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Y = A K θ L(1−θ)
Donde q (zeta) es la participación del capital en la renta. Otras variantes que se obtienen de
la misma y que son muy útiles son:
a) Ecuación de la contabilidad del crecimiento. (función 2)
Y=A Kθ
(3)
Y la ecuación de la contabilidad de crecimiento:
∆ y ∆A ∆k
= +θ
y A k
c) Ecuación de la acumulación del capital per cápita. Como se deduce de las
ecuaciones [3] y [4], la acumulación del capital es clave para el crecimiento
económico. La acumulación del capital per cápita (∆ k) es la parte de la producción
per cápita y= Ak θ que se ahorra (s), menos el capital per cápita (k) que se deprecia
(d) o con el que hay que dotar a los nuevos trabajadores que se incorporan a la
economía (n):
∆ k=s AK θ −( d +n ) k
Del modelo de crecimiento neoclásico se extraen muchas conclusiones. Las más
interesantes son el estado estacionario y la hipótesis de convergencia.
La figura 8.1 muestra la función del incremento de stock de capital per cápita (∆ k). Cuando
k es inferior a k*, entonces la tasa de ahorro (sy) es superior a la de depreciación (n+ d) k y
el capital per cápita en el período siguiente será mayor. Por el contrario, cuando k es
superior a k* entonces la tasa de ahorro es inferior a la de depreciación, mientras que en el
siguiente período el capital per cápita será inferior. k* es un punto convergente de la
economía al que denominamos estado estacionario, porque, en ese nivel de capitalización,
la tasa de crecimiento del capital per cápita y, por extensión, de la producción per cápita, es
nula.
La función es Cobb-Douglas y la tasa de capital per cápita en el estado estacionario es:
1
sA
k∗¿ ( )
d +n
1−θ
(6)
El descubrimiento de la existencia de un estado estacionario en las economías de
acumulación de capital constituye una amenaza potencial para la estabilidad de las
sociedades, porque en sus proximidades el crecimiento es muy bajo. La proximidad del
estado estacionario debería incentivar a los gobiernos a escapar del mismo mediante alguna
de las fórmulas siguientes: incremento del nivel tecnológico (∆ A); incremento de la tasa de
ahorro (∆ s); potenciación de la producción de calidad (V́ d ), y regulación de la
incorporación de trabajadores (V́ n).
La tasa de ahorro es la variable que determina la tasa de consumo y, por extensión, la
utilidad per cápita de la economía. La tasa de ahorro, en este modelo simplificado, es una
variable de decisión; es decir, puede determinarse de forma exógena. Sala i Martín (1999)
defiende que la tasa de ahorro óptima es aquella en la que el consumo per cápita es
máximo.
A la tasa de ahorros con que se llega al estado k oro se consigue la mayor tasa se consumó
que se puede alcanzar. Debido a que el objetivo es maximizar el consumo (c), la función a
maximizar es c= y – (n+ d)k. La primera condición de orden es derivar respecto de k e
igualar a cero:
∂c
= y ' −( n+ d )=0
∂k
Luego y ’=(n+ δ); es decir, k oro se alcanza cuando la tangente (derivada respecto de k) de y
es igual a la pendiente (derivada respecto de k) de la curva de depreciación, que es (n+ δ ) k.
Se puede demostrar que, si la función de producción (y) es Cobb-Douglas, el estado
estacionario ideal se consigue cuando la tasa de ahorro es igual a la participación del capital
en la renta, es decir s = q.
Del modelo neoclásico de crecimiento económico se puede deducir que, debido a la
existencia de rendimientos marginales decrecientes en capital, aquellas economías con una
tasa de capital per cápita inferior tendrán tasas de crecimiento más altas, y las economías
con tasas de capital per cápita superior tendrán tasas de crecimiento más bajas. Por tanto, en
presencia de cierta libertad de movimiento de capital, éste tenderá a situarse en aquellas
economías menos capitalizadas, incrementando su tasa de producción per cápita. La
conclusión más inmediata es que la libertad de movimiento de capitales y la «mano
invisible de los mercados» puede promover la reducción de las desigualdades económicas
de una forma natural, sin intervención política activa.
Es decir, ceteris paribus, la economía menos capitalizada (k p ,o) tiene tasas de crecimiento
del capital mayores ¿), por lo que el crecimiento durante el período también es mayor
( ∆ y p < ∆ y r ) y se aproxima (converge) a la de la economía más capitalizada.
CRISIS ECONÓMICAS
Una crisis económica es un periodo en el cual una economía afronta dificultades durante un
tiempo prolongado.
En otras palabras, una crisis económica es la parte de un ciclo económico en el que se
produce un decrecimiento considerable en la economía. Es decir, sería un punto intermedio
entre una recesión y una depresión económica.
Las crisis económicas son acontecimientos que deterioran el bienestar de amplios sectores
de la población, aunque permiten a los economistas analizar situaciones extremas y obtener
lecciones que sirvan para corregir errores, así como para estar mejor preparados para
enfrentarlas en el futuro.
Así sucedió después de la Gran Depresión de la década de 1930, la cual permitió a 1. M.
Keynes y a sus colaboradores, fundar el enfoque de la macroeconomía. Durante el periodo
1940-1970, muchos economistas adoptaron el enfoque keynesiano, el cual se volvió
mayoritario, y consideraron que cada gobierno tenía el compromiso de estabilizar la
actividad económica de su país. En aquellos años, se utilizaban los instrumentos fiscales y
monetarios con el propósito de moderar los auges económicos y, en particular, las
recesiones, es decir, los descensos de la actividad económica. Sin embargo, como se verá
más adelante en este libro, diversos acontecimientos de la década de 1970 disminuyeron la
influencia del enfoque keynesiano, a favor del enfoque de la nueva economía clásica
(también conocido como expectativas racionales). A partir de entonces, muchos
economistas consideraron que el gobierno no debía llevar a cabo políticas estabilizadoras,
lo cual convirtió al keynesianismo en un enfoque minoritario.
