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La colección Un libro por centavos, iniciativa de la

Decanatura Cultural de la Universidad Externado


de Colombia, durante diecisiete años (2003-2020) ha
divulgado a los poetas más reconocidos en el ámbito
nacional e internacional y promocionado los nuevos
valores del género, en ediciones bellas y económicas,
con tirajes entre 8.000 y 13.000 ejemplares por título,
de distribución mensual y gratuita para los suscripto-
res de la revista El Malpensante. También se obsequia
en bibliotecas públicas, casas de cultura, colegios, uni-
versidades, cárceles, organizaciones gubernamentales
y no gubernamentales y se encuentra en los catálogos
de las universidades de Standford, Yale y Harvard.

El poemario n.° 172, Oración atea, es una antología de


María Tabares cuyo cuidado y selección estuvo a cargo
de la poeta, para esta colección.
Selección y cuidado de
María Tabares

N.º 172
María Tabares

Oración atea

universidad externado de colombia


d e c a n at u r a c u lt u r a l
2020
ISBN 978-958-790-

© María Tabares, 2020


© Universidad Externado de Colombia, 2020
Calle 12 n.º 1-17 este, Bogotá - Colombia
Tel. (57 1) 342 0288
dextensionc@uexternado.edu.co
www.uexternado.edu.co

Primera edición
Octubre de 2020

Imagen de carátula
Ciervo, por María Tabares, lápiz sobre papel, 2020

Diseño de carátula y composición


Departamento de Publicaciones

Impresión y encuadernación
Editorial Nomos S.A.

Impreso en Colombia
Printed in Colombia

Consulte nuestros poemarios publicados durante 17 años en:


www.uexternado.edu.co/unlibroporcentavos
Universidad Externado de Colombia

Juan Carlos Henao


Rector

Miguel Méndez Camacho


Decano Cultural

Clara Mercedes Arango


Coordinadora General
María Tabares no es dibujante. Sin embargo, su padre que
sí era pintor algunas veces se cuela entre sus dedos y dibuja
a través de ellos. Bueno, esto es lo que ella quisiera creer.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 7

contenido

Ingreso [9], Infancia [10], Hablo del cuerpo [11],


Protegida por el aire atravieso los días [12],
Observar el paisaje que por años [13],
Las balas cruzan cargadas de abismo [14],
Dónde [15], Tres [16],
La quietud de la escalera y su sombra [17],
Llega la noche [18],
La belleza se desprende de nosotros [19],
1973 - Primera muerte [20],
Estados de ánimo. Poemas de lo abstracto [22],
Igual que serpientes de luz [25], Dicen [26],
Yo también soy la casa [27], Las garzas [28],
Pregunta [30], Transporte público [31],
Cierra la puerta [33], 1993 - Cuarta muerte [34],
Bufa el mar [35], Tal vez exista una razón [36],
Campo de batalla [37], Frágil [39],
Casa Sibaris [40], Lo perdido[41],
Comienza la vejez a existir [42],
Observación de altura [43],
¿A dónde van los pájaros muertos? [44], Madre [45],
Si no llegase la luz [46], 5:30 am [47], … [48],
1996 - Quinta muerte [49], Los sombra (fragmento) [50],
Pretensión [60], Intemperie [61],
Recostada sobre mi hombro [62], El cielo [63],
8 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

Cómo será seguir fuego adentro [64],


Escribir obliga sumergirse en el río de la espera [65],
El ojo [66], Es imperativo rescatarse de lo frío [67],
Amarrada a la estaca [68], El deseo (Arte poética) [69],
Ante tus ojos [70], Asesinada la otra vida [71],
Empujada por un grito [73],
Al filo del mundo [74]
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 9

ingreso

Esta es la hora que desdibuja el día. Escucho el


taconeo de la mujer a su regreso del trabajo. La
ciudad habla más alto y un pájaro frenético
canta como si fuera a perder la voz. A pesar de
la premura, a pesar del tráfico, del llanto de los
niños, esta es la hora del silencio. En el parque los
árboles desvisten su color y se disponen a dormir.
En la casa las luces se hayan encendidas. Su
calidez reemplaza la torpeza, ilumina los miedos.

Es la hora en que dentro de mí, sigilosa, se abre


una puerta por la cual entro.
10 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

infancia

Lejos
tan lejos donde nadie puede verla
en una ciudad que ya no existe
una casa
en la mente de una niña pulsa un ritmo

un ritmo
un ritmo
que va y viene.

Solo ella puede oírle.


Solo ella
puede entrar y salir de esa casa sin abrir ninguna
puerta
acostarse en su cama
y soñar.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 11

hablo del cuerpo

como un barco sin ancla


un abismo entre dos muros

una porción de tierra


una piedra que abraza el aire.

Un animal.

Arena dentro de arena.

Un otro
un yo

que pasa se aleja.


12 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

protegida por el aire


atravieso los días

Mi misión es matar el tiempo y la de éste


matarme a su vez. Se está bien entre asesinos.
Emile Michael Cioran

Es inevitable
impostergable
ser verdugo de la propia historia.

La muerte no se conduele de la vida


aunque la ame.

Voy de muerte en muerte


así la vida cada vez y al mismo instante
renazca esplendorosa entre las manos
con una nueva forma
una nueva luz
un nuevo corazón que late.

Un día llegará el castigo.


Un día el daño infligido
alcanzará mi cuerpo.

(Quién sabe si habrá otra luz).

Otros serán entonces


los condenados a descargar la daga,
y que la vida siga.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 13

observar el paisaje que por años

nos ha acompañado
y desconocerlo.
Tomarse una fotografía.
No reconocer a la mujer que aparece en ella.
Evadir entonces el espejo
no indagar su bosque.
Buscarse vivo
en lo que no se ve
en lo que ya no existe.
14 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

las balas cruzan cargadas de abismo

Todo dice urgencia y nadie sabe por qué.

