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La activista Greta Thunberg y el senador Bernie Sanders son algunas de las voces que han

condenado el incendio de un ducto de Pemex en el Golfo de México.


Una enorme mancha roja, más grande que la Ciudad de México, es la forma en la que se ven,
desde la atmósfera, las emisiones de dióxido de nitrógeno emitidas por un ducto de Pemex que
puso al mar en llamas el viernes pasado.

Dicho suceso no sólo le dio la vuelta al orbe, sino que, además, puso en el ojo del huracán la
política energética del gobierno mexicano, basada en aumentar la producción de combustibles
fósiles, en un mundo que pide migrar a energías verdes para mitigar los efectos del
calentamiento global.

El viernes pasado, un incendio se desató en un gasoducto submarino de Pemex en Campeche.


Las emisiones de dióxido de nitrógeno emitidas hacia la atmósfera alcanzaron picos que fueron
detectados por el Programa Copernicus de la Agencia Espacial Europea, de acuerdo con la
Agencia de Monitoreo Atmosférico Global.La joven activista sueca Greta Thunberg, una de las
caras más visibles de la lucha contra el cambio climático, no se quedó callada ante este
suceso: el incendio en el Golfo de México, expresó, es muestra del desinterés de los líderes
mundiales por buscar alternativas más sustentables para la generación de energía.

“Mientras tanto, las personas en el poder se llaman a sí mismos ‘líderes climáticos’ mientras
abren nuevos campos petroleros, oleoductos y plantas de energía de carbón, otorgando
nuevas licencias petroleras para explorar futuros sitios de perforación petrolera. Este es el
mundo que nos están dejando”, tuiteó la activista.

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