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El Amor y el Origen de la Humanidad

“Yo, frente al ser que es distinto, no le voy a exigir al otro


que sea como yo, o que sea como este otro. Si no acepto
al otro, no lo veo y lo confundo con mis exigencias y con
la frustración de que mis exigencias no sean satisfechas.

La acción de aceptación del otro como legítimo otro en la


convivencia define el dominio de acciones del amor. Amor
es una palabra importante aunque manoseada, que yo
insisto en usar porque es fundamental, cotidiana, básica y
trivial, pero esencial.

El amor no es ciego sino que visionario. Uno ve al otro


solamente en la medida en que uno no le exige, en que le
permite ser, y solamente es en la medida que soy yo con
el otro y el otro conmigo que podemos generar un
espacio de convivencia social. Es sabio entender que el
amor es el punto de partida que configura lo humano,
porque nos permite aceptar que lo humano se configura
en el vivir y no preexiste.

No podemos acusar a nadie de no ser como debiera ser


según nosotros. Primero, porque nadie debe de ser de
ninguna manera ya que, como sea, siempre dependerá de
cómo y con quien viva y de las circunstancias de ese
vivir. Amar al fin es aceptar la grandeza y pequeñez del
otro porque también puedo reconocerla en mí.”

Humberto Maturana

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