La vida es el grito de una recién nacida


aunque una mordaza tapona su boca.
Los amaneceres tienen la alucinada iridiscencia
del ácido
y la poesía es un invento que nada nombra.

Solo existe
real
cada quien consigo mismo
oculto en su pequeño corazón.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 15

dónde

Dos pulmones se abren se cierran


son dos globos de piel cruzando el tiempo.
Los músculos de un antebrazo se tensan endurecen
sus fibras obedecen
una orden sin palabras que los obliga a la quietud
o al movimiento ajenos a toda voluntad.
Una red transporta ríos potentes y minúsculos
de agua roja olorosa.
El firmamento del cerebro danza irregular veloz
se enciende y apaga hermoso y arbitrario
como las luciérnagas.
Los huesos vivos rígidos en íntimo movimiento
conforman el esqueleto de una estructura humana
sin saber de quién.
Todo este cuerpo que nombro
que reconozco como mío desconoce mi existencia.
Entonces ¿quién la sabe?
¿Dónde existe ese ser que nombro?
El que ante mi muerte sentirá la pérdida el miedo.
16 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

tres

A veces
somos tres:


yo
y esa otra

que también soy


y nos observa.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 17

la quietud de la escalera y su sombra

en ascenso por el muro


la silla con su espaldar ligero en sí misma
llena de aire
tan asentada desde siempre.
El mueble de la entrada en quietud amorosa
asido de gancho al cofre que esconde los tabacos
la lámpara en pie con su vestido largo
callada.
A través de la ventana
afuera sobre el techo
            tejas de barro cocido
ilusión del mar en las alturas
dos flores en el amor viven amarillas
a merced del viento
sin necesitar la tierra.
La luz del día
yéndose yéndose
igual al sonido del violín
camino del pasado.

Todo quieto
tan quieto
tan vivo.
18 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

llega la noche

Se está llenando de azul el aire


azul casi negro
como los cuervos.

La montaña ahora es solo una sombra


una línea perfecta, quebrada,
sobre el horizonte.

¿Los ojos mienten? ¿Los oídos?


¿Miente la emoción intensa por la tarde?

De repente, nada más existe


tras la ventana
que un eco en los párpados.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 19

la belleza se desprende de nosotros

nos desviste.
Desnudos
quedamos solo para aquellos capaces de ver
lo que sepulta el tiempo
de nosotros mismos.
20 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

1973
primera muerte

El primer asesinato se lo vi cometer a mi madre.


Fue contra ella misma.
Quién sabe si empuñó la daga
quién sabe si fue mi padre a sus espaldas.

No fue directamente contra mí


pero el muerto cayó rotundo
desgarró mi adolescencia
y derrumbó la casa.

Mi madre, mi padre, mis hermanos y yo


salimos como animales cojos
a buscar otro horizonte
cada cual a su manera.

Durante años, con uno de ellos,


regresé a hurtadillas en la noche
del recuerdo
para abrir una y otra vez los closets,
buscar en los anaqueles de la cocina
las ollas, en los cajones los cubiertos,
en el baño la toalla colgada en la esquina,
y al canario y al sol por la ventana.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 21

Regresé a mi cuarto
también muchas veces sola
jugué
me acosté en la cama
repetí las tareas que ya había hecho.
Volvía para verme una y otra vez
en el espejo y reconocerme
así tuviera la carne transformada
así me doliera y ahogara cargar
con aquel muerto.

Sea como sea


este es el primer asesinato
que recuerdo.
22 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

estados de ánimo.
poemas de lo abstracto

3
En sosiego la casa interna. El sol afuera, inevitable
nombrarlo si es el mundo. El agua de la cisterna
con su canción oscura. La gata y el sueño junto a la
ventana. La silla, el escritorio y este computador-
barco navegando entre lo que soy y lo que no, el
mar de los peces que huyen.

4
Narnia, la gata, lenta cruza el patio como una pan-
tera. Sus enemigos los perros duermen. El halcón
da órdenes al mundo desde la cima de la guadua
y el agua, bajo la tierra, convertida en un millón
de ríos corre silenciosa e invisible. Nada existiría
sin su sed. Ni el pasto ni las flores ni la piedra que
observo idéntica al cuenco de mi mano.

5
El abismo dentro del pecho no desaparece. Un
colibrí espera que lo alimente. Mis manos pesan
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 23

y el dolor de todo golpe es mío. El mar se vacía


dentro de un vaso de agua, el vaso estalla en pe-
dazos y la fuerza de gravedad (del amor) junta de
nuevo los cristales. Ninguna grieta queda explícita
o visible en ese cuerpo que todo contiene. Sin
embargo, al vidrio le duele el desborde, la fractura,
el estar vivo.

8
Tras la atrocidad, el arrasamiento, las palabras
se aferran como musgo al árbol blanco. El único
árbol en pie.

9
Un ave picotea las entrañas donde antes revolotea-
ban mariposas. Se esconde. Nadie lo observa ni
reconoce su sombra. Teme el aire, pero el aire es la
única luz feliz sobre las cosas que conoce: el agua,
los cuerpos, el pegamento que los junta. Piensa: si
fuera capaz de alejarse de quien lo alberga, de esa
que desgrana el lenguaje con los dedos, siempre
con él adentro.
24 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

11
La luz amanece menos turbia. Adentro, las paredes
semejan un cielo nuboso azul claro. Somos esos
dos que nombrara Nerval. Siempre divididos.
Solo en calma, a veces cuando uno duerme.
¿Quién dijo que somos alguien, no álguienes?
¿Que tenemos una sola alma y no varias? Hoy las
que soy están cansadas. Cada una sentada en una
esquina, babea como los boxeadores en el mísero
descanso. Digamos, una es quien escribe esto y la
otra lo detesta. Así es la cosa. Así, simple.

