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CARATULA

DEDICCACION

Este presente trabajo esta dedicado primeramente a dios y luego a todas esas personas que
nos an apoyado an hecho que el trabajo se realice

RESUMEN

La economía del Perú es la quinta mayor economía de América Latina en términos


de producto bruto interno (PBI) nominal y tradicionalmente ha sido un reflejo de su
variada y compleja geografía. Desde muy pronto se supo que la peruana sería una
de las economías más zarandeadas por el virus. Con una de las tasas de
mortalidad más altas del mundo en los primeros compases de la pandemia, las
autoridades peruanas siguieron el criterio científico y optaron pronto por un
confinamiento estricto todo lo estricto que se puede en una economía en la
que siete de cada 10 trabajadores se desempeñan en la informalidad. La
medida salvó vidas, su objetivo prioritario, pero como cabía esperar sumió a la
economía en una profundísima recesión de la que los cuantiosos planes de
estímulo con dinero público aún no han logrado rescatar: Perú sufrirá este año
la mayor caída de PIB de América Latina tras un país Venezuela que hace
tiempo 

INTRODUCCION
La economía, que alguna vez formó parte de la filosofía, es considerada hoy una ciencia
social. Las ciencias sociales estudian el comportamiento humano y postulan que dicho
comportamiento está caracterizado por las decisiones individuales (por supuesto, no son
ciencias simplemente por estudiar el comportamiento humano. La literatura también estudia
el comportamiento humano). Esto las distingue de las ciencias físicas. Los átomos o las
estructuras moleculares de la física, química o biología no son percibidas poseyendo un
pensamiento consciente. Se supone que adhieren pasivamente a las leyes naturales. En
cambio, las acciones de los seres humanos se asumen que reflejan sus decisiones. Es decir,
se asumen intencionadas.

La economía se distingue de otras ciencias sociales en el estudio del comportamiento


humano por el marco conceptual que utiliza: el de la teoría de la elección racional. El
supuesto de que los individuos son racionales implica que éstos al actuar poseen un
propósito bien definido. De hecho, es la presencia de este propósito en la conducta
individual lo que permite la medición, al menos aproximada, de la ganancia o la pérdida que
experimenta un individuo ante una nueva situación. Por ejemplo, permite medir cuánto
ganan o pierden los productores y consumidores ante cambios regulatorios en los mercados.

La conducta racional asume que los individuos no escogen una acción dominada (es decir
menos conveniente) por otra acción accesible. Parece natural que la economía adopte como
parte de su método de análisis el postulado de que los individuos sean racionales en este
sentido, incluso aunque en una sociedad pueda haber un número considerable que no lo sea,
y que todos, de vez en cuando, cometamos errores en nuestras decisiones. Sin embargo,
establecer este concepto mínimo de racionalidad es pedir demasiado poco. Existe un criterio
adicional para juzgar la racionalidad de la elección de un individuo: que sus elecciones no
se contradigan. Es decir, aunque las preferencias e intenciones pueden evolucionar en el
tiempo, en cualquier momento del tiempo suponemos que la conducta individual sigue
cierta coherencia lógica tal que una acción que se haya rechazado, digamos en un momento
dado, no se seleccionará en otro momento si todavía es posible seguir la acción escogida
originalmente. El supuesto de racionalidad le confiere un elemento de predictibilidad al
comportamiento humano, y es sobre ese elemento que se construye el análisis
económico.

Psicólogos y economistas del comportamiento han mostrado, no obstante, que los


individuos algunas veces, y en ciertas circunstancias, se comportan de forma contradictoria.
Si las ciencias sociales aspirasen a tener leyes determinísticas, esto sería un obstáculo
insalvable para la teoría de la elección racional. Pero las ciencias sociales, en el mejor de los
casos, apenas pueden aspirar a poseer leyes probabilísticas. Es debido a esto que el modelo
de elección racional provee una herramienta poderosa para estudiar el comportamiento
humano.

La economía en Perú
Ha sido el peor de los mundos: con una informalidad tan alta, la economía se paralizó
pero la transmisión no. Y algunas medidas faltaron o llegaron con rezago, como la
entrega de bonos [sociales], que demoró mucho”, critica Alonso Segura, exministro de
Finanzas en tiempos de Ollanta Humala. En el punto más bajo —en primavera—,
recuerda, se llegaron a destruir el 40% de los puestos de trabajo en todo Perú y hasta el
50% en la capital, Lima. “Ahora hemos recuperado la mitad, pero la parte restante va a
tardar mucho más tiempo”. La economía, sostiene por teléfono, “no aguantaría un cierre
más”.

