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1 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo

sacerdote,

Saulo, nació en Tarso, ciudad ubicada en Sicilia y territorio libre de los romanos. Sus padres
ambos judíos nativos; es por eso que él se llama Hebreo de Hebreos; de la tribu de Benjamin,
orgullos totalmente de su pasado.

Su educación fue en Tarsus, que recibió mucha influencia de Atenas; aprendió filosofía y
poesía de los griegos. Fue a la mejor universidad de Jerusalén para estudiar la divinidad de
la ley judía. Su tutor era Gamaliel, un reconocido fariseo. No sabemos cómo creció su ira
contra los cristiano; pero sí era totalmente clara su radicalidad y celo por la ley que tanto
había estudiado, por eso sentía que el mensaje de Jesús venía a destruirla. Es aquí que nos
encontramos con este Saulo, respirando aún amenazas y muerte.

Dice “aún” porque no había quedado satisfecho con la muerte de Esteban, ¡quería más! Este
verso nos muestra como el corazón de Saulo se había llenado de ira, malicia, envidia y con
su corazón respiraba la muerte de más seguidores del camino. Detrás de la muerte del
primer mártir por Jesús estaba Saulo de Tarso. Tan ciego estaba Saulo que pensaba que
estaba haciendo la obra de Dios al ir contra el nombre de Jesucristo (Hechos 26:9) Lo
increíble es que él de la misma boca que respiró destrucción y muerte hacia los seguidores
de Cristo, se convirtiera en una voz que publicara y proclamara el hermoso evangelio de la
gracia de Dios.

2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres
o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.

Saulo estaba respaldado por las máximas autoridades para poder llevar a fin su plan de
perseguir a los cristianos. Damasco era conocido como una metrópolis de mucha
importancia en las que tenían muchas sinagogas.

3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le
rodeó un resplandor de luz del cielo;

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