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Universidad Central del Ecuador

Facultad de Ciencias Médicas

Nivelación Enfermería

Principios Éticos en las Ciencias de la Salud

Integrantes: Barros María Paula


Jácome Gabriela
Farez Alisson
Reisancho Shailyn
Paralelo: En-002

Bioética

Definición

La bioética es la rama de la ética dedicada a proveer los principios para la conducta más
apropiada del ser humano con respecto a la vida, tanto de la vida humana como del resto de seres
vivos, así como al ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables para la misma.

Se trata de una disciplina relativamente nueva, y el origen del término corresponde al pastor
protestante, teólogo, filósofo y educador alemán Fritz Jahr, quien en 1927 usó el término Bio-
Ethik en un artículo sobre la relación ética del ser humano con las plantas y los animales. Más
adelante, en 1970, el bioquímico estadounidense dedicado a la oncología Van Rensselaer Potter
utilizó el término bio-ethics en un artículo sobre «la ciencia de la supervivencia» y
posteriormente en 1971 en su libro Bioética un puente hacia el futuro.

En su sentido más amplio, la bioética, a diferencia de la ética médica, no se limita al ámbito


médico, sino que incluye todos los problemas éticos que tienen que ver con la vida en general,
extendiendo de esta manera su campo a cuestiones relacionadas con el medio ambiente y al trato
debido a los animales. Se han formulado una serie de definiciones respecto a la disciplina de la
Bioética, siendo una de ellas la adoptada por la Unidad Regional de Bioética de la OPS
(Organización Panamericana de la Salud), con sede en Santiago de Chile y que, modificada por
el S. J. Alfonso Llano Escobar en una revista de la especialidad, define a la Bioética como «el
uso creativo del diálogo inter y transdisciplina entre ciencias de la vida y valores humanos para
formular, articular y, en la medida de lo posible, resolver algunos de los problemas planteados
por la investigación y la intervención sobre la vida, el medio ambiente y el planeta Tierra». Sin
embargo, cabe destacar, que ya en 1978, el Kennedy Institute de la Universidad jesuita de
Georgetown en Estados Unidos, había publicado la primera Enciclopedia de Bioética en cuatro
volúmenes, dirigida por Warren Reich, un teólogo católico, donde se define a la Bioética como el
"estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y la salud,
examinado a la luz de los valores y principios morales".
Origen, evolución y desarrollo bioética

Origen

El comienzo de la bioética se fija en 1970, cuando Van Rensselaer Potter escribió el libro “The
Science of Survival”, mediante el cual trató de elaborar una nueva comprensión del modelo
epistemológico de la ética médica y ambiental, así como de la deontología, de la medicina legal y
de la filosofía médica; “contribuir al futuro de la especie humana mediante la promoción y
sistematización de una nueva disciplina: la bioética”, disciplina que señalaba la importancia del
comportamiento humano en el equilibrio del ecosistema, del futuro del hombre y de su
supervivencia, destacando la influencia negativa del estilo de vida del hombre en la normal
evolución del mundo y de la especie humana; con todo ello, Potter, planteaba la necesidad de un
nuevo comportamiento, nuevas obligaciones, nuevas leyes y una nueva moral con relación al
futuro de las generaciones ¿qué tipo de futuro tenemos por delante? y ¿tenemos alguna
opción? ...”. El título de esa charla fue Un puente hacia el futuro, el concepto de progreso
humano...”tendría un carácter utilitario en relación a la vida, posteriormente se hizo superponible
a la propia ética médica, y en la actualidad adquiere un carácter general, en el que se analizan las
relaciones existentes entre el hombre y la biosfera.La Bioética es “un urgente y necesario
conocimiento que permite la investigación del cómo utilizar el pensamiento para una presencia
responsable del hombre para la promoción de la calidad de vida, considerada como una ciencia
de la supervivencia, en el sentido de la presencia cualitativa del hombre en la historia” (Potter,
1971). El Hastings Center, del Institute of Society, Ethics and the Life Science de Nueva York,
puede considerarse la primera piedra en llevar a cabo programas bajo este planteamiento, ya que
en los mismos da prioridad a la enfermedad mental; prioridad clínica en la aplicación de la
investigación del genoma humano; contracepción: línea guía para la política social; determinar
nuevos objetivos a la medicina; hombre, animales y ambiente: responsabilidad ética;
biotecnología animal.