A pesar de su condición minoritaria, diversas ideas keynesianas son relevantes en la
actualidad. Por ejemplo, el gobierno de Barack Obama aplicó en 2009 medidas expansivas
para contrarrestar los efectos de la crisis financiera estadounidense que heredó, con lo cual
consiguió detener la caída de la actividad económica de su país, sin provocar una terrible
inflación como sus críticos aseguraron (en vano) que estaba por ocurrir. En todo caso, la
crítica keynesiana a Obama sostiene que actuó en la dirección correcta, aunque debió
hacerlo con mayor intensidad.
Sin embargo, algunos gobiernos rechazan las recomendaciones keynesianas, como sucedió
hace pocos años en el contexto de la crisis de la eurozona. En efecto, la Unión Europea
(UE), junto con el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional
(FMi), impusieron políticas de austeridad a Grecia, Irlanda, Portugal y España, entre otras.4
En efecto, esas políticas consisten en la aplicación de medidas restrictivas en medio de una
recesión, como es el caso del aumento de los impuestos y la reducción del gasto público,
por lo cual contribuyen a disminuir aún más la demanda agregada y a empeorar la recesión
en curso. Los partidarios de aplicar políticas de austeridad cuando una economía se
encuentra en recesión, "olvidaron" una de las lecciones fundamentales de la Gran
Depresión de la década de 1930: que la economía requiere de medidas expansivas (en lugar
de medidas restrictivas), para lograr superar una recesión o bien una depresión económica.
CICLO ECONÓMICO
El ciclo económico es una serie de fases por las que pasa la economía y que suceden en
orden hasta llegar a la fase final en la que el ciclo económico comienza de nuevo.
Cada ciclo pasa por periodos de recesión y periodos de expansión. Este fenómeno ha sido
común a lo largo de la historia económica, conociéndose con otras denominaciones como
“ciclos comerciales” o “fluctuaciones cíclicas”.
Se le conoce como ciclo debido a que una vez terminado comienza de nuevo desde el inicio
formando una rueda continua. Sin embargo, debido a su imprevisibilidad no se puede tomar
esto como una regla formal.
LA OFERTA DE TRABAJO.
El siguiente requisito para determinar el nivel de equilibrio de la producción y del empleo
en el modelo clásico es la oferta de trabajo. La lógica de esta última es independiente a la
que corresponde a la demanda de trabajo. Se considera que el trabajador decide cuántas
horas del día destinar a su actividad laboral y cuántas al ocio, es decir, a todas aquellas las
actividades personales diferentes del trabajo. La elección que lleva a cabo el trabajador
consiste en comparar dos fuentes de utilidad o de satisfacción: 1) la que le proporciona una
hora adicional de ocio; 2) la que le proporciona el consumo de los bienes que adquiere con
el salario de una hora más de trabajo. Por tanto, si el trabajador considera que una hora más
de ocio es más valiosa que el consumo adicional que le permite llevar a cabo una hora más
de trabajo reducirá en una hora su cantidad ofrecida de trabajo; en caso contrario, la
aumentará. Por supuesto, al incrementarse el salario real, el trabajador reconsiderará su
decisión, debido a que recibirá una mayor cantidad de bienes a cambio de una hora
adicional dedicada al trabajo. En suma, el modelo clásico considera que, a mayor salario
real, el trabajador ofrecerá una cantidad mayor de horas de trabajo (céteris páribus). Por
tanto, la curva de oferta de trabajo tiene pendiente positiva, como se observa en la gráfica
5.5.
Observe la forma de la curva de oferta de trabajo (SL): al comienzo su pendiente es
reducida, luego se vuelve más pronunciada. Con pocas horas de trabajo ofrecidas, el
trabajador dedica al ocio la mayor parte del día; por tanto, con un pequeño incremento de
su salario real está dispuesto a sacrificar ocio (el cual tiene en abundancia) y a ofrecer una
mayor cantidad de horas de trabajo. Sin embargo, conforme aumenta el salario real, el
trabajador dispone de menos horas de ocio que antes, lo cual incrementa la utilidad o
satisfacción que este proporciona. Por consiguiente, para que el trabajador esté dispuesto a
laborar una hora adicional, el salario real deberá incrementarse en mayor proporción que
antes.
Por ejemplo, considere que usted trabaja 8 horas al día; el salario real deberá ser
considerablemente mayor que antes para que esté dispuesto a trabajar una hora adicional,
ya que las horas de ocio que le quedan son pocas y, por tanto, para sacrificar una hora más
debe ser debidamente recompensado. En el caso de un salario real muy alto es posible que
el segmento elevado de la curva de oferta de trabajo (SL) muestra un retroceso: con un
salario real muy alto el trabajador será capaz de comprar una mayor cantidad de ocio, es
decir, reducirá la cantidad de horas de trabajo que ofrece. Este caso se presenta en la gráfica
5.6.
Por supuesto, las diferencias entre las dos gráficas son evidentes: en la curva de la oferta
agregada clásica de la gráfica 5.9, el nivel de pleno empleo de la producción es
independiente del nivel de precios, ya que se determina por el mercado laboral y por la
función de producción. En cambio, en la oferta agregada keynesiana el nivel de precios y el
nivel de empleo se determinan simultáneamente, mediante la intersección con la curva de
demanda agregada (la cual no se muestra en la gráfica 5.10).
Así, en el modelo keynesiano, el nivel de empleo no coincide necesariamente con el de
pleno empleo.
Macroeconomía pdf (pg. -123)