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CAPITULO NUEVE

VARIABILIDAD CLIMATICA Y CAMBIO GLOBAL DEL CLIMA

Contenido

9.1 Introducción

9.2 Variabilidad climática

9.2.1 El Niño - Oscilación del Sur


9.2.2 Teleconecciones ENOS
9.2.3 Variaciones Interdecadales de ENOS
9.3 Cambio Global del Clima

9.3.1 Causas de la Variación del Clima


9.3.2 Variación en la Concentración de los Gases de Invernadero
9.3.3 Generación y Destrucción de Ozono en la Estratosfera

9.4 Fenómenos Oceánicos y Atmosféricos Asociados al Cambio del Clima

9.4.1 Variación Interdecadal de la Circulación Termohalina de los Océanos


9.4.2 Aumento del Nivel Medio del Mar
9.4.3 Cobertura de las Nubes

9.5 Resumen

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9.1 INTRODUCCION

Predecir o pronosticar el estado del tiempo (de uno o varios días) o el clima (de una a otra estación)
o el cambio del clima (de una o varias décadas), se ha convertido en una parte esencial de nuestras vidas y,
mas aún, de la eficiencia de nuestras actividades socioeconómicas, e incluso como prevención de desastres
naturales y muertes. De un día a otro, la gente necesita saber que tipo de ropa deberá usar, si se podrá viajar
por las carreteras, si los puertos de mar y aire estarán sin contratiempos, o si pueden planear una ‘carne
asada’ o una ‘piñata; para celebrar el cumpleaños en el jardín. De una estación a otra, los agricultores
necesitan saber si podrán aprovechar un invierno lluvioso y templado, para sembrar hortalizas, o por el
contrario, si tendrán que ‘sufrir’ una sequía y heladas, que en el mejor de los casos podrían aprovechar para
fortalecer sus equipos de trabajo, y mantener al mínimo el uso del agua. Los comerciantes necesitan saber si
hará frío para lanzar al mercado ropas de lana, o si será un invierno cálido, para mejor producir y vender
ropas más ligeras. El pronóstico de varias décadas o la predicción de la tendencia que tendrá el cambio del
clima, aunque no lo veamos tan cerca, es sin lugar a dudas, el más importante de todos los pronósticos. Es
relativamente fácil soportar que una fiesta de cumpleaños se posponga, o que una comunidad sufra
inundaciones, sequías o heladas, durante uno o un par de años, pero difícilmente (si no imposible) una
comunidad, particularmente rural, podría soportar que sus reservas ‘permanentes’ de agua o el clima, variara
negativamente por varias decenas de años. La historia está plagada de ejemplos en los que civilizaciones
enteras sucumbieron, por desastres hidrológicos o sequías prolongadas, siempre asociadas a cambios
climáticos, ya sea naturales o causados por el hombre.

El clima terrestre ha cambiado muchas veces, durante los últimos 4,600 millones de años, desde que
la tierra se formó. Se cree que los cambios, del orden de millones de años, se pueden asociar a procesos
naturales en la estructura interna de la tierra, tales como la deriva continental; otros de varios miles de años,
se asocian a fluctuaciones en el ángulo de inclinación terrestre o a variaciones en la órbita terrestre alrededor
del sol; otros, de períodos de tiempo más cortos, se relacionan con fluctuaciones en el balance radiativo o a
procesos internos en los océanos, los hielos o la atmósfera.

Hasta tiempos recientes, la humanidad se consideraba solo una parte mas o menos pasiva del
sistema climático global; sin embargo, en los últimos años, esta situación ha cambiado radicalmente, pues se
ha reconocido que la actividad antropogénica está afectando considerablemente el medio ambiente,
contaminándolo y trastornando el balance radiativo terrestre con la emisión de gases, como el bióxido de
carbono, el metano o los clorofluorocarbonos. A nuestro planeta le ha tomado millones de años evolucionar,
hasta llegar a tener las características que posee hoy, es probable que a estas generaciones les tome solo
unas cuantas décadas destruir el delicado balance climático terrestre y con ello se ponga en peligro la
sobrevivencia de la especie humana.

9.2 VARIABILIDAD CLIMATICA

El clima se puede definir simplemente como el promedio estadístico de las variables físicas del
sistema terrestre (temperatura, radiación solar, humedad, presión, precipitación, etc.) en una región o
localidad particular. Usualmente se considera que 30 años de datos es un período suficiente para definir el
clima de una región, en el que las variables físicas siguen patrones bien definidos año con año. Por otro lado,
se dice que se tiene una variabilidad climática cuando los patrones anuales del comportamiento físico se
alejan del valor climatológico esperado; es decir, se tiene una variabilidad interanual de las variables. En
general, el comportamiento de las variables atmosféricas, oceánicas y de la superficie terrestre es diferente
año con año; sin embargo, solo cuando se observan valores extremos, que se alejan mucho del valor
climatológico esperado, es cuando la variabilidad climática es importante. Hoy en día se ha podido identificar
al evento de El Niño Oscilación del Sur como un fenómeno de escala planetaria que se cree es la causa
principal de la variabilidad climática observada en distintas regiones del mundo.

9.2.1 El Niño - Oscilación del Sur

En forma muy general, “El Niño” es el nombre que se da al fenómeno que se presenta cuando la
temperatura superficial del mar sobre la región del océano Pacífico ecuatorial del este registra valores muy
por arriba del valor climatológico. Este fenómeno oceánico está acoplado al fenómeno atmosférico conocido
como la “Oscilación del Sur”, el cuál consiste en una inversión del gradiente de presión atmosférica

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superficial entre la región oriental y la occidental del océano Pacífico del sur y que puede dar como
consecuencia una inversión en la circulación de los vientos sobre la superficie del océano Pacífico tropical. El
acoplamiento entre estos dos fenómenos, definido como El Niño - Oscilación del Sur, ENOS, es de grandes
consecuencias climáticas en gran parte del mundo.

En la Fig. 9.1 se muestra el comportamiento invernal (nov - abril) de los dos principales índices del
evento ENOS: la Temperatura Superficial del Mar, TSM, en el Pacífico ecuatorial y el Indice de la Oscilación
del Sur, IOS. Estos dos índices tienen un coeficiente de correlación del orden de - 0.76 ( es decir, uno varía
inversamente proporcional al otro). El fenómeno ENOS puede ocurrir cada 2 a 7 años; los primeros síntomas
se observan en el océano Pacífico tropical, causando considerables perturbaciones de escala planetaria en
el patrón climático mundial.

Fig.9.1 Series de tiempo de los promedios anuales de: El índice de la Oscilación del Sur (IOS) y el
Indice de la Temperatura Superficial del Mar (TSM), para el período de 1950 a 1997.

En forma esquemática, el evento ENOS se caracteriza por un calentamiento excesivo de las aguas
superficiales y subsuperficiales del océano Pacífico ecuatorial, el cual transfiere una cantidad considerable
de energía, en forma de calor y humedad, a la atmósfera tropical. Conforme el evento ENOS evoluciona, la
temperatura del Pacífico ecuatorial aumenta; esto coincide con la disminución del gradiente de presión
superficial y el debilitamiento de los vientos alisios dando lugar a la propagación de ondas oceánicas
conocidas como ondas de Kelvin desde Asia hacia América, a lo largo del ecuador. Estos dos factores
favorecen la formación de una intensa actividad convectiva de la atmósfera con sistemas de nubes cumulus y
tormentas tropicales muy intensas.

En condiciones normales (Fig.9.2) los vientos alisios tienen una dirección este - oeste, que favorecen
el acumulamiento de agua cálida en el Pacífico ecuatorial occidental, contribuyendo a que el nivel del mar en
Indonesia se eleve unos 50 cm por arriba del nivel medio, mientras que en Ecuador (Sudamérica) está unos
15 cm por abajo del nivel medio. La TSM está cerca de 8°C más alta en el oeste, mientras que temperaturas
bajas se observan en el Pacífico oriental, debido a las intensas surgencias de aguas frías subsuperficiales,
con altas concentraciones de nutrientes y productividad primaria, haciendo esta región muy rica en
pesquerías. Por otro lado, la región occidental recibe considerables lluvias, mientras que el Pacífico oriental
es muy árido

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Fig.9.2 Condiciones normales del océano y la atmósfera en la región ecuatorial
del Pacífico.

Durante condiciones ENOS (Fig.9.3) los vientos alisios se relajan o incluso se pueden invertir,
permitiendo un hundimiento de la termoclina en el Pacífico oriental y una elevación de la termoclina en el
occidente. Este proceso reduce drásticamente las surgencias marinas y el aporte de nutrientes a la
superficie, con el consecuente colapso en las pesquerías en la región sudamericana. Por otro lado, los
conglomerados de nubes (o celda de convección atmosférica) se desplazan hacia la vertiente del Pacífico
sudamericano, favoreciendo considerables lluvias que son intensificadas por el forzamiento orográfico de la
cordillera de los Andes propiciando desastrosas inundaciones en la región de Ecuador, Perú y Chile.

Fig.9.3 Condiciones El Niño Oscilación del Sur del océano y la atmósfera en la


región ecuatorial del Pacífico.

