio de 2007,
caso: “Decreto con Rango y Fuerza de Ley Orgánica de Reorganización del Sector Eléctrico”).
Ahora bien, en el caso de autos, el Código sometido al control previo de esta Sala tiene como
objeto impulsar, promover, regular y desarrollar la organización, administración, funcionamiento y
control del sistema penitenciario, de conformidad con las normas, principios y valores
consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como en los tratados,
pactos y convenios internacionales suscritos y ratificados por la República en materia de derechos
humanos, a los fines de garantizar a las personas privadas de libertad su rehabilitación integral,
progresiva y el respeto a sus derechos humanos, posibilitando su transformación y su reinserción
social, a tenor de lo dispuesto en su artículo 1.
Asimismo, plantea el citado instrumento, como parte del glosario terminológico que contiene en
su artículo 3, que la administración penitenciaria es “…la acción de planificar, organizar, formular
directrices, lineamientos y políticas para la ejecución y seguimiento de las actividades destinadas a
dar cumplimiento al servicio penitenciario”, al igual que como servicio penitenciario dicta que es
el “conjunto de actividades ejecutadas por el órgano con competencia en materia penitenciaria,
destinadas a garantizar la custodia, atención integral, asistencia jurídica, supervisión de las
personas privadas de libertad, apoyo postpenitenciario, así como la atención a sus familias, con el
objeto de proporcionarle las condiciones y herramientas necesarias para mejorar sus posibilidades
de transformación social”. Del mismo modo, el régimen penitenciario es conceptualizado como
las “normas y procedimientos que rigen la convivencia, el buen orden y las actividades propias de
las personas privadas de libertad”.
El texto normativo que ocupa a esta Sala en ejercicio del control previo sobre la constitucionalidad
de su carácter orgánico, estipula, además de los principios rectores del Sistema Penitenciario y del
Servicio Penitenciario, la definición del primero como el conjunto de instituciones, normas y
procedimientos estratégicos, técnicos y operativos, interrelacionados entre sí, que tienen como
objeto garantizar la eficiente y eficaz prestación del servicio penitenciario, a fin de dar
cumplimiento a la ejecución de penas y medidas preventivas privativas de libertad, impuestas por
la autoridad judicial, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 19 eiusdem.
En idéntico sentido refiere el citado instrumento, en su artículo 20, que el Ministerio del Poder
Popular con competencia en materia penitenciaria es el órgano rector del Sistema Penitenciario y
tendrá competencia en todo el territorio nacional, a través de los distintos establecimientos y
unidades estratégicas y operativas que disponga para la ejecución del servicio, sin perjuicio que,
atendiendo a razones de eficiencia y eficacia en la consecución de los fines del Código, se decida
por una administración descentralizada. Correlativamente, el artículo 22 eiusdem consagra las
competencias del órgano rector.
Con respecto a los derechos y atención integral que merecen las personas privadas de libertad, el
Código contempla una serie de herramientas y acciones instrumentales destinadas a la
transformación social de las mismas, fin último del Sistema Penitenciario.
Ahora bien, sin que ello implique un análisis de fondo respecto de la constitucionalidad de las
normas que componen el Código Orgánico Penitenciario sancionado el día 15 de agosto de 2013
por el Órgano Legislativo Nacional, observa esta Sala Constitucional, que siendo efectivamente el
Sistema Penitenciario, componente del Sistema de Justicia consagrado en el artículo 253 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el texto legislativo in comento resulta
trascendental en el ejercicio, funcionamiento y desarrollo de este importante cometido del
Estado. Dicho texto legislativo, además, contiene preceptos, normativas y nominaciones
principistas relativas a la gestión penitenciaria del Estado Venezolano, provenidos de los principios
y derechos que consagra el Texto Fundamental, que fungen de marco normativo a otras leyes que
en lo sucesivo, podrán sumarse al ordenamiento jurídico nacional en el ámbito penitenciario, el
respeto de los derechos humanos y la transformación social de los privados de libertad, así como
otros ámbitos conexos.
A ello cabe añadir que tal como lo determina ese mismo artículo constitucional, los
establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la
recreación, así como funcionarán bajo la dirección de penitenciaristas profesionales con
credenciales académicas universitarias; aplicándose con preferencia a las medidas de naturaleza
reclusoria, las fórmulas de cumplimiento de penas no privativas de la libertad. Por igual ordena el
referido modelo constitucional, que el Estado creará las instituciones indispensables para la
asistencia pospenitenciaria que posibilite la reinserción social del exinterno o exinterna.
Efectivamente, las líneas de gestión anteriormente citadas, devenidas de la letra del Texto
Fundamental, son desarrolladas y concatenadas sustantivamente en el Código Orgánico
Penitenciario.
Partiendo del valor constitucional que tiene para el Estado el Sistema Penitenciario como
integrante del Sistema de Justicia, y las acciones integrales e interinstitucionales que ha asumido
aquel para la optimización de este último, el instrumento legal marco destinado a codificar la
regulación de la gestión penitenciaria estatal, no puede menos que situarse en el orden de la
jerarquía orgánica de las leyes de la República, según se subsume en la categorización que instruye
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 203, conforme al análisis
expuesto supra.
IV
DECISIÓN
Por las razones precedentemente expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en nombre de la República por autoridad de la ley, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 203 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en concordancia con el
artículo 25, numeral 14, de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, declara
la CONSTITUCIONALIDAD DEL CARÁCTER ORGÁNICO DEL CÓDIGO ORGÁNICO PENITENCIARIO,
sancionado por la Asamblea Nacional el 15 de agosto de 2013.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los 26 días del mes de septiembre de dos mil trece. Años: 203º de la
Independencia y 154º de la Federación.
La Presidenta,
El Vicepresidente,
/…
Los Magistrados,
El Secretario,
Expediente n° 2013-0780