Está en la página 1de 2

DERECHO PENAL

4. DELITOS CONTRA LAS PERSONAS

A. Conceptos generales sobre estos delitos

El título VIII del Libro II se denomina “Crímenes y simples delitos


contra las personas”,12 y está dividido en ocho párrafos: el 1º “Del
homicidio”; el 2º “Del infanticidio”; el 3º “Lesiones corporales”; el
4º “Del duelo”; el 5º “Disposiciones comunes a los párrafos I, III
y IV de este título”; el 6º “De la calumnia”; el 7º “De las injurias”,
y el 8º “Disposiciones comunes a los dos párrafos anteriores”.
El simple enunciado de las diversas figuras que compren-
de permite plantear reparos en relación al empleo de la voz
“personas” que los engloba. La Comisión Redactora no hizo, al
parecer, un mayor análisis del título, simplemente lo recogió del
C. P. español de 1848, que sirvió de modelo para redactar el na-
cional. La expresión “persona” tiene distintos matices; desde un
ángulo jurídico-penal puede considerarse que se refiere a quien
es titular de los derechos que el Código señala como objetos de
protección; puede también entenderse como el ente físico que
constituye la persona o podría hacer alusión a la esencia de la
persona, o sea, su vida. Estos sentidos o alcances de la expresión
“persona” no son satisfactorios, pues “personas” son los titulares
de todos los derechos que son objeto de preocupación de las leyes
penales, y no sólo de aquellos a que se refieren los delitos que se
sancionan en este título; la propiedad, la familia, el estado civil,
etc., siempre se vinculan con las personas. No puede referirse el
ente físico de la persona, porque el título comprende a los delitos
de injuria y calumnia, que dicen relación con la persona como
ente espiritual; y, de otro lado, existen demasiadas figuras regladas
fuera de este título que se vinculan con la persona como cuerpo
físico; suficiente es recordar el robo con violencia, la violación,
el secuestro, entre muchas otras. Se descarta, a su vez, la posible
referencia a la vida como valor esencial, porque sanciona al delito
de lesiones, que si mediatamente se relaciona con la vida, pro-

12
Códigos penales más modernos, como el de Colombia (1980), emplean
una mejor denominación: “Delitos contra la vida y la integridad personal”
(Tít. XIII); el de Perú (1991), “Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud”
(Tít. I).

20
PARTE ESPECIAL

tege un bien jurídico diferente. Además en este título se dejó al


margen el delito de aborto, cuyo objeto es la defensa de la vida
en formación; sin embargo, su descripción se hizo en un lugar
distinto (el título VII). Se puede señalar que aunque el Código
Penal español mantenía la misma denominación que se critica,
en la Propuesta del Anteproyecto de un Nuevo Código Penal de
1983, se abandonan esas expresiones y se reemplazan por la de
“vida” e “integridad”, que parecen más apropiadas. No obstante,
el Código Penal de 1995 de España, inicia la parte especial con
los delitos que afectan a las personas, pero sin emplear esta ex-
presión. Sus párrafos los titula “del homicidio y sus formas”, “del
aborto”, “de las lesiones”.
La palabra “personas” empleada para individualizar al título VIII
ha sido objeto de serias reservas. Autores como Cuello Calón13 y
Quintano Ripollés,14 en Chile Alfredo Etcheberry,15 han estimado
que excede el ámbito de los delitos que en él se reglan, toda vez
que “persona” –como ya se señaló– no es sólo el ente físico y su
honor, se extiende a otros valores inherentes a la personalidad,
así la libertad, la honestidad, que no están comprendidos en las
figuras punibles de este título, pero que sí lo están en las sancio-
nadas en otros títulos.

5. EL HOMICIDIO

5.1. ENUNCIADO

El delito contra la vida por excelencia es el homicidio, pero también


hay otros tipos penales que coinciden en la protección de este bien
jurídico. En realidad existen numerosas figuras delictivas donde
el bien “vida” tiene relevancia y, no obstante, normalmente no se
incluyen entre aquellas que especialmente la protegen. Habría
que hacer distinción quizás entre aquellas que exclusivamente
protegen la vida de las que de manera accesoria o secundaria lo
hacen. Ante tal realidad, parece más atinado respetar la deno-

13
Cuello Calón, op. cit., t. II, p. 432.
14
Quintano Ripollés, op. cit., t. II, p. 193.
15
Etcheberry, D. P., t. III, p. 15.

21

También podría gustarte