Sin embargo, Segura cree que la previsión del FMI se pasa de agorera. Aunque no por
mucho: la economía peruana, según sus cálculos, caerá entre un 12% y un 13%,
superando por poco el hundimiento de 1989. “Partíamos de una situación relativamente
mejor que el resto de Latinoamérica: teníamos reservas, credibilidad en los mercados…
Pero ha quedado demostrado que el optimismo y los logros fueron sobreestimados, y
que la macroeconomía es fundamental pero no suficiente: no usamos esos buenos
tiempos para hacer reformas que impulsaran el desarrollo, había deficiencias
estructurales y ahora, con la pandemia, los ahorros fiscales nos los hemos volado en un
año”.

Poco más de seis meses después de que el huracán de la covid-19 llegase a


Lima y arrasase con todo a su paso, pocos trazos quedan de la economía
dinámica que asombraba a propios y extraños en una América Latina
estancada, que se sobreponía a su sempiterna crisis política y que cumplía, en
fin, con las esperanzas depositadas en ella. En 2020, la economía peruana se
hundirá un 13,9%, según las últimas proyecciones del Fondo Monetario
Internacional (FMI), un revés que superaría con creces su mayor derrumbe en
el último siglo (-12,3% en 1989, cuando la hiperinflación atenazaba la
actividad) y que pondrá fin a más de dos décadas de crecimiento
ininterrumpido. El ayer suena hoy lejano en el otrora alumno aventajado de la
región; el anteayer, remoto.
La economía de Perú cae en un 30,2%, su peor registro de la historia
El Producto Interno Bruto se contrajo dramáticamente durante el segundo trimestre del año,
periodo en que el Gobierno de Vizcarra implementó estrictas medidas de confinamiento por el
coronavirus
El confinamiento social obligatorio, el toque de queda, el cierre de fronteras y la
restricción a actividades económicas consideradas no esenciales durante el inicio de la
pandemia de la covid-19 llevó a una dura contracción de la economía de Perú entre abril
y junio, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). El
Producto Interno Bruto (PIB) cayó en 30,2% respecto al mismo periodo del año
anterior, su mayor desplome desde que se tiene registro.

Hasta la fecha, la mayor caída anual en el PIB en el país se había registrado en 1922 y
fue del 13,5%, mientras que la peor caída trimestral, del 20%, ocurrió en la época de la
hiperinflación, en 1989, según los datos del Banco Central de Reserva. “Es una cifra
inédita, brutal: nunca hemos tenido caídas en la producción como ahora, ello significa
que la caída anual podría ser de 15% o más”, advierte la economista Giovanna Aguilar,
profesora principal de la Universidad Católica del Perú.

Esta es también la caída más profunda registrada entre las mayores economías del
mundo, de acuerdo con la agencia Bloomberg. La agencia Reuters reportó que el país
entró ya en recesión técnica. El Banco Mundial advirtió en un informe reciente de que
Perú sería una de las economías más lastimadas por la pandemia.

La recesión se ve afectada, en gran parte y de acuerdo con datos del propio INEI, por
una baja del 57,7% en la inversión bruta fija, motor de las industrias. Además, la
demanda interna se contrajo en 27,7% y las exportaciones disminuyeron en 40,3%. En
comparación con sus pares en la región latinoamericana, Perú impuso un confinamiento
obligado estricto desde los inicios de la pandemia para prevenir un colapso en el sistema
de salud.

La pérdida del empleo se estima que alcanzó los 6,7 millones de puestos de trabajo, de
acuerdo con el INEI. Esto representa una destrucción de casi el 40% de los empleos
formales. Expertos apuntan ya a una posible “década perdida” para toda América
Latina, ya que antes de la llegada del coronavirus, el crecimiento en los países era débil.
En mayo, el Gobierno peruano inició un levantamiento gradual de las restricciones para
reactivar la economía, pero los datos oficiales demuestran que no todos los sectores
vieron un repunte a partir de la flexibilización del confinamiento.