El océano tropical del este es generalmente un área de surgencias por lo que anteriormente se creía
que el fenómeno El Niño ocurría cuando se debilitaban los vientos locales sobre las costas de Perú,
reduciendo el afloramiento de masas de agua frías subsuperficiales a lo largo de la corriente de Perú y
consecuentemente aumentando la Temperatura Superficial del Mar, TSM. Hoy en día se sabe que este

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fenómeno oceánico es más complejo y que en realidad es un evento de escala planetaria que está
directamente asociado a la variación de las celdas de circulación atmosférica en dirección meridional (Celda
Hadley) y zonal (Celda Walker) sobre las regiones tropical y ecuatorial, respectivamente. Como se ha visto
en el capítulo 8, la celda de circulación Hadley tiene su origen a partir de la combinación entre las fuerzas del
gradiente de presión (i.e. gradiente latitudinal de calentamiento radiativo) y la fuerza resultante de la rotación
terrestre. La celda Walker es una circulación atmosférica zonal que se presenta en las regiones ecuatoriales
y que debe su formación a los gradientes zonales de TSM en combinación con la rotación terrestre
(Fig.9.4a). En general el lado Oeste de los océanos tropicales es de mayor TSM, por lo que la circulación
atmosférica en la superficie es en dirección Este-Oeste, mientras que la circulación superior tiende a ser
Oeste-Este, como se discutió en el capítulo 4.

Fig.9.4 Esquema de la circulación Walker en la región atmosférica a lo largo del ecuador: (a)
condiciones normales, (b) condiciones El Niño Oscilación del Sur.

Cuando estos patrones de circulación zonal (sobre el Pacífico) presentan condiciones contrarias a
las normales (Fig.9.4b), entonces se dice que se tiene un evento de “Oscilación del Sur”. Cuando los vientos
del Este se debilitan por debajo de un cierto valor critico (ó soplan en dirección contraria) las surgencias
oceánicas cesan y la TSM aumenta. Simultáneamente el potencial dinámico del agua que se había
acumulado en la región Oeste del Pacífico ecuatorial, por arriba del nivel medio del mar, excita una onda de
Kelvin. Esta onda de Kelvin se propaga hacia el Este produciendo semanas después un aumento del nivel
medio del mar en las regiones del Pacifico Oriental. La TSM más alta refuerza la convección en la región
ecuatorial fortaleciendo la celda de Hadley. Esto a su vez refuerza los vientos del Este y el ciclo se repite una

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vez más. Con base en esto se puede decir que el fenómeno de ENOS es cíclico; sin embargo no es
periódico ya que la atmósfera y el océano responden de forma diferente a los cambios de una y otro. La
atmósfera responde rápidamente a cambios de TSM, mientras que la respuesta del océano a la intensidad
del viento es más lenta.

9.2.2 Teleconecciones ENOS

Se dice que se tiene un episodio “cálido y húmedo” de El Niño Oscilación del Sur, ENOS, cuando se
registran temperaturas muy altas en la superficie del océano Pacífico ecuatorial, desde la región al nordeste
de Australia hasta las costas de Perú y Chile, y cuando los vientos alisios en el Pacífico se debilitan o
invierten su dirección, para soplar del oeste al este, favoreciendo un transporte de calor y humedad de la
región del Pacífico central hacia la vertiente occidental de América (Fig.9.5a). Por el contrario, se dice que se
tiene un episodio “frío y seco” del evento ENOS cuando la TSM en el Pacífico oriental está muy por abajo del
valor normal y cuando los vientos alisios provenientes del este soplan con gran fuerza, generando intensas
surgencias frente a las costas de Perú y Chile (Fig.9.5b). Estas anomalías en la generación y movimiento de
los fenómenos oceánico - atmosféricos da como consecuencia grandes fluctuaciones en el ciclo hidrológico,
con intensas precipitaciones en algunas regiones o dramáticas sequías en otras.

Fig.9.5 Esquema representando las características extremas que se presentan en el ciclo hidrológico durante
(a) el invierno boreal y (b) el verano boreal de un episodio cálido - húmedo del evento ENOS. Se
muestran las regiones que sufren el mayor impacto en las condiciones de lluvia y temperatura
alrededor del mundo.

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En la Fig.9.5 se presenta un esquema con las principales teleconecciones asociadas a un episodio
cálido - húmedo del evento ENOS. Las principales teleconecciones con extremos climáticos alrededor del
mundo se tienen en la región de Australia e Indonesia, al igual que el nordeste de Brasil, donde se reduce
drásticamente la precipitación, sufriéndose dramáticas sequías; en contraposición, la región de Perú y Chile
recibe abundantes lluvias, registrándose desastrosas inundaciones. También se presentan teleconecciones
en otras regiones del mundo, de menor extensión territorial e intensidad, aunque no menos importantes y
desastrosas. El evento ENOS (usualmente después de las inundaciones) se ha asociado con epidemias de
cólera en Bangladesh, tifoidea y hepatitis en Sudamérica, malaria en Pakistán, malaria y dengue en Costa
Rica, Brasil y Sri Lanka.

Las variaciones interanuales de la TSM en el Pacífico ecuatorial han sido asociadas a intensas, y
en muchos casos dramáticas, anomalías del clima en distintas partes del mundo. Cuando se presentan
estas condiciones extremas, los patrones de circulación atmosférica alrededor del mundo son fuertemente
afectados. Por ejemplo, durante un episodio cálido-húmedo se pueden presentar las siguientes anomalías
en el sistema océano atmósfera: 1) la Corriente de chorro (vientos de gran intensidad localizados
aproximadamente entre los 8 y 12 km. de altitud, en forma ondulada alrededor del mundo, ver Cap.8) se
intensifica y aumenta su amplitud, favoreciendo una mayor generación de tormentas extra-tropicales en el
Pacífico del norte, permitiendo que estas se puedan desplazar más al sur de sus trayectorias normales y
afectando las latitudes subtropicales; 2) la Zona Intertropical de Convergencia, ZIC, incrementa el tamaño
de sus conglomerados de nubes y se desplaza más al norte, favoreciendo que un mayor número de
“lenguas” de humedad se desprendan del Pacífico ecuatorial y se muevan hacia latitudes subtropicales y
medias del continente americano; 3) las regiones tropicales del Atlántico, Pacífico occidental e Indico al ser
relativamente más frías inhiben la formación de ciclones tropicales; 4) el Pacífico oriental, al ser más cálido
permite una mayor intensidad de las tormentas tropicales y huracanes; 5) los vientos alisios superficiales
disminuyen o incluso pueden adquirir una componente del oeste al este; 6) se reducen drásticamente las
surgencias de agua subsuperficial en las costas de Perú y Chile, disminuyendo el aporte de nutrientes a la
superficie, aumentando la temperatura superficial del mar y colapsándose las pesquerías de las principales
especies marinas de interés socioeconómico de esa región sudamericana.

El impacto del evento ENOS en México es menos intenso, que en las regiones tropicales, pero
tambien de grandes consecuencias socioeconómicas como en el resto del mundo. Durante el invierno, la
vertiente noroeste experimenta abundantes precipitaciones con temperaturas relativamente altas,
ocasionadas por la intrusión de “lenguas de humedad” provenientes del Pacífico central. Cuando estas
lenguas de humedad interaccionan con frentes de latitudes extra-tropicales, se pueden experimentar
desastrosas inundaciones en algunas partes del oeste mexicano.

9.2.3 Variaciones Interdecadales del ENOS

Hasta el momento no existe una idea clara y completa para explicar los mecanismos que originan un
evento ENOS. Durante los últimos años se han propuesto y estudiado muchos procesos relevantes al ENOS,
identificándose algunas relaciones entre la atmósfera y el océano, en todas las escalas, que podrían estar
asociadas a la génesis del ENOS. Quizás el principal problema que se tiene para poder identificar con
certeza los mecanismos responsables es que el fenómeno ENOS es siempre diferente cada vez que se
presenta, mas aún, durante las últimas 2 décadas (desde fines de 1970) parece ser que se han hecho mucho
más frecuentes e intensos los episodios cálidos que los fríos, asociados a una clara tendencia positiva en la
TSM y a una tendencia negativa en el IOS (Fig.9.6). Como se verá en las siguientes secciones, son quizás
los cambios naturales o la influencia antropogénica los principales moduladores del evento ENOS en la
escala de varias décadas.

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Fig.9.6 Tendencia de los Indices de la Temperatura Superficial del Mar (El Niño) y de la diferencia de
presión atmosférica superficial entre Tahiti y Darwin (Oscilación del Sur).

El pronóstico del evento ENOS se hace con modelos de interacción océano - atmósfera acoplados.
Primeramente se inicia un modelo oceánico con un campo de datos de viento; posteriormente, se alimenta
un modelo atmosférico con los datos de temperatura superficial, producidos por el modelo oceánico; en ese
momento, se acoplan ambos modelos, satisfaciendo todas las condiciones de frontera. Con estos nuevos
modelos acoplados, alimentados por datos reales y en tiempo real, se generan pronósticos mucho más
confiables de la presencia o ausencia del evento ENOS. Los modelos computacionales de la actualidad,
permiten hacer un pronóstico de la presencia y desarrollo del evento El Niño - Oscilación del Sur, con
bastante certidumbre, con un año de antelación. Ciertos aspectos de el evento ENOS, tales como las
anomalías de la temperatura superficial del mar en el Pacífico ecuatorial y algunos patrones de precipitación
en distintas regiones del mundo pueden ser ahora pronosticados con cierta confianza.

