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Tema 1: La poesía a principios de siglo. Modernismo y Generación del 98.

Rubén
Darío y Antonio Machado.
1. Introducción
A finales del siglo XIX Europa vive años de esplendor, la revolución industrial entra
en una nueva fase y el progreso técnico es notable; se desarrollan considerablemente los
transportes y las comunicaciones y los países capitalistas más desarrollados, a los que se
han sumado EE.UU y Japón, se reparten el planeta.
Las tensiones entre los diferentes imperios ante la necesidad de expansión de
mercados y la lucha por la supremacía de Gran Bretaña, Francia y Alemania, el
crecimiento de EE UU y Japón, la agonía de los viejos imperios ruso, turco y
austrohúngaro… todos estos factores desencadenan la catástrofe sin precedentes que
daría al traste con el optimismo del liberalismo decimonónico: la Primera Guerra Mundial
(1914 – 1918), en la que participaron casi todas las grandes potencias. Fue un conflicto
brutalísimo, con un grado de destrucción desconocido hasta el momento en la Historia,
que a su vez trajo consigo la Revolución Bolchevique, que surgió en un principio como
movimiento de oposición a la participación de Rusia en el conflicto.
Por su parte, España es un país rural en el que abunda la fuerza de trabajo y los
salarios son muy bajos. Se está produciendo un gran éxodo del campo a las ciudades y
aumenta la emigración a América. Una oligarquía de terratenientes y financieros posee el
poder político y económico y entra en conflicto con el conato de burguesía periférica
surgida por los procesos de industrialización en Cataluña y el País Vasco, mayormente. El
sistema político es el heredado de la Restauración borbónica, basado en la corrupción
como mecanismo para establecer un turno de gobierno entre el partido Liberal y el
Conservador, completamente irrelevante en lo tocante a programas políticos.
Dos hitos ponen en crisis el sistema político. Por un lado, el desastre del 98, la
guerra perdida contra EEUU, que destruye la Marina española de un plumazo y se queda
con los últimos territorios de ultramar: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Además de impulsar
un cierto movimiento regeneracionista, el resultado fue otro desastre: la mayor implicación
de los militares españoles en la distribución de las zonas de influencia en el norte de
África, junto con Francia y Alemania, que trajo consigo el impulso de la guerra de
Marruecos y la revuelta conocida como Semana Trágica, en la que el pueblo barcelonés
se alza contra el reclutamiento militar obligatorio de la gente pobre (los ricos eludían las
armas pagando) y termina con una represión brutal (incluido el fusilamiento del maestro
anarquista Ferrer i Guàrdia).
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El segundo factor que aceleró la implosión del sistema de la Restauración fue la
neutralidad española en la Gran Guerra, que trajo consigo un aceleramiento del desarrollo
industrial en la periferia, con el consiguiente incremento de las tensiones regionalistas por
una parte, y el crecimiento imparable del movimiento obrero, por otra. Las reivindicaciones
de los trabajadores encuentran eco entre muchos intelectuales. En estos años se
consolida la labor que comenzaran gentes como Giner de los Ríos, aglutinada en círculos
progresistas como la Institución Libre de Enseñanza. Entre las clases acomodadas crecen
las ideas republicanas y socialistas, y se va preparando el campo para la crisis definitiva
de la monarquía borbónica de raíz decimonónica.

2. El Modernismo
[El albatros.
Charles Baudelaire.

Por distraerse, a veces, suelen los marineros


Dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
Al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,


Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
Dejan penosamente arrastrando las alas,
Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!


Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa,
Aquél, mima cojeando al planeador inválido!

El Poeta es igual a este señor del nublo,


Que habita la tormenta y ríe del ballestero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas de gigante le impiden caminar.]

