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El ventrílocuo más conocido es quizás 

Edgar
Bergen (1903-1978). A lo largo de su prolongada e
ilustre carrera, que abarcó el vodevil, la radio, la
televisión y el cine, fue el creador de célebres
personajes como Charlie McCarthy, Mortimer Snerd y
Effie Klinker, figuras con los ojos fijos y que
únicamente movían la mandíbula inferior. No obstante,
un ventrílocuo americano de la misma época, Bob
Neller, se jactaba en sus anuncios de las mil
expresiones faciales que podía exhibir su títere,
fabricado por los hermanos McElroy, combinando
diferentes mecanismos con diversas inclinaciones de la
cabeza y posiciones corporales. Recientemente, los
ventrílocuos han utilizado todo tipo de títeres de boca
en sus espectáculos, desde el títere de guante más
simple (por ejemplo, hecho con un calcetín) hasta los
títeres fabricados en gomaespuma y vestidos con trajes
de vistoso colorido. A finales del siglo XX, la
ventrílocua Shari Lewis (1933-1998) aportó sus
pequeñas criaturas tricotadas, Lamb Chop, Charlie
Horse y Hush Puppy, a numerosos mercados
internacionales de la televisión a través de la emisión
Lamb Chop’s Play Along (1992-1997), dirigida a un
público preescolar. Esta artista inició su carrera en la
década de 1950 en la televisión neoyorquina con títeres
clásicos de ventrílocuo antes de escoger muñecos
mucho más pequeños y adaptados a su propia talla y
estilo femenino. Wenceslao Moreno (1896-1999)
(conocido como Señor Wences, su nombre artístico), de
origen español, obtuvo un enorme éxito con su títere
Johnny, que consistía esencialmente en su propio puño
apretado sobre el que se habían colocado unos ojos y
una peluca. A la edad de cien años seguía ejerciendo
ante públicos de todo el mundo con un espectáculo
único en su género. Sea cual sea el tipo de títere
utilizado, para crear la mayor ilusión posible, el
ventrílocuo experimentado se apoya en una
sincronización muy precisa entre el movimiento de la
boca de su títere y cada sílaba pronunciada. Esta
técnica difiere fundamentalmente de las utilizadas en
otras formas de espectáculos de títeres en las que el
movimiento de la boca es mucho menos articulado o no
lo es en absoluto. Tradicionalmente empleados en la
comedia durante la gran época del vodevil y del music
hall en Estados Unidos y en Gran Bretaña, los
ventrílocuos siguen ejerciendo hoy en día su profesión
y en todas las partes del mundo. En Francia, Jacques
Courtois, ventrílocuo de talento, acompañado por su
perro Hercule o su pato Omer, tuvo su hora de gloria
en la televisión de los años 1950-60 gracias a la
televisión. El Parlanchín, un juguete español de los
años 1950, muy bien fabricado, representaba a un
pequeño hombrecillo caricaturesco de unos 50
centímetros de altura, que tenía en su cabeza una
empuñadura para su manipulación sobre la que se
habían fijado dos palancas mecánicas que permitían
mover su boca y mentón, así como abrir y cerrar sus
ojos. l títere del ventrílocuo
El títere de ventrílocuo más común es el llamado a menudo dummy o vent figure (figura
con abertura) en inglés. Antiguamente la figura tradicional se esculpía en madera. Más
recientemente se utilizan materiales como el Celastic, el látex, la madera plastificada o
la fibra de vidrio para copiar la apariencia y la textura de la madera. Los fabricantes de
títeres en Gran Bretaña utilizan cada vez más el papel maché como material principal,
una elección estilística que todavía encontramos en India, en Australia y en las Antillas
Británicas. Mientras la figura de imitación de madera americana presenta una mandíbula
móvil (slot-jaw), su equivalente británico «se expresa» por un movimiento menos
pronunciado del labio inferior que a veces está asociado al del labio superior.
Generalmente, el personaje más extendido en el mundo es un «joven descarado», o un
«sabelotodo», que desafía la autoridad del adulto ventrílocuo con humor, imprudencia y
sarcasmo. El titiritero presta esta voz de garganta a un títere sentado sobre sus rodillas
que manipula normalmente mediante una mano situada en el interior de la cabeza (títere
de mano habitualmente con teclado para los ojos o las orejas) o a la altura del cuello
(títere pistola). Estos mecanismos de control son camuflados en el interior del cuerpo
hueco del títere, por lo que no puede ser visto por el público. Pueden instalarse otros
mecanismos que permitan al títere girar o guiñar sus ojos, parpadear, levantar las cejas,
mover las orejas, sacar la lengua e incluso fumar o escupir.

