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160 REVISTA CLINICA ESPA"ÑOLA 15 mayo lSCa

Otros autores modifican un poco las ideas ante- bañadas por las sal<'s de la orina, y recibiendo 、 セ ᆳ
riormente expuestas, indicando cómo lo fundamental pósitos de ellas, con lo cual forma un cálculo renal
en la Iitogénesis sería la aparición del núcleo calcu- Algunas sustancias desconocidas causan la precipi:
loso, a partir del cual en los enfermos en los cuales tación del calcio rn este nido, viéndose que la con-
se forman abundantes sedimentos, si se ha formado c<'ntración de calcio y de lo<> r<'slantc..c; iones es alta
previamente un núcleo, sobre él se depositan las en el flúido alrededor de la lesión del tubo renal. La·
sustancias cristalinas originando el cálculo. Esta células ヲ。ァッcGᅪエゥ」セウ@ tienen afinidad por el calcio. Al
formación nuclear, por así llamarla, rodría V<'nir re- principio, los iones se t!glomeran en pequeñas ma.
presentada por unas sustancias orgánicas, y entre sas y son cntoncC'c; captados por los fagocitos. La
ellas, como más representativas, se cuentan las bac- célula picrde su identidad cuando contiene tanto
terias, o bien por albúmina coagulada, originada metal y adopta forma de gotas esféricas. Por atrac-
mediante lo que EBSTEIN llama el catarro litógeno, ción, estas gotas se juntan y forman una delgada
o por la mucina dispersa, quizá precipitada por f al- capa o cálculo.
ta del ácido condroiticosulfúrico. En r ealidad, drspués de todas las teorías expues.
Otros autores como KLEINSCHl\UDT indican que el tas, se puede concluir, siguiendo a jゥャ|セnez@ DfAz 12
núcleo puede ser mineral, lo que puede encontrar que se pueden distinguir dos tipos difer<'ntes de me:
algún apoyo experimental en las experiencias de canismos genéticos del cálculo: el de aquellos cálcu-
KEYSER, el cual ve en ratas mediante la administra- los que se originan por una esp.:-cie de "infarto"
ción de oxalato de butilo cómo al causarse la sobre- como serían los originados por C'l m<'canismo descri:
eliminación de oxalatos por la orina acaece. si se to por RA!'\DALL, o las calcinosis metastií.sicas o las
añade una infección colibacilar en la orina, la pre- de los enfermos de Cushing, o a las que acaecen en
cipitación de unos cuerpos diferentes a los cristales otras osteoporosis o en los casos de pr<'cipitacionEs
que aparecían con el oxalato de butilo solo, consti- de uratos Pn la gota. de .. y el de aquellos otros de
tuyendo mediante la agregación de estos cristales "precipitación" debidos a la alteración de las con-
un esferolito. P or otra parte, algunos otros como dicionros fisicoquímicas de la orina que en su Jugar
SCHADE indican como teoría más verosímil una pos- describíamos.
tura ecléctica, es decir, que el núcleo sería formado O セ・。L@ que los cúlrulos urinarios se podrían divi-
en r ealidad de una precipitación mixta de coloides dir e n tres clases: una primera forma, de litinsis re-
y cristaloides. nal Pxógena, mol ivada prefpr·entt'mentc por la in·
ANDERSON y .MAC DONALD 5 , en un estudio anato- fección y rl C'Slasis; una sPgundn forma, de litiasis
mopatológico de 168 riñones, concluyen que el cálcu- renal diatésica, prorpc;o familiar· muchas ,·cces aso·
lo r enal es la r esultante de un proceRn fisiológico de ciado a la Jitínf;is biliar. y una tei'Cf'ra forma, de Ji.
ingestión fagocítica del calcio reabsorbido por los tiasis mPtabólica, en la quP la sustancia que consti-
tubos renales. El mecanismo, que recuerda algo al tuye el cúlculo St) dt'llOSita en vir lud de un エイョセャッ@
expuesto por R\:-;-DALL, sería ocasionado sobre una cuyo punto d(' partida es srgur-nrnc-ntc <'Xtrarrenal
placa ulcerada en el epitelio de las papilas r cr.ales y está en el metabolismo del individuo.