13
Pretendo la eternidad sin moverme. Lo más quieta
que la ansiedad permite. Veo volar una mariposa,
igual que un árbol ve cruzar una nube. Soy el
árbol. El movimiento pequeño de los dedos, el
movimiento de sus hojas. Permanezco en quietud
idéntica a la de Átis, la perra a los pies bajo la
mesa, y perturbo lo menos posible el aire. Soy
como el agua que aguarda en la piedra.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 25

igual que serpientes de luz

Me pregunto
cómo un impulso eléctrico se transforma
en letras que llegan a los dedos.

Quién da la orden
¿por qué motivo?
de que existan las palabras
desconocidas por mí hasta que las leo.

Quién decide este poema.


26 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

dicen

que esto que nos pasa tiene fin.


Lo dicen todos: los hombres
los libros los poemas.
Dicen que es necesario jugar a correr
a no dejarse ver
aunque no haya lugar a dónde ir.

Que soy afortunada porque este es solo el comienzo.

Que los cíclopes cerrarán su ojo


las horas se comerán la risa
y nuestros cuerpos dormirán su gracia.
Que mi corazón al verte no incrementará su pulso
igual te pasará a ti
y nuestro amor se consumirá a sí mismo.

Que nuestra muerte es inevitable


y yo no quiero.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 27

yo también soy la casa

En mí suenan los platos los vasos


una insomne da vueltas en la cama
y la gata duerme.

Soy las descoloridas paredes


el tapete rojo escondite 
del polvo

la luz
la puerta cerrada.
28 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

las garzas

Para Mayú y Carmen

La poesía, una oración para los no creyentes.


Herta Muller

Cae la tarde en el Valle del Cauca.


360 grados de tierra verde.
360 grados de cielo arrebolado.

Un bello ojo de agua y plata,


enorme, boquiabierto.
La luz, derrumbada,
no deja espacio alguno
sin su beso.
La Tierra, una esfera de aire.

Detrás del cielo, Dios


lanza puñados de pájaros
por un hueco.
Por eso llegan de repente
–nadie sabe de dónde–
al ritmo raudo de sus alas.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 29

Son bandadas de quince,


veinte, cincuenta,
casi todos blancos, pocos
negros.

Buscan el árbol
que para ellos hace tiempo se sembrara.

Olfatean el rastro de su propia mierda


hoja blanca sobre hoja verde,
urgidos del reposo.

Me pregunto, ¿por qué Dios ya no los quiere?


Por qué nos los avienta hacia la tierra
cada tarde.
30 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

pregunta

O seré como los pájaros que ven el cielo


en las ventanas
y vuelan contra ellas creyéndolas
el aire, el paisaje abierto.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 31

transporte público

A ellas, la voz y el corazón que me antecede

Por la ventana vertiginosa cruza Europa.


Orlando y su imagen travestida en el espejo
van en el mismo tren, atraviesan siglos, continentes
de la mano son dos amantes alelados escuchándose.
Hace frío.
Tras las ventanas en Bogotá los transeúntes corren
inundados de lluvia y todo luce
un poco triste.
Virginia Woolf ha muerto.
Sentada a su lado
otra mujer escribe aterida por el frío.
Es francesa. Nacida a orillas del Mekong.
Adelante va su amante
viene de Pekín, cierra los ojos
la degüella con sus párpados de filo.
Margarita está linda la mar
hace su invitación Rubén Darío
y la Duras suelta su enorme carcajada
en este trasatlántico de lata que navega por las calles
donde es prohibido fumar y beber
pero ella no lo supo.
32 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

Casi todos los poetas han muerto


o están lejos:
“La Pavana para una infanta difunta” de Olga Orozco
ocupa su jardín
la gata Berenice calla como un pequeño rumor de mata
que se arranca.
Voy por ti ahora definitivamente voy por ti
grita Angelamaría la más enamorada.
“Desdea la loca”, la que estuvo hecha de carne y hueso,
sucumbe al beso más profundo por arrancarle una
lágrima al sol
y un pájaro negro en bluyín salta adentro de la caja
grita discursos por escuchar brillar las tres monedas.

Sí, las poetas han muerto


o están lejos.

Llueve.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 33

cierra la puerta

A mi hija Daniela

y la urgencia del nunca más me levanta de la mesa.


Me asomo a la ventana.
La veo camino de su vida el pelo nubes de sol.
La llamo la obligo a darse vuelta.

Su risa la mano en alto con el adiós ligero


presagian una despedida que aún
no llega
y me devuelven
la vida que por segundos agoniza.

Retoma su camino cruza la esquina


y confiada segura desaparece.
34 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

1993
cuarta muerte

La oscuridad atacó la casa.


Llenó de barro los rincones
la habitación
el cuarto de los niños.

No fue suficiente limpiar todos los días,


insidioso se pegaba a las paredes
a nuestra piel.

Por momentos parecía detenerse


pero era solo un leve descanso
de ese inerte animal que crecía
sin forma, iracundo.

Nos arrastró lejos.

Él (iglesia de pueblo) salió para siempre.


También salí para siempre.

No hubo a dónde regresar.


Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 35

bufa el mar

Una marejada de crines blancas


galopa enardecida.

Salvajes los caballos corren desbocados.


Chocan, se hacen daño.
Llevan mucha prisa por la playa
ceguera, ansia, por la calma.

