La Hipótesis Gaia o también conocida como la Teoría de
Gaia se comenzó a formular o plantear alrededor del
año 1969 por el químico británico James Lovelock, sin embargo, anteriormente a él, James Hutton el padre de la geología calificó al planeta Tierra como un organismo viviente que debía ser estudiado fisiológicamente. En base a esto James Lovelock junto con Lynn Margulis se dedicaron al análisis de los procesos fisiológicos autorregulados del planeta Tierra y conformando la Hipótesis Gaia, James Lovelock decidió colocarle este nombre por la diosa de la naturaleza, también conocida como la Madre Tierra, la Madre de Todo, Gea, Pachamama, lo relacionó con el planeta como un superorganismo que contiene seres vivos, el suelo, los océanos y la atmósfera. Muchos científicos consideran esta hipótesis como mística y otros la consideran como una burla, una personificación del planeta Tierra, de este modo James Lovelock establece que al nombrar a Gaia se refiere a una entidad planetaria con vida que no necesariamente posee consciencia y explica que la materia viva no se separa del ambiente en el cual se encuentra, esto lo dijo tomando como base la evolución del planeta Tierra debido a que todo evolucionó y seguirá evolucionando en conjunto, con esto se tiene que la vida es una propiedad planetaria y en conjunto, no es individual. La hipótesis fue apoyada luego de su anuncio por Lynn Margulis, ella apoyaba la idea de los organismos simbióticos, es decir, la simbiosis, dos organismos que colaboran entre sí para lograr un beneficio mutuo, pero, no era tan afanada de la idea de Lovelock en cuanto a un superorganismo en el cual vivimos y del cual vivimos. Margulis colaboró con Lovelock en ciertos argumentos como el argumento considerado como fundamental para la hipótesis, “La temperatura del Sol no ha permanecido constante”, se realizaron estudios y los resultados han asignado un aumento del temperatura de los rayos solares, esto debió impedir la vida en el planeta Tierra hace millones de años, pero se estudió este caso demostrando que fue gracias a la vida en el mismo planeta, con la evolución se cambió la composición de ciertos gases atmosféricos y se ha logrado moderar la radiación solar, justo como un cuerpo suda para refrescarse o tiembla para calentarse, la Tierra utiliza sus organismos para regular el calor. Tomando en cuenta las ideas de James Lovelock y Lynn Margulis, muchas personas pueden llegar a pensar que todo es una burla o una locura, pero, al analizarlo debidamente se puede decir que estos científicos tienen razón en decir que el planeta es un organismo viviente, esto debido que los mecanismos de autorregulación se podrían aplicar a nivel planetario afectando la temperatura global, la composición de la Atmósfera, salinidad de los océanos y demás variables. Considerando todo lo establecido, los mecanismos de autorregulación son aplicados a la biósfera, es decir, se le otorga una especie de capacidad de habitabilidad en el planeta, una capacidad muy similar al homeostasis de cada ser vivo, es la capacidad de responder a los diversos cambios del medio ambiente para mantener la temperatura corporal, composición interna, presión arterial, etc, estables y constantes. Basado en todo esto, el planeta Tierra en lo que a mí respecta se puede considerar un organismo de gran tamaño, en el cual los animales y plantas serían sus células, mientras que los océanos y la Atmósfera serían sus sistemas circulatorios, es decir, una enorme forma de vida, debido a esto el nombre de Gaia, la diosa de la naturaleza. La crisis sanitaria y la consiguiente crisis económica ya están restringiendo el llamado "estado de bienestar". Además, las proyecciones exitosas de las propias democracias occidentales, aunque pueden haber fracasado muchas veces en garantizar la justicia social y de hecho lo han hecho, son menos malvadas frente a la continua amenaza que representa el capitalismo. La globalización y la libertad extrema dominan actualmente en términos de control y acaparamiento de la riqueza, los recursos naturales y, en última instancia, las oportunidades de supervivencia de nuestra especie y otras especies que nos acompañan. En este caso, la elección es clara: si queremos seguir enfermando a Gaia y volver a sufrir su mecanismo de respuesta, ya conocemos el camino. Sin embargo, si entendemos que no vale la pena desperdiciar, destruir y ocupar el ecosistema, tendremos que cambiar nuestra forma de vida y, en última instancia, cambiar la forma en que nos conectamos con otras partes de Gaia. Esta es la elección entre la vida y la muerte. La salida de la crisis del COVID-19 y cualquier otra crisis que nos amenace es la gran mayoría de científicos (aquellos que esperan salvar nuestras vidas desarrollando nuevas vacunas), es respetando los espacios que GAIA nos facilita, pero la Humanidad ha abusado mucho en ese aspecto, si pensáramos un poco en cómo se siente la tierra al ser destruida, tuviéramos más empatía para cuidarla diariamente. El Día de la Tierra es el 22 de abril, Ahora, considerando lo anterior, cabría preguntarse ¿En qué nos ha motivado, o más bien a quiénes ha motivado, que un 22 de abril sea el único día donde respetemos a la tierra? No es lo ideal porque esto debe ser todos los días, así como debemos tomar agua para mantener la temperatura de nuestro cuerpo, así como al levantarnos pedimos la bendición a todos nuestros familiares, Así como debemos comer para subsistir, Darle un espacio a la tierra para que pueda ser cada día, más limpia. Finalmente, no debemos olvidar que, hasta el momento, la "vieja normalidad" ha provocado una pérdida de biodiversidad sin precedentes. Hizo que nuestro planeta comenzara lo que muchos expertos han llamado la "sexta extinción masiva". Con la pérdida de biodiversidad y la simplificación de nuestro ecosistema, no solo estamos atrapados en la mancha moral de agotar gradualmente cosas tan universales y raras como la vida, sino que, desde el punto de vista de la conservación, nuestra propia especie constituye dimensiones indescriptibles. El 100% de los elementos que utilizamos hoy para combatir la farmacopea no son solo COVID-19, sino también la gran mayoría de enfermedades que afectan al ser humano, se obtienen de innumerables recursos naturales que se encuentran en nuestro ecosistema. La destrucción de la vida, la pérdida de la biodiversidad y la desaparición de los ecosistemas más amenazados a través de complejos y poderosos procesos inerciales como el cambio climático no son más que diferentes formas de arrojar piedras cada vez más pesadas sobre nuestro propio techo, La Tierra. Como Humanos, Así como los Padres cuidan a sus Hijos, Los Hijos a Sus Hermanos, Debemos Cuidar a Nuestra Madre Tierra, que no pidió nada a cambio a nosotros los humanos, para libremente Habitarla.