ORIGINALES
METABOLISMO DEL ACIDO URICO Y DIA- de las más diversas maneras. EBSTEIN insistió
BETES MELLITUS sobre las relaciones entre gota y diabetes, Y
BoucHARD incluyó ambas enfermedades entre
J. ANDREU UR;RA y M. Ríos Mozo. las producidas por su diátesis "braditrófica".
I Cllnlca Médica Universitaria de Sevilla.
STECH insiste sobre la frecuencia de la gluco·
Profesor: Doctor J. ANDREU URRA. suria en los gotosos, y PROUT, en Inglaterra,
llega a la conclusión de que muchos diabéticos
RELACIONES ENTRE GOTA Y DIABETES MELLITUS. proceden de familias gotosas o han tenido ata·
ques de gota antes de a¡:;arecer la diabetes.
La diabetes aloxánica ha puesto de actuali- WEIL y RAMÍREZ estudiaron 50 familias goto·
dad sobre nuevas bases las posibles relaciones sas, encontrando en ellas diez individuos con
entre estas grandes enfermedades metabólicas diabetes y tres con diabetes y gota.
que son la gota y la dial:::etes. Los clínicos an- Un tan buen conocedor de la gota como UM·
tiguos señalahan con reiteración las relaciones BER, revisando 298 historias de este proces? en·
entre ambas enfermedades, estudiando la fre- cuentra que en 15 de ellos existía al m1smo
cuencia con que aml:::as coincidían en los mis- tiempo diaeetes, es decir, un 5,3 por 100 en que
mos sujetos. coinciden ambas enfermedades.
Ya CHARCOT estudió el caso de una familia Iguales o análogas afirmaciones h a e edn
en tres generaciones consecutivas, y en la que MCCRACKEN, 0WEN y PRATT con 4 por 100 ;
aparecía la gota, diabetes y obesidad asociadas coincidencias; GRACE, 1,2 por 100; v. NooRDE.l'·
tッセエ@ XLIX ACIDO UR/CO Y DIABETES MELLITUS 161
;'\(MERO 3

3,8 por 100, y VIOLLE, 1 por 100. En nuestra ca- francesa, y glucogénicas del hígado. Para BAER
suística, un 4,6 por 100 de gotosos son diabéti- y GRAFE serían factores de índole constitucio-
cos al mismo tiempo. nal, así como para TANNHAUSER, admitiendo
MINKOWSin, que también se ocupó del pro- también este último que una sobrecarga soste-
blema, cree que la diabetes sólo llega a exterio- nida en la alimentación de carbohidratos y pro-
rizarse algunos años después de subsistencia de teínas pudiera explicar la explosión simultánea
la gota, considerando excepcional que la diate- de ambas enfermedades. VIOLLE y BAL:vrus, por
tes preceda a la gota y siendo la generalidad de el contrario, subrayan que la hiperuricemia pro-
Jos casos una diabetes semileve, fácilmente con- voca una elevación del dintel renal para la glu-
trolada por el régimen, sin necesidad de insuli- cosa que dificultaría la exteriorización de la
na; igual piensa LAFFITE; en cambio, GRAFE y diabetes; nosotros no hemos encontrado este

