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172 - Oración Atea (María Tabares)
172 - Oración Atea (María Tabares)
N.º 172
María Tabares
Oración atea
Primera edición
Octubre de 2020
Imagen de carátula
Ciervo, por María Tabares, lápiz sobre papel, 2020
Impresión y encuadernación
Editorial Nomos S.A.
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
contenido
ingreso
infancia
Lejos
tan lejos donde nadie puede verla
en una ciudad que ya no existe
una casa
en la mente de una niña pulsa un ritmo
un ritmo
un ritmo
que va y viene.
Un animal.
Un otro
un yo
Es inevitable
impostergable
ser verdugo de la propia historia.
nos ha acompañado
y desconocerlo.
Tomarse una fotografía.
No reconocer a la mujer que aparece en ella.
Evadir entonces el espejo
no indagar su bosque.
Buscarse vivo
en lo que no se ve
en lo que ya no existe.
14 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
Solo existe
real
cada quien consigo mismo
oculto en su pequeño corazón.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 15
dónde
tres
A veces
somos tres:
tú
yo
y esa otra
Todo quieto
tan quieto
tan vivo.
18 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
llega la noche
nos desviste.
Desnudos
quedamos solo para aquellos capaces de ver
lo que sepulta el tiempo
de nosotros mismos.
20 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
1973
primera muerte
Regresé a mi cuarto
también muchas veces sola
jugué
me acosté en la cama
repetí las tareas que ya había hecho.
Volvía para verme una y otra vez
en el espejo y reconocerme
así tuviera la carne transformada
así me doliera y ahogara cargar
con aquel muerto.
estados de ánimo.
poemas de lo abstracto
3
En sosiego la casa interna. El sol afuera, inevitable
nombrarlo si es el mundo. El agua de la cisterna
con su canción oscura. La gata y el sueño junto a la
ventana. La silla, el escritorio y este computador-
barco navegando entre lo que soy y lo que no, el
mar de los peces que huyen.
4
Narnia, la gata, lenta cruza el patio como una pan-
tera. Sus enemigos los perros duermen. El halcón
da órdenes al mundo desde la cima de la guadua
y el agua, bajo la tierra, convertida en un millón
de ríos corre silenciosa e invisible. Nada existiría
sin su sed. Ni el pasto ni las flores ni la piedra que
observo idéntica al cuenco de mi mano.
5
El abismo dentro del pecho no desaparece. Un
colibrí espera que lo alimente. Mis manos pesan
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 23
8
Tras la atrocidad, el arrasamiento, las palabras
se aferran como musgo al árbol blanco. El único
árbol en pie.
9
Un ave picotea las entrañas donde antes revolotea-
ban mariposas. Se esconde. Nadie lo observa ni
reconoce su sombra. Teme el aire, pero el aire es la
única luz feliz sobre las cosas que conoce: el agua,
los cuerpos, el pegamento que los junta. Piensa: si
fuera capaz de alejarse de quien lo alberga, de esa
que desgrana el lenguaje con los dedos, siempre
con él adentro.
24 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
11
La luz amanece menos turbia. Adentro, las paredes
semejan un cielo nuboso azul claro. Somos esos
dos que nombrara Nerval. Siempre divididos.
Solo en calma, a veces cuando uno duerme.
¿Quién dijo que somos alguien, no álguienes?
¿Que tenemos una sola alma y no varias? Hoy las
que soy están cansadas. Cada una sentada en una
esquina, babea como los boxeadores en el mísero
descanso. Digamos, una es quien escribe esto y la
otra lo detesta. Así es la cosa. Así, simple.
13
Pretendo la eternidad sin moverme. Lo más quieta
que la ansiedad permite. Veo volar una mariposa,
igual que un árbol ve cruzar una nube. Soy el
árbol. El movimiento pequeño de los dedos, el
movimiento de sus hojas. Permanezco en quietud
idéntica a la de Átis, la perra a los pies bajo la
mesa, y perturbo lo menos posible el aire. Soy
como el agua que aguarda en la piedra.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 25
Me pregunto
cómo un impulso eléctrico se transforma
en letras que llegan a los dedos.
Quién da la orden
¿por qué motivo?
de que existan las palabras
desconocidas por mí hasta que las leo.
dicen
la luz
la puerta cerrada.
28 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
las garzas
Buscan el árbol
que para ellos hace tiempo se sembrara.
pregunta
transporte público
Llueve.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 33
cierra la puerta
A mi hija Daniela
1993
cuarta muerte
bufa el mar
campo de batalla
Los huevos
pedazos de sol quebrados contra el suelo
manchan de amarillo las ramas,
los troncos
y las raíces yertas.
En pie,
un viejo árbol solo
sobrevive.
