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Alucinaciones en Niños No Psicóticos: ¿Más Común De Lo Que Pensamos?

[ Perspectivas clínicas]

SCHREIER, HERBERT A. MD.

Aceptado el 24 de septiembre de 1998.


De la Sección de Psiquiatría, el Hospital de Niños, Oakland, CA.
Pedidos de reimpresión al Dr. Schreier, 770 Fifty-Third Street , Oakland, CA 94609-1809.
Editor asociado: Michael S. Jellinek, M.D.

Se han descrito alucinaciones en una amplia variedad de condiciones psiquiátricas en la


niñez , y aunque ha sido considerado por algunos como sinónimo de psicopatología, estas
también pueden encontrarse en niños saludables. Hay razones para creer que las
alucinaciones son poco reportadas tanto en poblaciones clínicas como no-clínicas. El estudio
realizado por el Área de Captura Epidemiológica del Instituto Nacional de Salud Mental,
citado por Fennig et al. (1997), [8] encontró que 2.8% de adultos informaron alucinaciones
antes de que ellos cumplieran 21 años. Nuestro conocimiento de la naturaleza y
consecuencias de las alucinaciones en la niñez es influido por las poblaciones en las que
ellas se han estudiado, y a menudo no sabemos si nuestros pacientes alucinan porque
nosotros no les preguntamos. Furer et al. ¡(1957) [9] encontró que los niños eran sólo
ligeramente renuentes a hablar sobre las voces que ellos oyeron, y en su estudio de un grupo
de pacientes psiquiátricos infantiles, informaron que los terapeutas de largo plazo de los
niños raramente supieron sobre las alucinaciones.
Se definen las alucinaciones de forma consistente como percepciones en la ausencia de
estímulos externos identificables. La definición excluye a las imágenes eidéticas y los
amigos imaginarios específicamente. Los niños no psicóticos que alucinan difieren de los
niños psicóticos de varias maneras: Ellos no engañan; no exhiben perturbaciones en la
producción del idioma; ni evidencian actividad motriz disminuida o señales de humor
incongruente; y tampoco presentan conductas extravagantes o de aislamiento social
(Garralda, 1984a) [10].
Las alucinaciones han sido asociadas con una variedad de síndromes psiquiátricos de la
niñez: esquizofrenia; psicosis reactiva, estrés posterior y trauma (Famularo et al., 1992); [7]
desamparo (Yates y Bannard, 1988); [20] trastorno disociativo (Putnam y Peterson, 1994);
[15] trastorno depresivo (Chambers et. al., 1982; Ryan et al., 1987); [3,16] agudo (Caplan et
al., 1991) [2] y crónico (Ounsted et al., 1966) [14] como resultado de epilepsia del lóbulo
temporal; como "alucinosis fóbica benigna," , episodios autolimitados de ataque agudo de
alucinaciones táctiles y visuales en niños menores de 8 años (Schreier y Libow, 1986); [19]
en niños que sufren privación social y psicológica severa y/o aquéllos criados en un
ambiente de creencias místicas (Eisenberg, 1962); [6] en niños con trastornos emocionales
y de conducta (Garralda, 1984a); [10] en niños ansiosos, socialmente ineptos con reacciones
de ajuste (Kotsopoulos et al., 1987); [12] y, en mi experiencia, en ocasiones en niños con el
Trastorno o Síndrome de Tourette. Las sugerencias que relacionan la causa de las
alucinaciones a las condiciones generales de pobreza parecen derivar de prejuicios
referenciales. Se han informado también de alucinaciones en niños no psicóticos menores de
5 años de edad (Schreier, 1998) [18]. Hace cincuenta años, Despert (1948) [5] informó que
contrariamente a las creencias existentes en este campo en ese momento, los niños jóvenes
(menores de 5) "normalmente" no alucinaban y que los niños menores de 3 podían
distinguir fantasía de realidad.

