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EL DIAGNOSTICO PSICOLÓGICO

El diagnóstico psicológico, sin embargo, se refiere a síntomas o funcionamientos


mentales-emocionales que no tienen una base orgánica observable –– se infieren por los
comportamientos del paciente o por lo que dice que le está pasando. A pesar de los
progresos en las neurociencias, estamos todavía a años luz de comprender la
complejidad del cerebro lo suficientemente como para poder decir, con una exactitud
comparable a la del diagnóstico médico orgánico, qué estructura cerebral da lugar a un
comportamiento mental-emocional específico en ese momento. 

Por lo tanto, decir que alguien está deprimido porque le falta serotonina (un
neurotransmisor) en el cerebro, es como decir que la economía de un país sufre porque
los ciudadanos compran coches extranjeros. Algo tendrá que ver, sí, pero la respuesta es
infinitamente más compleja.

De modo que debemos tener cuidado de no reíficar (convertir algo intangible en algo real
y observable) a los diagnósticos psicológicos como si fuesen cosas que se pueden
observar directamente y que se “tienen”. No se “tienen” dificultades sexuales o una
depresión, por ejemplo, de la misma manera que se “tiene” un infarto cardíaco. Las
personas que hayan sufrido un infarto cardíaco tendrán todas una obstrucción en un
vaso sanguíneo que riega el corazón. Las personas con dificultades sexuales o una
depresión sufrirán de ello por una infinidad de razones diferentes.

TIPOS DE DIAGNOSTICO

Para describir los diagnósticos psicológicos podemos decir que, a grandes rasgos, existen
dos tipos de diagnóstico psicológico: el diagnóstico psicológico sintomático y el
diagnóstico psicológico estructural.

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