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6/4/2021 Estudio bíblico de Proverbios 6:16-23

Estudio bíblico de Proverbios 6:16-23

Proverbios 6:16-23
Llegamos hoy, amigo oyente, otra vez a este capítulo 6, del Libro de Proverbios que iniciamos en nuestro estudio anterior.

Esta sección que estamos estudiando comenzó en el versículos 12 y 13, 3n los cuales se describió al "hombre malvado"
¿Ha notado usted en algunas personas que todo lo que hacen, todos los gestos, tienen siempre una sugerencia grosera u
obscena? Hay cristianos que en este aspecto podríamos decir que son casos dudosos. En sus encuentros todo lo que dicen
tiene un doble sentido, especialmente sus chistes, sus observaciones. Les divierten esas frases sugerentes y tenemos que
aclarar que Dios ha hablado en contra de esas actitudes.

Después de estas consideraciones, en nuestro programa anterior leímos los versículos 14 y 15, que decían:

"Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo; siembra las discordias. Por tanto, su
calamidad vendrá de repente; súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio."

Aquí observemos que esta persona "siembra" o provoca o alienta discordias. Tenemos aquí una persona que se supone
ser hijo de Dios y sin embargo cada movimiento que hace con su cuerpo no es absolutamente claro.

A veces solemos contemplar por televisión a personas que explotan hábilmente esa facilidad, aprovechándose de su
sentido del humor y de su capacidad para entretener a las personas. Desafortunadamente, hay cristianos a quienes les
entretiene y les causa mucha gracia escuchar a tales personajes, hasta tal punto que les siguen semanalmente sin perder
ninguno de sus espectáculos.

Por ello, vemos a cristianos pendientes de seguir los dictados de la moda en su forma de vestir o de hablar, utilizando las
expresiones que están en boga para aparentar que están "al día" y proyectar así una imagen supuestamente progresista.
El problema es cuando no se tiene nada positivo que transmitir a los demás, entonces tales personas lo disfrazan, lo
maquillan, para que pueda ser aceptable en un principio. Por otra parte, las que nosotros necesitamos en este día,
estimado oyente, son personas que vivan vidas claras, cristalinas, nítidas; que todo lo que digan y hagan en su vida, sea
tan claro y puro como el sol del mediodía. Esa es la clase de gente que se necesita en el día de hoy. Estas son personas
transparentes, que se revelan tal cual son y su presencia infunde confianza. Al verlas, una se cuenta que puede confiar en
ellas. Estas son las compañías ideales para el camino de la vida, para disfrutar de la amistad y del compañerismo cristiano.
Esas son las personas que tienen a Cristo en sus vidas y lo reflejan a los demás.

Pero para los que tienen la forma opuesta de ser, la Biblia tiene advertencias solemnes. La carta de San Pablo a los
Gálatas 6:7 ?8 dice: 7No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también
segará, 8porque el que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará
destrucción; pero el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. De Dios nadie se burla. EL
requiere una vida santa. ¿Sabe usted por qué? Porque El es santo. Él es esa clase de Dios, y Él va a estar interesado en
esa clase de persona y va a bendecirla. Ah, estimado oyente, usted y yo necesitamos reconocer que estamos tratando con
un Dios santo.

En este capítulo 6 del libro de Proverbios que estamos considerando hoy, al entrar en un nuevo párrafo de dicho capítulo,
examinaremos siete cosas que Dios detesta. Alguien quizá nos diga: "¿Cómo es eso? ¿Dijo usted que Dios aborrece siete
cosas?" Así es, estimado oyente. Bueno, alguien quizá diga: "Yo pensaba que Dios era amor, que solo tenía capacidad
para amar". Sí, claro, Él es amor. Pero El aborrece el mal y todo aquello que el mal ha causado y está produciendo en la
raza humana.

Después de esta introducción vamos a comenzar nuestra lectura específica para el día de hoy con el versículo 16, para
examinar una lista de

Siete cosas que Dios detesta


A algunas personas les puede resultar increíble que Dios sea capaz de detestar, de aborrecer. Ellas le consideran
solamente como un Dios de amor. Como saben que Dios es amor, y que el amor es lo opuesto al odio entonces deducen
que Dios no puede odiar a nadie ni a nada. Pero ello no es cierto. Dios es amor, pero El aborrece el mal.

