Los problemas del Derecho Internacional Privado empezaron a plantearse
naturalmente en el momento en que se establecieron relaciones entre individuos pertenecientes a Estados o territorios diversos, desde entonces debió sentirse la necesidad de resolver, por medio de reglas jurídicas, los conflictos que necesariamente habían de suscitarse, sin embargo, los pueblos de la antigüedad no conocieron el Derecho Internacional Privado, ni como ciencia para resolver los conflictos legislativos, ni como normas para regular la condición jurídica de los extranjeros.
La primera parte de la Edad Media, dominó el principio internacional que
se conoce con el nombre de principio de la “personalidad del derecho”, el cual podemos enunciarlo de la manera siguiente:
“Cualesquiera que fuese el lugar de su residencia, el individuo está sometido
de su nación, pudiendo invocarlo en su beneficio en cualquier territorio”.
Este principio no es más que el principio de la extraterritorialidad de la ley y
quiere decir, en síntesis, que la ley personal sigue al individuo a donde quiera que vaya, como la sombra al cuerpo, como la enfermedad al enfermo, por consiguiente, la ley se aplica en función de la persona, independientemente del lugar en que se encuentre.