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Los cambios suscitados a lo largo de los últimos años, la proliferación de las tecnologías
de información, esta actividad del teletrabajo se incorpora a la actividad empresarial como
respuesta que incluye una amplia gama de posibilidades que pueden poner en riesgo la
salud del trabajador donde destacan aspectos relacionados con el aislamiento individual y
social, pudiendo arriesgarse con la fatiga del trabajador, sin cumplir con la legislación
laboral vigente y que pocas veces se atiende o se presta la intervención debida.
Se sabe que, las consecuencias del estrés para un organismo pueden implicar
básicamente un conjunto complejo de respuestas fisiológicas, aunque también suelen
ocurrir otras respuestas psicológicas asociadas. El estrés es pues una respuesta del
organismo que puede afectar gravemente a la salud, el bienestar y la calidad de vida del
que lo padece y de los que le rodean. El estrés es un factor de riesgo de tres de las
principales causas de muerte de las sociedades actuales: cáncer, enfermedades
cardiacas y accidentes cerebrovasculares, además de estar relacionado con otros tipos
de alteraciones como el asma, el dolor crónico, el insomnio y alteraciones
gastrointestinales, así como con la puesta en marcha de comportamientos desadaptativo
como fumar, comer en exceso, beber en exceso, falta de ejercicio físico y abuso de
fármacos y otras sustancias. Por otra parte, la autoeficacia es, de entre los recursos
individuales, un elemento que parece jugar un papel fundamental en este proceso de
tecnoestrés. Bandura la define (1982, 1986, 1997) como “las creencias en las
capacidades propias para organizar y ejecutar el curso de acciones requeridas para
manejar las posibles situaciones”. Según algunos estudios empíricos, parece ser que la
autoeficacia específica para la informática actúa como variable moduladora para el
burnout (Salanova, Grau, Cifre y Llorens, 2000) en su dimensión cognitiva (cinismo) y no
tanto en la dimensión afectiva de éste (agotamiento).
Entre las principales se podría señalar algunos de los más importantes como, por
ejemplo, el primero a señalar es la falta de control externo o de supervisión, lo que puede
provocar, que se trabaje en exceso o que se trabaje poco, produciendo así tensión y
estrés y afectando a horarios y ritmos biológicos, como valoraremos más adelante.
Además, también aparece el problema de horarios, entendiéndolo por exceso o déficit de
horas de trabajo y dejando el análisis de la no concordancia del horario laboral con el
ritmo circadiano para más tarde. La adicción al trabajo puede estar definida según cuatro
criterios: una especial actitud laboral, una excesiva dedicación de su tiempo y esfuerzo y
un cierto trastorno compulsivo e involuntario a continuar trabajando, además de un
desinterés general por otro tipo de actividades. Por tanto, estas características nos
permiten vislumbrar una cierta patología y desajuste persona-medio, que indudablemente
puede llevar a la enfermedad y a otras consecuencias sociales y psicológicas en él y sus
significativos, y a la que los teletrabajadores pueden ser especialmente sensibles.
En cuanto a salud física, otro factor nocivo para la salud que recoge la literatura del
teletrabajo, es el sedentarismo, al tratarse de la realización de actividades
primordialmente de tipo cognitivo, donde se está la mayor parte del tiempo sentado. En
líneas generales los especialistas de la salud, aceptan que el comportamiento sedentario,
en su acepción de falta de actividad física habitual, es perjudicial para las personas,
favoreciendo o agravando el riesgo de enfermedades diversas y contribuyendo a
deteriorar el funcionamiento cotidiano o simplemente impidiendo el mayor disfrute de las
experiencias diarias. También se ha relacionado la falta de ejercicio físico con algunos
trastornos psicológicos, esto conlleva un exceso de nutrientes innecesarios
desequilibrando el balance gasto/consumo y descontrol en los horarios, ya que no se
respetan los descansos entre las comidas. Además, se accede a alimentos generalmente
muy calóricos, chocolates, caramelos, galletitas… Esto, junto con la interacción con el
sedentarismo y el no gasto de energía, puede conducir a una obesidad funcional que
comentaremos más adelante. Los especialistas han encontrado una ingesta excesiva en
personas con ciertos niveles de ansiedad y nerviosismo. En este caso no se refiere a
comer en exceso en las comidas programadas, sino a comidas extras.
Referencias