9.3 CAMBIO GLOBAL DEL CLIMA

El cambio global del clima se refiere a cambios sistemáticos de la temperatura, la precipitación y


otros elementos del clima durante los últimos o los próximos 100 o 200 años. Por variación climática se
entiende específicamente al cambio del clima medio cada 30 años. Cambios de menor período se conocen
como fluctuaciones climáticas o variabilidad climática. Los cambios de mayor período (de miles de años),
se conocen como cambios seculares del clima. Los efectos de estos cambios climáticos, de cualquier
escala, son muchos y siempre de importancia socioeconómica. En ellos se incluyen las variaciones en el
tamaño y movimiento de los glaciares, la extensión y profundidad de los hielos polares, el nivel medio del
mar, la migración de la vegetación y las especies marinas y terrestres, los cambios en el ciclo hidrológico, los
cambios en los límites de los desiertos y regiones semiáridas, etc.

Los científicos han discutido ampliamente sobre las causas de las glaciaciones, desde que estas
fueron descubiertas por Louis Agassiz en el siglo XIX. Posteriormente, en 1930, el astrónomo yugoslavo
Milutin Milankovitch (1879-1958) formuló una teoría matemática - astronómica del clima, la cual propone que
las variaciones en algunos parámetros de la órbita terrestre tienen un fuerte impacto en el clima terrestre, al
cambiar la distribución latitudinal y estacional de la insolación. El más importante de estos parámetros es el
ciclo de la excentricidad (93,408 años) de la órbita terrestre alrededor del sol; es decir, de la forma elíptica
del movimiento de traslación terrestre alrededor del sol. Este ciclo afecta la velocidad de giro en el sistema
tierra-luna, el cual aumenta cuando estos se encuentran cerca del sol, mientras mas lento es el giro, mayor
será el campo magnético de la tierra, el cual a su vez protege a la tierra de las partículas de alta energía y
posiblemente favoreciendo un enfriamiento del clima. El segundo parámetro es el ciclo en el ángulo de
inclinación terrestre (41,000 años); es decir, del ángulo que forma el eje polar terrestre con el plano
eclíptico, descrito por la órbita terrestre alrededor del sol, el cual varia de 22° a 25°. Se cree que este ciclo
controla un 25% de las diferencias de temperatura entre los períodos glaciales e interglaciales. El tercer
parámetro es el ciclo de la precesión de los equinoccios (25,920 años); es decir, el movimiento retrógrado
de los puntos equinocciales, o de intersección del ecuador con la eclíptica, en virtud de la cual se anticipan
un poco de año en año las épocas de los equinoccios, o el principio de las estaciones. En el presente, el eje
terrestre está en dirección a la estrella polar y el hemisferio norte está más cercano al sol durante el invierno,
lo que resulta en verano e inviernos templados. por el contrario, hace unos 11,000 años (1/2 ciclo de
precesión) se tenía otra dirección del eje terrestre, ocasionando inviernos más fríos y veranos más cálidos.

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Estos tres valores son conocidos como los parámetros orbitales, y las variaciones de ellos determinan
cambios en la insolación, por lo que también cambia el clima terrestre. Se cree que la influencia gravitacional
de los planetas masivos, como Júpiter y Saturno, son los principales causantes en la variación de estos
parámetros orbitales.

Los cambios climáticos pueden ser clasificados de acuerdo a la longitud de sus ciclos (ver Tabla 9.1):

Tabla 9.1. Escalas de los ciclos climáticos

Banda Tectónica > 400,000 años


Banda de Milankovitch 10,000 a 400,000 años
Banda de Milenios 400 a 10,000 años
Banda Decadal 10 a 400 años
Banda Interanual 2.5 a 10 años
Banda Anual 0.5 a 2.5 años

Los cambios en la Banda Tectónica se atribuyen a la deriva de los continentes, el nacimiento de


montañas, etc. Este campo de investigación se conoce como Tectoclimatología. Los cambios en la banda de
Milankovitch se deben a los cambios en los parámetros orbitales. Los cambios en la Banda de Milenios se
pueden atribuir a etapas de intensa actividad volcánica y a la contracción de los glaciares. Los cambios en la
Banda Decadal se pueden atribuir a los distintos procesos de almacenamiento y transporte de calor en los
océanos. Finalmente, los cambios en las Bandas Interanual y anual se pueden asociar a los procesos de
interacción entre el océano y la atmósfera y a las pequeñas fluctuaciones de la insolación, tales como las
manchas solares, aunque aún no se ha podido encontrar una relación concluyente entre ellas y el clima.

Durante el último milenio, el clima mundial ha fluctuado significativamente, modificando


completamente la forma de vida de las sociedades; por ejemplo, en el período de 1,000 a 1,200 d.C. se
observó un calentamiento en el hemisferio norte (con un incremento en la temperatura del orden de 2 a 3
°C), en países como Noruega y Groenlandia, los pobladores sembraban cereales y criaban ganado. En el
suroeste de Estados Unidos (y probablemente en el noroeste de México), se registró una mayor cantidad de
precipitación; se cree que el aire cálido y húmedo, del Golfo de México, pudo penetrar más fácilmente hacia
el oeste de América, pues las celdas de circulación de la atmósfera tropical, estaban más extendidas hacia el
norte. Este también fue un período en el que la cultura mexicana se extendió hacia el norte, posiblemente
facilitado por un clima más tropical lluvioso y menos árido. El nivel medio del mar se estima en cerca de 0.5
m por arriba del actual. De 1200 a 1450, se inicia el descenso de la temperatura, disminuyendo el nivel medio
del mar por cerca de 1-1.5 m, detectándose condiciones relativamente secas y frías en el suroeste de
Estados Unidos (y posiblemente en el noroeste de México). Posteriormente, vino una pequeña era glacial,
entre los años de 1450 a 1800, durante la cual algunos ríos del norte de Europa se congelaron, haciendo
muy difícil la vida y la economía de esos países, además de que ocurrieron importantes cambios en el
desarrollo de los países europeos y americanos.

En escala planetaria, los cambios climáticos pueden ser descritos con relativa confianza, a partir de
mediados del siglo XIX; desde entonces hasta la década de 1880, la temperatura global era menor que
ahora, la precipitación más abundante en muchas regiones y la circulación atmosférica fue aparentemente
más vigorosa. Del período de 1860 a 1940 (80 años), la temperatura global aumento cerca de 0.3 °C,
manteniéndose estable entre 1940 y 1970, para después incrementarse rápidamente de 1970 a fines del
siglo XX (30 años), como se observa en la Fig.9.7.

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Fig.9.7 Tendencia de la temperatura global (aire y superficie del océano). De 1860 a 1940 (80 años) la
temperatura aumentó cerca de 0.3 °C; de 1970 a 1990 (20 años) la temperatura aumentó
también cerca de 0.3 °C.

Tratar de encontrar una respuesta para los posibles cambios climáticos no es nada fácil, ya que
involucra dos partes principales, la primera de ellas consiste en monitorear todas las variables importantes
para lograr detectar la forma en la que están cambiando y la segunda, consiste en la construcción de un
sofisticado modelo climático, para determinar con él, cuales son los procesos más importantes. La principal
variable a monitorear es la temperatura superficial del aire. Esta ha sido medida a lo largo de los últimos 150
años de una manera más o menos continua, sin embargo, estos datos son muy diversos en calidad y
cobertura.

Algunos científicos creen que el cambio climático, efectuado en el transcurso de las últimas dos
décadas, puede asociarse al efecto contaminante del uso de distintos productos químicos, tales como los
hidrocarburos, los clorofluorocarbonos y otros gases que están alterando el efecto de invernadero en la
tierra. Otros científicos, piensan que los procesos naturales del cambio climático, como son las variaciones
en la circulación de los océanos y la atmósfera, están siendo acelerados por la gran contaminación y erosión
de nuestro medio ambiente, causadas por la ambición desmedida del hombre moderno.

Es muy complicado hablar de cual sería el incremento en la temperatura si la concentración de los


gases de invernadero se duplicará, ya que un cambio de esta magnitud, modificaría otros parámetros
climáticos, los cuales a su vez tendrían incidencia en la temperatura. Estos fenómenos de retroalimentación
están acoplados entre sí y dependen de procesos físicos muy complejos, por la tanto representan las
mayores dificultades para dicha modelación. Uno de los principales problemas que hay, hoy en día, con los
modelos climáticos que se elaboran es el hecho de que los océanos no están completamente incluidos en
ellos, ya que distintos factores como el transporte de calor oceánico, los cambios estacionales en la
temperatura, la profundidad de la capa de mezcla, etc. son considerados como constantes, lo que causa una
gran incertidumbre. Esto se debe principalmente a dos aspectos, el primero es que la circulación oceánica es
mucho menos conocida que la atmósfera y la segunda es que todavía no existen métodos computacionales
con la suficiente capacidad para incluir todos los datos y procesos necesarios para considerar al océano y la
atmósfera como un sistema acoplado.