Los ventrílocuos

  
 FR
 EN
 ES
Idioma
 Presentación
o
o
o
o
o
AUTORES
Redacción
Todd Stockman (2010)
Marcel Violette (2010)
ARTÍCULOS RELACIONADOS

Voz

Variedades, music hall, cabaré

Edgar Bergen

Shari Lewis
CONTEMPORÁNEO
Johann Georg Geisselbrecht (1762-fallecido después de 1826)
Alexandre Bertrand (Finales del siglo XVII-Francia)
Brioché (Siglos XVII-XVIII)
INFORMACIONES
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Artículo CC-BY-NC-SA
Ventrílocuo
A diferencia de las formas tradicionales del teatro de títeres, en las que el titiritero está
escondido, el ventrílocuo combina las funciones de titiritero y de actor, y de esta manera
interpreta él mismo un papel en el espectáculo que representa. Por tanto, el titiritero o la
titiritera debe aprender a manipular el personaje sobre sus rodillas, sus brazos (o sobre
un pedestal) mientras cautiva al público lo suficientemente como para crearles la ilusión
de que el títere vive y habla de verdad. Para ello el titiritero debe mirar en otra
dirección, hablar con gestos y animar un diálogo (escrito o improvisado) en calidad de
actor al mismo tiempo que se concentra en mantener la ilusión creada en su función de
titiritero.

La voz
Un buen ventrílocuo debe crear una voz que parezca menos humana y más apropiada
para sus personajes, por lo general de tamaño reducido. Esta «voz difusa» se obtiene
comprimiendo las cuerdas vocales a partir del diafragma, lo que requiere un excelente
control de la respiración. La palabra ventrílocuo se forjó a partir de las palabras latinas
ventri (vientre) y loquor (hablar), lo que explica por qué durante mucho tiempo se creyó
erróneamente que el sonido emanaba del estómago. Un ventrílocuo utiliza su aparato
respiratorio y vocal normal combinándolo con sonidos de sustitución que minimizan el
movimiento de los labios y disimulan el hecho de que él es quien habla y no el títere. La
ventriloquia es de esta manera una ilusión y el títere, manipulado en sincronía con el
diálogo, es la sede ideal de una voz aparentemente anónima.
La ventriloquía (palabra derivada de ventrílocuo, que a su vez proviene
del latín ventrilocuus, "el que habla con el vientre") es el arte de modificar la voz para imitar
otras voces u otros sonidos. Dado que la ventriloquía está orientada al mundo del
espectáculo, forma parte de la brillantez de la actuación el que la emisión de voz se haga
de la forma más discreta posible, esto es, que el ventrílocuo sea capaz de dar voz
al muñeco sin mover, o casi sin mover, los labios, de modo que una vez proyectada la voz,
parezca originarse efectivamente en el propio muñeco. En un principio se pensó que era el
resultado de un uso poco corriente del estómago durante la inhalación, y de ahí su nombre
del latín venter, "estómago" y loqui, "hablar".
La práctica de la ventriloquía se realiza casi siempre mediante un diálogo, generalmente
cómico o sarcástico, entre una persona y un muñeco al que aquel le presta la voz.

Práctica[editar]
La ventriloquía se ejecuta mediante una vocalización muy disimulada, dada casi siempre a
través de la boca entreabierta y con el mínimo movimiento de labios posible, y usualmente
procurando que la propia actuación aparte la atención de los espectadores del operador y
la centre en el muñeco. Este método presenta una lógica dificultad para
producir consonantes labiales (f, b o v, p y m), lo cual suele resolverse evitando palabras
que las contengan, o bien sustituyendo las consonantes por sonidos similares
(como z, d, t y n). A causa de esto, los personajes suelen interpretarse con acentos y
maneras de hablar exageradas que ayuden a cubrir esta carencia.

