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Mari mari pu peñi pu lamngen.

Cómo están todas y todos, niños niñas, abuelos, abuelas, mamás


papás tíos y tías. Desde la radio [inserte nombre de radio] les enviamos un fuerte abrazo y les
damos la bienvenida al programa “Inclusión, un mundo de entretención” El día de hoy les
acompañará la tía Yosselin y yo Matías. Tenemos varios temas entretenidos para compartir, por
ejemplo [material Yosselin]. Por mi parte, les traigo unos cuentos y unas preguntas para que
podamos reflexionar y aprender de un tema muy importante… Los valores, y como son varios,
durante las siguientes semanas los iremos conociendo de forma más cercana.

Hace muchos años, un zorrito culpeo recorría las tierras iba desde Pehuenco hasta Rincón Icalma y
de vuelta, a veces subía hasta el Batea Mahuida, antes de que existiera un camino hacia arriba.,
jugaba, comía y corría y reía durante sus viajes, saludando a los cóndores, pumas, carpinteros y
peces que se encontraba. Un día, en su camino se topó con una vizcacha. Con gran entusiasmo el
zorrito saludó a doña vizcacha, pero notó algo en su cara, estaba molesta y no le devolvió el
saludo. El zorrito se alejó y caminó hacia donde estaba un puma viejo retozando al sol.

“Buenos días don puma”

“Buen día joven ngurü”

“Sabe que le pasa a doña vizcacha? Se ve molesta”

“Así es joven zorro, la señora vizcacha siempre está molesta, ha peleado con medio mundo, y ya
nadie quiere hablar con ella.”

El zorrito comenzó a pensar y miró a su alrededor. Vio donde vivía doña vizcacha y comenzó a
entenderla. Su casita estaba debajo de la tierra, pero por encima tenía un jardín y una huerta, y
sus flores y verduras estaban todas pisadas, por distintos animales. El zorrito se acercó a doña
vizcacha y le preguntó “Es su jardín doña vizcacha?” – El topo sorprendido le contestó “Pues sí,
joven, al menos lo que queda de él” Casi nadie lo nota, sólo lo pisan, además me mueven toda la
casa cuando pasan por encima”. El zorrito le contestó “Es por eso que está molesta? Ha intentado
decirle algo a quienes lo pisan?” – La vizcacha dijo “No puedo, todos pasan muy rápido y yo no soy
tan veloz, por eso me enojo, ya que no puedo hacer mucho para frenarlos.

El zorrito quedó pensando un buen rato y dijo: Quizás tenga la solución. Volvió donde don puma y
le contó el problema de don topo y por qué estaba enojado. El zorrito concluyó diciendo “Don
puma, a usted le gusta retozar al sol, quizás pueda quedarse más cerca de la casita de doña
vizcacha y advertirle a quienes pasan de no pisar su huerta y jardín.

El puma pensó y recordó como otros animales pasaban sin cuidado por sobre el jardín de don topo
y finalmente dijo “Está bien zorrito, comprendo por qué doña vizcacha está molesta, yo también lo
estaría si estropearan mi jardín”.

Entonces el puma se acercó más a la casa de doña vizcacha y cuando pasaban los animales les
advertía que tuvieran cuidado de no pisar el jardín. Desde entonces doña vizcacha cambió su
actitud, viendo como los animales respetaban su espacio, sólo necesitaba algo de ayuda.

Zorrito culpeo continuó feliz su viaje hacia Marimenuco.

El respeto lo podemos definir como la consideración o valoración que tenemos por alguien o algo,
ya sea persona, animal, por la tierra o por las creencias, religión, entre otras cosas. Es una parte
fundamental de nuestra vida en comunidad. Cuando respetamos a alguien lo reconocemos con su
valor, el respeto permite que la sociedad viva en paz, en sana convivencia ya sea en la casa, en la
escuela, incluso tenemos respeto cuando caminamos, si nos preocupamos de pedir permiso al
entrar a un lugar, o si damos espacio para que otra persona pase por nuestro lado, estamos
mostrando respeto, porque reconocemos que la otra persona tiene el mismo valor y derechos que
nosotros y nosotras.

Cuando caminamos por el campo tenemos cuidado de no pisar los brotes del pewen u otro árbol o
planta, estamos mostrando respeto porque le damos el valor que se merecen por ser seres vivos.

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