Institución educativa: Escuela Normal Superior Nº 7 “José María Torres”

Carrera: Profesorado de Educación Inicial

Título del trabajo: Metamorfosis de un objeto o acontecimiento de la Infancia
Nombre completo del estudiante: Macarena Ayelén Cruz
Nombre de la Materia: Lenguajes Artísticos Expresivos: Literario
Nombre del/la profesor/a: Marcela Carranza

Cuando era niña siempre quise tener un payaso. Debido a que éramos muchos hermanos
y a mis padres no le alcanzaba el dinero, no me lo podían comprar, entonces mi mamá
me ayudó a confeccionar un muñeco con un calcetín. Como resultado quedó un muñeco
muy suave, narigón, con ojos saltones y de tanto pelo que tenía debía usar un pañuelo en
su cabeza.
Jugaba día y noche con él hasta que un día fui rumbo al colegio y, cuando llegué a casa
a buscar a mi muñeco para jugar con él, cómo todas las tardes, no estaba. Lo busqué por
toda la casa, inclusive en el patio y en el jardín, pero no lo encontré. Cuando ya me
estaba dando por vencida vi que en la última habitación del fondo estaba su pañuelo, y
como esa habitación era muy oscura y fría le pedí a mi papá que me acompañara a
buscar a mi muñeco y ahí lo vi todo destrozado y baboseado. Lo había agarrado mi
perro y lo había masticado por horas y horas.
Esa misma tarde, como mi papá me veía llorar y llorar, me llevó a mi habitación a upa y
me recostó sobre la cama acariciándome el pelo y cantándome, eso me llevó a
dormirme.
A la mañana siguiente cuando volví del jardín, mis papas me ayudaron a rearmar mi
muñeco con su cabello de color amarillo y rizado, su frente lisa, sus cejas arqueadas, sus
ojos de color azul claro, sus pestañas negras, su nariz fina, su boca grande, sus labios
gruesos, sus dientes blancos, sus mejillas sonrosadas, su barba corta, su cuello delgado y
sus orejas pequeñas. Me habían rearmado lo que más ansiaba de niña: mi payaso Tito.
Apenas lo vi terminado me emocioné mucho porque juntos logramos armarlo. Desde
ese entonces el muñeco se convirtió en mi compañero fiel y en mi mejor amigo.