Desconocen que el terror viene del cielo


y el viento es quien empuja.
Que es inútil correr.
36 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

tal vez exista una razón

para el desenfreno del hombre


para que la sangre
no permanezca mansa dentro de su cauce y busque
a como dé lugar salirse de los límites.

Para que las armas quieran siempre florecer


entre las manos
la vida solo pueda sobrevivir a costa de la
muerte
y la supervivencia del más fuerte
sea la regla más tiránica de Dios.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 37

campo de batalla

Frente a mis ojos


teñida de ocre la tierra sangra.
Árboles, arbustos,
heridos de muerte,
muertos,
son cadáveres
brazos rotos, cuerpos desmembrados.

El universo de los pájaros ha colapsado.


Los nidos caídos de su cielo
como copas derramadas
ocultos
lloran su propia muerte.

Los huevos
pedazos de sol quebrados contra el suelo
manchan de amarillo las ramas,
los troncos
y las raíces yertas.

Escucho los lamentos doloridos


de las aves. Son quejidos pequeñísimos.

Cuántas madres habrán perdido a sus crías.


Cuántas parejas se habrán fracturado como vidrio.
38 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

Los gusanos, los insectos,


ejercen su derecho como todos a la vida,
desvisten a mordiscos
pájaros azulejos, carpinteros, cardenales,
y los dejan desnudos
en sus jaulas de costillas y de huesos.

En pie,
un viejo árbol solo
sobrevive.

Arriba
–dioses impasibles juegan a ser ángeles, y son ángeles–
los buitres.

Al hombre no se le ve por ninguna parte.


Esta es solo su huella, su sombra tras de sí.

Quizás no demore.
Venga a terminar de deshacerlo todo,
a hacer con los cadáveres camas o leños para el fuego.
Quizás se compre un pájaro mecánico,
de vuelta a la cuerda cuando se sienta solo
y el canto de lata sea su propio invento.

Quizás,
–ojalá–
no vuelva

y vuelva a reverdecer el monte.


Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 39

frágil

vulnerable
se hace de repente el mundo.

Soy una mosca


cuelgo oscilante
atrapada
dentro del hilo que la araña teje.

A mi pies
el abismo.
40 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

casa sibaris

La luz y la sombra constituyen la casa.


Sin ellas no sería lo que es.
Boca abierta de lobo
cuenca de un ojo con mirada impasible.
La luz hace combustión
cuece la risa los alimentos
y la sombra esconde en los armarios
vestidos que llevan siglos
secando miedos y lágrimas.

Ambas, luz y sombra, combaten por la vida.


En mitad de la lucha caen en sus brazos
los niños que dan su primer grito
y devorados  padres   tíos abuelos
perros gatos pájaros diversos.

La casa jamás quieta cruje se estremece


con sus paredes como velas
atraviesa el tiempo.
Dentro de ella somos simple polvo
que algún viento sopla cada tanto
y desaparece.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 41

lo perdido

A Gaby Puente

Una mujer añora


la otra mitad de su sombra.

Es suyo el dolor del amputado.


De quien carga el muñón:
ese mal formado residuo de lo bello.
42 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

comienza la vejez a existir

como un hijo que cuidar. 


Un otro al que es necesario llevar consigo.

Comienza a estremecerse la cuna de mis huesos


y el recién nacido a exigir lo cambie de postura
para evitar que se deforme.
Algo nuevo dice todos los días
y su decir semeja el sonido de una bisagra
a punto de romperse.

Crecerá de mis huesos músculos sangre


alcanzará mi altura
y sin darme cuenta
un día su piel evocará en los otros
la mudada piel de la serpiente.
Juntos para entonces habremos perdido
casi todo
y seremos un anciano animal.

Tal vez moriremos juntos.


Él insistirá en hacerme creer que soy yo misma.
Yo sabré que no.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 43

observación de altura

Más blanca
que la nube
la nieve picotea los escarpados cerros
y los calla.
44 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

¿a dónde van los pájaros muertos?

¿A dónde, los que no mueren por el atropello de un coche


o en el campo por la bala de un niño o de un hombre?

¿A dónde van cuando fallecen de enfermos o de viejos?

¿Por qué no caen como frutos de los árboles?


¿Como piedras?

¿Por qué no se ven sus cadáveres por los suelos de los bosques,
las calles, las aceras, el césped de todos los jardines?

Quién los entierra, antes de que puedan los niños


y los poetas verlos deshacerse a la intemperie,
callados, quietos.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 45

madre

háblame de ti.
No lo hagas desde este ahora nuestro
de brazos rotos
hazlo desde otro lugar que no sea el áspero camino.

Háblame desde tus manos jóvenes


sin fracturas por causa de mi rostro
desde tu ternura íntima
volcada sobre tu vientre
cuando no importaba el daño
que se tejía en tu piel.

Háblame de la primera vez que me intuiste


y me miraste
cuando dejé de ser secreto y comenzamos juntas
a caminar por esta tierra.

Háblame de ti madre de nosotras


que no recuerdo.
46 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

si no llegase la luz

y el pescado
sobre el mesón se pudriera
sin cocerse
y la calamidad se viniera
montaña abajo
hasta asentarse en nuestra
esquina protegida del alma

si se hiciera de noche
aún siendo día
jamás nunca amaneciera
y el mundo
las plantas
tu rostro
se volvieran gris
y gris
y humo

y yo despareciera
entre la niebla.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 47

5:30 am

Impetuoso el bichofué
quiebra, igual que a una cáscara de huevo,
la noche con su canto.

El sol se derrama por el aire.