Para comprender bien en qué consiste el Modernismo conviene tener en cuenta la


afortunada comparación que hace Baudelaire entre el poeta y el albatros. Cuando el
majestuoso albatros cae sobre la cubierta de un barco se comporta de un modo torpe y

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ridículo. Las enormes alas del albatros revelan su pertenencia exclusiva al cielo. También
el poeta ha nacido para volar y su vida no es más que añoranza de ese mundo ideal al
que pertenece. De ahí su alcoholismo crónico, su voluntad de huida a cualquier precio. El
poeta sacrifica su vida en aras de la Literatura, lo apuesta todo en cada jugada.
El poeta tenía que inmolarse a la vista de los lectores y darles, con cada
soneto, su sangre y su carne. Había que dejarse descuartizar hasta la última
víscera, como hizo Darío, y que los lectores caníbales devoraran sus sesos, su
páncreas, su hígado y la carne rosada de sus pulmones. (Manual de literatura para
caníbales, de Rafael Reig).
A principios del siglo XX el Realismo entra en decadencia como movimiento
estético. Los jóvenes creadores rechazan la estética burguesa que representa esta
corriente artística- Les dan el nombre de modernistas, denominación peyorativa que
censuraba su afición a la vida bohemia y su actitud rebelde y contraria a toda integración
social. Los nuevos autores aceptaron la etiqueta, pero entendida de modo positivo, como
definitoria del culto a la belleza, la búsqueda del ideal y el rechazo a la mediocridad.
El Modernismo literario tiene su origen en Hispanoamérica, con autores como
Rubén Darío o José Martí. Se inspiran, sin embargo, en la literatura francesa: en Charles
Baudelaire (1821-1867), el precursor del cambio, y en la revolución de las letras francesas
que desencadenan el simbolismo de Arthur Rimbaud (1854-1891) o Paul Verlaine (1844-
1896) y el Parnasianismo de Théophile Gautier (1811-1872). El Parnasianismo defiende el
ideal del arte por el arte frente al arte utilitario. Busca, ante todo, la belleza formal, y acaba
polemizando contra simbolistas y decadentistas, promoviendo un carácter elitista y
deshumanizado del arte que anuncia las primeras vanguardias del siglo XX. El simbolismo
convierte la poesía en una forma de conocimiento que capta a través de símbolos una
realidad que no es perceptible físicamente: ideas, sentimientos, angustias, obsesiones;
conceden gran importancia a los sueños, a la intuición, a la imaginación, a lo misterioso.
Evoluciona hacia imágenes más o menos coloristas y estilizadas de un jardín simbólico
que representa las entrañas anímicas e intelectuales del poeta. En su vertiente
decadentista hurga en lo feo, lo corrupto, la podredumbre, el hastío, de una realidad
desagradable pero vivida a tope.
Los modernistas latinoamericanos y españoles encuentran también otras
importantes influencias: Oscar Wilde o poetas españoles como Gustavo Adolfo Bécquer,
Rosalía de Castro, Espronceda y Zorrilla, Gonzalo de Berceo, Jorge Manrique y los
poetas de Cancionero.
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3. Rasgos generales del Modernismo
3.1. Afán de originalidad para demostrar su desprecio por las convenciones y la mesura
propias de la sociedad burguesa del siglo XIX. Esta originalidad se hace presente en todo
su ser: vestimenta, radicalismo político, provocación.
3.2. Rebeldía: el artista se sentía al margen de la sociedad y protestaba contra el orden
burgués establecido. Igual que hizo el Romanticismo en su momento, desarrolla el gusto
por épocas pasadas (Edad Media, Grecia Clásica). Revalorizan lo intemporal, lo
imperecedero.
3.3. Decadentismo: gusto por lo mortecino y lo ruinoso¸ lo oscuro, lo enfermizo como
manifestación de la nada que aguarda, como signo de rebeldía ante una sociedad que
exalta el triunfo y lo material. Es frecuente que aparezca en literatura el tema de la “ciudad
muerta”: Venecia, Ávila, Toledo… El decadentismo manifiesta también gusto por lo
morboso, el refinamiento, la sobreabundancia de referencias culturales. Proviene de la
influencia de Baudelaire, Rimbaud y Verlaine, mayormente.
3.4. Hastío vital, que se manifiesta en el pesimismo, escepticismo, insatisfacción,
descontento, desconfianza en los gobernantes, desánimo, melancolía, abulia… Lo que
choca con el racionalismo burgués.
3.5. Erotismo como expresión del vitalismo. En esta literatura conviven el erotismo
refinado con lo obsceno, lo perverso y lo demoniaco. Hay cierta atracción por lo marginal:
prostitutas, bebedores, delincuentes por lo que tienen de anticonvencional. Recordemos
que Baudelaire, el gran inspirador, murió de la sífilis que le contagió una prostituta bizca y
calva.
3.6. Lo exótico: el rechazo de la vulgaridad que los autores ven en la sociedad de su
tiempo hace que desarrollen cierto gusto por lo exótico que hallan en las civilizaciones
asiáticas, el mundo musulmán y en las antiguas culturas.
3.7. Cosmopolitismo: Gusto por los viajes, por conocer gentes y lugares distintos. La
meca de estos artistas es París, cómo no, con su vida bohemia y sus cafés. Junto a esto,
y aunque parezca contradictorio, los mismos modernistas muestran afición a los tipos
castizos (Cupletistas, gitanos, toreros…) como exaltación de lo pintoresco tan diferente a
la uniformidad burguesa.
3.8. Angustia existencial, que les lleva a buscar lo trascendente y que se manifiesta en
un espiritualismo torturado, panteísmo (identificar a Dios con la naturaleza) o en la afición
por las doctrinas esotéricas.
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3.9. Esteticismo, culto a la belleza. La poesía será la encargada de buscar la belleza
absoluta, la armonía, y reunirá el cromatismo, la plasticidad y los sonidos – propios de la
pintura, la escultura y la música- en un arte absoluto. Es la influencia del Parnasianismo.
4. Características de la poesía modernista.
La poesía modernistas busca efectos plásticos con el uso de colores, unas veces
llamativos y otras delicados, a los que se refieren directamente o por medio de objetos
preciosos (azul, violeta, lila, púrpura, oro, plata, rubí…). También son frecuentes los
efectos sonoros, bien mediante el uso de recursos fónicos (aliteraciones, por ejemplo),
bien mediante alusiones a instrumentos musicales. Tampoco faltan los aromas refinados
sugeridos por medio de flores y plantas. El léxico se enriquece con vocablos exóticos,
cultismos, neologismos. Se recrean ambientes con valor simbólico y evocador como
jardines lejanos y otoñales, fuentes, estanques, surtidores. Aparecen animales elegantes
o fabulosos (cisnes, pavos reales, unicornios), personajes reales o mitológicos (princesas,
caballeros, ninfas, sátiros, sirenas…).
El ansia de renovación les lleva a mostrar una gran variedad métrica. Se
experimenta con estrofas y poemas (sonetos en versos alejandrinos, por ejemplo), se
emplean versos tradicionales (endecasílabo y octosílabo) junto con el alejandrino, que es
muy del gusto de estos poetas, por influencia francesa se empieza a utilizar el
dodecasílabo, también se utiliza el verso libre.

