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Por
Jonatan Godinez Madrigal
William Blake
Introducción
Modernidad y capitalismo
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Teorías de desarrollo argumentadas ampliamente en Sen (1998). Donde BLAST es el acrónimo de “sangre,
sudor y lágrimas”, una política económica que privilegia el desarrollo futuro en detrimento de las
generaciones actuales, procurando la acumulación de capital por ejemplo; y GALA es el de “llevándola bien,
con algo de ayuda” donde enfatiza la cooperación, y prestaciones por parte del Estado para que no haya
grandes desigualdades ni reducción en el nivel de vida de la población actual, sin por esto descuidar el
desarrollo a largo plazo.
costo, para luego vender los artículos manufacturados a un precio excesivo en los
países ricos como el caso de Cochabamba, Bolivia, donde se llegó al extremo de
privatizar hasta el agua de la lluvia, así que si a alguien se le ocurría calmar su sed
bebiendo del agua de la lluvia hubiera podido ser acusado de robo flagrante.
Las empresas trasnacionales, en parte, se han desambiguado de la
producción, relegan a empresas locales la producción, para ellas enfocarse a la
comercialización y la mercadotecnia. Tal es el caso de Starbucks que va a los
países productores de café, les compra a granel sus producciones a un precio
ridículo, para luego vender el producto elaborado en occidente con ganancias
estratosféricas (esta compañía triplicó sus ganancias de 1997 al 2000). Otro caso
es el de Nike que se aprovecha de las “ventajas estratégicas” (mano de
producción barata y explotada) de países asiáticos, donde produce sus artículos
deportivos para luego venderlos a un precio exorbitante en los países
industrializados. Ikea es un corporativo que pide la producción de los diseños que
ellos manufacturan a una empresa, haciéndola monoproductora de ese diseño,
entonces, cuando Ikea encuentra otra empresa carpintera que le pueda hacer el
mismo diseño más barato, deja a la primera compañía sin ningún contrato,
haciéndola quebrar.
Las decisiones que se toman en relación a la economía no toman en cuenta
el comercio justo o la sostenibilidad ambiental, sino solo las ganancias. Las
decisiones económicas que se toman tienen en cuenta solo la libertad de algunos
en relación con la obediencia domesticada de la mayoría. Tal como establecí al
principio del texto, el liberalismo se encuentra en la mitad del camino entre el
conservadurismo y el socialismo. Empuja por el cambio y las reformas para
alcanzar el ideal moderno de libertad, igualdad y desarrollo; pero conservando un
núcleo de oligarcas que son los que acumulan el desarrollo, entendiendo que
pueden hacer lo que quieran, viajar al espacio, atender a sus mascotas en spas y
excentricidades semejantes. Pero al resto de la población se le sustrae de su
poder de elegir, y ante las necesidades humanas imperiosas, solo les queda el
asentir sumisamente. Pero la lógica de acumulación incesante del capital está
ocasionando daños al ecosistema planetario difíciles de dar vuelta atrás, como lo
veremos en el siguiente apartado.
Actualmente vivimos en una época de crisis económica mundial, no vista
desde la Gran depresión del siglo pasado. La desregulación financiera – que es
otro ejemplo de las decisiones tomadas por grupos de élites sin tomar en cuenta la
totalidad de la sociedad – provocó una sequía crediticia que origino el quiebre de
compañías trasnacionales y pérdidas multimillonarias para el erario público
norteamericano y personas que perdieron sus casas en la crisis. Para Wallerstein
(1996), una estructura de pensamiento (o paradigma) se mantiene a lo largo del
tiempo, hasta que el equilibrio empieza a desaparecer. Hasta que lo normal
empieza a hacerse fugaz, y lo raro, normal. Cuando acontecimientos logran
disturbar un sistema lo suficiente como para desestabilizar sus cimientos, significa
que está ocurriendo un cambio, una transformación. Recordemos que según la
Real Academia Española, una crisis es “un cambio brusco en el curso de una
enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente”.
Bibliografía.