Tuve que realizar un inventario de bienes, derechos y obligaciones que
poseía, y a partir de ahí, empezar a contabilizar el día a día de las operaciones.
Comencé por investigar elementos de inmovilizado y sus facturas de
compra para contabilizarlos. Luego anoté los diferentes saldos de las cuentas bancarias, saldos de clientes, fianzas recibidas, préstamos con entidades de crédito, planes de pensiones constituidos, etc.
Una vez que recopilé todos los elementos de activo y pasivo, resté sus importes y la diferencia resultante determinó el valor del capital que forma parte del patrimonio neto.