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La piromanía es un trastorno del control de impulsos como lo es la

cleptomanía y también la ludopatía (el juego). Es una tendencia


patológica a la provocación de incendios. La persona produce incendios
de forma deliberada en más de una ocasión.

El individuo libera un intenso placer al encender el fuego y participar en


las consecuencias que este pudiera tener. LA PRENSA/Archivo

Este tipo de trastorno suele iniciarse en la edad juvenil y con mayor


frecuencia en varones. Generalmente éstos enfrentan dificultades en las habilidades sociales, siendo
personas solitarias.

En ocasiones se interesan en participar de programas de prevención de incendios y les gusta leer sobre
el tema.

Las características más frecuentes que observamos en las personas con este trastorno son:

-Coeficiente intelectual por debajo de la media.

-Deseo irrefrenable de prender fuego

- Necesidad de observar lo que sucede durante el fuego

- Alto consumo de alcohol antes de provocar el fuego

- En ocasiones suelen ser los primeros en avisar sobre el mismo.

La intención de estas personas no es la de causar daño. Realmente son


víctimas de un trastorno y no lo hacen por dinero o por venganza. Esto es
importante recalcarlo porque el pirómano se diferencia del sociópata o
incendiario ya que éste sí lo hace por venganza.

De acuerdo con investigaciones realizadas en países como España, son


pocos los casos de pirómanos que ocasionan fuegos; son más los
sociópatas los que incurren en ello.

El tratamiento para este tipo de trastorno es muy difícil debido a que la


edad agrava el trastorno dificultando su tratamiento. Ellos no están
interesados en curarse.

Se requiere de una terapia para ayudarlos y en muy pocos casos se


medican; requieren de supervisión constante.

LA PRENSA/Archivo
 Conducta incendiaria. Diagnóstico
diferencial y tratamiento
¿Cuál es el diagnóstico diferencial de la piromanía?

El diagnóstico psiquiátrico más frecuentemente asociado a la piromanía es el


trastorno de conducta. Los rasgos clínicos más característicos de este trastorno
son las dificultades de comportamiento en casa y en la escuela, la baja
autoestima, los pobres resultados académicos y la baja tolerancia a la
frustración, que desemboca en irritabilidad y ataques de ira. Además, la
ocurrencia del comportamiento incendiario es un buen predictor de
comportamiento agresivo y antisocial en jóvenes diagnosticados con trastorno
de conducta.

Es probable que los varones pirómanos diagnosticados con trastorno de


conducta tengan historias de dependencia del alcohol; mientras que las chicas
o mujeres pirómanas con trastorno de conducta a menudo tienen historias de
alteración del estado de ánimo con autolesión o intentos de suicidio. También
es más probable, tanto entre chicos como entre chicas, que cuando existe la
concurrencia de ambos diagnósticos, el trastorno de conducta desemboque en
comportamiento criminal más persistente.

Algunos estudios relacionan hiperactividad, déficit de atención, piromanía y


trastorno de conducta. No obstante es necesario realizar más investigación
empírica para determinar hasta qué punto esto es cierto y la naturaleza de
dichas conexiones.

También hay estudios que indican la relación entre piromanía y algunos


trastornos mentales graves como la esquizofrenia, la disfunción cerebral
orgánica y el retraso mental. Algunos de estos estudios sugieren que la
piromanía ocurre en jóvenes psicóticos en respuesta a cierto tipo de delirios. El
papel jugado por la piromanía en la psicopatología severa es aún desconocido
y queda abierto a especulación teórica y evaluación empírica.

El diagnóstico de piromanía en niños se remonta a 1951 (Lewis y Yarnell),


aunque actualmente suele reservarse fundamentalmente para adultos. Entre
los criterios diagnósticos DSM-IV se encuentran: i) provocación deliberada e
intencionada de un incendio en más de una ocasión, ii) tensión o activación
emocional antes del acto, iii) fascinación, interés, curiosidad o atracción por el
fuego y su contexto situacional, iv) bienestar, gratificación o liberación cuando
se inicia el fuego, o cuando se observa o participa en sus consecuencias.

