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Concesión del título de ciudad a la villa de

San Pedro de Puerto de Caballos (1548)

Pastor Rodolfo Gómez Zúñiga,


Doctor en Antropología Social
por la UNED, España.

Introducción

El ocho de octubre de 2002, el Congreso Nacional de Honduras emitió un decreto


por el que otorgó a San Pedro Sula el título oficial de ciudad. Según el diputado Bernardo
Rivera Paz, promotor de la resolución, la ausencia de datos históricos sobre la concesión
de la dignidad citada a la urbe norteña justificaba la moción. La alcaldía sampedrana
acogió el nombramiento positivamente, y lo celebró por lo alto. Aunque nadie duda de la
buena voluntad del diputado Rivera Paz, ni de la de quienes apoyaron su iniciativa y
festejaron la resolución final; creo correcto señalar que ese acto demuestra cuánto
ignoramos los hondureños nuestra historia.

A medida que nos introducimos en el siglo XXI, a comienzos de una nueva era
denominada de la información, resulta paradójico constatar lo poco que sabemos sobre el
origen de nuestras principales poblaciones. El caso de San Pedro de Puerto de Caballos,
la villa que fundó el Adelantado Pedro de Alvarado en el entorno del pueblo indígena de
Choloma, ilustra las lagunas históricas existentes, mismas que deberán superarse antes de
ofrecer una imagen convenientemente documentada del pasado nacional.

Con el presente artículo, además de corregir los supuestos sustentantes del decreto
del ocho de octubre de 2002, pretendo arrojar un hilo de luz sobre uno de los capítulos
más oscuros del pasado colonial hondureño: el papel de San Pedro de Puerto de Caballos
en la gobernación de Honduras durante el siglo XVI. Y es que hasta ahora, cuando se
habla sobre el período de dominación hispana, éste se asocia a Gracias, Comayagua,
Trujillo, o incluso Tegucigalpa, relegándose a San Pedro a un humilde plano secundario,
bastante alejado de su realidad histórica. En los siguientes párrafos analizaré el contexto
donde se inscribe la concesión del título de ciudad a la población que Alvarado erigió
como villa, recorriendo sus principales hitos históricos desde su fundación, hasta su
posterior decadencia y definitivo abandono. Continuaré el texto haciendo un análisis
diplomático y paleográfico del documento por el cual se concedió a San Pedro el título de
ciudad. Finalmente, brindaré una transcripción paleográfica del documento referido.

El nacimiento de una nueva urbe

El acta de fundación de San Pedro, datada a 27 de junio de 1536, declara que la


elección de su emplazamiento se debió a la disponibilidad de indios de servicio, así como
a la cercanía a Puerto de Caballos “...para que los mercaderes, tratantes y otras personas
que al dicho puerto con sus navíos viniesen hallen a quién vender sus mercaderías y
cosas...” 1 Alvarado esperaba así controlar a la población nativa del Valle de Sula, los
mayores productores de cacao de la región, que durante una década habían resistido la
embestida colonial ibérica. Pero por otro lado, el adelantado también deseaba regularizar
el trato con la metrópoli y las islas caribeñas, lo cual beneficiaría a los vecinos españoles
de Honduras, pero también a los de la gobernación de Guatemala y a los de la mar del sur
“...que tan cerca está de aquí.”2

Es evidente, pues, que la cercanía a Puerto de Caballos, al que Hernán Cortés


catalogó como el mejor embarcadero de Tierra Firme, 3 explica en parte la importancia
inicial de San Pedro, pues a lo largo de la Edad Moderna el principal medio de transporte
comercial fue el marítimo. Sin embargo, la confluencia de otros factores fue determinante
para revalorizar la posición de la incipiente villa en el contexto regional.

En primer lugar, las gobernaciones de Guatemala y Nicaragua carecían de puertos


caribeños aptos para acoger navíos de gran tonelaje, y por tanto dependieron de los
embarcaderos de Honduras para sus relaciones transatlánticas. Por tal motivo, las rutas
terrestres originadas en Trujillo y Puerto de Caballos fueron durante décadas las
principales arterias de comunicación entre España y sus provincias del istmo.
Centrándonos en Puerto de Caballos, el embarcadero comenzó a ser operativo hasta la
década de 1530, cuando los conquistadores doblegaron la resistencia indígena, y tras
descubrirse la ruta terrestre que unía al Valle de Sula con la ciudad de Guatemala, 4 y la
que le conectaba con las poblaciones del entorno de la Mar del Sur: el llamado “Camino
de Honduras”.5

A inicios de 1540 comenzó la época dorada de la minería hondureña. Durante esos


años, millares de nativos y de esclavos negros lavaron las arenas auríferas de los ríos de
la gobernación, extrayendo miles de pesos de oro cada año. Los veleros españoles
arribaron pronto a Puerto de Caballos a trocar sus productos por el metal dorado,
fomentando así el desarrollo de la población sampedrana, cuya ubicación la convirtió en
paso obligado de arrias comerciales provenientes de toda Centroamérica.