Muchas regiones geográficas no han seguido estos patrones globales; por ejemplo, durante el
período de calentamiento de 1900 a 1940, Canadá, el sur de Eurasia y parte del hemisferio sur registraron
una tendencia negativa en la temperatura. Por otra parte, durante el período de temperatura constante, de
1940 a 1970, los Estados Unidos, parte de Canadá, el este de Europa y la costa del Pacífico de Asia,
registraron un calentamiento neto. Como consecuencia, no se puede aplicar directamente el promedio
espacial estadístico global, para estudiar el cambio climático en las regiones particulares.

9.3.1 Causas de la Variación del Clima

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Las causas de las variaciones climáticas, de 1 a 100 años, aún no son totalmente identificadas y
comprendidas; sin embargo, en términos generales estas incluyen las siguientes:

a) Interacción Mar-Aire.- Como se sabe, los océanos se caracterizan por tener una gran capacidad de
almacenamiento de calor, así como por procesos de mezcla relativamente lentos, lo que permite que la
atmósfera pueda ser alimentada de energía durante tiempos relativamente largos. Las interacciones mar-
aire, tanto dinámicas como termodinámicas, pueden ser muy importantes causas de variación climática en
escalas del orden de varios años, decenios o incluso siglos y milenios. En particular, el fenómeno de El Niño
- Oscilación del Sur, ha cobrado, durante los últimos años, una gran importancia en la fluctuación del clima,
en escalas de 2 a 7 años. A mayores escalas, del orden de varias décadas, es la circulación termohalina de
los océanos la que parece ser la principal causa de la fluctuación del clima.

b) Actividad Volcánica.- En tiempos modernos, las erupciones volcánicas, han ocurrido frecuentemente
cada siglo como por ejemplo la de Krakatoa en 1883, la que se dice arrojó inmensas cantidades de polvos
hasta la estratosfera. Después de una erupción parte de los polvos se dispersan alrededor del mundo y
pueden permanecer suspendidos en la atmósfera durante 2 ó 3 años. Se cree que este polvo suspendido
afecta mas la entrada de la radiación solar, que la radiación terrestre de salida, por lo que se ha estimado
que puede disminuir la temperatura global en una fracción de grado en unos cuantos años. Algunos
investigadores han asociado este polvo volcánico a la formación de nubes cirros, aumentando el albedo
terrestre y el efecto de enfriamiento. Por ejemplo, el calentamiento global observado entre 1920 y 1930 se ha
asociado en parte a la ausencia de erupciones volcánicas violentas es ese período, mientras que la relativa
estabilidad de la temperatura, se asocia a varias erupciones volcánicas de importancia.

c) Cambios en la Radiación Solar.- Hasta hace unas cuantas décadas, se creía que las variaciones en la
radiación solar (ultravioleta y visible), asociadas a las manchas solares, tenían muy poco efecto en el clima
terrestre. A partir de las observaciones satelitales y de cohetes de altura, se ha podido detectar que tanto la
atmósfera superior como la ozonosfera, reaccionan a la actividad solar. Hoy en día, se desarrollan varios
proyectos para investigar los efectos en la troposfera y la superficie terrestre de las variaciones en el campo
de radiación solar. Algunos resultados científicos recientes han sugerido que la luminosidad solar varia en
escalas temporales del orden de 50 a 100 años, y que estas variaciones en radiación solar pueden ser
responsables de una buena parte del cambio de la temperatura en escala global. Otros estudios sugieren
que las variaciones del ciclo solar de 11 años coincide con variaciones en la luminosidad solar. Si el ciclo
solar controla el clima terrestre, entonces el cambio en la luminosidad solar deberá preceder los cambios en
la temperatura del sistema climático terrestre y se podría calcular el desfase temporal de este efecto
retardado.

d) Cambios en la Composición Atmosférica.- Algunos de los principales gases, como son el vapor de
agua, el bióxido de carbono y el ozono, están directamente relacionados con las causas de un cambio
climático. El vapor de agua varía continuamente, como resultado de los cambios en la circulación de la
atmósfera y de los océanos, como procesos naturales; por lo que el cambio de este elemento no se puede
considerar como una causa primaria en el cambio del clima, sino mas bien como una consecuencia. Por su
parte, el contenido de bióxido de carbono en la atmósfera, ha estado aumentando continuamente, como
resultado de la combustión de los hidrocarburos, desde principios del siglo XX. Se cree que el efecto neto del
aumento de este elemento en la atmósfera, está asociado al calentamiento global desde 1880. Se cree que
el calentamiento continuará incrementándose a medida que continúe el consumo de los hidrocarburos. Los
cambios en la concentración del ozono en la estratosfera, causados por productos químicos industriales,
tales como los clorofluorocarbonos, pueden ser muy importantes en la mayor entrada de radiación
ultravioleta al sistema terrestre.

Ya se han presentado los conceptos básicos sobre la composición y estructura de la atmósfera


(Cap.1) y sobre el balance radiativo del sistema terrestre (Cap.2). En este capítulo nos hacemos la pregunta
de la posible relación entre las variaciones de la composición de gases atmosféricos y su relación con el
efecto de invernadero y su impacto en el cambio global del clima. El clima de la tierra depende del balance
de radiación global, esto es, de como la radiación solar incidente es reflejada y absorbida por el sistema
terrestre, y de como la radiación terrestre es emitida y absorbida por la superficie y la atmósfera terrestres.
Hay muchos factores naturales y antropogénicos que están afectando la composición atmosférica: entre los
factores naturales que están afectando la composición atmosférica se cuentan la actividad solar, la actividad

191
volcánica, los procesos químicos, la erosión del suelo y la actividad biológica de animales y vegetales. Por
otro lado, entre los factores antropogénicos (es decir de origen humano) que están cambiando la
composición atmosférica, se encuentra principalmente la quema de materiales fósiles y la deforestación, que
contribuyen al incremento de varios gases contaminantes, así como el uso de clorofluorocarbonos que están
destruyendo el ozono atmosférico. Además de estos conocidos factores, se cree que hay otras formas de
contaminación atmosférica derivada de las actividades humanas.

e) Efectos del albedo.- Como se discutió en el capítulo 2, el albedo se mide por la cantidad de energía
radiante del sol que es reflejada por las nubes, y la superficie del agua y la tierra. Los satélites mantienen un
monitoreo continuo de la razón de calentamiento de la superficie terrestre, los instrumentos a bordo, miden la
radiación infrarroja de onda corta, la que proviene del sol y la que sale de la tierra y la atmósfera. El promedio
del albedo terrestre se estima del orden de 29 a 34%. Debido al alto albedo de las nieves, un incremento de
estas afectará considerablemente el clima y la temperatura promedio de la tierra; la presencia de mas
desiertos tendrá el mismo efecto; el incremento en la deforestación también tendrá un efecto considerable en
el albedo.

9.3.2 Variación en la Concentración de los Gases de Invernadero

Un invernadero se puede definir como un lugar aislado con un techo de láminas de vidrio que
permiten que la radiación solar (luz visible) penetre dentro del lugar, pero no permite que la radiación
infrarroja (calor) salga del lugar; por lo que el invernadero podrá recibir más calor del que emite y en
consecuencia aumentar su temperatura. La atmósfera de nuestro planeta funciona de una forma similar al
lugar aislado con vidrios; de tal manera, que los constituyentes atmosféricos controlan la radiación solar que
entra al sistema terrestre y el calor que sale al espacio exterior. Existe un efecto de invernadero natural (es
decir, dado por el conjunto de gases atmosféricos de invernadero) que mantiene ¨cálido¨ al sistema terrestre,
a una temperatura aproximada de 33°C, por arriba del valor que tendría en caso de no existir la atmósfera.
En una atmósfera perfecta, sin los gases de invernadero y transparente a todas las longitudes de onda de los
espectros electromagnético solar y terrestre, la temperatura promedio de la tierra sería del orden de 255°K (-
18°C); con los gases de invernadero, se impide el paso libre del calor, por lo que la temperatura promedio
global aumenta aproximadamente a 288°K (15°C) [ver la sección 2.3 para un mayor detalle sobre este
proceso].

Debido a distintas actividades humanas y a los procesos naturales, las concentraciones de los gases
de invernadero han estado cambiando, es mas, durante los últimos decenios, la industrialización ha creado
otros gases de invernadero que también están contribuyendo al cambio en el balance de radiación en el
sistema terrestre, es decir al cambio tanto de la radiación solar que entra a la tierra, como la radiación
terrestre que sale del sistema. Obviamente, al cambiar, por procesos naturales o antropogénicos, la
estructura de la atmósfera, el océano o la tierra, puede romperse este balance de calor y entonces se puede
generar un aumento (o disminución) de la temperatura en el sistema climático.