Evolución

Para uno de los grandes especialistas estadounidenses en la nueva disciplina, Albert R. Jonsen, la
historia de la bioética,se centra en torno a los siguientes hitos. Probablemente el primer hito para
el desarrollo ulterior de la bioética se retrasa hasta finales de 1962, cuando la revista Life
Magazin publica un artículo sobre los criterios de selección de los candidatos a los aparatos de
hemodiálisis renal recientemente descubiertos. Un segundo momento importante en la naciente
historia de la bioética fue la publicación en el New England journal of Medicine (1966) de un
trabajo, firmado por Beecher, en que recogía 22 artículos publicados en revistas científicas y que
eran objetables desde el punto de vista ético. La historia de los experimentos humanos realizados
sin cumplir las más elementales exigencias éticas tenía un precedente brutal: las experiencias
realizadas por los médicos nazis en los campos de con centración alemanes, exige
constantemente a los científicos eficacia, productividad y originalidad. Los internos de los
campos de concentración eran ahora personas pertenecientes a los grupos vulnerables. Uno de
los ensayos, criticados por Beecher, consistió en la inoculación del virus de la hepatitis a niños
afectados por deficiencia mental en un centro de Willowbrook... Cuatro años más tarde, el
Senador Edward Kennedy sacaba a la luz el brutal experimento de Tuskegee, Alabama, en que se
negó el tratamiento con antibióticos a individuos de raza negra afectados por la sífilis, para poder
estudiar el curso de esta enfermedad. La opinión pública quedó profundamente afectada por estos
hechos y se abrió paso a la llamada Comisión Nacional. (19741978), que marcó las directrices
que deben presidir la experimentación en seres humanos, con un especial énfasis en el respeto a
los miembros de los grupos vulnerables. El Informe Belmont, que recoge las deliberaciones de la
Comisión sobre este tema, tendrá una enorme importancia en el ulterior desarrollo de la bioética,
como subrayaremos más adelante. Un año más tarde, el 3 de diciembre de 1967, el Dr. Christian
Barnard realizaba en el hospital Grootc Schur de Ciudad del Cabo el primer trasplante cardíaco.
El trasplante de corazón no sólo suscitó la degradación a mero músculo cardíaco de un órgano al
que se le había dado una gran importancia cultural, sino que suscitaba serios interrogantes éticos
acerca del consentimiento del donante y, sobre todo, acerca de la determinación de su muerte.
Precisamente la Harvard Medical School, presidida por el antes citado Beecher, marcaba poco
después unas directrices que iban a tener una gran relevancia en los años posteriores. Otro nuevo
paso en la historia de la bioética tiene lugar en 1975 en torno al famoso caso de Karen A.
Quinlan, la joven norteamericana en estado de coma -como consecuencia de la ingestión
simultánea de alcohol y barbitúricos- y cuyos padres adoptivos, católicos practicantes asesorados
por su párroco, ante el pronóstico de irreversibilidad de su hija para una vida consciente, pidieron
a la dirección del hospital que se le desconectase el respirador que la mantenía en vida. Esto dio
origen a un polémico proceso legal en que, finalmente, el Tribunal Supremo del Estado de Nueva
Jersey, en una sentencia histórica de 1976, reconoció a la joven «el derecho a morir en paz y con
dignidad». Todo ello hizo que comenzase a penetrar con fuerza en el discurso bioético el
concepto de «calidad de vida». Poco después, en 1981, surge el gran debate en torno a Baby
Doe, un neonato afectado por el síndrome de Down y que padecía una atresia esofágica que
exigía una urgente intervención quirúrgica que le fue denegada en un hospital de Bloomington,
Indiana. Surgen así las llamadas «regulaciones Baby Doe», que suscitaron una intensa polémica
en Estados Unidos y que hoy exigirían, si se repitiese el caso de Bloomington, la necesidad de
hacer al niño la operación quirúrgica.La enseñanza de la bioética se extiende por las Escuelas de
Medicina y se crea un gran número de centros especializados por todo el extenso territorio
estadounidense; las publicaciones sobre esta disciplina se han hecho desbordantes y difícilmente
abarcables. En segundo lugar, la publicación en 1978 de la Encyclopedia of Bioethics, una obra
monumental, de consulta básica para esta temática, y en la que su autor, el antes citado Reich,
optó finalmente por la utilización del término de «bioética» en el título.

Desarrollo

DECLARACIÓN DE HELSINKI DE LA AMM – PRINCIPIOS ÉTICOS PARA LAS


INVESTIGACIONES MÉDICAS EN SERES HUMANOS
La Asociación Médica Mundial (AMM) ha promulgado la Declaración de Helsinki como una
propuesta de principios éticos para investigación médica en seres humanos, incluida la
investigación del material humano y de información identificables.