”Se han destruido los empleos y las actividades productivas, hay un shock y las
consecuencias de lo ocurrido toman un tiempo en expresarse. Ello ha ocurrido porque el
Gobierno no ha atendido bien la crisis: los bonos [subsidios para los más pobres y
quienes perdieron empleo] y el crédito barato para las empresas están llegando con
retraso”, explica Aguilar.

Entre marzo y agosto, el Gobierno de Martín Vizcarra aprobó medidas de apoyo como
parte de un plan económico por 128.000 millones de soles (36.000 millones de dólares),
el equivalente al 18% del PIB nacional. Los recursos se han enfocado en el gasto
público, alivio en pago de impuestos y liquidez al sistema bancario. El plan para 2021,
de acuerdo con el Gobierno peruano, es que el gasto público incremente durante el
primer trimestre para impulsar una recuperación. A finales de mayo, el banco central
peruano anunció que el Fondo Monetario Internacional aprobó una línea de crédito
“preventiva” por 11.000 millones de dólares.
La Administración de Vizcarra entregó un subsidio de 212 dólares a unos 5,5 millones
de familias, y prevé entregar un segundo bono por el mismo monto a partir de
septiembre al mismo grupo, además de a otras 2,5 millones de familias adicionales que
no recibieron la primera ayuda. En general, los beneficiarios denunciaron múltiples
problemas con el subsidio como retrasos, aglomeraciones en los bancos para recibirlos
y, en el caso de las poblaciones rurales y amazónicas, el contagio de la covid-19 en los
viajes a los centros poblados para hacer el cobro.

Por otra parte, poco más de 97.000 empresas recibieron créditos con tasas bajas de
interés, llamados Reactiva Perú, con las que, según Aguilar, pudieron pagar a sus
proveedores para no cortar la cadena de pagos. “Pero si no hay reactivación de la
demanda, con el crédito que recibieron una sola vez, no van a poder continuar”, advierte
la economista.

Entre los beneficiarios de ese plan están los principales grupos económicos de Perú, y
compañías investigadas por corrupción o por lavado de activos o que figuran con alertas
en el sistema de inteligencia financiera. Los filtros del Ministerio de Economía no
fueron eficientes. ”El sistema financiero está advirtiendo que tiene problemas, pero
tarde o temprano se va a reflejar el impacto [de la caída de la economía]: ello será a fin
de año cuando sincere sus números sobre los créditos que no fueron pagados”, agrega
Aguilar. Para ella, la recuperación puede tardar unos tres años, pero llegar a los niveles
anteriores a la pandemia podría demorar una década.

Por su parte, el exministro de Producción y también economista, Piero Ghezzi, estima


que en un “escenario realista o moderadamente positivo habrá que esperar hasta finales
de 2022 para regresar a los niveles del primer trimestre de este año”. “En la medida en
que no haya un control significativo del contagio, la recuperación será lenta, y
efectivamente las cifras pueden ser peores en el siguiente trimestre”, apunta. “Hay un
descontrol del contagio y el Gobierno no está logrando una política para ubicar a los
contagiados y detener la propagación. La solución no está en más bonos ni créditos sino
en el lado sanitario”.

Desde julio, alrededor o más de 200 personas fallecen a diario por la covid-19 y el
número de infectados oscila entre los 2.500 a 4.500. El Ministerio de Salud ha reportado
este jueves 27.034 defunciones confirmadas por la enfermedad, pero la ministra Pilar
Mazzetti estima que la cantidad real supera las 47.000.

Debilidades de la economía peruana


La competitividad y la productividad se ven afectadas por las garantías de los derechos
económicos básicos, debido a la debilidad del sistema de administración de justicia. El
todavía alto índice de informalidad, la insuficiente capacidad institucional para mejorar la
coordinación de los mismos así como los índices de exclusión social, generan inestabilidad
y conflicto, disminuyendo la velocidad del crecimiento del mercado interno que podría ser
mayor.80La baja del tipo de cambio real, aunque menor que en países vecinos, encarece
los productos exportados no tradicionales, que disminuyen competitividad en los mercados
internacionales. En el frente interno la aún limitada institucionalidad, las trabas a la
inversión, los costos de transacción y los sobrecostos que han demorado grandes
proyectos de inversión

Las ollas comunes y los comedores populares son algunas respuestas ante un Estado
casi ausente para los pobres durante la pandemia