La bonanza comercial y la obtención del título de ciudad

La década de 1540 contempló la consolidación sampedrana, a la que poco afectó


el establecimiento de la villa de San Juan en Puerto de Caballos. Síntoma inequívoco de
su salud mercantil lo brinda el contexto asociado a la expedición del título de ciudad. Los
vecinos de la villa comisionaron al regidor Francisco de Merlo para defender sus
intereses ante la corona castellana, la cual condescendió a sus alegaciones acatando que
1
AGI, Patronato, 20, Nº4, R.6, Acta de Fundación de San Pedro, San Pedro de Puerto Caballos, 26 de junio
de 1536.
2
AGI, Patronato, 20, Nº4, R.6, Acta de Fundación de San Pedro, San Pedro de Puerto Caballos, 26 de junio
de 1536.
3
CORTÉS, Hernán, Cartas de Relación, Madrid, Editorial Historia 16, 1988, p. 392.
4
Para ampliar información ver la probanza de 1539 reproducida en AGUILUZ MILLA, Edwin, Iglesia y
Sociedad Colonial en Honduras: Documentos del Siglo XVI, Tegucigalpa, Centro de Publicaciones del
Obispado de Choluteca, 1994, pp. 111 a 123.
5
Al respecto ver la carta del contador Cereceda de 1529 reproducida en MOLINA ARGÜELLO, Carlos,
Colección Somoza, Tomo I, Madrid, A. Vega Bolaños, 1954-1957, p.463.
San Pedro estaba “...en la mejor comarca de la tierra para el trato de ella, y que en ella ay
muchos españoles.”

Otro logro del comisionado sampedrano fue obtener el asentamiento de la


fundición de metales preciosos en la ciudad, evento que le convirtió de facto en la capital
de la gobernación de Honduras, si bien la orden debió esperar un par de años para su
cumplimiento, el cual coincidió con el traslado de la sede de la Audiencia de los Confines
de Gracias a Santiago de Guatemala. 6 San Pedro se encontraba en la cúspide de su poder.
Se trataba, sin embargo, del último canto del cisne. La década de 1550 deparó la caída
catastrófica de la producción aurífera, aunque el golpe mortal lo asestó el descubrimiento
de una vía alternativa, mucho más barata, para trasladar las mercaderías desde Puerto de
Caballos a la ciudad de Guatemala: nació así la ruta fluvial del Golfo Dulce.

Ocaso y ruina

A partir de ese momento decreció el ritmo comercial de la ciudad, decadencia


acentuada por la debacle de la población nativa del Ulúa, cuyos populosos emporios del
cacao se transformaron en aldeas miserables. Sin indios y sin comercio, los pilares sobre
los que Alvarado cimentó a San Pedro, el asentamiento parecía condenado a la extinción.
Pero a pesar de todo, San Pedro sobrevivió. Todavía en 1574 sus escasos vecinos
afrontaron la fuga de la fundición real a Comayagua, justo cuando el descubrimiento de
plata en las tierras altas hondureñas auguraba una nueva etapa de prosperidad.

Para 1582 quedaban en la población 20 vecinos, además del contador y el tesorero


de Honduras, quienes residían allí cuando fiscalizaban el comercio ultramarino de Puerto
de Caballos.7 Pero en 1607, la presión pirática forzó el abandono de San Juan de Puerto
de Caballos, asestando así otro golpe a los empobrecidos sampedranos, que con el
traslado de la flota de Honduras a Santo Tomás de Castilla perdieron la escasa cuota de
control que aun detentaban sobre el comercio marítimo. La ciudad subsistió en su asiento
original hasta finales del siglo XVII, de donde se trasladó a otro emplazamiento tras la
incursión del pirata francés Jean David Nau “el Olonés”. Pero este hecho sobrepasa el
marco temporal del documento presentado, cuyo texto reproduciré más adelante.

Análisis diplomático y paleográfico del documento

El título estudiado es un documento dispositivo de carácter público. Ello implica


que la acción jurídica que motivó su redacción obtuvo su eficacia plena hasta cuando fue
asentado por escrito. Debe señalarse que desde un punto de vista diplomático se trata de
una copia y no de un original, característica que no resta su autenticidad como testimonio
histórico de primera magnitud. Su conservación se debe a una costumbre institucional
castellana nacida en la Edad Media, por la cual las dependencias estatales comenzaron a
elaborar libros de registro con la intención de controlar la documentación expedida,
6
AGI, Guatemala, 402, Libro 2, Real Cédula al Presidente de la Real Audiencia de los Confines, Madrid,
16 de junio de 1548.
7
Ver la relación de Alonso Contreras de Guevara del 20 de abril de 1582, reproducida en LEYVA, Héctor
M., Documentos Coloniales de Honduras, Tegucigalpa, Centro de Publicaciones del Obispado de
Choluteca, 1991, p. 68.
garantizando así de paso la emisión de copias íntegras y fieles en caso de pérdida de los
originales. Justo esa característica asegura la concordancia exacta del documentado aquí
tratado con el título original, cuyo paradero se desconoce.