Historia[editar]
Se han encontrado restos de ventriloquía en el arte egipcio y en la arqueología
hebrea. Eurycles de Atenas, el primer ventrílocuo del que se tiene noticia, se hizo tan
famoso que los ventrílocuos griegos fueron llamados los eurycleides, además de ser
conocidos como engastrímanteis, es decir, profetas de la barriga.
En Francia, el primer ventrílocuo conocido fue Louis Brabant en el siglo XVI.
La técnica se perfeccionó en el siglo XVIII. En 1745 ya existían artistas trashumantes que
hablaban con pajaritos en un diálogo disparatado. También la ventriloquía era conocida y
practicada en India y China.
Arthur Prince, nacido en Gales en 1881 y uno de los primeros ventrílocuos modernos de
los que se tienen datos, ostenta el honor de haber sido el primer ventrílocuo en beber y
hablar al mismo tiempo. Además, está enterrado con su títere y su esposa.
El más famoso ventrílocuo que ha existido fue Edgar Bergen, un artista nacido
en Chicago que se presentaba ante el público en traje de frac, en tanto que su
muñeco, Charlie McCarthy, llevaba un monóculo, galera de copa y traje de etiqueta.
Charlie se dedicaba a lanzar frases mordaces contra todo tipo de personas. Protagonizó
diversas películas en la época dorada de Hollywood, como Charlie McCarthy
Detective (1939).
La personalidad de estos muñecos puede ser muy acusada, de ahí que en el caso de
Bergen surgiese un problema cuando su hija, Candice Bergen, vio cómo ese hermano de
madera la insultaba y estaba siempre entre ella y su padre. El muñeco tenía su cama en
su cuarto y la niña se solía dormir con la vista puesta en el muñeco, que miraba el techo
fijamente como un cadáver. El títere de Bergen está hoy expuesto en el Museo
Smithsoniano como pieza histórica, aunque hay otras dos versiones: la segunda está en
el Museum Of Broadcast Communications de Chicago y la tercera fue comprada por el
mago David Copperfield por 110.000 dólares.
Hoy, algunos de los ventrílocuos más populares son Jeff Dunham, de los Estados
Unidos, Zillah & Totte, de Suecia, Carlos Donoso, de Venezuela, Oscar E.,
de México y Paul Zerdin, ganador del programa de concursos America's Got Talent en
2015.
En España, los dos ventrílocuos más famosos y mediáticos han sido la artista Mari
Carmen Martínez-Villaseñor y el empresario y productor José Luis Moreno. En Arge
La ventriloquía (palabra derivada de ventrílocuo, que a su vez proviene
del latín ventrilocuus, "el que habla con el vientre") es el arte de modificar la voz para imitar
otras voces u otros sonidos. Dado que la ventriloquía está orientada al mundo del
espectáculo, forma parte de la brillantez de la actuación el que la emisión de voz se haga
de la forma más discreta posible, esto es, que el ventrílocuo sea capaz de dar voz
al muñeco sin mover, o casi sin mover, los labios, de modo que una vez proyectada la voz,
parezca originarse efectivamente en el propio muñeco. En un principio se pensó que era el
resultado de un uso poco corriente del estómago durante la inhalación, y de ahí su nombre
del latín venter, "estómago" y loqui, "hablar".
La práctica de la ventriloquía se realiza casi siempre mediante un diálogo, generalmente
cómico o sarcástico, entre una persona y un muñeco al que aquel le presta la voz.

Práctica[editar]
La ventriloquía se ejecuta mediante una vocalización muy disimulada, dada casi siempre a
través de la boca entreabierta y con el mínimo movimiento de labios posible, y usualmente
procurando que la propia actuación aparte la atención de los espectadores del operador y
la centre en el muñeco. Este método presenta una lógica dificultad para
producir consonantes labiales (f, b o v, p y m), lo cual suele resolverse evitando palabras
que las contengan, o bien sustituyendo las consonantes por sonidos similares
(como z, d, t y n). A causa de esto, los personajes suelen interpretarse con acentos y
maneras de hablar exageradas que ayuden a cubrir esta carencia.

Historia[editar]
Se han encontrado restos de ventriloquía en el arte egipcio y en la arqueología

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