Arriba
–dioses impasibles juegan a ser ángeles, y son ángeles–
los buitres.
Quizás no demore.
Venga a terminar de deshacerlo todo,
a hacer con los cadáveres camas o leños para el fuego.
Quizás se compre un pájaro mecánico,
de vuelta a la cuerda cuando se sienta solo
y el canto de lata sea su propio invento.
Quizás,
–ojalá–
no vuelva
frágil
vulnerable
se hace de repente el mundo.
A mi pies
el abismo.
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casa sibaris
lo perdido
A Gaby Puente
observación de altura
Más blanca
que la nube
la nieve picotea los escarpados cerros
y los calla.
44 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
¿Por qué no se ven sus cadáveres por los suelos de los bosques,
las calles, las aceras, el césped de todos los jardines?
madre
háblame de ti.
No lo hagas desde este ahora nuestro
de brazos rotos
hazlo desde otro lugar que no sea el áspero camino.
si no llegase la luz
y el pescado
sobre el mesón se pudriera
sin cocerse
y la calamidad se viniera
montaña abajo
hasta asentarse en nuestra
esquina protegida del alma
si se hiciera de noche
aún siendo día
jamás nunca amaneciera
y el mundo
las plantas
tu rostro
se volvieran gris
y gris
y humo
y yo despareciera
entre la niebla.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 47
5:30 am
Impetuoso el bichofué
quiebra, igual que a una cáscara de huevo,
la noche con su canto.
y si Dios…
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 49
1996
quinta muerte
Me desplomé.
los sombra
(fragmento)
A mi hija Bárbara
no hay día
que la luz encale las paredes,
los pájaros canten sus citadinos versos
a todos o a ninguno
tras la noche
el derrumbe del cuerpo
parece inevitable
su descanso comienza cuando nace el día
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 51
Ahuyentados el frío
los demonios
es posible
soportable
la quietud
oculto el rostro
como muertos
incomodan
en las escaleras
las esquinas.
Ocupan los asientos en los parques
las puertas cerradas
Se hacen raíz
o piedra
a los pies
de postes y árboles
pasan
si la noche
es su gran casa
¿dónde, las ventanas?
Dónde la puerta
para salir a la luz
para caer
caer
y hacerse polvo
polvo
estando vivo
Marca el tiempo
su ir y venir
adentro de sí misma
impenetrable.
Ida
recoge del suelo la cobija
única huella de su ensimismado transitar el mundo
y se abraza a la dulzura:
la cobija es la madre de brazos mutilados
el ángel de la guarda que jamás cuidó sus sueños.
uno
brazos extendidos
reza clavado a su cruz.
Cree
ser el culpable de todo mal
otro
cetrino
mueve el aire con las manos.
en mitad de la lluvia
otro sombra
estorba a quienes buscan
resguardarse.
como un ciego
avanzando frente a un muro
Queda
afilar el lápiz y escribir a oscuras.
60 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
pretensión
Frente a él
no tengo más remedio
que ser su espectadora.
De lo que veo
lo que más me gustaría
es que tuviera el corazón
que yo le invento.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 61
intemperie
Días y noches
de catástrofes.
62 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
duerme.
Ya no es la bebé que mecía en mis brazos.
Tampoco soy más su joven madre.
Aún así
el reloj avanza detenido
y nada cambia
sólo el paisaje
el aire vespertino.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 63
el cielo
explota
se expande
dibuja un abismo
al borde de la calle.
En su reflejo
de pie
me observo líquida
también cayendo
cayendo.
64 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
consumiendo el calor.
Desde la ventana
contemplo el Magdalena esa aorta de Colombia
que se deslíe
con nombre de mujer que no desfallece
y siempre llora.
el ojo
Ver nacer
como si fueran ramas de un árbol
las piernas
y así hacia delante el camino.
68 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
amarrada a la estaca
el deseo
(Arte poética)
Frente al estanque
la hondura de las aguas
y el deseo
caen el anzuelo
su plomada
y ningún peso
ni intensión traspasa el agua.
Conciliarme
con esta que soy ante el espejo
–ante tus ojos
y me mira.
Colección UN LIBRO POR CENTAVOS 71
Asesinada,
la cama
la cocina
el jardín
asesinado él
(cuerpo ligero de nube cuando baja aquí a la tierra)
hoy habitan otra dimensión.
72 Universidad Externado de Colombia / Decanatura Cultural
y se me exigió morir.
Caminar
sobre los dedos
a pesar de las fracturas
fue la orden.
ni allá ni acá.
Se compuso en caracteres
Goudy Old Style de 11 puntos
y se imprimió
sobre papel bulky de 60 gramos,
con un tiraje de
8.000 ejemplares.
Bogotá, Colombia