Los constituyentes atmosféricos, para aire seco al nivel del mar, se muestran en la Tabla 1.1 (ver
Cap.1). Esta composición es representativa de la atmósfera desde la superficie hasta aproximadamente los
100 km. de altura; los gases de invernadero más comúnmente identificados son: vapor de agua (H2O),
bióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), ozono (O3) y clorofluorocarbonos (CFC's).
Cada gas atmosférico, con una estructura molecular definida, es capaz de absorber o transmitir radiación en
ciertas longitudes de onda, pero no lo puede hacer en otras. La importancia de un gas específico en
contribuir o no al efecto de invernadero en la atmósfera, depende de la parte del espectro en que absorbe
radiación. Los gases de invernadero absorben longitudes de onda que están en el rango del espectro de
radiación terrestre (la región del infrarrojo).

El O3 y el O2 bloquean efectivamente la radiación de onda corta en el ultravioleta, consecuentemente


el ozono estratosférico es muy importante en la protección de la tierra al absorber la radiación ultravioleta del
sol que deja pasar el O2. El CO2 y el vapor de agua, por otro lado, son transparentes a la radiación
ultravioleta, pero absorben la radiación de onda larga en el infrarrojo. Estos 4 gases absorben la mayor parte
de la radiación infrarroja y ultravioleta en la atmósfera. Sin embargo, aunque en menores concentraciones,
algunos gases, como el metano, pueden ser mucho más eficientes en la absorción de radiación.

192
Durante las últimas décadas, se ha podido detectar que algunos constituyentes gaseosos (como el
CO2, el CH4, el N2O y los CFC’s) y no-gaseosos (polvos, humos, contaminantes) están variando
considerablemente. Por ejemplo, la concentración de bióxido de carbono, durante el pasado siglo, era del
orden de 290 partículas por millón por volumen (ppmv); mientras que durante los últimos 35 años, la
concentración ha estado aumentando continuamente (Fig.9.8). Observándose que la concentración promedio
ha aumentado de 315 ppmv en 1958 hasta casi 355 ppmv en 1993; es decir, un aumento de casi 15 % en 35
años. Estos valores obtenidos en el observatorio de Mauna Loa han sido confirmados por observaciones
hechas en otros lugares del mundo. De tal manera que se considera que el CO2 está aumentando a una
razón aproximada de 0.3 % anualmente.

Fig.9.8 Concentración estimada de algunos gases de invernadero durante los últimos 2 siglos. Los
clorofluorocarbonos se hicieron presentes en la atmósfera a partir de la década de 1930. Las
unidades están indicadas en partes por millón por volumen (ppmv) y en partes por billón por
volumen (ppbv); se usa la definición inglesa de 1 billón equivalente a 1,000 millones.

Se dice que la principal explicación a este aumento en la concentración de CO2, es causada por el
consumo humano de hidrocarburos (carbón, gas, petróleo, etc.) además de que la deforestación (en las
amazonas y otras selvas tropicales) ha también contribuido a una menor capacidad del sistema terrestre
para reciclar el exceso de CO2. Si continua el incremento actual, se espera que para el año 2050 el contenido
de CO2 habrá aumentado al doble (es decir, del orden de 600 ppmv). El problema de este aumento no radica
en una mayor concentración, pues tanto la flora como la fauna terrestres se podrán adaptar a nuevas
concentraciones; quizás el mayor problema esté en el posible impacto dentro del sistema climático, tal como
un cambio en el efecto de invernadero o al aumento en la temperatura global, la cual a su vez repercutirá
directamente en la circulación de los océanos y de la atmósfera, generándose cambios en los parámetros de
presión y viento, lo que a su vez tiene repercusiones en el ciclo hidrológico y en los fenómenos
meteorológicos y climatológicos.

Una de las formas en que se puede notar el impacto de cualquiera de los gases de invernadero es
comparando su espectro de absorción con el de otros constituyentes atmosféricos. Por ejemplo, el CO2

193
absorbe casi en la misma parte del espectro que el vapor de agua; para que la tierra pudiera emitir radiación
en estas longitudes de onda, se tendrían que reducir las concentraciones de vapor de agua y CO2 en la
atmósfera. Otra característica es que algunos constituyentes atmosféricos son más eficientes que otros
gases en la absorción de radiación; el CH4 y el N2O, por ejemplo, absorben mucha más radiación por cada
molécula que el vapor de agua o el CO2. Consecuentemente, pequeños volúmenes de CH4 y N2O pueden
causar un efecto de invernadero más intenso que considerables volúmenes de CO2. Los CFC's también son
responsables del bloqueo de una parte del espectro electromagnético de radiación solar, que no es afectado
por otros constituyentes atmosféricos, y que obviamente no sería afectado si no existieran los CFC's en la
atmósfera. Los CFC's son potencialmente negativos para el efecto de invernadero, pues los CFC's destruyen
las moléculas de O3 que bloquea la radiación UV solar. Este efecto también se puede aplicar al óxido nitroso
(N2O) que puede reaccionar en la estratosfera para formar óxido nítrico (NO) que cataliza el rompimiento del
O3. Estimaciones recientes sugieren que los desechos de las ciudades modernas (materiales orgánicos e
inorgánicos) pueden ser importantes en la generación de gases de invernadero, principalmente en la
generación de metano, CH4. A partir de estas estimaciones, unas 70 toneladas/año de desechos urbanos
pueden generar cerca de 2.5 veces más metano que el generado por combustión de gasolina; 5 veces mas
que las fuentes industriales y 1.5 veces mas que la deforestación .

Con respecto del CO2, los desechos de las ciudades, son despreciables en comparación a las
fuentes de combustión de fósiles; los desechos representan aproximadamente el 1% de la combustión de
fósiles y quizás entre el 1% y el 2% de la deforestación. El CH4 es de 20 a 40 veces más efectivo en
absorber radiación que el CO2. Hoy en día, el 65 % del efecto de calentamiento se debe principalmente al
vapor de agua, con el 32 % al CO2, estos gases absorben la mayor parte de la radiación de onda larga, con
longitudes de onda mayores de 15 mµ y menores de 8 mµ. Sin embargo, una molécula de CFC es casi
10,000 veces mas eficiente para atrapar calor, que una molécula de CO2, esto es debido a que los CFC
absorben energía de longitud de onda entre los 8 y 12 mµ, donde el CO2 y el H2O son transparentes, por lo
tanto, un pequeño incremento en la cantidad de moléculas de CFC, producirá un mayor impacto en la
absorción total de calor que un aumento similar en las moléculas de CO2. Las mediciones de
concentraciones de aire atrapado en los casquetes polares, indican que las concentraciones de los gases de
invernadero se han incrementado cerca de un 25 % a partir de 1850.

9.3.3 Generación y Producción de Ozono en la Estratosfera

El sol también emite radiación con longitudes de onda que son demasiado cortas o demasiado largas
como para que puedan ser detectadas por el ojo humano. Las ondas de radio y la radiación infrarroja son
ejemplos de radiación con longitudes de onda larga, caracterizadas por tener poca energía y por tanto no son
peligrosas para la vida. Por el contrario, las radiaciones de longitud de onda corta, como los UV, rayos-x,
rayos-γ, etc. tienen un gran contenido de energía y por tanto más peligrosas para la vida en la tierra. La
atmósfera es afectada por radiación solar de onda corta lo que permite un rompimiento de las moléculas de
oxígeno a alturas superiores a los 30 km., este proceso está representado por:
°
O 2 + hν (λ ≤ 2420 A ) → O + O

donde hν(λ) representa la energía radiativa, con h la constante de Planck, ν la frecuencia y λ la longitud de
onda de la radiación. Estos átomos de Oxígeno son inestables y pueden recombinarse con otras moléculas
de Oxígeno para formar O3, es decir:

O 2 + O + M → O3 + M

donde M representa cualquier molécula o átomo.

Este tipo de recombinaciones son muy frecuentes en el intervalo entre los 35 y 80 km., pues arriba
de esta región la atmósfera está muy rarificada, y por abajo, la radiación solar de onda corta es
prácticamente nula. El Ozono es muy inestable y puede destruirse en forma natural al combinarse con otros
componentes atmosféricos, tales como el O, el NO, o ser afectado por la radiación solar ultravioleta, como
por ejemplo:

194
O 3 + hν → O 2 + O

O3 + O → 2 O2

destruyéndose la molécula de Ozono y formándose átomos y moléculas de Oxígeno, para cerrarse el ciclo
nuevamente.

Fig. 9.9 Variación de la Altitud de la concentración de Ozono en la atmósfera. El valor de 0.35 cm


corresponde al espesor que alcanzaría el total de Ozono en la atmósfera de latitudes medias
si fuese puesta a temperatura de 15°C y presión de 1 atm. En el ecuador, la profundidad es
del orden de 0.24 cm. [Adaptada de Elterman, 1968]

Este ciclo de Oxígeno / Ozono mantiene un equilibrio aproximadamente a los 40 km. de altura,
aunque la máxima razón de mezcla del Ozono se encuentra cerca de los 35 km. y la máxima concentración
se observa entre los 20 y 35 km. Esto último es como consecuencia de la circulación del Ozono a niveles
más bajos, en que ya no puede ser destruido tan fácilmente por la radiación solar o por recombinaciones
fotoquímicas Fig.9.9). Algunos productos químicos que son inyectados en la baja troposfera son
transportados a la estratosfera superior por medio de distintos procesos termodinámicos (convección,
mezcla, flotabilidad, etc.), por lo que a su llegada a la estratosfera pueden interferir con los procesos
naturales y recombinarse con la molécula de O3, destruyéndola. Estos mecanismos no-naturales se basan en
reacciones químicas en cadena; es decir, una molécula de cloro, derivada de los gases CFC´s, puede
destruir muchas miles de moléculas de ozono antes de salir de la región entre los 30 y 50 km. de altitud.