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U:\IBER han publicado casos graves de 、ゥ。「・セウ@ hecho en ninguno de los gotosos antes referidos,
en gotosos. Y BAER afirma, por el contrariO, en el primero aparecieron indicios de glucosa
que la diabetes se desarrolla siempre antes que en orina, a pesar de la hiperuricemia con una
la gota. hiperglucemia discreta, y en el gotoso diabéti-
Uno de nosotros, con CoRTÉS MuÑoz, ya he- co tampoco se señalaba.
mos publicado nuestra opinión de que hoy esta
coincidencia se observará con menos frecuen-
cia, primero, porque la gota es mucho más ra:a ACIDO ÚRICO Y METABOLISMO DE LOS GLÚCIDOS.
que antes-aunque no tanto como suele afir-
marse-, y por otra, lo que sí es excepcional es Fueron KuRTI y GIORGY de los primeros, ya
ver casos floridos de gota como antiguamente; en 1928, que estudiaron la acción de la insu-
a nuestro juicio, pasa aquí lo mismo que ha lina sobre el recambio del ácido úrico, encon-
ocurrido entre la coincidencia de acromegalia trando que no ejerce ninguna acción sobre la
y diabetes, en tiempos de PIERRE MARIE, mucho cuota de ácido úrico endógeno, pero que en
más frecuentemente que ahora, en que el diag- cambio puede retardarse la eliminación del áci-
nóstico de acromegalia se instituye más pre- do úrico exógeno, siendo este efecto más acen-
cozmente y su tratamiento es más eficaz. tÜado en los gotosos, que según él tienen ya di-
En las figuras 1 y 2 se ven dos curvas de glu- ficultada su eliminación por la enfermedad. DE
cemia con sobrecarga en dos enfermos de gota, CANDÍA establece que la hiperuricemia es fre-
uno de la Clínica Universitaria y otro de la con- cuente en la diabetes y coincide con GrORGY en
sulta privada, éste además diabético; el primero observar una disminuída eliminación de ácido
gotoso, obeso e hipertenso, exhibe una curva úrico en los diabéticos graves. WILDER y WrL-
prácticamente normal, y el segundo, con gota BURG, aunque son escépticos como JosLIN sobre
Y diabetes, tiene una curva como corresponde las posibles relaciones entre ambas enfermeda-
a セオ@ segunda enfermedad. La uricemia, en el des, encuentran con frecuencia hiperuricemia
セイゥュ・ッL@ fué de 6,15 mg. por 100 y de 5,9 mi- en sus diabéticos, en ausencia de aumento del
ligramos por 100 en el segundo. nitrógeno no proteico, y sobre todo en el preco-
Al tratar de explicar estas relaciones, más o ma y en el coma mismo. Rrccr hace notar que
menos explícitas, que las estadísticas clínicas en los diabéticos en ayunas la hiperuricemia
revelan entre ambas enfermedades, piensan los existe en los que no se les administra insulina
autores de diversa manera; así, LAFFITE estima y normal en los que la reciben.
q?e dependerían de las relaciones entre las fun- Nosotros hemos estudiado en este sentido
Clones uricogénicas, admitidas por la escuela 36 diabéticos, determinando la uricemia por el
162 REVISTA CLINICA ESPAiVOLA.

método Jonnesco y la glucemia por el de Ha- ACIDO ÚRICO, ALOXANA Y DIABETES ALOXÁNICA.
gedorn-Jensen. Resumimos nuestros hallazgos
en el cuadro I , y para ter:er una visión más de Ya en la primera publicación de uno de nos-
conjunto en la curva de la figura 3, encontran- otros con dZ^|ャᅪセguez@ ADAl\lE Y ANDREU DRRA
do también un evidente predominio de valores (F.) sobre diabetes aloxánica, así como en la
hiperuricémicos. tesis que AR:\IENTA hizo en nuestra Clínica y
con CORTÉS MuÑoz al estudiar la aloxanemia
CUADRO I con el método de Bruchmann, insistimos sobre
URICEMIA E:-¡ DIABETICOS (*) la necesidad de revisar a la luz de los nuevos

Urlcemla Glucemia
Iniciales Edad Sexo

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5. L. :\f. R. . 39 F 5,1 o
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6. D. S. L. (S). 56 F 5 115 ,.
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7. P. G. R. (s). 40 F 4,9 165