48 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

Y si la pobreza no fueran el pan


ni el abrazo el colchón la calle

si quien comprara en demasía


muriera de vergüenza
por sus propias manos

alcanzara para todos


como alcanza
y el hombre estuviera hecho
a imagen y semejanza de Dios

y si Dios…
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 49

1996
quinta muerte

¿Qué se hizo el aire?


¿Quién obligó al joven a empuñar el arma?

La bala entró justo por la tráquea.


De allí el sonido horrendo
el ahogo
el dolor agarrado al cuello.

Me desplomé.

Se desplomaron las nubes sobre la tierra


y no eran agua
solo masa, peso.

Años vinieron de convalecencia.

Años sin sol


como una pequeña planta que atraviesa un muro
buscando encarnizadamente la luz.
50 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

los sombra
(fragmento)
A mi hija Bárbara

No hay deambular por las calles


emulación del alma
en rosa
geranio
o mirto

no hay día
que la luz encale las paredes,
los pájaros canten sus citadinos versos
a todos o a ninguno

no hay vez que a ellos


a los sombra,
yacentes sobre el suelo
no los vea

tras la noche
el derrumbe del cuerpo
parece inevitable
su descanso comienza cuando nace el día
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 51

Ahuyentados el frío
los demonios
es posible
soportable
la quietud

La penumbra los esconde


el día sin misericordia los descubre

oculto el rostro

como muertos

incomodan
en las escaleras
las esquinas.
Ocupan los asientos en los parques
las puertas cerradas

las salidas de los cines


los atrios de las iglesias.
52 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

Se hacen raíz
o piedra
a los pies
de postes y árboles

tienen los ojos tiznados


y un cencerro en el cuello
que ha refundido en su vagar el habla.

Buscan, como lo hacen los niños en las fiestas


los dulces que esconde una piñata.

Nadie los observa, ni los toca.

Cargan al hombro la inmundicia de la gente.


Sin que nadie se conduela

pasan

tres veces por semana


comienzan su trabajo.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 53

Nunca viene uno solo


(angustiosamente son tantos)
por el hambre obligados
como los buitres
uno
y otro
y otro
disputan la carroña
en una fila que parece interminable

si la noche
es su gran casa
¿dónde, las ventanas?

Dónde la puerta
para salir a la luz

tal vez él tuvo que abandonar


la vergüenza
la culpa
ignorar el deber ser
la mano que tendía la mano
desamarrarse las costuras de sí mismo
54 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

para caer
caer
y hacerse polvo
polvo
estando vivo

adentrarse en el espíritu lacerado


mirar desde esa orilla.
Ser, saberse,
el rechazo tajante
la entrada en ninguna parte.
Ser tantos
y tan solo
un sombra
condenado por siempre
al invisible de lo negro

es infinitamente más fácil


regodearse en las propias heridas
huellas en la piel de zarpazos ajenos
que tropezar con ellos
hediendo en las esquinas
y descubrir
residuos de su carne entre las propias uñas
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 55

igual que la aguja reiterada de un reloj


ella,
otro sombra,
dibuja con sus pasos en la calle
un círculo imposible.

Marca el tiempo
su ir y venir
adentro de sí misma
impenetrable.

¿Quién la obligó a la condena del espejo?


¿Quién, al encierro por castigo negándole el perdón?

Ida
recoge del suelo la cobija
única huella de su ensimismado transitar el mundo
y se abraza a la dulzura:
la cobija es la madre de brazos mutilados
el ángel de la guarda que jamás cuidó sus sueños.

Murmura cabizbaja flores blancas que solo ella escucha.


Ningún otro hay para ella
Ningún otro nunca un alguno.
Vive –muere– boqueando de sed
56 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

bajo del puente

uno
brazos extendidos
reza clavado a su cruz.

Cree
ser el culpable de todo mal

otro
cetrino
mueve el aire con las manos.

Conversa sin abrir la boca

esta vez Medusa, cabellos indómitos al viento,


cruza frente a mi puerta.
Desobedezco la mítica sentencia
escudriño el rostro y en el rostro los ojos:

su mirada al instante me convierte


en piedra
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 57

un perro cruzó la avenida


—¿qué nombre humano ostentaría? —
orgulloso, enjuto y sucio
iba a la zaga de su amo.

Venían los dos de alguna parte


hacia otro lugar en otra esquina.
Rengo caminaba el hombre
rengo el animal
idénticos eran
un solo ser
sobreviviendo el domingo la ciudad.

Desaparecieron sin dejar huella


sobre el húmedo asfalto

las piernas dentro de una bolsa de basura


para protegerse del frío
las manos concentradas despiojando la cabeza
como una paloma con el pico.

Paloma, “rata del cielo”, dicen


y hombre en iguales condiciones.
Y si hombre, por qué despojado de todo
como si fuera nadie
58 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

en mitad de la lluvia
otro sombra
estorba a quienes buscan
resguardarse.

Pareciera un grafiti en la pared urbana.

Sentado, lo escucho repetir sin descanso:


“If you don´t have a job, what the fuck can you do with your life,
if you don´t have a job what the fuck can you do with your life…”

como un ciego
avanzando frente a un muro

también son niñas


añosas
o flores
o mesitas de alcoba
con retratos de amor.

Llevan cuchillos enterrados


en el cuerpo.

Su sudor en los muros
las delata.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 59

Suenan las campanas de la iglesia

Dios no sale ni entra.

Queda
afilar el lápiz y escribir a oscuras.
60 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

pretensión

Frente a él
no tengo más remedio
que ser su espectadora.

De lo que veo
lo que más me gustaría
es que tuviera el corazón
que yo le invento.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 61

intemperie

Hay días y noches


en los que el hambre
la calle
la enfermedad
son mis hermanos de sangre.