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Todos los estudios de alucinaciones en niños han sido tomados de informes clínicos.
Chambers et. al. (1982) [3] encontraron que de 58 niños pre-puberales (entre 6-12 años de
edad) con trastornos depresivos mayores, solo el 38% informaron de alucinaciones. Sin
embargo, menos del 7% (4 niños) se consideraron ilusorias .
El más detallado estudio de alucinaciones en niños (Garralda, 1984a,b) [10,11] es una
revisión retrospectiva del mapa de un grupo de psicóticos y pacientes no psicóticos y
enfermos ambulatorios en el Hospital de Maudsley en Londres y un grupo control ( de
pacientes clínicos sin alucinaciones seleccionados para el diagnóstico, por sexo, y edad).
Garralda encontró en un seguimiento de 17-años (media de edad de 30 años) que las
alucinaciones per. se tienen importancia pronostica baja (aunque el 50% continuaron
teniéndolas). La utilidad de sus hallazgos es incierta. Al contrario del grupo de pacientes con
alucinación, con migrañas (Schreier, 1998), [18] con importantes historias familiares de
depresión, trastornos de ansiedad, y donde se encontraron desórdenes bipolares, en el grupo
de Maudsley, sólo una mitad tenía una historia familiar de desórdenes afectivos, y la
mayoría tenía un precipitante agudo de enfermedad (por ej., el 25% habían sufrido una
pérdida a través de la muerte de un amigo o pariente). Ninguno de mis 13 pacientes con
migraña y alucinaciones ha desarrollado lejos una psicosis (seguimiento de más de 3 años),
y por otra parte un niño asintomático continúa estando bien.
Por otro lado, Del Beccoro et al. (1988) [4] informaron de una prognosis austera. Sus niños
no psicóticos eran todos pacientes, que tenían importantes historias familiares de psicosis,
los que fueron comparados con el grupo control (Burke et al., 1985), [1] y se informó que
sus voces les dijeron que hicieran cosas horribles a ellos y a otros. En un seguimiento, el
20% habían sufrido una psicosis aguda y se creía que el otro 28% exhibía psicosis atípicas
(Del Beccoro et al., 1988) [4]. En contraste, en el grupo estudiado por Kotsopoulos et al.
(1987), [12] sólo 2 de 11 niños no respondieron a menudo al tratamiento y sus alucinaciones
incluso desaparecieron antes de la mejoría de los demás síntomas.
Se han sugerido varios factores inherentes o asociados encontrados en alucinaciones en
niños para relacionarlos a los problemas de severidad y/o prognosis, aunque estos no se han
probado en los escasos estudios hasta la fecha: por ej., una tendencia de alucinaciones
nocturnas en niños que han sido traumatizados (Putnam y Peterson, 1994) [15] pueden ser
comunes pero no pueden usarse para diferenciar alucinaciones de otras "causas" en el
informe de Schreier (1998); [18] las alucinaciones de voces críticas o evade aquellas que
demandan realizar actos horrendos al yo y a otros en mi experiencia no predicen
necesariamente severidad o prognosis pobre (por ej., ver el caso de más abajo); las
alucinaciones visuales coexistentes (40% del grupo de Garralda) igualmente no parecen
afectar la prognosis. Algunas condiciones neurológicas, por ej., migraña o "perturbaciones
episódicas de conciencia" como vértigo, deja vu, se encontraron en el 40% y el 75% del
grupo de Garralda (1984b) [11] y posiblemente prediga un resultado más benigno. Las voces
interiores versus aquéllas oídas fuera de la cabeza hacen pensar en una causalidad
específica, o predecir un resultado, que no se ha encontrado en este caso. Sin embargo, así
como muchos de los pacientes esquizofrénicos, reportan múltiples voces, ninguno de mis
pacientes informaron más de una sola voz en cualquier momento dado. Finalmente, se ha
sugerido que las alucinaciones en aquéllos sin desorden mental son transitorias (Liester,
1998), [13] pero yo he encontrado que en muchos de los niños menores de 16 años de edad,
a quienes yo he estudiado, han vivido con sus alucinaciones durante varios años sin que
dichas alucinaciones jueguen un papel mayor en su funcionamiento.