La capa de ozono es solo una componente traza de la estratosfera con una concentración máxima
de solo unas pocas porciones por cada millón de moléculas de aire. Si la capa de ozono estuviera
concentrada alrededor de la tierra, a la presión de una atmósfera, mediría solo unos tres y medio milímetros
de profundidad. La concentración de ozono estratosférico está afectada por las estaciones del año, la latitud
y los distintos fenómenos meteorológicos que pueden entrar a la estratosfera. El O3, además de jugar un
papel muy importante en el balance radiativo y de calor en el sistema terrestre, tiene también una gran
importancia en la vida, pues impide que una gran parte de radiación ultravioleta logre penetrar hasta la
superficie terrestre. El ozono atmosférico tiene un papel muy importante en la fotoquímica de la estratosfera y
de la baja troposfera, y también afecta el balance radiativo.

En condiciones naturales este balance se mantiene estable; sin embargo, en los últimos años se ha
observado que la influencia del hombre esta interfiriendo con este balance natural. Esto se ha manifestado
en varias formas, de las cuales la primera se asoció al vuelo de aviones supersónicos en la estratosfera
emitiendo grandes cantidades de NO y NO2, y favoreciendo la ocurrencia de las siguientes reacciones
químicas:

195
NO + O3 → NO2 + O2

NO2 + O → NO + O2

Se ha descubierto, mediante las observaciones satelitales de los últimos años, que la capa de ozono
estratosférico está variando. Desde 1970, durante septiembre y octubre, un agujero gigante, como del
tamaño de los Estados Unidos, se abre en la capa de ozono sobre la Antártida (Fig.9.10).

Fig.9.10 Esquema de la presencia del hoyo de ozono. Alrededor de 25 km. arriba de la superficie de la
tierra, la capa de ozono filtra las radiaciones ultravioletas del sol, protegiendo la vida terrestre.
Se han observado varios hoyos en la capa de ozono, pero el más importante y significativo es
sin duda el que se encuentra sobre la Antártida, por las condiciones meteorológicas
particulares de esa región. Probablemente los gases clorofluorocarbonos son los causantes de
la disminución de ozono en la estratosfera.

Los datos registrados muestran que las concentraciones de O3 en las latitudes norte muy elevadas
han descendido en un 5% durante los últimas 2 décadas. Se creé que son los CFC's los principales
contaminantes que están contribuyendo a la disminución del O3 estratosférico, aunque aún no se puede
confirmar de forma absoluta esta hipótesis (ver Tabla 9.2).

Tabla 9.2 Disminución total anual del ozono en la estratosfera durante el período de
1969 a 1986. (Reproducido de Fisher,M., 1993).

Disminución total anual del


ozono en la estratosfera, Latitud
de 1969 a 1986
- 2.3 % 64° - 53° N
- 3.0 % 53° - 40° N
- 1.7 % 40° - 30° N
- 3.1 % 30° - 19° N
- 1.6 % 19° - 0° N
- 2.1 % 0° - 19° S
- 2.6 % 19° - 29° S
- 2.7 % 29° - 39° S
- 4.9 % 39° - 53° S
- 10.6 % 53° - 60° S
-5% 60° - 90° S

Se ha descubierto que la cantidad de átomos de cloro, Cl, que se puede combinar con el O3 para
formar monóxido de cloro, ClO, se encontraba por arriba de los niveles esperados. El ozono estratosférico
absorbe radiación UV solar, calentando la estratosfera, simultáneamente, el ozono absorbe y emite en el
Infrarrojo. El efecto del ozono en el balance radiativo depende fuertemente de la concentración vertical en la
atmósfera.

196
Una reducción en O3 estratosférico, debido al incremento de CFC's por la destrucción de la molécula
de O3, y en consecuencia una disminución en el calentamiento de la estratosfera, puede estar compensado
por el efecto mismo de calentamiento asociado a los CFC's y quizás también al aumento del O3 en la baja
troposfera, de tal manera que se podría pensar, desde el punto de vista de los procesos fotoquímicos en la
atmósfera, que el ozono globalmente está contribuyendo muy poco al calentamiento neto del sistema
terrestre (al menos al efecto combinado de los muy conocidos gases de vapor de agua, CO2, Metano, N2O,
etc.).

Los estudios científicos para tratar de detectar los efectos antropogénicos en el clima fueron iniciados
a fines de la década de 1970. Los primeros intentos estuvieron basados en las tendencias de largo período
de distintas variables climáticas, tales como la temperatura y la precipitación, entre otros. Este método
trataba de determinar si las tendencias observadas en estos parámetros era consistente con las predicciones
de los modelos globales del clima hechas por el aumento de algunos gases de invernadero tales como el
CO2, el CH4 entre otros. Aunque estos análisis indican un calentamiento global durante los últimos 100 años,
no se puede desechar la posibilidad de que estas tendencias positivas del campo de temperatura fuesen
debidas a una variabilidad natural, propia del sistema climático terrestre. Para tratar de resolver esta
ambigüedad, se han empezado a investigar patrones espaciales y temporales del clima que fueran
solamente dependientes de un forzamiento antropogénico. Aunque ha habido un avance significativo en los
modelos climáticos y en las metodologías estadísticas que pueden ser usadas para detectar las señales
climáticas, aún ninguno de estos modelos o técnicas ha podido identificar de manera confiable y definitiva un
efecto antropogénico en los registros y tendencias climatológicas. Por ejemplo, casi todos los modelos
climáticos predicen que el aumento del efecto de invernadero producirá un mayor calentamiento en las
regiones de latitudes medias y altas; sin embargo, las observaciones muestran que el calentamiento de las
latitudes bajas también está siendo muy intenso. Además de que los modelos climáticos aún no son capaces
de simular la respuesta de la atmósfera a pequeños incrementos en la concentración de los gases de
invernadero, también hay varias razones por las que aún no se puede cuantificar el impacto antropogénico
en el cambio global del clima:

• las simulaciones de modelos han sido hasta ahora principalmente de diagnóstico; aunque recientemente
se han incorporado procesos dinámicos de los océanos y la atmósfera;
• el espectro del ruido climático, especialmente en escalas temporales de décadas a siglos, no es muy
conocido y pueden estar enmascarando el esperado efecto de los gases de invernadero;
• finalmente, y quizás más importante, aún no se le ha dado la importancia económica y política a este
problema, en todo el mundo.

9.3 FENOMENOS OCEANICOS Y ATMOSFERICOS ASOCIADOS AL CAMBIO DEL CLIMA

El cambio global en la temperatura superficial del aire, observado en las últimas décadas, ha sido
interpretado por algunos investigadores como un proceso antropogénico, causado por el desarrollo industrial
y la contaminación del medio ambiente inducido por el hombre. Algunos otros investigadores proponen que
los cambios en la temperatura superficial son el resultado de cambios naturales; es decir, la tendencia
positiva en la temperatura del aire parece ser el resultado de variaciones interdecadales en la circulación
termohalina de los océanos. Las evidencias históricas han demostrado que esta clase de cambios ya han
sucedido varias veces en el pasado, por lo que se puede pensar que los cambios detectados en la
temperatura superficial es básicamente un proceso natural amplificado por la influencia antropogénica en
nuestro medio ambiente.

9.3.1 Variación Interdecadal de la Circulación Termohalina de los Océanos

La presencia de grandes cantidades de agua es una de las características más importantes del
clima. El agua cubre 3/4 partes de la superficie terrestre, en consecuencia el transporte y la distribución de
agua, en todas sus formas, serán una de las características mas importantes en el cambio del clima. El agua
está siempre en movimiento, en los océanos, las corrientes superficiales están muy controladas por la
circulación de los vientos; en condiciones normales, esta influencia se extiende hasta unos 1,000 m de
profundidad. El sistema de vientos en los trópicos y los subtrópicos, conocido como los vientos alisios, están
asociados a un transporte neto del agua superficial hacia el oeste, generándose corrientes oceánicas en

197
dirección del este al oeste, las cuales son progresivamente calentadas por la radiación solar. Para
compensar este proceso, se desarrollan corrientes ascendentes en la parte oriental de los océanos
tropicales, los cuales llevan agua fría del fondo a la subsuperficie de los océanos.

El agua marina es muy salina, por lo que en regiones cálidas de alta evaporación se observa una
salinidad relativamente alta; mientras que en las regiones frías, con poca evaporación, la salinidad es
relativamente baja. Esta distribución espacial de la salinidad y la temperatura del mar, da por consecuencia
un patrón de circulación en las profundidades de los océanos, muy diferente de la observada en la superficie.
Este flujo vertical y horizontal en tres dimensiones se conoce como la circulación termohalina de los
océanos, que se deriva de los gradientes de densidad (el agua es más densa, mientras más salina y fría; y
menos densa, mientras más cálida y menos salina). El agua muy salina y densa puede descender muy
profundo, iniciándose un movimiento horizontal en la profundidad en que se alcanza el equilibrio hidrostático.