Desde que empezó la pandemia y conforme más de seis millones de peruanos perdían
sus trabajos, Marsivit Alejo, una adolescente de 13 años que cursa primero de
secundaria, decidió dejar de lado su pasión por el dibujo y por confeccionar
atrapasueños para coordinar ollas comunes, las iniciativas barriales solidarias de
recaudación de dinero que se han multiplicado en Perú para comprar alimentos con los
que preparar desayunos y almuerzos para quienes se han quedado sin recursos por la
crisis del coronavirus. Las seis que ella organiza benefician a decenas de familias de
lunes a sábado en Villa María del Triunfo, un distrito del sur de Lima formado
predominantemente por asentamientos humanos que empezaron como invasiones de
terreno en cerros. La joven y otras voluntarias usan leña sobre el piso de tierra o alguna
cocina prestada y cobran el equivalente a 30 céntimos de dólar por cada ración.

Pese a que su propia familia pertenece al 57% de los peruanos que no tiene servicio de
agua corriente las 24 horas y tiene que abastecerse con un camión cisterna y al 24% que
no tiene alcantarillado, Marsivit decidió ayudar porque le vio la cara al hambre. Antes
de la pandemia, el 20% de la población en Perú era pobre y no tenía lo suficiente para
comer, pero la cifra se ha incrementado en 10 puntos con la pandemia, indicó esta
semana la ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Patricia Donayre.

“Mis padres y mis hermanas siempre me han inculcado que debo ser una mejor persona
y ser perseverante, por eso trato de hacer esto bien y que la ayuda llegue a las personas
que de verdad lo necesitan”, explica la estudiante en el comedor de su casa a EL PAÍS.
”Hay familias que no tienen recursos porque han perdido el trabajo, y no les podemos
negar la comida; hay madres solteras que tampoco pueden pagar, entonces se encargan
de picar los alimentos, de servir, lavar las ollas, limpiar”, explica.
Entre marzo y mayo, 2,3 millones de personas perdieron el empleo en la Lima
metropolitana por causa de la cuarentena, y en el segundo trimestre había 6,7 millones
menos de trabajadores que el año pasado en el país, que ya se ha convertido en el que
tiene la mayor tasa de mortalidad del mundo por la covid-19. Antes de la pandemia, un
70% del empleo en Perú era informal, y se desarrollaba a menudo en las calles o en el
transporte público. De un día para otro, solo las actividades esenciales estaban
permitidas. En abril, el Gobierno transfirió fondos a municipalidades distritales para que
entregaran canastas de alimentos a millones de familias pobres, pero los vecinos
lamentan que mucha de la ayuda no llegó por corrupción o por incompetencia. “Aquí no
se conoce al alcalde, no llegaron las canastas”, asegura Anderson Alejo, el padre de
Marsivit.

Aurelia De la Cruz es una de las ciudadanas que prepara comida en la olla común del
asentamiento humano Paraíso, la principal en la que colabora Marsivit. De la Cruz no
sabe leer ni escribir. “Gracias a Dios existe el WhatsApp y puedo enviar mensajes de
voz a las personas que de vez en cuando ayudan a la olla común”, dice conteniendo la
emoción. Cuando el almuerzo está listo, avisa a un grupo en la mensajería instantánea y
después pasa a anunciar la convocatoria con un micrófono y un altavoz: “Vecinos,
buenas tardes, ya está el almuerzo, por favor acérquense a recoge

Redes solidarias

La abogada de 27 años Sandra Paico fue una de las primeras personas en transformar su rutina
en marzo para entregar alimentos en el centro de Lima a personas que se quedaron sin recursos
cuando impusieron el confinamiento y la emergencia sanitaria en Perú. Llamó a su
iniciativa Por una cuarentena sin hambre. “El núcleo fue 15 personas aunque el grupo llegó a
tener 50 colaboradores para todas las tareas. Cuando salimos en televisión empezamos a recibir
muchos aportes. Hubo alguien que donó un cerdo entero y lo llevamos a un comedor popular
que atendía a 700 personas. Quienes necesitaban ayuda se comunicaban vía Facebook. Hemos
visto que ha crecido mucho la pobreza”, lamenta Paico.