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Alucinaciones y Migraña

Yo me di cuenta de la posibilidad de la frecuencia inesperada de alucinaciones en niños


cuando una madre me trajo su hija para la evaluación porque "ella oye voces". El niño no
tenía ninguna otra señal de enfermedad psiquiátrica. La madre comentó que de niña tuvo
dolores de cabeza y migraña, y la hija las sufría ahora. La madre estaba tratándose
actualmente por trastorno bipolar. Después ese día otra muchacha, de 12 años de edad, quién
tenía problemas de aprendizaje y un trastorno de ansiedad, respondió positivamente cuando
yo le pregunté si ella oía voces que, como aquéllas del primer paciente, eran bastante críticas
de ella (ella y su madre habían marcado el apartado de dolor de cabeza y migraña en la
encuesta clínica que me llevó a preguntarle acerca del mismo). Su madre, una pediatra, dijo
que el "día más tranquilo de su vida" ocurrió cuando ella estaba en la escuela de medicina y
se le administró 30 mg de amitriptilina en el servicio de salud de estudiantes. ¡Ella dijo que
aunque no ayudó a su depresión, curó sus dolores de cabeza y ella ya no oyó la voz de su
madre dentro de su cabeza!
En los próximos meses, yo vi a 11 pacientes más con varios síntomas de ansiedad,
desórdenes afectivos, y migrañas que también oyeron voces. Sólo 2 voces oídas como parte
de un episodio de lo que parecía ser "una migraña confusional," pero tanto los 13 pacientes
como los 4 padres que tenían migrañas que también oían voces oyeron hablar a las voces
fuera de los episodios del dolor de cabeza. Más recientemente, yo vi por otra parte a una
muchacha normal de 12 años que de repente empezó a oír voces fuertes dentro de su de
cabeza diciéndole que le hiciera cosas horrendas a su familia. Su hermana era tratada por
nuestro gastroenterólogo por vómitos cíclicos, y ambos padres padecieron migrañas. Los
dolores de cabeza sólo se detuvieron días después que el paciente empezó un tratamiento
con 8 mg de ciproheptadina (Periactin) [marca registrada]; un antihistamínico), sino que
también lo hicieron las voces. En la mayoría de los casos las voces no se marchan cuando
nosotros tratamos los dolores de cabeza, pero en el caso de un muchacho de 5 años con
vómitos cíclicos (Schreier, 1998), [18] sus "tormentas afectivas" junto con los vómitos y los
dolores de cabeza parecían ser controlados solo por la ciproheptadina (3 años de
seguimiento). Desde que ese informe fue publicado, he visto varios otros casos y he incluido
2 con ataques de pánico y agresivos como parte de un episodio de dolor de cabeza. Dos
pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo también oyeron voces distintas y padecieron
migrañas.
Merece la pena mencionar que mientras los dolores de cabeza o migraña normalmente
ocurren en la niñez (el 5% en niños prepúberes; Saeed et al., 1992), [17] estos son en mi
experiencia, tratados infrecuentemente, aunque la terapia es relativamente benigna.

Aproximación al Tratamiento de las Alucinaciones

En términos de tratamiento, yo he encontrado útil centrarse en la condición subyacente en


lugar de en las alucinaciones. Por ejemplo, los niños con desorden nervioso postraumático
que alucinan (aunque las alucinaciones en los traumatizados pueden ser relativamente
comunes, la mayoría de los niños con alucinaciones no se han traumatizado) responden
mejor a los ansiolíticos ( por ej., imipramina, clonazepam), antidepresivos (inhibidores de
recaptación de serotonina selectivos), o agonistas alpfa2-adrenergicos como la clonidina y
pueden sentirse peor con los antipsicóticos. Relevando a menudo algunas de las ansiedades
y dificultades de la parasomnia para estos niños, lo que les permite beneficiarse de las
formas específicas de psicoterapia que son esenciales para el tratamiento de pacientes
traumatizados. Además, los niños parecen apreciar y beneficiarse de una "dosis de

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seguridad," cuando se les menciona, que oír "voces" no significa que ellos estén locos.
Primero, por supuesto, el médico necesita ser consciente de esta posibilidad.

Conclusión

Los médicos harían bien en reexaminar sus creencias sobre las alucinaciones en la niñez y
empezar a buscarlas donde no se las espera. Las alucinaciones encontradas en pacientes
infantiles necesitan ser vistas en el contexto del resto del cuadro clínico y no tratadas con
alarma excepto en las más graves perturbaciones. Si el niño está por otra parte bien, el
médico debe proporcionar certezas y debe considerar un seguimiento como necesario.

REFERENCIAS

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3. Chambers WJ, Puig-Antich J, Tabrizi MA, Davis M (1982), Psychotic symptoms in


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4
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