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Podemos ver la misma situación en un nivel puramente humano, es decir, en las relaciones humanas normales. Por
ejemplo, alguien ama a su hijo, pero detesta a esa fiebre que le está atormentando y consumiendo el cuerpo del niño.
Alguien ama a su hijo, pero odia también al perro feroz que entra en su jardín e intenta morder al pequeño. Es decir, que
al mismo tiempo que siente amor por su hijo, aborrece al animal o persona que pueda causarle daño. Mientras exista un
mundo de contrastes, un mundo en el que ha entrado el pecado, amaremos lo bueno, lo justo, y detestaremos lo que es
malo e injusto. Aunque, por otra parte, si usted ama al pecado, a la maldad, entonces usted detestará la bondad y la
rectitud.

La Palabra de Dios nos dice que amemos lo bueno y detestemos el mal. Cuando lleguemos al libro de Eclesiastés, veremos
que en una parte, en el 3:8 dice que hay tiempo de amar y tiempo de aborrecer.

Ahora veremos que hay siete cosas que Dios aborrece. Aquí está la lista. Leamos los versículos 16 al 19:

"Seis cosas aborrece el Señor, y aun siete le son abominables: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos que
derraman sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies que corren presurosos al mal, el
testigo falso, que dice mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos."

Dios dijo claramente que detestaba estas cosas, y nosotros también deberíamos incluirlas en la lista de cosas que
aborrecemos. No fue la primera vez que Dios declaró que El detestaba algo. Si vamos al libro de Deuteronomio 16:22,
leeremos lo siguiente: ni te levantarás estatua, lo cual aborrece el Señor tu Dios. Dios aborrece cualquier clase de ídolo, o
cualquier cosa que ocupe en nuestros corazones el lugar que solo le corresponde a Él. Un gran salmo mesiánico, el Salmo
45:7 dice: Has amado la justicia y aborrecido la maldad. Una sigue a la otra como la noche sigue al día. En el libro de
Apocalipsis 2:6, Dios le dijo a la iglesia primitiva: pero tienes esto: que aborreces las obras de los nicolaitas, las cuales yo
también aborrezco. Es que, estimado oyente, Dios ama, pero también detesta. Dios es amor pero, por el mismo motivo,
puede odiar. Y las Sagradas Escrituras presentan sus argumentos, es decir, que exponen su caso.

El número siete en la Biblia no indica perfección sino lo que es completo. Dios experimenta un odio completo hacia estas
cosas, que son todas obras de la naturaleza humana pecaminosa. Hay cosas que revelan la depravación total y la
degradación completa de las especies humanas. Dios ha dejado constancia de que odia estas cosas. Ya ha quedado atrás
esa vieja concepción de Dios como un anciano senil y sentimental que llora pero no actúa, y de que simplemente cierra
sus ojos a los pecados de la humanidad y es tolerante con el mal, y de que perdona porque no tiene el valor o la fortaleza
para castigar el pecado. Recordemos que Dios dice: "Yo amo" pero también dice. "Yo detesto".

La idea de que tenemos que ser benévolos y comprensivos con los culpables está ampliamente difundida, y los que la
propugnan no han tenido el valor de aplicar un programa severo de castigo. Ese es uno de los problemas de la sociedad
actual, y uno de los factores que está desintegrando esta sociedad. Dios está dispuesto a castigar a los culpables. A Dios
no le afecta la opinión pública. A Dios no le intimida ninguna apariencia que pueda ofender al ser humano. Dios no es
cobarde. Dios dijo que de ninguna manera tendría por inocente al culpable. Sus leyes son inviolables e inexorables.

Vamos entonces a examinar esta desagradable lista, que aparece en la sección negativa del libro mayor de Dios:

1. Los ojos altivos. (v. 17) Este es el significado literal, los ojos altaneros. Es la actitud de una persona que se sobrevalora
a sí misma y subestima a otras. Se trata del orgullo. Es ese pensamiento del corazón, es esa mirada leve y al desviar la
cabeza, ese destello en la mirada expresa que una persona se considera mejor que los demás. Dios dice "Yo detesto esa
actitud". Es la primera cosa mencionada en esta lista. Y El la puso por delante del homicidio y la ebriedad. Dios detesta la
mirada altiva.

Es extraño que hoy en círculos cristianos o en la misma iglesia uno puede ser aceptado o conseguir pasar inadvertido con
esa mirada altanera que revela orgullo, y nadie dirá nada al respecto. ¿Sabía usted que el primer pecado manifiesto en el
cielo, el pecado original, fue el orgullo? Fue cuando Satanás, Lucifer, el hijo de la mañana dijo en su corazón: Subiré al
cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el monte del testimonio me sentaré, en los extremos
del norte; sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo (Isaías 14:13-14).Y él fue el que se presentó
ante el hombre en el jardín del Edén y le dijo: seréis como dioses (Génesis 3:5).