Días en los que la culpa


baila desnuda
su danza de filosos velos
y el miedo
respira por mi cuerpo.

Días y noches
de catástrofes.
62 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

recostada sobre mi hombro

duerme.
Ya no es la bebé que mecía en mis brazos.
Tampoco soy más su joven madre.

Aún así
el reloj avanza detenido
y nada cambia

sólo el paisaje
el aire vespertino.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 63

el cielo

se descuaja en gotas diminutas


sobre el asfalto

explota
se expande
dibuja un abismo
al borde de la calle.

En su reflejo
de pie
me observo líquida

también cayendo
cayendo.
64 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

cómo será seguir fuego adentro

consumiendo el calor.

Cómo será seguir de tu mano


camino hacia lo frío.
A Tavo
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 65

escribir obliga sumergirse


en el río de la espera

Desde la ventana
contemplo el Magdalena esa aorta de Colombia
que se deslíe
con nombre de mujer que no desfallece
y siempre llora.

A los poemas los oculta la corriente


como a la sangre a los peces las piedras.

Entro en el agua. Hago piso para no caer


espero
en equilibrio
mientras resisto su fuerza.
Cortantes pedazos de historia lastiman mis piernas
cuerpos desconocidos quizás palos quizás gente
me rozan.
Introduzco una mano dentro de ese potente torrentoso
lodazal que corre
y recojo
guiada solo por el tacto cada piedra.
La detallo en su redondez sus filos.

Todas son el corazón vivo de algún desconocido


y pequeño ser entre mis manos.

Huelo a herrumbre a muerto.


66 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

el ojo

atravesado por la herida


y adentro
        socavón hacia el cráneo
la mirada
viva.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 67

es imperativo rescatarse de lo frío

y la insensibilidad que deja la herida.

Ordenarle a la carne ser de nuevo


barro modelable entre las manos
soplarse como Dios el rostro
y darse vida.

Exigirle a la rosa de sangre


abrirse otra vez
dejar libre sus aguas y que fluya
el río.

Ver nacer
como si fueran ramas de un árbol
las piernas
y así hacia delante el camino.
68 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

amarrada a la estaca

la oveja ara un reloj sobre la tierra.

Sus límites son claros:


la longitud del minutero determina
lo visible lo posible.

Nubes como barbas crecen sin tregua


sobre su cuerpo
mientras
solitaria
bala
un rezo.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 69

el deseo
(Arte poética)

Frente al estanque
la hondura de las aguas
y el deseo

caen el anzuelo
su plomada

y ningún peso
ni intensión traspasa el agua.

Las manos los dedos


igual que hojas caídas de los árboles
flotan a la deriva sin atravesar la ansiada piel
aunque quieran.

Al fondo los peces


nadan indiferentes.
70 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

ante tus ojos

He de conciliarme con este rostro


de rasgos caídos, que hablan de tristeza.
No sé por qué la alegría no deja marcas
visibles,
por qué la gravedad no se invierte y testifica
el camino recorrido de la dicha.

He de reconocer como propia


la flacidez en la envoltura
las lunas silenciosas en la piel.

Conciliarme con la incapacidad que tengo


de saber cuál es el rostro preciso
que otros ven
cuando me tratan con respeto.

Conciliarme
con esta que soy ante el espejo
–ante tus ojos
y me mira.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 71

asesinada la otra vida

ahora es menos que humo


es no materia
es nada.

Lloraron sangre los muebles,


los ojos no los vieron pero también lloraron
la pérdida de los animales
los amaneceres
los lagos
los caminos.

(No hubo más remedio que ser uno, uno mismo, y


ser verdugo).

Asesinada,
la cama
la cocina
el jardín
asesinado él
(cuerpo ligero de nube cuando baja aquí a la tierra)
hoy habitan otra dimensión.
72 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

No es de humanos penetrar en el tiempo


del pasado
no es de humanos caminar despiertos el espacio
de los sueños
asesinada la otra vida

ahora es menos que humo


es no materia
es nada.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 73

empujada por un grito

Haberse muerto tanto y de tal modo


y sostener un nombre todavía.
Idea Vilariño

que nadie oyó


nací

y se me exigió morir.

Caminar
sobre los dedos
a pesar de las fracturas
fue la orden.

Hoy la vejez susurra:


“Nada y todo fue en vano.”
“No existe la victoria.”
74 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural

al filo del mundo

ni allá ni acá.

Sobre la angosta tapia, de pie,


hago equilibrio
y recorro
con esta precariedad humana
el silencio magistral
por donde caminan los gatos.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 75