Fig.9.11 Circulación termohalina de los océanos mundiales. Se puede ver la ruta que siguen las principales
corrientes para transportar el calor a través de los océanos. En este esquema se muestran las
condiciones en que la superficie oceánica del Pacífico acumula calor, favoreciendo condiciones
cálidas de El Niño - Oscilación del Sur (ENOS); mientras que la superficie del mar en el Atlántico
tiende a ser enfriada, favoreciendo condiciones de una débil evaporación, y consecuentemente
con una débil circulación monzónica sobre México, con pocas perturbaciones atmosféricas y
huracanes en el océano Atlántico del norte.

En la figura 9.11 se presenta un esquema de la circulación termohalina de los océanos, en que el


sistema transporta agua y calor alrededor del mundo. El ciclo puede ser visualizado con un principio en el
Atlántico del Norte, donde el aire frío y seco del Artico extrae calor y humedad de la superficie oceánica,
incrementándose la salinidad y densidad de las masas de agua. El agua se sumerge y fluye al sur, esta
corriente de agua profunda fluye hacia el este, bordeando el sur de Africa y Australia, surgiendo a la
superficie en el Pacífico norte, transportando el calor desde la región Indica y Asiática hacia el Pacífico
Americano. Estas aguas, relativamente cálidas y poco salinas, van de regreso hacia el Atlántico en niveles de
profundidad de unos cuantos cientos de metros.

Es muy posible que las alteraciones interdecadales en la circulación termohalina de los océanos sea
una causa importante en el cambio global que se ha observado en el clima de los últimos decenios. Esta
variación en la circulación termohalina se ha detectado en el océano Atlántico en la forma de un cinturón de

198
corrientes convectivas; cuando estas corrientes convectivas se intensifican, fluyendo con mayor fuerza que lo
normal, se observan variaciones en el campo de temperatura de las distintas regiones en el mundo. Se cree
que alrededor del año 1940 ocurrió un cambio en la circulación del Atlántico y del Pacífico, detectándose una
intensificación en el transporte de aguas cálidas sobre los niveles intermedios y profundos en ambos
océanos. Este cambio en los océanos, coincidió con distintos fenómenos atmosféricos que ocurrieron
durante los mismos años, tales que la temperatura superficial se mantuvo constante.

Durante los períodos de circulación intensa, la temperatura superficial del Atlántico del norte
aumenta, por lo que se incrementa la evaporación; simultáneamente, se observan valores altos de
precipitación en la región del Sahel, al oeste de Africa, así como un aumento en la actividad de ciclones
tropicales y huracanes en el Atlántico tropical. Por el contrario, en el océano Pacífico la temperatura de la
superficie del mar tiende a disminuir, por lo que se presentan condiciones contrarias a las de el fenómeno de
El Niño - Oscilación del Sur. Un enfriamiento de este tipo parece haber ocurrido durante los períodos de 1870
- 1899 y 1943 - 1968, cuando se observó que la temperatura superficial global tuvo un decremento.

A partir de alrededor de 1975 ocurrieron otros cambios, que posiblemente marcaron el cese del
transporte de masas de agua cálida a niveles intermedios en la circulación termohalina de los océanos. Otro
dato importante es que las aguas intermedias del Atlántico Norte y del Pacífico Norte, a profundidades de
entre 500 a 3,000 m se han estado calentando a una razón del orden de 0.2 °C durante el período de 1957 a
1981, aunque se creé que el calentamiento empezó alrededor de 1940, coincidente con las anomalías en la
superficie del océano. En consecuencia, parece ser posible que el aire superficial no se calentó durante el
período de 1940 a 1975 (35 años), fue simplemente que la circulación termohalina de los océanos usó ese
calor ganado por el efecto de invernadero para intensificar el cinturón transportador y calentar las aguas
intermedias y profundas del Atlántico.

Por el contrario, cuando las corrientes convectivas en el Atlántico se debilitan, se crea un


enfriamiento de las aguas superficiales del Atlántico norte, disminuyendo drásticamente la evaporación y
consecuentemente la precipitación regional y la formación de tormentas y huracanes en el Atlántico tropical.
Es durante estos períodos cuando el Sahel Africano experimenta terribles sequías y cuando ocurren
fenómenos de El Niño - Oscilación del Sur, pues la temperatura superficial del Pacífico se incrementa, como
parece haber ocurrido durante el período de 1989 a fines del siglo XX.

La consistencia en la variación de los parámetros meteorológicos básicos, que son asociados con
cambios globales de la temperatura de la superficie, sugieren una relación efecto - causa directa. Es muy
probable que la mayor parte del calentamiento global que ha tenido lugar desde fines de 1960 haya sido
causado por alteraciones en la circulación termohalina de los océanos, que posiblemente ha sido causada
por el debilitamiento de la circulación convectiva en el océano Atlántico.

Se ha observado un drástico incremento en la frecuencia e intensidad de el evento El Niño -


Oscilación del Sur, desde finales de 1960, coincidente con el debilitamiento de la circulación convectiva en el
Atlántico norte, quizás debido a grandes incrementos de agua dulce en ese tiempo. Debe recordarse que los
eventos ENOS fueron relativamente menos frecuentes y menos intensos durante el período de 1943 a 1967,
coincidente con una condición intensa de la circulación convectiva en el Atlántico. Por lo tanto, puede ser que
el calentamiento global de la temperatura superficial del aire, observadas desde finales de 1960, no son mas
que una consecuencia de las alteraciones interdecadales de la celda convectiva en el océano Atlántico del
norte y de las teleconecciones naturales de ese fenómeno.

9.3.2 Aumento del Nivel Medio del Mar

Los modelos simples que se están usando en la actualidad para calcular el incremento en el nivel del
mar que se espera, asociado al aumento de la temperatura global y al consecuente derretimiento de los
glaciares y nieves, estiman un aumento promedio del orden de 6 cm por década, durante el próximo siglo. El
aumento pronosticado para el año 2030 es de poco menos de 20 cm, y de cerca de 65 cm para el fin del
siglo XXI. Las expectativas son de que el aumento del nivel del mar será de 3 a 6 veces más rápido que el
observado en los últimos 100 años (Fig.9.12).

199
Fig.9.12 Estimaciones del incremento del nivel del mar, debido al calentamiento
global esperado. La curva intermedia indica la mayor probabilidad,
mientras que las curvas superior e inferior indican una estimación muy alta
y una muy baja, respectivamente.

Incluso, con el mejor control posible en la emisión de los distintos contaminantes, tanto la
temperatura global como el nivel medio del mar, continuarán aumentando, durante las próximas décadas;
todo esto, simplemente porque tanto la atmósfera, los océanos, como la criosfera, toman un cierto tiempo
para ajustar su balance. Por ejemplo, si el incremento en la concentración de los gases de invernadero fuese
suspendido en el año 2030, el nivel del mar continuaría aumentando, desde 2030 a 2100, tanto como habrá
aumentando durante el período de 1990 a 2030.

9.3.3 Cobertura de las Nubes

Una de las grandes incertidumbres que afecta las predicciones del cambio global del clima, está
asociada al comportamiento de las nubes y a su respuesta al cambio global. Las interacciones nube - clima
pueden ser particularmente intensas en las regiones de latitudes tropicales, donde tanto la temperatura del
mar como la radiación solar son muy grandes durante todo el año. Algunos estudios han confirmado la
correlación entre la TSM, y la nubosidad (cantidad y altura), notándose en particular una alta correlación en
los océanos tropicales. Se puede definir un super efecto de invernadero, cuando un aumento de la TSM
permite una mayor evaporación y formación de nubes, reduciendo la emisión de longitud de onda larga al
espacio, y por consiguiente incrementándose la temperatura global. Por el contrario, el efecto de termostato
se refiere a que una mayor nubosidad, aumentará el albedo, reflejando una mayor cantidad de radiación
solar y en consecuencia disminuyendo el calentamiento de la superficie del mar.

El efecto de termostato se basa en la comparación de períodos cálidos y fríos del océano Pacífico
tropical; mientras que el super efecto de invernadero puede ser visto como variaciones estacionales y
latitudinales del clima actual. Ambos efectos se relacionan a cambios en la insolación neta sobre la superficie
terrestre. Los resultados de modelos teóricos, sugieren que aunque el efecto de termostato lograra detener el
efecto de super invernadero, en un futuro cercano, para ese entonces la TSM de los océanos tropicales se
habrá elevado unos 5 o 6 °C por arriba de su valor actual, lo que implicaría un aumento global del orden de 7
a 9 °C, debido a la posible amplificación del efecto de invernadero en las latitudes altas. Un aumento en la
temperatura global de esta magnitud, ciertamente podría dar lugar a un desastre ecológico en todo el
planeta.