5. Rubén Darío (1867-1916)


Poeta alcohólico e inadaptado, que encajó a la perfección en la caracterización de
Baudelaire del poeta-albatros, aún se le considera el príncipe de las letras castellanas.
5.1. Vida.
Nacido el año en que murió Baudelaire, ya desde niño fue reconocido como poeta y
alcanzó la fama en su país, Nicaragua, ya desde la adolescencia. Se formó en Managua y
bien joven vivió en El Salvador, Chile, Argentina, Honduras, con regresos esporádicos a
su patria natal. Llevó ya entonces una vida bohemia, con fuertes altibajos (pasaba en
poco tiempo del reconocimiento social a la miseria absoluta). Consiguió publicar su
primera obra importante, Azul, en 1888, en Chile, y consiguió una buena reseña del
escritor y crítico español Juan Valera. Se casó con Rafaela Contreras en San Salvador en
1890. Su primer hijo, Rubén Darío Contreras, nació en Costa Rica 1891, cuando el poeta
apenas podía mantener a su familia. En 1893 murió Rafaela, cuando Rubén acababa de
regresar de su primer viaje a España.
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En 1893, la familia de su amante, la jovencísima Rosario Murillo, lo obligó a
casarse con ella, en plena borrachera y a punta de pistola. Dejó a su mujer en Panamá y
emprendió una serie interminable de viajes por el mundo que lo llevó a Nueva York, París
y Buenos Aires. Contactó con poetas como José Martí y Paul Verlaine y ya se decía de él
que estaba siempre ebrio. Llevaba una vida bohemia y desenfrenada y empezó a tener
problemas de salud. En 1896 publica Prosas Profanas. Como corresponsal del diario
argentino La Nación marchó a España en 1898, donde causó la admiración de escritores
de la talla de Valle-Inclán o Juan Ramón Jiménez. En 1899, aunque legalmente casado
con Rosario Murillo, se junta con la campesina analfabeta Francisca Sánchez del Pozo,
natural de Navalsauz (Ávila), con la que tuvo cuatro hijos, de los que le sobrevivirían dos
en una situación de miseria debida al abandono al que los acabaría por someter el poeta.
Llevó una vida errante, a veces como diplomático, a veces como corresponsal de
La Nación, y crecieron tanto su reconocimiento internacional como su deterioro personal,
físico y mental. Conoció, en 1902, en París, a un joven Antonio Machado. En 1905 publicó
Cantos de vida y esperanza. Vivió en Madrid (llegó a ser embajador de Nicaragua en
España), en París, en el México prerrevolucionario y en La Habana. Regresó a América
con el estallido de la I Guerra Mundial y tras pasar un tiempo en EEUU, murió de
enfermedad en su país natal; las honras fúnebres duraron varios días.