En cuanto al tipo diplomático, por sus características se cataloga como una Real
Provisión, el documento indiano revestido de la más alta solemnidad durante el reinado
de Carlos I. El hecho consignado, que era el de elevar a la villa a la dignidad de ciudad,
justificó la elección citada. La provisión comienza con una intitulación abreviada (Don
Carlos y Doña Juana etc.), y carece de salutación. Ambos rasgos se asocian a las copias
contenidas en los libros de registro. Por lo demás, el escribano copió el texto restante de
forma íntegra, respetando la exposición, la consideración final, las cláusulas dispositivas
y finales, así como el protocolo final, donde aparece la fecha y validación. Al tratarse de
una copia asentada en un libro de registro, es normal la ausencia de firmas autógrafas o
sellos, sin que ello le reste un ápice de valor jurídico. El escribano dejó claro que el
original iba firmado por el príncipe Felipe, y no por su padre, el emperador Carlos I, ni
por su abuela, la reina Juana, quiénes le delegaron la responsabilidad de validarlo.

La elegante grafía del documento corresponde al tipo escriturario conocido como


letra cortesana, uno de los últimos estadios evolutivos de la escritura gótica de la Corona
de Castilla. Como solía ser frecuente en la documentación de la época, el texto contiene
abundantes abreviaturas, mismas que desarrollé al momento de transcribirlo y editarlo
para su publicación. También añadí acentos y signos de puntuación para facilitar su
lectura 456 años después de su expedición original.

REAL PROVISIÓN NOMBRANDO CIUDAD A LA VILLA DE SAN PEDRO


Archivo General de Indias de Sevilla, Guatemala, 402, L.2,
Madrid, 12 de junio de 1548

Don Carlos y Doña Juana etc.


Por quanto somos ynformados que
en la provinçia de Honduras ay
un pueblo que llaman la Villa de (tachado: Hon-
duras) San Pedro de Puerto de Cavallos,
la qual diz que está en la mejor
comarca de la tierra para el trato de
ella, y que en ella ay muchos españoles,
y acatando esto tenemos voluntad que
el dicho pueblo se ennoblesca
y otros pobladores se animen
a yr a vivir a él, y por que ansi nos lo
suplicó por su parte Francisco de Merlo,
es nuestra merced y mandamos que (tachado: de)
agora e de aquí adelante se
llame e yntitule çiudad, y que go-
ze de las preheminençias, prerro-
gativas e ynmunidades que puede
e deve gozar por ser çiudad, y en-
cargamos al Serenísimo Prínçipe Don
Felipe, nuestro muy caro e muy amado
nieto e hijo, y mandamos a los yn-
fantes, duques, perlados, mar-
queses, condes, ricos omes, maes-
tres de las hórdenes, priores,
comendadores y subcomendado-
res, alcaldes de los castillos y casas
fuertes y llanas, y a los del nuestro consejo,
presidentes y oydores de las nuestras
audiençias, y alcaldes de la nuestra ca-
sa e corte y chançillerías, e a todos
los corregidores, governadores, alcaldes,
alguaziles, veynte y quatros regi-
dores, cavalleros, escuderos, ofiçiales
y omes buenos de todas las çiudades,
villas y lugares, ansi destos nuestros //

//reynos e señoríos como de las nuestras Yndias,


Yslas y Tierra Firme del Mar Oçéano, que
guarden y cumplan, y hagan guardar
y cumplir lo en esta nuestra carta contenido,
y contra el tenor e forma dello no va-
yan, ni pasen, ni consyentan yr ni
pasar en manera alguna, so pena
de la nuestra merced y de çien mill
maravedís para la nuestra cámara. Dada en la
Villa de Madrid a doze días del
mes de junio de mill y quinientos e quarenta e
ocho años. Firmada del Prínçipe. Re-
frendada de Samano. Firmada del
Marqués Licenciado Gutierre Velásquez, Grego-
rio López Sandoval, Dotor Her-
nán Pérez.

La localización de la cédula transcrita, donde se concede el título de ciudad a la


villa de San Pedro de Puerto de Caballos, fue posible gracias a una beca doctoral de la
Agencia Española de Cooperación Internacional, a cuyos miembros agradezco el apoyo
brindado.

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