Es bastante interesante que más allá de los trastornos psicológicos y la enfermedad psicosomática hay un tronco de árbol
del cual surge la anormalidad. ¿Sabe usted cuál es? La falta de ser una personalidad completa. Es querer ser alguien
importante, tener ciertos símbolos de una posición, uno de los cuales es la independencia de Dios. Es que una persona
quiere ser su propio dios. Es querer convertir a la pequeña criatura en un Dios. Esa es la razón por la cual la salvación por
las obras apela al ser humano. Ese ser humano pequeño que cree que va a conseguir su propia salvación, que la va a

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obtener por sí mismo y que, por lo tanto, no necesita a Dios. Cree que no necesita tener un Salvador que muera por él, y
que cuando llegue a Su presencia, podrá ocupar el lugar de Dios porque se considerará tan bueno como Él, y podrá
sentarse justamente junto a Él. Estimado oyente, una salvación por las obras revela una carencia en la personalidad. Dios
resiste a los soberbios, y tiene respeto y consideración por los humildes. Más adelante, en este mismo libro de los
Proverbios 11:2, dice: Cuando llega la soberbia, llega también la deshonra. Y recordemos que en el Libro de Job, en el
capítulo 40, de ese libro, versículo 12, dice: Mira a todo soberbio, y humíllalo, y destruye a los impíos donde quiera que
estén.

Recordemos que en las bienaventuranzas del Sermón del Monte, en Mateo 5:3, el Señor Jesús dijo: Bienaventurados los
pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Y esto es lo que dijo el Salmista en el Salmo 131:1: Señor, no
se ha envanecido mi corazón ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para
mí. Estimado oyente, necesitamos ocupar un lugar humilde y decir: "Oh, Dios, yo soy débil, no puedo hacerlo; te necesito
a Tí."

En cierta ocasión, observé a un joven que pretendía introducirse en un grupo de jóvenes. Era grande de estatura y tenía
un aspecto jactancioso. E intentaba ser aceptado por sus colegas. Así que se introdujo en el grupo y comenzó a maldecir
como un viejo marino y experimentado en su profesión. Y yo pensé: pobre joven, está tratando de resultar aceptable ante
los demás. ¿Por qué simplemente no se acerca a Dios y le dice la verdad? ¡Cuánto mejor sería decirle a Dios lo que el
salmista expresó en su poema: Señor, mi corazón no es orgulloso, ni son altivos mis ojos; no busco grandezas
desmedidas, ni proezas que excedan a mis fuerzas. Estimado oyente, cuando usted acude a Dios para recibir la salvación,
es entonces cuando se convierte en alguien real, en una personalidad hecha y derecha. Escuchemos lo que Dios dijo por
medio de Isaías, capítulo 66, versículo 2. . . . pero yo miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla a
mi palabra. Así habla Dios, amigo oyente. Y si usted está dispuesto a acercarse a Él con esa actitud, va a ver que Dios
está dispuesto a recibirle. Porque Dios dijo que aborrece la mirada o los ojos altivos.

2. Dios aborrece la lengua mentirosa (v. 17) ¿Ha notado alguna vez que en la Biblia se dice más acerca del uso y abuso de
la lengua, que del abuso del alcohol? El abuso de la lengua es algo muy común en todas las razas y en todos los idiomas.
Permítanos decirle estimado oyente, que eso es algo verdaderamente trágico.

El salmista dijo: Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso. (Sal. 116:11) El Dr. Carroll acostumbraba decir
a sus alumnos: "David en un momento de apresuramiento dijo que todos los hombres eran mentirosos. Yo he tenido
mucho tiempo para pensar en ello y todavía estoy de acuerdo con David". Bueno, ciertamente tenemos que admitir que
estamos de acuerdo con David. En otra ocasión el salmista, en 120:2 dijo: Libra mi alma, Señor, del labio mentiroso, y de
la lengua fraudulenta. Y en su oración de confesión, en el Salmo 51:6, el rey David dijo: Tu amas la verdad en lo íntimo y
en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Dios es el Dios de la verdad. Y lo dijo el salmista en el Salmo 31:5, con
estas palabras: En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, Señor, Dios de verdad. ¡Qué hermoso es esto y
cuan diferente es de una lengua mentirosa! Recordemos que la cosa más peligrosa hoy en este mundo es la lengua. Hay
muchas personas que han sufrido el ataque por este medio de otras personas y es como si hubiesen sufrido un asesinato
a su reputación. Así que debería estar más controlado el uso de la lengua.