5.2. Obra.
Primeras obras: Iniciación melódica, Epístolas y poemas, Rimas y abrojos. En ellas
se detectan influencias de los poetas románticos, hay sobre todo imitación de Bécquer,
Campoamor y Víctor Hugo.
Azul significa el inicio del movimiento modernista. En esta obra – que se compone
de cuentos, poemas y prosa poemática- aparecen mezclados elementos románticos junto
con elementos parnasianos (búsqueda de la belleza y de la perfección formal). Domina un
tono de refinada elegancia y en todos los poemas se recrean múltiples sensaciones. Es
de un virtuosismo notable en la métrica, el léxico, la musicalidad, el color, todo de una
exquisita elegancia, en la estela del Parnasianismo más exigente.
Prosas profanas supone la plenitud modernista de este poeta. En este libro
destacan ante todo el preciosismo, el exotismo y la fantasía refinada. Darío alcanza la
perfección formal que ansía, y hace una poesía que se eleva con una potente imaginación
formal y una capacidad de ornamentación extraordinaria. El prólogo de esta obra es de
gran importancia porque el poeta expone su teoría acerca de la poesía, la poesía es en su
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opinión algo muy personal y por lo tanto ningún poeta ha de ser imitador o seguir las
huellas de otro servilmente.
Cantos de vida y esperanza es la obra en la que Rubén Darío desciende a la
realidad del mundo que lo rodea. En ella hay una vuelta a la preocupación social y
aparecen temas como la política, el amor a España o el recelo ante los EE UU. En esta
obra ya ha abandonado la obsesión esteticista y busca una poesía más íntima, aunque
sin abandonar la búsqueda de la belleza formal. A partir de esta obra predominan en la
obra del poeta la melancolía, la angustia y la obsesión por la muerte. Es avanzado en su
concepción libre, con presencia de la ironía, el humor, el prosaísmo característicos de
buena parte de la poesía post vanguardista del siglo XX.
Últimas obras: El canto errante, Poema de otoño y otros poemas, Canto a la
Argentina y otros poemas. Estas obras son muy heterogéneas puesto que en ellas se
recopilan poemas de diferentes épocas. El poeta vive ya de su fama, es poesía de
supervivencia, más que nada, al tiempo que se deteriora su estado físico y mental.