¿Cuál es el tratamiento de la piromanía?

Los objetivos de una estrategia terapéutica efectiva son el eliminar el


comportamiento incendiario y modificar la psicopatología subyacente. Se han
desarrollado técnicas psicoterapéuticas específicas para este tipo de problema.
Ya que la evidencia teórica y empírica sugiere que existe un complejo número
de variables asociadas a la piromanía, la tendencia es la de la aplicación de
terapias multidisciplinares. Muchas de estas aproximaciones terapéuticas son
de reciente aplicación, por lo que carecen de estudios empíricos que apoyen su
efectividad. A pesar de ello, las evaluaciones clínicas de estos métodos
sugieren que, por lo menos a corto plazo, son efectivas en eliminar el
comportamiento incendiario de estos niños y adolescentes.

La psicoterapia individual y familiar son las dos modalidades predominantes. El


foco principal de la psicoterapia individual reside en la eliminación inmediata del
comportamiento incendiario, y secundariamente en provocar cambios en la
psicopatología subyacente. La modificación de conducta y la terapia cognitivo-
conductual  son los dos tipos de tratamiento más usados. El principal objetivo
de la psicoterapia cognitivo-conductual es el enseñar a los jóvenes a reconocer
la urgencia de prender el fuego, interrumpir la conducta antes de que comience
y sustituir dicha conducta por comportamientos socialmente adecuados para
expresar sus emociones subyacentes (Bumpas, 1983).

Existe un número de técnicas utilizadas en modificación de conducta que


resultan útiles para eliminar o reducir el comportamiento incendiario, como el
castigo, el refuerzo positivo, etc. Muchas de estas técnicas son utilizadas de
manera conjunta.

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En algunos casos se ha utilizado la Terapia Familiar Breve, fundamentalmente


reestructurando la autoridad parental, modificando los patrones de
comunicación e interacción entre padres e hijos, e incluso fijando normas de
seguridad y protección para la familia.

También existen algunos programas de tratamiento hospitalario, de orientación


psicodinámica y conductual. En el primer caso el tratamiento se basa en la
naturaleza de la alianza terapéutica establecida entre el paciente y el personal
hospitalario. En el segundo caso se identifican -para cambiarlos- los
comportamientos específicos, incluyendo a los miembros de la familia en el
proceso terapéutico una vez que la conducta incendiaria se ha eliminado.

La aproximación multidisciplinar es consistente con la idea de la unión de una


compleja red de factores individuales, sociales y ambientales y el desarrollo del
comportamiento incendiario patológico en niños y adolescentes. Este tipo de
tratamiento incluye la eliminación del comportamiento incendiario, la mejora de
habilidades sociales, emocionales y de funcionamiento académico. Se utilizan,
entre otras, técnicas cognitivas de control del impulso, técnicas de relajación y
el entrenamiento en habilidades y conocimientos de seguridad y supervivencia
respecto al fuego.

La selección de la mejor estrategia de intervención dependerá de la severidad


de la piromanía y su sintomatología asociada. Si ésta es severa y el niño o
adolescente representa un peligro para él mismo, se recomienda la
hospitalización. En caso contrario pueden aplicarse las técnicas mencionadas
anteriormente fuera del contexto hospitalario. La evidencia clínica apoya dichas
técnicas, hasta que se desarrolle una evaluación científica más rigurosa sobre
la efectividad relativa de cada una de estas aproximaciones terapéuticas.

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

*American Psychiatric Association DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
Masson. Barcelona 1995.

*Bumpass, E., Fagelman, F. y Brix, R. Intervention with children who set fires. American Journal of
Psychotherapy, 37, 328-345. 1983.

*Canter, D. y Fritzon, K. Differentiating arsonists: a model of firesetting actions and characteristics. Criminal
Psychology, 3, 73-96. 1998.

*Gaynor, J. y Hatcher, C. The Psychology of Child Firesetting: detection and intervetion. Brunner-Mazel.
New York 1987.

*Hanson, M. et al. Firesetting during the preschool period: assessment and intervention issues. Canadian
Journal of Psychiatry, 40, 299-303. 1995.

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