maría tabares. (Bogotá, Colombia, 1958). Poe-


ta y narradora egresada de la Escuela de Escritores
de México (sogem). Ha formado parte de talleres de
poesía, narrativa, dramaturgia y guión en España y
México, y ha sido publicada en revistas y antologías
en Colombia, Ecuador, México, Brasil, Argentina
y Francia.
Reconocimientos: Premio Nacional de Poesía,
Museo Rayo y Ediciones Embalaje (2011) por el libro
La luz, poemas de sombra. Tercer lugar, Concurso Na-
cional de Cuento, Fundación La Cueva, Colombia
(2012) por el cuento Cinco minutos. Mención de Ho-
nor, Premio Nacional de Poesía Ciudad de Bogotá
(2013) por el poemario Los Sombra.
Libros publicados: La luz poemas de sombra, Edi-
ciones Embalaje, 2010. Y cae y suena y nos invade, 2010.
Álulas, El Ángel editor, Ecuador, 2014. Sinfonía, de
mi sangre nacerán pájaros, Universidad Autónoma
Metropolitana (uam), México, 2017. Al filo del mundo,
Editorial Domingo atrasado, 2019.
Es co-editora del fanzine La trenza sobre poesía
y ensayo escrito por mujeres en Colombia y de la
colección Respirando el verano, poesía y literatura,
editorial Domingo Atrasado.
1. Postal de viaje, Luz Mary Giraldo
2. Puerto calcinado, Andrea Cote
3. Antología personal, Fernando Charry Lara
4. Amantes y Si mañana despierto, Jorge Gaitán Durán
5. Los poemas de la ofensa, Jaime Jaramillo Escobar
6. Antología, María Mercedes Carranza
7. Morada al sur, Aurelio Arturo
8. Ciudadano de la noche, Juan Manuel Roca
9. Antología, Eduardo Cote Lamus
10. Orillas como mares, Martha L. Canfield
11. Antología poética, José Asunción Silva
12. El presente recordado, Álvaro Rodríguez Torres
13. Antología, León de Greiff
14. Baladas – Pequeña Antología, Mario Rivero
15. Antología, Jorge Isaacs
16. Antología, Héctor Rojas Herazo
17. Palabras escuchadas en un café de barrio, Rafael del Castillo
18. Las cenizas del día, David Bonells Rovira
19. Botella papel, Ramón Cote Baraibar
20. Nadie en casa, Piedad Bonnett
21. Álbum de los adioses, Federico Díaz-Granados
22. Antología poética, Luis Vidales
23. Luz en lo alto, Juan Felipe Robledo
24. El ojo de Circe, Lucía Estrada
25. Libreta de apuntes, Gustavo Adolfo Garcés
26. Santa Librada College and other poems, Jotamario Arbeláez
27. País intimo. Selección, Hernán Vargascarreño
28. Una sonrisa en la oscuridad, William Ospina
29. Poesía en sí misma, Lauren Mendinueta
30. Alguien pasa. Antología, Meira Delmar
31. Los ausentes y otros poemas. Antología, Eugenio Montejo
32. Signos y espejismos, Renata Durán
33. Aquí estuve y no fue un sueño, John Jairo Junieles
34. Un jardín para Milena. Antología mínima, Omar Ortiz
35. Al pie de la letra. Antología, John Galán Casanova
36. Todo lo que era mío, Maruja Vieira
37. La visita que no pasó del jardín. Poemas, Elkin Restrepo
38. Jamás tantos muertos y otros poemas, Nicolás Suescún
39. De la dificultad para atrapar una mosca, Rómulo Bustos Aguirre
40. Voces del tiempo y otros poemas, Tallulah Flores
41. Evangelio del viento. Antología, Gustavo Tatis Guerra
42. La tierra es nuestro reino. Antología, Luis Fernando Afanador
43. Quiero escribir, pero me sale espuma. Antología, César Vallejo
44. Música callada, Jorge Cadavid
45. ¿Qué hago con este fusil?, Luis Carlos López
46. El árbol digital y otros poemas, Armando Romero
47. Fe de erratas. Antología, José Manuel Arango
48. La esbelta sombra, Santiago Mutis Durán
49. Tambor de Jadeo, Jorge Boccanera
50. Por arte de palabras, Luz Helena Cordero Villamizar
51. Los poetas mienten, Juan Gustavo Cobo Borda
52. Suma del tiempo. Selección de poemas, Pedro A. Estrada
53. Poemas reunidos, Miguel Iriarte
54. Música para sordos, Rafael Courtoisie
55. Un día maíz, Mery Yolanda Sánchez
56. Breviario de Santana, Fernando Herrera Gómez
57. Poeta de vecindario, John Fitzgerald Torres
58. El sol es la única semilla, Gonzalo Rojas
59. La frontera del reino, Amparo Villamizar Corso
60. Paraíso precario, María Clemencia Sánchez
61. Quiero apenas una canción, Giovanni Quessep
62. Como quien entierra un tesoro. Poemas escogidos, Orlando Gallo Isaza
63. Las contadas palabras. Antología, Óscar Hernández
64. Yo persigo una forma, Rubén Darío
65. En lo alto del instante, Armando Orozco Tovar
66. La fiesta perpetua. Selección, José Luis Díaz-Granados
67. Amazonia y otros poemas, Juan Carlos Galeano
68. Resplandor del abismo, Orietta Lozano
69. Morada de tu canto, Gonzalo Mallarino Flórez
70. Lenguaje de maderas talladas, María Clara Ospina Hernández
71. Tierra de promisión, José Eustasio Rivera
72. Mirándola dormir y otros poemas, Homero Aridjis
73. Herederos del canto circular, Fredy Chikangana, Vito Apüshana, Hugo Jamioy
74. La noche casi aurora, Eduardo Gómez
75. Nada es mayor. Antología, Arturo Camacho Ramírez
76. Canción de la vida profunda. Antología, Porfirio Barba Jacob
77. Los días del paraíso, Augusto Pinilla
78. Una palabra brilla en mitad de la noche, Catalina González Restrepo
79. El tiempo que me escribe. Antología, Affonso Romano de Sant’Anna
80. Poemas infantiles y otros poemas, Rafael Pombo
81. Trazo en sesgo la noche, Luisa Fernanda Trujillo Amaya
82. Reposo del Guerrero, Eduardo Langagne