6. Poesía modernista española: Antonio Machado


A principios de siglo, el Modernismo se había extendido en España, traído, sobre
todo, por Rubén Darío, que hizo su primer viaje a España en 1892, aunque ya con
anterioridad aparecían traducciones de parnasianos y simbolistas en diferentes revistas y
existían tertulias de ambiente modernista en “El gato negro” o el “Lyon d’or”, donde se
recitaba a los nuevos poetas hispanoamericanos.
En su primera fase, el Modernismo se considera militante o polémico. Son años de
esplendor y bohemia, en los que los escritores y sus comparsas causan escándalo a la
vez que se muestran ferozmente críticos con el mundo social dominante desde un
esteticismo afilado desde el que desprecian la fealdad y vulgaridad de la vida productiva
del capitalismo y las ínfulas de la burguesía. Pero este movimiento perturbador al tiempo
que atractivo y bullicioso es efímero. Pronto se hablará de Modernismo asimilado, cuando
una parte notoria de los autores entran de lleno en el mercado editorial y se acomodan al
tiempo que se pone de moda el modernismo arquitectónico y de las artes plásticas y el
diseño entre las clases pudientes del país.
En 1913, Azorín acuña el término “Generación del 98” para referirse a los nuevos
escritores de la época. Sirvió para distinguir entre los autores que se quedaron en el
esteticismo que rechaza el mundo, frente a autores que, por entonces, adquirieron un
compromiso socio-político para contribuir al cambio social desde la labor literaria. Pero
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esta distinción, como tantas de las de Azorín, es ambigua e imprecisa, ya que es difícil
delimitar ambos grupos, entre otras cosas porque los autores se conocían y relacionaban
entre sí, y rasgos de ambas tendencias se daban con frecuencia simultáneamente en
muchos de ellos… del mismo modo que encontramos el Rubén Darío de Azul o Prosas
profanas junto al de Cantos de vida y esperanza.
En general, los poetas modernistas españoles, con excepciones, buscaron pronto
un nuevo camino que reducía la ornamentación externa para tender a una mayor
profundidad. La poesía se interioriza, tiende a ser melancólica con una visible influencia
del intimismo de Bécquer. Optan más bien por la influencia de Baudelaire y alcanzan, a la
postre, un depurado simbolismo, pero con una ingenuidad, una frescura que lo aleja de la
tentación decadentista, al tiempo que se declina la invitación más parnasiana proveniente
de los primeros libros de Rubén Darío.