La relación entre la TSM y los sistemas convectivos de gran escala han sido estudiados durante
muchos años. Un resultado importante es que conforme la TSM aumenta, la correlación con los sistemas
convectivos también aumenta, particularmente a temperaturas mayores de 27°C. Sin embargo, cuando la
temperatura es mayor de 29.5°C la cantidad e intensidad de la convección profunda tiende a decrecer al

200
aumentar la TSM (Fig.9.13), favoreciendo que la radiación de onda larga aumente (Fig.9.14). Esta aparente
contradicción se puede explicar si se recuerda que el proceso de convección tiene como base la
evaporación, que es simplemente la extracción de calor o el enfriamiento del océano.

Fig.9.13 Variación de la reflectividad de las nubes en función de la


temperatura superficial del mar sobre los océanos tropicales.

Fig.9.14 Variación de la radiación de onda larga en función de la temperatura


superficial del mar sobre los océanos tropicales.

La intensidad de la convección profunda aumenta rápidamente en el rango de 26°C a 29°C, alcanza


un máximo en los 29.5°C para disminuir rápidamente a temperaturas mayores. Se cree que el aumento tan
marcado en el intervalo de 26 a 29.5°C está relacionado con la estructura vertical de la temperatura y la
humedad de la atmósfera sobre los océanos tropicales, que solo permite que TSM mayores de 26°C generen
la suficiente energía estática húmeda para que las parcelas de aire saturadas puedan ascender a la
troposfera superior, que es una característica necesaria para que ocurra convección profunda. Si este fuera
el único mecanismo presente, entonces se podría esperar que la convección aumentara indefinidamente al
aumentar la TSM; sin embargo, esto no es así, pues existen otros mecanismos termodinámicos que tienden
a neutralizar o incluso inhibir la convección profunda a muy altas temperaturas. Se han propuesto algunas
hipótesis tratando de explicar este fenómeno de retroalimentación negativa, los que se basan principalmente
en tres procesos acoplados de interacción océano / atmósfera: a) conforme la TSM aumenta (por ejemplo,
debido a la insolación en un día despejado), la columna atmosférica se desestabiliza y el potencial para

201
formar convección se incrementa; b) el aumento en la convección organizada incrementa las nubes y
disminuye la insolación en la superficie, enfriando la superficie y aumentando la estabilidad de la atmósfera, y
c) la variabilidad interna de la atmósfera (ondas del este, ondas de 30-60 días, etc.) da por resultado el
aumento de fluctuaciones espaciales y temporales de la convección, independientemente del
comportamiento de la TSM. En los estudios de sensitividad, desarrollados con modelos globales del clima, se
encuentra que conforme los gases de invernadero aumentan, casi todos los modelos predicen que el campo
global de nubes debe disminuir y que la altura de las nubes debe aumentar.

Tanto los estudios observacionales, como de modelación, muestran que la cobertura de nieve es un
factor importante en el balance radiativo terrestre, principalmente por el efecto que tiene de aumentar el
albedo superficial. Algunos modelos globales sugieren un calentamiento en aquellas regiones que se
caracterizan por una cobertura de nieve muy efímera. Por lo mismo, se ha sugerido que la cobertura de nieve
puede ser un índice útil para la detección y el monitoreo del cambio climático.

Algunos de los problemas asociados al monitoreo de la nieve con imágenes de infrarrojo son los
siguientes: 1) la imposibilidad de detectar la cobertura de nieve con poca iluminación solar o con cielos
nublados; 2) la subestimación de la cobertura de nieve en zonas boscosas; 3) las dificultades para diferenciar
la nieve de las nubes en zonas montañosas, y 4) el desconocimiento de la profundidad de la cobertura de
nieve.

9.4 RESUMEN

Durante los últimos años, se ha incrementado el interés en el cambio global del clima. De manera
similar, también han aumentado los bancos de datos, documentando el cambio global; desgraciadamente, la
compilación incluye bancos de datos de distinto origen y formatos, lo cual hace muy difícil la rápida
comprensión de los mismos a los investigadores. La concentración de gases de invernadero en la atmósfera
ha aumentado rápidamente durante las últimas décadas. La mayoría de las simulaciones y escenarios sobre
el cambio del clima sugieren que los campos de temperatura, precipitación y presión atmosférica, entre otros,
estarán asociados a este fenómeno. Muchos investigadores han examinado el registro mundial del clima de
los últimos 100 años, tratando de detectar el cambio en el efecto de invernadero. En el mejor de los casos, la
mayor parte de estos estudios han detectado solamente una pequeña tendencia de largo período de tales
variables; por lo que la conclusión, hasta el momento, es que si el aumento en la concentración de gases ha
impactado al efecto de invernadero, esto se ha presentado de una forma relativamente pequeña. Por otro
lado, los registros del clima pueden tener problemas que limiten su confiabilidad y uso en el estudio del
cambio del clima.

La teoría del efecto de invernadero es bien aceptada y predice que el incremento continuado en los
gases de invernadero, dará por resultado un aumento en el calentamiento de la tierra. La respuesta en la
temperatura supone, idealmente, que no existen otros factores que pudieran tomar o agregar calor al sistema
terrestre. En el presente siglo, las concentraciones de los gases de invernadero, CO2 y CH4, han aumentado
de acuerdo a esta teoría del invernadero, lo que puede ser observado del comportamiento de la temperatura
durante los últimos 90 años: la temperatura se mantuvo casi constante en el intervalo de 1940 a 1970 (es
decir, no se observó un calentamiento del sistema terrestre), cuando el CO2 y CH4, han siempre mantenido
una tendencia positiva. La existencia de este período de no-calentamiento, durante 30 años, ha sido
frecuentemente usada para dudar que el aumento en los gases de invernadero sea la principal razón del
aumento en la temperatura global de la tierra.

Aunque en el presente no hay un modelo del clima que pueda explicar completamente este
fenómeno, se piensa que este puede ser mejor entendido si se considera la circulación termohalina de los
océanos. Ha sido aceptado, durante muchos años, que los océanos tienen un papel muy importante en la
regulación de la temperatura superficial del aire. La capacidad calorífica de los océanos es enorme, así como
su habilidad de absorber algunos gases de invernadero (principalmente el CO2) de la atmósfera. Una
hipótesis sobre el no-calentamiento, es que alrededor de 1940 se presentó un cambio importante en la
circulación oceánica, observándose una intensificación en el hundimiento de masas de agua relativamente
cálidas hacia las profundidades; reduciendo el transporte de calor del océano a la atmósfera. La evidencia de
este fenómeno es que en los años 1940 se observaron anomalías en los vientos superficiales;
posteriormente alrededor de 1970, ocurrieron nuevos cambios en la circulación termohalina, que

202
disminuyeron la intensidad del hundimiento de las masas de agua cálida en los océanos, lo que permitió la
normalización en el flujo de calor del océano a la atmósfera. Esta idea está siendo apoyada por
descubrimientos recientes sobre las aguas profundas en los océanos Atlántico del Norte y del Pacífico del
Norte, entre los 500 y 3,000 m, que se ha registrado un aumento en la temperatura del orden de 0.2 °C, entre
1957 y 1981. No se ha podido aún establecer cuando empezó este calentamiento del océano, pero bien
pudo haberse iniciado alrededor de 1940, coincidente con las anomalías en la superficie de los océanos.

Algunos estudios recientes han sugerido que el calentamiento global, asociado posiblemente al
aumento en la concentración del CO2 y otros gases de invernadero, pueden inducir el crecimiento de la capa
de hielo en el hemisferio norte. El mecanismo para explicar este fenómeno se asocia al hecho de que a
mayor temperatura, el aire tiene una mayor capacidad de contener vapor de agua, lo cual podría resultar en
un aumento en la precipitación en forma de nieve en el hemisferio norte; sin embargo, resultados obtenidos
con modelos acoplados clima - hielo, muestran que el aumento de la precipitación en forma de nieve, durante
el invierno, no sería suficiente para sobreponerse o exceder el derretimiento del hielo y nieve durante el
verano.

Las tendencias de largo período y las variaciones interdecadales son fuentes importantes de
información para el estudio del cambio global. Estas variaciones interdecadales del clima están
aparentemente asociadas a las variaciones del transporte meridional de calor por la circulación termohalina
en el océano Atlántico. El aumento de transporte atmosférico de calor hacia los polos, asociado a una
disminución en el transporte oceánico de calor, parece haber dado como consecuencia una fluctuación
interdecadal en la circulación atmosférica, antes y después de 1970. Algunos ejemplos de esta fluctuación se
han reportado en la literatura: por ejemplo, la temperatura superficial del mar, la circulación atmosférica a los
500 mb en latitudes altas; patrones de lluvia en los trópicos y número y frecuencia de los ciclones tropicales.

Las tendencias interdecadales en las anomalías muestran un cambio de signo durante la década de
1970; las tendencias de la precipitación en el oeste de Norteamérica están cercanamente asociadas a las
tendencias de otros parámetros en escala global, que se cree son interdependientes con la variación
interdecadal de la circulación termohalina del Atlántico. En general, las tendencias en las anomalías de la
precipitación estacional, asociadas con la variación interdecadal, están manifestadas principalmente como un
desplazamiento meridional en la trayectoria de los frentes fríos y como un desplazamiento zonal del conducto
norte - sur de las lenguas de humedad provenientes del trópico.

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