83. Todo nos llega tarde, Julio Flórez
84. El pastor nocturno, Felipe García Quintero
85. Piel de náufrago, Xavier Oquendo Troncoso
86. Yo me pregunto si la noche lenta, Juan Pablo Roa Delgado
87. Soledad llena de humo, Juan Carlos Bayona Vargas
88. Antes de despertar, Víctor López Rache
89. Péndulo de arena, Carlos Fajardo Fajardo
90. ¿Dónde quedó lo que yo anduve?, Marco Antonio Campos
91. Somos las horas. Antología poética, Abelardo Leal
92. Dos patrias tengo yo, José Martí
93. Visibles ademanes. Antología, Eugenia Sánchez Nieto (Yuyin)
94. Los días son dioses, Robinson Quintero Ossa
95. Oscura música, Amparo Osorio
96. Como acabados de salir del diluvio, Horacio Benavides
97. Como se inclina la hierba, Manuel Iván Urbina Santafé
98. En la memoria me confundo, Claramercedes Arango M.
99. Poemas para leer en el bus, Rubén Darío Lotero
100. Memoria del olvido, Manuel Mejía Vallejo
101. Vivo sin vivir en mí, San Juan de la Cruz
102. Soledades. Antología, Antonio Machado
103. La risa del saxo y otros poemas, Fernando Linero
104. Poesías, Guillermo Valencia
105. Me duele una mujer en todo el cuerpo I, Antología femenina
106. Me duele una mujer en todo el cuerpo II, Antología femenina
107. ¿Cómo era, Dios mío, cómo era?, Juan Ramón Jiménez
108. Mordedura de tiempo, María Ángeles Pérez López
109. Poemas escogidos, Rafael Maya
110. Rimas escogidas, Gustavo Adolfo Bécquer
111. Con los que viajo, sueño. Antología (1978-2003), Víctor Gaviria
112. Que muero porque no muero, Santa Teresa de Jesús
113. Festejar la ausencia. Antología, Beatriz Vanegas Athías
114. Polvo serán, mas polvo enamorado. Antología poética, Francisco de Quevedo
115. Antología poética, Carlos Arturo Torres
116. Poner bellezas en mi entendimiento, Sor Juana Inés de la Cruz
117. Poesía Afro Colombiana 1849-1989
118. En un pastoral albergue. Antología poética, Luis de Góngora
119. Casa paterna. Antología poética 2003-2015, Fátima Vélez Giraldo
120. Antología poética de Nicolas Pinzón Warlosten y Santiago Pérez
121. Del dolor y la alegría, Emilio Coco
122. De acá y de allá. Antología, Jesús Munárriz
123. El gran amor. Poemas, Cicerón Flórez Moya
124. De noche un pájaro, Miguel Andrés Tejada Sánchez
125. Verde que te quiero verde. Antología poética, Federico García Lorca
126. Animal de oscuros apetitos. Antología personal, Nelson Romero Guzmán
127. Memoria lírica, Eduardo Castillo
128. Partículas. Antología, Mauricio Guzmán
129. Estoy en lo más profundo del abismo. Antología poética, Jean-Arthur Rimbaud
130. ...Y el arroyuelo azul en la cabeza. Antología, Eduardo Carranza
131. Yo en el fondo del mar..., Alfonsina Storni
132. Mi corazón se desató en el viento. Antología, Pablo Neruda
133. El humo de la noche rodea mi casa, Henry Alexander Gómez
134. Romances del Río de Enero y otros poemas, Alfonso Reyes
135. Arde Babel, Camila Charry Noriega
136. Para llegar a este silencio, Santiago Espinosa
137. Cantos sueltos, Giacomo Leopardi
138. Una forma de orgullo. Antología, Luis García Montero
139. El amor se parece mucho a la tortura, Charles Baudelaire
140. El libro blanco de los muertos, Álvaro Miranda
141. El mundo por dentro. Antología, Carlos Castro Saavedra
142. Destino. Antología, Jorge Galán
143. La hierba abre su latido. Antología, Yenny León
144. ¡Imagínate...! Antología, Basilio Rodríguez Cañada
145. Sonetos, William Shakespeare
146. Imagen (in)completa, Carolina Dávila
147. Desastre lento, Tania Ganitsky
148. Polifonías Dispersas, Carolina Bustos Beltrán
149. Cae sobre mí una sombra. Antología, Diana Carolina Sánchez Pinzón
150. Poesía colombiana para niños. Antología
151. La casa. Antología, Sandra Uribe Pérez
152. Soy el cantor de esta verde tierra. Antología, Darío Samper
153. El beso. Antología, Jorge Valencia Jaramillo
154. La canción del fuego. Antología personal, Amparo Romero Vásquez
155. Poesías, Miguel de Cervantes
156. Patria de náufragos, Irene Selser
157. Mi mano busca en el vacío. Antología poética, Pablo Montoya
158. Luz de invierno. Antología personal, Jorge Eliécer Ordóñez
159. En mi flor me he escondido, Emily Dickinson
160. He escrito todo mi desamparo, Hellman Pardo
161. Viento voluble en medio del agua. Antología, Gustavo Ibarra Merlano
162. ¡Salve, fecunda zona! Antología poética, Andrés Bello
163. Deliquios del amor divino. Antología, Sor Josefa de Castillo y Guevara
164. El universo es la patria, Emilia Ayarza
165. Apogeo, Gioconda Belli
166. Huellas y paisajes. Antología, Marín Aranda
167. Lluvias (Antología poética 1983-2019), Hugo Mujica
168. Hijo de la luz y de la sombra. Antología poética, Miguel Hernández
169. Lo que ordena el ruego. Antología, Luz Andrea Castillo
170. La orilla de los heterónimos, Fredy Yezzed
171. Hay algo nuestro que se está muriendo…, Leopoldo Lugones
172. Oración atea, María Tabares
Editado por
el Departamento de Publicaciones
de la Universidad Externado de Colombia
en octubre de 2020

Se compuso en caracteres
Goudy Old Style de 11 puntos
y se imprimió
sobre papel bulky de 60 gramos,
con un tiraje de
8.000 ejemplares.
Bogotá, Colombia

Post tenebras spero lucem

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