Principios generales

-La Declaración de Ginebra de la Asociación Médica Mundial vincula al médico con la fórmula
«velar solícitamente y ante todo por la salud de mi paciente”, y el Código Internacional de Etica
Médica afirma que: «El médico debe considerar lo mejor para el paciente cuando preste atención
médica”.

- El deber del médico es promover y velar por la salud, bienestar y derechos de los pacientes,
incluidos los que participan en investigación médica. Los conocimientos y la conciencia del
médico han de subordinarse al cumplimiento de ese deber.

-El propósito principal de la investigación médica en seres humanos es comprender las causas,
evolución y efectos de las enfermedades y mejorar las intervenciones preventivas, diagnósticas y
terapéuticas (métodos, procedimientos y tratamientos). Incluso, las mejores intervenciones
probadas deben ser evaluadas continuamente a través de la investigación para que sean seguras,
eficaces, efectivas, accesibles y de calidad.

-Los médicos deben considerar las normas y estándares éticos, legales y jurídicos para la
investigación en seres humanos en sus propios países, al igual que las normas y estándares
internacionales vigentes. No se debe permitir que un requisito ético, legal o jurídico nacional o
internacional disminuya o elimine cualquiera medida de protección para las personas que
participan en la investigación establecida en esta Declaración.

Requisitos científicos y protocolos de investigación

-El proyecto y el método de todo estudio en seres humanos deben describirse claramente y ser
justificados en un protocolo de investigación.

El protocolo debe hacer referencia siempre a las consideraciones éticas que fueran del caso y
debe indicar cómo se han considerado los principios enunciados en esta Declaración. El
protocolo debe incluir información sobre financiamiento, patrocinadores, afiliaciones
institucionales, posibles conflictos de interés e incentivos para las personas del estudio y la
información sobre las estipulaciones para tratar o compensar a las personas que han sufrido
daños como consecuencia de su participación en la investigación.

Privacidad y confidencialidad

-Deben tomarse toda clase de precauciones para resguardar la intimidad de la persona que
participa en la investigación y la confidencialidad de su información personal.

Consentimiento informado
-En la investigación médica en seres humanos capaces de dar su consentimiento informado, cada
participante potencial debe recibir información adecuada acerca de los objetivos, métodos,
fuentes de financiamiento, posibles conflictos de intereses, afiliaciones institucionales del
investigador, beneficios calculados, riesgos previsibles e incomodidades derivadas del
experimento, estipulaciones post estudio y todo otro aspecto pertinente de la investigación. El
participante potencial debe ser informado del derecho de participar o no en la investigación y de
retirar su consentimiento en cualquier momento, sin exponerse a represalias. Se debe prestar
especial atención a las necesidades específicas de información de cada participante potencial,
como también a los métodos utilizados para entregar la información.

Después de asegurarse de que el individuo ha comprendido la información, el médico u otra


persona calificada apropiadamente debe pedir entonces, preferiblemente por escrito, el
consentimiento informado y voluntario de la persona. Si el consentimiento no se puede otorgar
por escrito, el proceso para lograrlo debe ser documentado y atestiguado formalmente.

Todas las personas que participan en la investigación médica deben tener la opción de ser
informadas sobre los resultados generales del estudio.

Características

Los códigos deontológicos son declaraciones de principios que los profesionales se


comprometen a respetar desde el momento en que entran a formar parte de ese grupo, pero estas
declaraciones de principios éticos, aun siendo necesarias, resultan insuficientes. Haciendo, la
bioética, un intento de responder a estas necesidades mediante métodos de resolución de
problemas éticos que cumplan unos requisitos básicos, sin los cuales no es posible la reflexión
bioética. Para D. Gracia estos requisitos son: - La ética debe ser civil, pluralista, autónoma,
racional y debe ir más allá del convencionalismo, siendo una ética universal.

Ética Civil

La bioética debe ser una ética civil o secular, no directamente religiosa, ya que en las sociedades
avanzadas conviven creyentes, agnósticos y ateos, coexistiendo dentro de cada grupo códigos
morales diferentes, habiéndose elevado a la categoría de derecho fundamental el respeto a las
creencias morales de todos (derecho a la libertad de creencias).

Ética Pluralista

La bioética debe ser una ética pluralista que acepte la diversidad de enfoques y posturas e
intente conjugarlos en una unidad superior. Cabe decir que una acción es inmoral cuando no
resulta universalizable al conjunto de todos los hombres, es decir, cuando el beneficio de algunos
se consigue mediante el perjuicio de otros, lo cual se debe a que la decisión no ha sido
suficientemente “pluralista o universal”.