8. A. c. G. (S) .. 19 セi@ 4,9 255 t•J )o4 ••• '•'

9. E. C. c. (S) .. 39 F 4,9 235


10. R. P. T. 62 ;\l 4,9 198 fi6UIU )
11. F. \'.A. 70 F 4,9 179
12. A. S. R. 35 F 4,9 160
13. D. R. X ... 64 F 4,8 164
14. A. D. :\1 ....... 69 F 4,8 154 hechos las relaciones entre el metabolismo de
15. B. S. V. 55 F 4,7 223 las purinas y la diabetes. No pudimos compro-
16. D. H. O .... .. 47 F 4,7 183 bar aloxana ni en ョッイュ。ャ・セN@ ni en diabéticos. ni
17. J. S. c. (S 1.. 52 M 4,5 207 en gotosos, con la referida técnica.
18. M. H . C .. 24 F 4,3 297
19. L. S L. 59 F 4,4 260 La analogía estructural entre la aloxana y el
20. セヲN@ :\1, R. .... 28 セA@ 4,2 320 ácido úrico y el hecho de que aquélla se obten-
21. セAN@U. P ...... . 39 F 4,2 201 ga de él por oxidación fuel'te, son los hechos
22. B. S. H. ... 67 M 4,2 179 que plantean la pcsibilidad de la significación
23 A. S. J . ..... 40 セi@ 4,2 225
24. M . B. M. (s) .. 37 M 3,7 198 de la aloxana en la ァ←ョ・セZウ@ de la <habetes, pues
25. M. R. C. (S) .. 46 F 3,7 134 aunque los métodos que se usan para la oxida-
26. G. F. M .... 32 M 3,6 190
27. C. A. P ....... 79 F 3,6 165
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28. G. F. 49 M 3,6 205
29. J . S. G. .. .. 52 M 3,3 230 セM M
30. M. G.P....... 50 M 2,9 230 セャᄋ@
31. V. M. P. (s) .. 47 F 2,9 300 セ@
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A . C. F. ······
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34. J. F. R. (S) .. 35 M 2,7 198 ¡;: セ@

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35. F. C. P. ...... 19 F 2,4 305

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(*) Los enfermos están situados por orden de altura de •
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las uriccmias. En los hospitalizados en las Salas, seí1alados
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con la letra (s), se escogieron las uricemias practicadas an- '·
エセウN@ de las pruc.bas de experimentación que sobre ellos se 1 !
htcte:on. Las ctfras de glucemia en ayunas se obtuvieT-on
al mtsmo tiempo que la uricemia correspondiente. X
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イセqNャ@ A¡¡.._I)[1U MtHitUI セゥGャ@


Hemos estudiado también la acción de la in- C... s:!:'VA) Dl cゥセu
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sulina sobre la uricemia, al mismo tiempo que


sobre la glucemia, determinando ambos valores
en ayunas y tras la inyección de diez unidades ción del úrico y su transformación en aloxana
de insulina, en cinco enfermos diabéticos y en son muy violentos, en el organismo animal son
dos metabólicamente sanos (figs. 4 a 10). No posibles con ayuda de biocatalizadores.
hei?_os encontrado en este aspecto ninguna re- En este aspecto es muy interesante el ィ・」セッ@
lacwn entre la hipoglucemia postinsulínica y la logrado por GoLDNER y GoMORI de producir
uricemia, excepto en un caso, el de la figura 7, concreciones cristalinas análogas a las que se
en que セ・@ provocó un descenso llamativo de la observan en la gota, en serosas y riñones, por
uricemia de 5,1 mg. por 100 a 1,6 mg. por 100. medio de la inyección intravenosa de aloxana,
En resumen: en nuestros diabéticos, frecuen- confirmado también por SAVIANO; no puede
cia de la hi:¡:;eruricemia y no modificación de darse a estos hallazgos un valor absoluto por
ella por la insulina. hater sido obtenidos en palomas, que, como to·
ACIDO URICO Y DIABETES MELLITUS 163

das las aves, muestran diferencias acusadas en MARTÍNEZ investiga en la rata la accwn dia-
lo que se refiere al metabolismo del ácido úrico betógena de la aloxana cuando es precedida o
en comparación con el hombre. seguida la inyección de diversos compuestos, de
La no demostración de aloxana en sangre, en entre los que nos interesa el ácido úrico; obser-
la especie humana, pudiera ser debida a su rá- vando que la inyección intraperitoneal de un