Los comedores populares han sido otra respuesta a la histórica caída de 30.2% del PIB
peruano en el segundo trimestre de 2020, la mayor desde que el Banco Central de Reserva
registra ese indicador. El jueves último, la ministra de Economía y Finanzas, María Antonieta
Alva, estimó que el impacto de la pandemia se traducirá en un retroceso anual de 12% en la
economía. En Perú, los comedores populares surgieron en la década de los años 80 como una
respuesta ante la crisis económica, pero miles se mantienen hasta hoy con algunos insumos
entregados por las municipalidades y el pago simbólico de quienes requieren un menú diario a
bajo precio.
La crisis de la deuda en los años 80
En Perú a principios de los años 70 los inversores extranjeros no invertían capital en este
país. A partir de 1972 y hasta 1983 la inversión extranjera en este país era bastante baja
en relación al PIB (alcanzando casi un 2% sobre el PIB) y era sobre todo inversión
orientada a la industria manufacturera. Durante la crisis de la deuda (años 80) el gráfico
muestra cómo los inversores extranjeros se llevan todo el dinero fuera de este país.
El PIB per cápita del Perú tiene una tendencia creciente que va desde los años 60 hasta
mitad de los 70. En los años 80 la tendencia es muy irregular, sufre caídas de
aproximadamente dos años, se recupera y vuelve a crecer.
Durante el gobierno de Alan García se buscó renegociar la deuda externa directamente
con los acreedores y no pagarla según lo planificado por los organismos internacionales.
Cómo consecuencia está siguió aumentando. Además se lanzó El Plan Cero, para
subvencionar diferentes sectores económico, generando una mayor inflación,
especialmente en relación con los productos importados. Así, por ejemplo, los precios de
los productos farmacéuticos aumentaron 600% y la gasolina 400%. Desde septiembre de
1988, la inflación se convirtió en hiperinflación. Ese mes, los precios subieron un 114%. La
escasez de materias primas y alimentos se agrava. La larga huelga en la industria minera
contribuyó a que las exportaciones cayeran agravando el déficit comercial. Las reservas
internacionales se reducen al extremo. El aumento del desempleo y la caída de los
ingresos fue el costo social de lo económico.39 El consumo per cápita cayó un 50%, el nivel
de subempleo fue de 73%, el número de horas perdidas por los conflictos laborales
aumentaron en 6 millones en 1985 a 124 millones en 1990. Asimismo, los combates entre
fuerzas armadas y dos grupos terroristas (Sendero Luminoso y MRTA) provocaron la
muerte de cerca de 70 000 personas. La presencia armada no impidió las protestas
masivas. En todo el país hubo saqueos y largas filas para comprar artículos de primera
necesidad como el arroz, pan, azúcar y la leche. El número de familias pobres en todo el
Perú fue del 70,7%.40 La devaluación fue alta y durante su gobierno se tuvo que cambiar
dos veces la moneda oficial (de sol a inti, y luego a nuevo sol), ya que rápidamente se
convirtió en inútil. Esto dio lugar a mucha especulación y la escasez de alimentos
básicos.41
Esto puede llevarnos a concluir que la crisis de la deuda sí que pudo afectarle ya que fue
una época caracterizada por una deuda externa en pleno crecimiento, las inversiones
extranjeras directas se ven totalmente aminoradas, las exportaciones sufren una fuerte
caída, el campesinado cada vez se empobrece más, la elevada inflación y además la
devaluación de los salarios. Sin embargo, en los años 90 puede verse como el PIB per
cápita está en ligero ascenso debido a la llegada de la inversión extranjera y apertura de la
economía, intentado retomar de frente los niveles de los años sesenta.

¿Cómo está la economía en el Perú 2021?

El Banco Mundial (BM) elevó este lunes su previsión de crecimiento para


la economía peruana en el 2021 a 8.1% desde 7.6%, de acuerdo al más
reciente informe semestral para América Latina y El Caribe, 'Volver a Crecer'.
¿Que se espera para la economía en 2021?

El crecimiento económico que se espera para el país en 2021 está alrededor


de 3.5%. Este pronóstico tiene como base una sólida recuperación de
la economía de Estados Unidos, la cual aumentará la demanda de los
productos de exportación.

El análisis económico

La economía estudia el comportamiento humano enfatizando la relación existente entre


recursos limitados, con usos alternativos, y demandas ilimitadas. La economía existe porque
hay escasez. Justamente, los individuos deben elegir porque existe escasez de bienes. Sin
ella, no habría trade-offs, y por lo tanto no existiría un costo de oportunidad para cada
actividad que realizamos.