Ética Autónoma
Ha de ser autónoma, no heterónoma. Se llaman heterónomos los sistemas morales en que las
normas le vienen impuestas al individuo desde fuera, mientras que las éticas autónomas
consideran que el criterio de moralidad no puede ser otro que el propio del ser humano. Es la
razón humana la que se constituye en norma de moralidad, es la que se denomina “conciencia o
voz de la conciencia”

Ética Racional

Tiene que ser racional, ya que la racionalidad humana tiene un carácter abierto y progrediente
(hacia la percepción), con un momento a priori o principalista y otro a posteriori o
consecuencialista. La razón ética no hace excepción a esa regla, y por tanto ha de desarrollarse
siempre a ese doble nivel.

Universalidad

Más allá del convencionalismo Aspira a ser universal, y, por tanto, a ir más allá de los puros
convencionalismos morales. La razón ética, como la razón científica, aspira al establecimiento de
leyes universales, aunque siempre abiertas a un proceso de continua revisión.

Principios Fundamentales de la Bioética

Beneficencia: Se refiere a la obligación de prevenir o aliviar el daño hacer el bien u otorgar


beneficios, deber de ayudar al prójimo por encima de los intereses particulares, en otras palabras,
obrar en función del mayor beneficio posible para el paciente y se debe procurar el bienestar la
persona enferma. Los elementos que se incluyen en este principio son todos los que implican una
acción de beneficio que haga o fomente el bien, prevenga o contrarreste el mal o daño;
adicionalmente, todos los que implican la omisión o la ausencia de actos que pudiesen ocasionar
un daño o perjuicio

El quehacer del profesional de la salud está fundamentado en el principio de beneficencia y


consiste en el deber de asistir a las personas que lo necesiten. Este principio se vincula con la
norma moral siempre debe promoverse el bien y tiene como obligaciones derivadas el brindar
un servicio de calidad, con atención respetuosa, evitar el exceso de terapéutica y respetar
condiciones, credos o ideologías. Este principio es utilizado para prevenir, aliviar el daño, hacer
el bien como otorgar beneficios, debe estar dirigido a garantizar la salud de la sociedad en el
sentido más amplio de este concepto, para lo que se precisa de un personal preparado,
competente, actualizado, con una formación humanística basada en los principios éticos y
conocedor de las peculiaridades de la población que asiste. No debe centrarse únicamente en
curar o en restablecer la salud, sino también en prevenir y en educar, lo que conduce a la
modificación de estilos y modos de vida, de patrones culturales que no contribuyen al
mantenimiento de la salud colectiva.
Principio de No Maleficencia: Este principio es uno de los más antiguos en la medicina
hipocrática: Primum non nocere, es decir, no hacer daño al paciente, es la formulación negativa
del principio de beneficencia que nos obliga a promover el bien. Los preceptos morales
provenientes de este principio son no matar, no inducir sufrimiento, no causar dolor, no privar de
placer, ni discapacidades evitables. Las obligaciones derivadas consisten en realizar un análisis
riesgo/beneficio ante la toma de decisiones específicamente en el área de la salud y evitar la
prolongación innecesaria del proceso de muerte (distanasia). Se trata de respetar la integridad
física y psicológica de la vida humana.

Este principio está contemplado en el juramento hipocrático cuando expresa “Dirigiré la dieta
con los ojos puestos en la recuperación de los pacientes, en la medida de mis fuerzas y de mi
juicio y les evitaré toda maldad y daño.

Se diferencia del principio de beneficencia en que pudiese en ocasiones hacer el bien al paciente
y sin embargo, acontecer complicaciones no contempladas que eventualmente pudieran
perjudicarlo directa o indirectamente.

El equipo de salud en servicio al paciente debe preocuparse por hacer el bien, y cuidarse de no
hacer daño a una persona o a un colectivo.

El principio de no maleficencia no debe ser considerado de forma aislada ya que muchos


procedimientos en el área de la salud pueden ocasionar daños y/o sufrimientos, así como causar
riesgos al paciente, sin embargo se justifican en razón de los beneficios que puedan generar, que
por supuesto deben superar al dolor y la discapacidad.

Principio de Autonomía: Consiste en que cada persona es autodeterminante para optar por las
propias escogencias en función de las razones del mismo, es decir, que al hacer uso de la
autonomía, cada quien conduce su vida en concordancia con sus intereses, deseos y creencias
(Jonson citado por Castillo, 1999).