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pida inactivación, como señala, entre otros, AR- miligramo de ácido úrico por kilo protege de la
CHIBALD. acción diabetógena de 40 mg. de aloxana, resul-
Otros derivados de la aloxana poseen acción tado que se contradice como vemos a continua-
diabetógena como la metil-etil y propil-aloxana, ción con los de GRIFFITHS y nosotros mismos.
la aloxantina, la d:etilaloxantina, así como el GRIFFITHS, partiendo del hecho ya observado
ácido dialúrico y el monometildialúrico. La dia- por él que en la diabetes aloxánica se produce

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セエ・ウ@ experimental por el ácido dialúrico ha una hipoglutathionemia, y estudiando la posi-


Sido estudiada por BRUCKMAN y WERTHEIMER ble acción diabetógena del ácido úrico, comprue-
en Estados Unidos y por FALLER y LASTZ en ba que éste la tiene en conejos y ratas si pre-
aセ・ュ。ョゥ[@ estos últimos autores encuentran el viamente a estos animales se les ha reducido la
セiウュッ@ tipo de lesiones insulares en este tipo de glutathionemia por medio de una dieta previa
abetes que en la aloxánica. apropiada. La dosis de ácido úrico empleado es
164 REVISTA GLINIGA ESPAÑOLA 13 mayo 19"3

de un gramo por kilo de peso en inyección in- las células beta. Estos resultados han sido con.
traperitoneal; se produce una hiperglucemia ini- firmados por COLLINS, WILLIANS y BAILEY.
cial de ocho horas aproximadamente de dura- Nosotros, interesados por este problema he-
ción, seguida de una normalización de la gluce- mos querido reproducir este tipo de 、ゥ。「セエ・ ウ@
mia durante veinticuatro horas o de discreta en conejos comunes, de aproximadamente 、ッ セ@
hipoglucemia, para después de otras veinticua- kilos de peso. En un conejo cuya experiencia va
tro o cuarenta y ocho horas producirse de nue- en la gráfica 13, una hipergluccmia pasajera

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vo hiperglucemia y glucosuria durante cuatro de 233 mg. al tercer día sin glucosuria. En otro
o cinco días, restableciéndose la normalidad animal, la experiencia fué rotundamente nega-
posteriormente. Si la experiencia fallaba, repe- tiva, como puede ,·erse en la figul'a 11. En nin-
tía la inyección a las setenta y dos o noventa y guno de los do::; se había mtcnlado prc\lamcnte
seis horas, considerando sólo diabéticos a los modificar su glutathionemia, que tampoco se
conejos con glucemia superior a 200 mg. y glu- estudió. En otros animales en los que intenta-
cosuria de los dos a los seis días después de la mos someterles a la dieta preconizada por GRIF·

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inyección. Este autor piensa que las propieda- FITHS, tror-ezamos con dificultades irreduct!·
des diabetogénicas del ácido úrico en estas cir- bles para que la comieran, por lo que no pudJ·
cunstancias puedan ser debidas a la formación mos hacer una experiencia eficaz. .
de aloxana a partir de él y no a su molécula, no En otro animal, en vez de inyectar la cantJ·
transformada. Las lesiones histológicas encon- dad de ácido úrico correspondiente a su peso セ@
tradas en el páncreas de estos animales son aná- una sola vez, que era de dos gramos, se la a ·
logas a las de la diabetes aloxánica débil: pic- ministramos en dosis de 0,20 gr. dos veces P01
nosis de los núcleos y marcada degeneración de semana y también intraperitonealmente, bus·
ACIDO URICO Y DI ABETES MELLITUS 165

cando provocar de esta manera una acción más da la experiencia, se sacrificó el animal; ma-
sostenida del presunto efecto diabetógeno del croscópicamente se encontraban diseminados
ácido úrico. En la figura 15, donde está repre- en el peritoneo pequeños quistes de ácido úrico
sentado gráficamente el protocolo de la expe- sin adsorber, intensamente h emorrágico, y el
riencia, no se produce, como se ve, más que una páncreas edematoso y también con hemorra-

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FIGURA • 15
Dl•atns txP[IIIMtrHAl PoR. セエ Q Qッ@ uruco

discreta h1perg!ucemia al día siguiente de la gias. El examen microscopiCo del páncreas (fi-
primera dosis, que desaparece en seguida; des- guras 16, 17 y 18) reveló la conservación de los
pués de la séptima inyección hay una hiperglu- islotes de Langerhans ; en las trabéculas con-
cemia de 178 mg. por 100, con glucosuria de juntivas, ligero edema y capilares distendidos