La escasez depende de los postulados sobre las preferencias individuales, en particular que
las personas prefieren más bienes a menos. Así, los economistas afirman que para un
amplio rango de problemas podemos concebir que una elección está determinada por la
interacción de: preferencias y oportunidades.

Por lo tanto, para responder preguntas sobre las elecciones humanas tanto las preferencias
como las oportunidades deben ser consideradas. Supongamos que, independientemente de
cuáles sean los gustos de los individuos, estos no cambian mucho, si es que lo hacen,
durante el curso de la investigación de algún problema dado. Si observamos que las
oportunidades que enfrentan esos individuos cambian de una manera observable, podemos
esperar que la decisión de los mismos cambie de algún modo. Esos cambios en las
decisiones pueden atribuirse entonces a cambios en las oportunidades. Por supuesto, la
identificación empírica de estos fenómenos es muchos más difícil que su conceptualización
analítica.

La constancia de las preferencias es solo una suposición simplificadora que se invoca


porque permite investigar la respuesta a los cambios en las restricciones. Ciertamente, es
imposible asegurar que las variables no medidas permanezcan constantes. Las preferencias
pueden cambiar, pero aceptar esto como explicación de los acontecimientos observados
implica abandonar la búsqueda de una explicación basada en un comportamiento
sistemático y, por tanto, refutable. En otras palabras, cualquier observación es consistente
con una teoría que afirma que algún gusto no medido cambió súbitamente

¿Cómo explicar los cambios sociales?


Una explicación de los cambios sociales es una interpretación de los mismos en términos de
un marco conceptual sistemático del comportamiento humano, no solamente una
documentación de que estos cambios ocurrieron en un periodo de tiempo. Más aún,
queremos que ese marco conceptual también explique otros datos y que nos permita derivar
relaciones de causa-efecto, sobre las que construimos las explicaciones.

Supongamos que queremos explicar los cambios sociales ocurridos durante los años 60 en
los Estados Unidos. Rechazaremos a priori cualquier explicación basada en cambios en las
preferencias, pues aceptarla sería una hipótesis ad hoc. Con el fin de proporcionar una
explicación económica, debemos buscar una restricción que haya cambiado durante esos
años y que pueda explicar el evento que tuvo lugar en términos del movimiento de esa
restricción. Tal explicación la encontramos en el “baby boom” ocurrido luego de la II
Guerra Mundial.

Los “baby boomers” estaban igualmente divididos por sexo. Sin embargo, las mujeres, en
general, tendían a casarse con hombres algunos años mayores que ellas. Por lo tanto, las
mujeres jóvenes enfrentaron una nueva restricción: había muchísimos menos hombres de
veintitantos años (los nacidos a inicios de 1940) que de mujeres en sus veinte años (las
nacidas a finales de 1940). En tal contexto, el plan prevalente de casarse y criar hijos era
aritméticamente imposible para una cantidad importante de las mujeres jóvenes. Junto a las
mejores oportunidades laborales para las mujeres, la búsqueda de una carrera se volvió más
atractiva. Adicionalmente, dado que había una cohorte inusualmente grande de jóvenes en
el mercado de trabajo, los salarios iniciales cayeron. Por lo tanto, las familias con dos
trabajadores se hicieron más comunes. Sumado a ello, estas parejas pospusieron la
maternidad, causando que las tasas de natalidad se desplomaran en los 70.

Otro cambio social interesante de explicar utilizando el análisis económico es la


transformación secular dentro de las familias americanas que tuvo lugar durante el siglo
XX: se pasó de un hogar dominado por la figura paterna a uno más igualitario en el que la
esposa y los niños se fortalecieron. Esta transformación coincidió con dos importantes
cambios económicos y demográficos. El primero, el aumento de las oportunidades
económicas para las mujeres. Así, la estructura de ingresos de la familia americana típica
pasó de una en la que el esposo era el principal sostén del hogar a otra con dos ingresos. El
segundo, la disminución del número de hijos y el cambio en los estilos de crianza de los
mismos. Los padres hoy son menos estrictos y están más atentos a los deseos de sus hijos
que los padres de un siglo atrás, gastan una proporción mayor de sus ingresos en sus hijos y
pasan más tiempo con ellos. ¿Cómo explicamos este fenómeno? Para explicar la conexión
entre estas tendencias y la transformación en las relaciones familiares debemos modelar los
estilos de crianza como elecciones de los padres que responden a cambios en las
oportunidades.