El principio filosófico de la autonomía tiene su contraparte legal en el principio de


autodeterminación que en nuestro país se contempla en el artículo 44 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela que expresa: “la libertad personal es inviolable”. La
autonomía tiene su valor al ser una reafirmación de una de los rasgos fundamentales de la
persona y por principio porque tiende a promover el bienestar del sujeto al permitirle seleccionar
lo que considere que es mejor para él.

El principio de autonomía da origen a la norma moral, de no coartar la libertad de la persona y


nos remite a la obligación de aplicar el consentimiento informado ante la toma de decisiones en
el campo de la salud. Lo cierto, es que en el modelo social emergente, se tiende a que cada cual
tenga derecho a opinar sobre su salud en ejercicio de su libertad, y para lo que se requiere de un
conocimiento, es decir, estar bien informado, la comprobación de la competencia del enfermo
para decidir y la ausencia de coerción.
Este principio es la base para una nueva relación paciente-profesional de la salud, ya que al
paciente se le trata como adulto responsable con la capacidad y el derecho de decidir entre las
opciones presentes, en una determinada situación clínica.

Principio de Justicia: Para analizar este principio comenzaremos definiendo la justicia que para
muchos griegos y filósofos constituye el elemento fundamental de la sociedad, consideran que
algo es justo cuando su existencia no interfiere con el orden al cual pertenece, el que cada cosa
ocupe su lugar. Cuando no sucede así, y una cosa usurpa el lugar de otra, o cuando existe alguna
demasía, se origina una injusticia y se cumple con la Justicia al restaurar el orden de origen,
cuando se corrige y sanciona la desmesura. En los aspectos sociales de la justicia se destaca el
equilibrio en el intercambio entre dos o más miembros de la sociedad.

El principio de justicia y equidad surge a partir de pensadores del ámbito de la salud, sensibles a
la problemática de aquellos más necesitados e insatisfechos con el modelo utilitarista de Mill que
establece el mayor bien para el mayor número de personas, lo cual puede desproteger a las
minorías y los marginados y se han visto en la necesidad de añadir la teoría de John Rawls, sobre
justicia social, centrada en la igualdad de los seres humanos desde una óptica formal, que a
ayudar a los menos favorecidos ante las desigualdades sociales y económicas existentes entre los
seres humanos, con el objeto de que las leyes, instituciones y servicios públicos se encuentren
organizados en forma tal que redunden en el beneficio de las personas.

Esto hace que la justicia deba entenderse como equidad, que a su vez significa la utilización
racional de los recursos (beneficios, bienes, y servicios); sino también distribuir los recursos de
acuerdo con las necesidades también en los términos de eficiencia y eficacia.

Se cumple con este principio si al paciente se le da el trato merecido o justo sin negarle un
servicio, una información o imponerle una responsabilidad u obligación indebida o exigirle más
de lo requerido por la ley, cuando la indicación de exámenes, la prescripción de medicamentos
con récipes, y la correcta remisión de personas a las interconsultas con diferentes especialistas, se
realizan sólo cuando sean estrictamente necesarios.

Referencias Bibliográficas

Artículo de Hans-Martin Sass en la edición de diciembre del 2007 del Kennedy Institute of Ethics
Journal.

Lolas, F. (2008). «Bioethics and animal research: A personal perspective and a note on the contribution of
Fritz Jahr.» Biol. Res., Santiago, 41(1), 119-123. Consultado el 15 de enero de 2010. doi 10.4067/S0716-
97602008000100013

Sass, H. M. (2007). «Fritz Jahr's 1927 concept of bioethics.» Kennedy Inst Ethics J, 17(4), Dec, 279-295.

Villalain Blanco, D. (2001). El origen de la bioética y su desarrollo. Madrid. Editorial Ariel. [Incluido en
Manual de Bioética de Tomás Garrido, G.] Recuperado de
http://www.dep4.san.gva.es/contenidos/cba/archivos/cursoMIR/Carmen%20Ortin%20Sorando.pdf
Guillem-Tatay.D (2013). Historia de la Bioètica. Valencia. Instituto Ciencias de la Vida.
Observatorio de Bioética. Recuperado de https://www.observatoriobioetica.org/2013/10/historia-de-la-
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Ferro, María, Molina Rodríguez, Luzcarín, & Rodríguez G, William A. (2009). La bioetica y sus
principios. Acta Odontológica Venezolana, 47(2), 481-487. Recuperado de
http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0001-63652009000200029&lng=es&tlng=es

http://www.dep4.san.gva.es/contenidos/cba/archivos/cursoMIR/Carmen%20Ortin%20Sorando.pdf

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