3. La tercera cosa que Dios detesta son las manos que derraman sangre inocente (v. 17). Un asesino es especialmente
odioso e inaceptable ante Dios y los hombres. Dios dice que el asesino debe ser castigado porque arrebató a alguien algo
que Dios dijo que era sagrado, la vida humana.

4. La cuarta cosa que Dios detesta es el corazón que maquina pensamientos perversos, planes inicuos (v. 18) Y creemos
que todos los hombres y mujeres tienen malos pensamientos. En Mateo 15:19 el Señor Jesús dijo: 19porque del corazón
salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios, las
blasfemias. Realmente, es una camada peligrosa la que proviene del corazón humano. Por cierto, ¿ha confesado usted
alguna vez a Dios lo que tiene en su mente y en su corazón? Todos necesitamos hacerlo. Necesitamos ser limpiados. Dios
está en estos casos, como el médico divino, tratando la anatomía o, mejor dicho, la patología del mal y de la maldad, las
enfermedades espirituales del ser humano, y los diferentes síntomas que aparecen de tales enfermedades. El estudio y
análisis divino incluye ? los ojos, la lengua, las manos, el corazón, y los pies, que veremos a continuación. Ahora, lo
próximo que se va a mencionar son los pies.

5. Así que tenemos ahora a los pies que corren presurosos al mal. (v. 18) ¿Sabe, amigo oyente, que el corazón abre el
camino que van a recorrer los pies? Es interesante notar lo que Isaías dijo en el capítulo 59 de su libro, versículo 7: Sus
pies corren al mal, se apresuran para derramar sangre inocente; sus pensamientos son pensamientos perversos;
destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. Esta es la lista de las cosas que Dios dice que aborrece.
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6. Ahora, la sexta cosa mencionada, aparece aquí en la primera parte del versículo 19, y es el testigo falso que dice
mentiras. Hoy en día no es raro que la gente cometa perjurio. Parece ser uno de los pecados más comunes de nuestro
tiempo. Y es algo que Dios detesta.

7. Esta aparece aquí en la segunda parte del versículo 19 y es el que siembra discordia entre hermanos. Existe una
bienaventuranza, pronunciada por el Señor, que mira al problema desde el lado positivo. La encontramos en Mateo 5:9 y
dice: Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios. Hay verdaderas multitudes de personas que
están sembrando la discordia, y no están todos motivados políticamente. Se encuentran en su propio vecindario, y hay
posibilidades de que también haya algunos en su iglesia. Quizás tenga usted uno en su hogar o familia, y que incluso se
siente donde usted se sienta. Estimado amigo, el causar problemas entre los miembros de la familia o entre los hermanos
en Cristo y entre sus colaboradores es algo que Dios aborrece.

Esta lista de siete pecados es como un espejo. Echamos una mirada al espejo y nos avergonzamos, porque nos vemos a
nosotros mismos. Estimado oyente, permítame pedirle que se dirija una buena mirada a sí mismo, en este espejo de la
Palabra de Dios. Después de que usted y yo nos veamos tal como realmente somos, vayamos ante la presencia de Dios y
confesemos estas cosas que a El tanto le desagradan. Seamos honestos con El y pidámosle que nos limpie.

Continuemos ahora leyendo los versículos 20 al 22 de este capítulo 6 de Proverbios:

"Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. Átalos siempre a tu
corazón, enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando camines, te guardarán cuando duermas y hablarán contigo cuando
despiertes."

Aquí recordamos al joven de hace unos capítulos, que ha crecido, que ha ido a la escuela, pero a quien se le recuerda que
no olvide las cosas que le fueron enseñadas por su padre y por su madre. Las cosas que él ha aprendido en el hogar son
muy importantes. Las habrá de tener constantemente ante él.

Y dice el versículo 23 de este capítulo 6 de Proverbios:

"Porque el mandamiento es lámpara, la enseñanza es luz, y camino de vida son las reprensiones que te instruyen"

Y así esta sección concluye recapitulando verdades ya establecidas anteriormente. La instrucción paternal proporciona
guía, protección (2:11) y consejo (6:22). Esa enseñanza deberá provenir de la Ley de Dios, porque los mandamientos de
los padres, como la Palabra de Dios, deberán ser como una lámpara y como una luz, proveyendo guía y dirección para la
conducta) Salmo 119:105). Y la disciplina, aunque dolorosa, (Hebreos 12:11ª) ayuda a mantener a una persona en el
sendero correcto, conduciéndola por el camino de la vida.
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