6.1 Antonio Machado.


6.1.1. Biografía:
Nace en Sevilla el 26 de Julio de 1875. De niño se traslada a Madrid con su familia
y allí estudia hasta 1888 en la Institución Libre de Enseñanza. Viaja a París en dos
ocasiones (1899 y 1902, cuando conoce a Darío) y en 1907 se instala en Soria como
catedrático de francés del Instituto de Bachillerato. Aquí es cuando toma contacto
plenamente con el paisaje de Castilla, lo cual se reflejará en su obra posterior. En 1909 se
casa con Leonor, una muchacha de 15 años, y pasan un año en París, durante el que
Machado, muy interesado por la filosofía, asiste a las clases de Bergson. Allí se
manifiestan los primeros síntomas de la enfermedad de Leonor, tuberculosis. Regresan a
España y la joven esposa muere en agosto de 1912. El poeta, desesperado, pide el
traslado a Baeza (Jaén) donde pasa varios años enseñando en un ambiente de injusticia,
mortecino y decepcionante, y viajando por Andalucía. En 1919 consigue destino en
Segovia, donde se reconcilia con la vida social y cultural y ya empieza a ser un poeta
reconocido. Los últimos años de su vida los pasará en Madrid.
Hacia 1926 conoce a la poetisa Pilar Valderrama, la Guiomar de sus versos, que le
inspirará un profundo amor que durará hasta el final de sus días. Elegido miembro de la
Real Academia Española en 1927, no llegará a ocupar el sillón oficialmente.
Cuando estalla la guerra, por coherencia con sus ideas republicanas, tiene que
trasladarse con su familia a Valencia. Se unió al movimiento Alianza de Escritores
Antifascistas. Después hubo de marchar a Barcelona. Finalmente, en enero de 1939 se ve
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obligado a pasar la frontera. Entra en Francia enfermo y se instala con su madre en el
pequeño pueblo de Colliure, donde muere el 22 de febrero de ese mismo año.
6.1.2. Los temas de Antonio Machado.
Uno de los temas fundamentales de la poesía de Machado es el tiempo. Esta
preocupación por la huida de los días le hace volver la vista atrás a su propio pasado que
muchas veces recuerda con nostalgia o amargura. Su sensibilidad ante la muerte
combina la sencillez ante la existencia, la modestia respecto de sus aspiraciones artísticas
y el pesar ante la inevitabilidad del fin. El poeta tiene una actitud sabia y sosegada, no
exenta de tristeza o impotencia.
El tema del amor se plasma en su obra en tres momentos diferentes. Primero está
el despertar del amor, que todavía no tiene un objeto al que dirigirse. Después llega el ser
amado y su pérdida y un tercer momento lo constituyen los recuerdo, la evocación
melancólica de la amada ausente.
Otros temas fundamentales son la angustia de la nada, el sueño como única forma
de expresión posible de la realidad que surge del fondo de la conciencia.
Por otro lado, hay un Machado comprometido con el progreso y la Justicia, en la
estela de la formación recibida en los círculos de Gil Robles. En campos de Castilla
comienza una poesía tan comprometida como aguda en el diagnóstico. Se combina con
otro de los grandes temas del poeta, que es Castilla, su paisaje, su historia, sus gentes.
En toda su poesía, pero sobre todo en la de los primeros libros, Machado emplea
diferentes símbolos: para el paso del tiempo: la mañana, la tarde, la noche, el reloj que
simboliza el paso objetivo del tiempo y, sobre todo, el agua símbolo que arranca de la
poesía de Jorge Manrique y que puede simbolizar la vida cuando brota, la fugacidad
cuando corre y la muerte cuando está quieta o es la del mar. La noria simboliza el
pensamiento del hombre, las galerías son las obsesiones íntimas, el alma; el camino es la
vida, algo que no está hecho sino que se va haciendo y cuyo destino es la muerte.
6.1.3. La métrica.
En varias ocasiones Machado declaró su preferencia por las formas métricas
sobrias y sencillas. Aunque en sus años de juventud era la métrica modernista la que
había invadido la poesía, él sólo la adoptó temporalmente. Hay un tipo de poema, entre
todos los que pueblan su producción poética, que es típicamente machadiano, la
combinación ilimitada y sin esquema fijo de versos de 7 y 11 sílabas con una única rima
asonante en los versos pares.
6.1.4. Obra.
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Poesía:
- Etapa modernista: Soledades (1903) ampliado y reformado posteriormente por
Soledades, Galerías y otros poemas (1907) constituye una auténtica meditación acerca
del tema del tiempo y una introspección intimista y delicada en el alma sensible e
intelectual del autor. Aparecen aquí ya algunos de los símbolos que se convertirán en
constantes poéticas machadianas: la fuente, la melancolía, el sueño, el misterio, el otoño,
el fluir del río, la tarde.
- Campos de Castilla: en esta obra se manifiestan las preocupaciones del poeta por la
situación social del pueblo en las zonas rurales. También aparecen otros temas como la
muerte de Leonor y su regreso a Andalucía. En esta obra hay tres temas que destacan
sobre los demás: el paisaje, el hombre y la historia. Machado no sólo se interesa por el
paisaje de Soria sino también por sus gentes y su trabajo en el campo. Y es precisamente
este interés el que le lleva a una nueva poesía diferente de la modernista, con acentos
sociales. Aparece, por tanto, el Machado republicano, preocupado por el futuro del país (y
por su pasado), beligerante a la par que cargado de argumentos y de cierto sentido del
humor. Esto no significa que se abandonen otros temas como el paso del tiempo, la
angustia, los sueños…
- El libro Nuevas canciones (1924), escrito parcialmente en Baeza, recuerda en alguna de
sus partes el tono nostálgico del primer Machado. Hay una presencia de las tierras
sorianas, evocadas desde lejos; la hay, también, de la Alta Andalucía, espacio geográfico
real y mítico a la vez; continúa, además, en el nuevo libro, la línea sentenciosa (proverbios
y cantares) que ya iniciara en Campos de Castilla.
-Entre los últimos textos poéticos de Machado merece la pena destacar las Canciones a
Guiomar, en las que expresa su amor por Pilar Valderrama. Durante la guerra, Machado
escribió unos pocos textos en verso y muchos en prosa. Algunos, verso y prosa, se
recogen en su último libro, La guerra (1937, con ilustraciones de José Machado). Si buena
parte de la escritura última debe verse como puramente testimonial, hay, no obstante,
ciertos textos de grandísima calidad literaria. Entre ellos, El crimen fue en Granada,
importante poema sobre el asesinato de García Lorca.
Prosa: Destacan dos obras: Cancionero apócrifo y Juan de Mairena.
Teatro (escrito en colaboración con su hermano Manuel): La Lola se va a los puertos, La
duquesa de Benamejí…

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