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Cultivo de melón: Selección y preparación del suelo


Documento preparado con los contenidos de la Hoja Informativa INTA al Servicio del Productor,
publicación que difunde conocimientos concretos sobre temas vinculados con el desarrollo rural
y la producción agropecuaria, dirigida al productor rural y su familia. Corresponde a la Serie de
Producción Agropecuaria. Nº 5. CULTIVO DE MELÓN: SELECCIÓN Y PREPARACIÓN DEL
SUELO.

Por:
Silvia Beatriz, Cortez

El cultivo del melón tiene una importancia destacada en la provincia de San Juan, tanto por la
superficie cultivada, la cantidad de productores y mano de obra involucrados y por la
participación y prestigio logrado en el mercado nacional.

Selección del Suelo


El melón se adapta a diferentes tipos de suelos, manifestando su mayor desarrollo en suelos
franco-arcillosos, profundos, con óptimas condiciones de drenaje y aireación.

Se deben evitar suelos muy arenosos, debido a su escasa retención hídrica y los muy
arcillosos, ya que presentan problemas de aireación.

Es de esperar que la producción en suelos arenosos tenga mayor precocidad y que en suelos
arcillosos se obtengan mejores rendimientos. Deberá tenerse en cuenta la presencia de
compactaciones físicas en la zona de exploración de raíces, producidas por el tránsito excesivo
de la maquinaria agrícola (píe de arado).

En cuanto a la salinidad de suelos, el melón es un cultivo medianamente tolerante a la misma.


Es recomendable, realizar un análisis de suelo previo a la siembra.

La presencia de nemátodos en el suelo, especialmente Melodoygine sp., provoca un desarrollo


vegetativo deficiente y una baja productividad.

Antes de sembrar es muy importante recurrir a un análisis nematológico para poder decidir
acerca de la conveniencia de utilizar ese suelo. En el caso de estar infectado por nemátodos,
se deberá plantear un esquema de rotación de cultivos adecuado, en el cual no intervenga ni el
melón, ni el tomate.

La existencia de nemátodos y de enfermedades causadas por hongos como podredumbre de


las raíces y marchitamientos, obligan a extremar las precauciones al momento de elegir el
terreno. Un lote que ha presentado estos problemas no se debe cultivar por varios años
consecutivos con melón, zapallo, sandía y pepino (cucurbitáceas).

Preparación del Suelo


La preparación del suelo comienza con una aradura en otoño.  El propósito de la misma es
incorporar restos vegetales del cultivo anterior y exponer a temperaturas invernales, los
órganos vegetativos de maleza perennes como chepica, cañota, chilquilla y juncea.
 

La nivelación del terreno es una labor fundamental para producir melones de calidad y con
menor incidencia de enfermedades del suelo.

Es común observar la muerte de plantas debido al ataque de enfermedades de origen fúngico,


en zonas donde se acumula el agua. En los sectores en los que el riego es deficiente las
plantas adquieren escaso desarrollo y producción.

Será necesario realizar un retoque de niveles para garantizar uniformidad en la distribución del
agua. Nunca se deberá rebajar el suelo abruptamente, puesto que en las capas superiores del
mismo se encuentran la mayoría de los nutrientes y la totalidad de la materia orgánica.

Los suelos arcillosos o compactados deberán prepararse con una labranza profunda, cincel o
subsolador, a fin de mejorar la infiltración de los mismos, acompañados de una labranza
superficial, como el rastreado. Es conveniente que el suelo se encuentre seco en el momento
de la labranza con cincel o subsolador para favorecer el agrietado del mismo.

Es fundamental el nivel materia orgánica en el suelo. El incremento de la misma se puede


lograr incorporando estiércol. En general, las cantidades que se usan varían dependiendo del
origen del estiércol. En el cuadro siguiente se detallan estas cantidades:

Origen del Estiércol

Cantidade
s
   
(T/ha)
  Equino o vacuno 10 - 20  
  Caprino 7 - 10  
  Pollo parrillero con cama 7 - 10  
  Gallina ponedora 3-5  

Se incorporará en bandas, sobre las cuales se formarán las camas de siembra. En el caso de
utilizar estiércol que esté fresco, deberá incorporarse con un periodo de 45 a 60 días previos a
la siembra. Entonces será necesario replantear los tiempos de las tareas antes descriptas para
lograr una buena preparación del terreno.

El lavado del suelo es indispensable en sectores salinos. Será más eficiente si:

 Se realiza luego del primer movimiento de suelo con la labranza vertical de cincel o
subsolador.
 La cantidad de agua necesaria dependerá del contenido de sales del suelo y del agua
de riego, determinado mediante análisis.
Es conveniente realizar las labranzas superficiales necesarias para desmenuzar
suficientemente el terreno y permitir la confección de los bordos o camas de siembra sin llegar
a pulverizar excesivamente el suelo.

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