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Uno de los recursos más importantes para los procesos industriales es el agua, ya sea para la
elaboración de sus productos, y/o para el mantenimiento de sus materiales y equipos. Todos los
sectores industriales hacen uso del agua, están desde los que elaboran productos alimenticios,
hasta los que elaboran aparatos electrónicos.
De acuerdo con la fuente de suministro del agua la calidad de esta puede variar, ya sea que la
fuente sea natural (pozo profundo, lago, río, etc.) o que provenga del suministro municipal.
Existen diferentes métodos para el tratamiento del agua, la selección del más adecuado,
dependerá de la calidad del agua a tratar y del grado de pureza al que se requiera llegar, este
siempre depende del proceso en el que se va a utilizar.
Es en este sentido, que el reciclaje de aguas residuales tiene un papel determinante. Por medio de
la aplicación de diferentes procesos de depuración y tratamiento es posible lograr que estos
líquidos no se desperdicien, reduciendo el riesgo de contaminación ambiental y permitiendo que
las empresas puedan optar a beneficios como reducir costos o aumentar la eficiencia operativa.
Básicamente, las aguas residuales industriales son todas las descargas líquidas provenientes de
procesos de la industria, como las derivadas por purgas de circuitos cerrados o semicerrados de
refrigeración, generación de vapor, recirculación de aguas de proceso, aguas condensadas,
higienización de equipos y herramientas, entre otros. Estas descargas tienen como destino lugares
ubicados fuera de la propia industria y, de forma general, contienen altas dosis de contaminación
química, física y orgánica, por lo que no pueden volver a utilizarse sin un tratamiento especial.
Se pueden agrupar en varios tipos de acuerdo con la clasificación del contaminante que
poseen:
Residuos biodegradables: son aquellos que pueden descomponerse en materia no tóxica por la
acción de microrganismos.
Una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) tiene por objetivo realizar un tratamiento
efectivo de las aguas usadas por distintos tipos de agentes, con el fin de su reutilización o para que
puedan ser vertidas al medio natural sin que esta actividad conlleve peligros graves para la salud
del entorno. De esta manera, se puede volver a derramar el agua al ecosistema en condiciones
similares a las naturales, o reutilizar este recurso para diferentes fines.
Reutilización de Aguas Residuales
El Foro Económico Mundial estima que para 2030 habrá una demanda de agua superior en un 40%
de la que existe actualmente, la que no podrá ser abastecida. Este contexto afectará
indudablemente a consumidores e industrias con el encarecimiento del servicio para los primeros
y el aumento del costo de la producción, para quienes utilicen este elemento como materia prima.
Con todo, en el horizonte, la reutilización de aguas residuales se deslumbra como una de las
soluciones más concretas para combatir el estrés hídrico. Al respecto, Guy Ryder, Presidente de
ONU-Agua señaló que “las aguas residuales constituyen un recurso muy valioso. [...] De lo que se
trata es de gestionar y reciclar cuidadosamente el agua que usamos en nuestros hogares,
ciudades, plantas industriales y explotaciones agrarias. Debemos disminuir los vertidos e
incrementar el tratamiento de las aguas residuales para satisfacer las necesidades ocasionadas por
el crecimiento demográfico y la fragilidad de los ecosistemas”.
¿En qué radica esta gestión? Para Irina Bokova, Directora General de la UNESCO, se trata de
reducir su contaminación inicial, recuperar los subproductos obtenidos por medio de la
depuración y reutilizar el agua reciclada.
Las empresas son grandes consumidoras de agua a nivel mundial, lo que exige a los tomadores de
decisión impulsar estrategias que incorporen la gestión de este valioso recurso para provecho de
las organizaciones en cuanto a ahorro y sostenibilidad.
Aunque puede considerarse una tarea compleja, existen ciertas medidas que hacen de la buena
administración del agua una acción completamente factible:
Un estudio en terreno con personal calificado y la toma de lectura por medio de medidores,
es una eficiente manera de identificar cuánta agua consume la empresa en relación con la
instalación y sus procesos, reconocer problemas y establecer objetivos a corto, mediano y
largo plazo para solucionarlos.
La siguiente etapa es evaluar los datos obtenidos gracias a la ejecución de auditorías. Una acertada
forma de hacerlo es a través de la comparación con los puntos de referencia de la industria, es
decir, investigar, acudiendo a los datos disponibles, acerca del uso promedio del agua para
sectores industriales similares con el objetivo de estimar los patrones de consumo de la
organización.
Preguntas como: ¿quién administra el agua en la organización? ¿Están los equipos de la empresa
condicionados de forma eficiente para su uso? ¿Se han evaluado los requerimientos óptimos para
el uso del agua en los procesos?, pueden ser determinantes al momento de hacer un diagnóstico
que se ajuste a la realidad de la organización.
Mejorar el consumo
Teniendo los dictámenes de la fiscalización, se pueden tantear algunas medidas que permitan
mejorar el consumo de agua en la empresa. Esto significa sopesar la viabilidad de opciones como
el reemplazo de los equipos poco eficientes, instalar dispositivos de ahorro, reducir su flujo gracias
a procesos más eficaces o tratar el agua ocupada mediante el reciclaje y posterior reutilización.
No hay forma de saber si los cambios realizados tuvieron éxito si no se evalúan. Por consiguiente,
se deben medir de forma continua para conocer si su desempeño se ajusta a las metas de ahorro
que se propuso la organización desde un comienzo.
Ahora bien, es poco probable que una estrategia de esta índole tenga buenos resultados si no
existe la respectiva concientización de todos los sectores involucrados. Esto se potencia, por
ejemplo, mediante incentivos y reconocimientos a aquellos trabajadores que desean formar parte
de procedimientos que aumenten la eficiencia del agua.
A través de procesos como la depuración del agua o iniciativas como el Proyecto SWING, que
facilita un control más eficiente del agua municipal de la ciudad española de Burgos mediante una
red inteligente, se consigue optimizar el gasto y la reutilización del agua, lo que supone un
beneficio social.