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FIGURA- 19. CONEJO 3
diaセヲtイ@ EXPERIMENTAL POI{ AC!llO uセcoN@

5,20 gr. por 1.000, que de nuevo pronto se nor- repletos de sangre. Pensamos que estas altera-
maliza hasta el final de la experiencia. La glu- ciones son debidas exclusivamente a la acción
エセィゥッョ・ュ。L@ algo baja al iniciarse la experien- irritante del ácido úrico, sin especial significa-
Cia, descendió durante ella, para hacerse más ción por lo tanto.
alta al final. A los treinta y seis días de inicia- En otro conejo, el número 3, realizamos aná-
166 REVISTA CLINICA ESPAEJ"OLA 15 mayo l9,;3

loga experiencia como en el número 2, represen- experiencias de CoNN y cols. en animales y sus
tada gráficamente en la figura 19; los resulta- observaciones en enfermos tratados con ACTH
dos fueron prácticamente análogos a los del en los que se produce una dial::etes pasajera'
conejo número 2. En la autopsia, las mismas le- mientras se están inyectando con la hormona'
siones macroscópicas en el peritoneo e histoló- pero coincidente con una evidente ー・イエオ「。」ゥ￳セ@
gicamente idéntica indemnidad de los islotes, en el metabolismo del ácido úrico, revelable
así como las ligeras lesiones de los acinis des- por una manifiesta mayor eliminación por la
critas anteriormente (figs. 20, 21 y 22). orina, a juicio de dichos investigadores no de
En resumen, no hemos podido reproducir la origen renal, sino atribuible a un aumento de
llamada por GRIFFITHS diabetes úrica y sí sólo producción.
ligeras y pasajeras alteraciones del metabolis- CoNN y sus cols., ante estos hechos, vuelven
mo de los carbohidratos, que interpretamos más a especular sobre la posible responsabilidad que

Figs. 16, 17 y 18.-Microfotograflas de Figs. 20, 21 y 22.-Microfotograflas de


páncreas del conejo núm. 2. páncreas del conejo núm. 3.

bien como expresión del sufrimiento pancreáti- en esta diabetes por el ACTH pudieran tener
co a consecuencia de la inyección en el perito- sustancias derivadas del ácido úrico con acción
neo de una sustancia tan difícilmente reabsor- "aloxánica", y en este sentido valoran también
vible como el ácido úrico y no ligado a la pro- que en este tipo de dial::etes experimental están
ducción de derivados con acción "aloxánica" a igualmente descendidos los valores de gluta-
partir de dicho ácido úrico. thion en sangre. Referidas sustancias y la h_i-
poglutathionemia tendrían como consecuencia
una disminución de la actividad funcional de
DIABETES POR LA HORMONA ADRENOCORTICOTROPA las células beta de las ínsulas, es decir, un me-
HIPOFISARIA. canismo análogo al que GRIFFITIIS invoca para
explicar su llamada diabetes úrica.
Llena de sugestiones, en el aspecto concreto Como resumen de t odo lo expuesto, teniendo
que estamos revisando de las posibles relacio- en cuenta la evidente frecuencia de la 、ゥ。「・エセウ@
nes existentes entre perturbaciones del meta- y gota, señalada en nuestra estadística, la hi-
bolismo del ácido úrico y la diabetes, están las peruricemia que a menudo encontramos en
1\lllO ).:LIX
セ{GIAer o@ 3
ACIDO URICO Y DIABETES MELLITUS 167

nuestros diabéticos y los datos recogidos en la 57. LEVEY y St.'TER.-Proc. Soc. Exp. Blol. and Med., 63,
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tan relaciones patogénicas, a pesar de que no 5, 1946.
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hemos comprobado acción de la insulina sobre 1946.
la hiperuricemia de los diabéticos ni hemos po- 61. MARTI:\'EZ, C. Soc. Arg. Biol. M ayo, 19'0.
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