En un trabajo reciente (junto a M. Staiger y G. Torrens) hicimos eso destacando el rol de la


competencia dentro de la familia. Nuestro modelo muestra que el aumento en los ingresos
relativos de las esposas aumentó la competencia entre los cónyuges por el amor de sus
hijos, mientras que la disminución en el tamaño de la familia (menos hijos) redujo la
competencia entre los niños por los recursos de sus padres. El efecto combinado de estos
dos factores ha dado poder a los niños dentro del hogar y les ha permitido capturar una parte
creciente del excedente de los hogares durante las últimas década

Ética y Economía

John Maynard Keynes pensaba que la economía debía estar íntimamente ligada al debate
político. Así, escribió:

“La economía, más apropiadamente llamada economía política, está del lado de la ética.
Marshall siempre solía insistir que fue a través de la ética que llegó a la economía política
… como casi todos los economistas ingleses … llegaron a la economía de esa manera.
Prácticamente no hay problemas de política… que no implique consideraciones éticas”.

La ética (conjunto meditado de los deseos de un individuo o un grupo) designa un discurso


normativo, pero no imperativo. Los economistas cuando participan del debate político casi
siempre reflejan posiciones normativas. Ello es inevitable pues casi todo debate político
implica cuestiones redistributivas. Sin embargo, los economistas académicos han tomado
bastante distancia de la economía normativa. Más bien toman el punto de vista de un
observador externo que tiene como objetivo estudiar el funcionamiento del sistema
económico. Buscan entender las causas y consecuencias del comportamiento social
observado (ver también esta entrada previa acá).

Hacia la recuperación

Para entender esta caída hay que remontarnos a las medidas tan estrictas de
restricción de la movilidad del segundo trimestre”, apunta Pamela Ramos,
analista de Oxford Economics. “En el primer trimestre el PIB ya estaba
cayendo, pero en el siguiente cayó un 30%, el mayor descenso de todas las
economías emergentes. Fue un desastre total”. Con todo, Ramos, una de las
economistas que más de cerca sigue el minuto a minuto de la economía
peruana, induce a la esperanza: como Segura, cree que este año la caída será
enorme pero menor de lo que dice el FMI. Y la recuperación, ya iniciada, está
siendo incluso más rápida que en México o Argentina pese a haber sufrido un
golpe mucho mayor entre abril y junio. “Eso habla bien de cómo está
reaccionando la economía: el apoyo fiscal ha sido inusualmente fuerte”.
Ramos sitúa el regreso al nivel de PIB prepandemia en el tramo inicial de
2022, antes que en otros grandes países latinoamericanos y mucho antes de lo
que prevé el Fondo, que augura un rebote de poco más del 7% este año frente
al 10% del Gobierno de Martín Vizcarra.

Conclusión

Alguna vez la economía fue definida como el estudio de la producción y distribución de


bienes. Ciertamente, ello todavía sigue siendo una parte muy importante del objeto de
estudio de la economía. En un contexto de escasez, qué producir, cómo hacerlo, y cómo
distribuirlo es necesariamente una parte central del análisis económico. Sin embargo, como
vimos, este se puede aplicar a un amplio rango de fenómenos sociales. Un problema
económico es un problema de elección eficiente entre formas alternativas de utilización de
los recursos, sean éstos insumos de producción como trabajo y capital, tiempo disponible,
etc.

Hoy, entendemos que la economía estudia la conducta intencional que involucra la elección
racional en un contexto de escasez. Es necesario que exista un propósito, ya sea que este se
trate de la supervivencia, el compañerismo, el impedimento del aburrimiento, o una comida
al mediodía. Es necesario que exista una elección: elegir el momento de hacer algo, cómo
hacerlo, con qué medios (recursos), o con quién hacerlo.
Si bien la economía se ha alejado de la filosofía, me gusta pensar, con Emmanuel Kant, que
aún mantenemos la sabiduría como meta.

Referencias bibliográficas

Bibliografía

10] https://elcomercio.pe/economia/como-usan-las-regiones-en-que-gano-pedro-castillo-
los-recursos-que-reciben-de-las-mineras-canon-regalias-noticia/?ref=ecr

https://www.eleconomista.com.mx › opinion › Perspectiva...

https://elpais.com/sociedad/2020-08-30/la-solidaridad-organizada-le-planta-cara-al-colapso-
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https://gestion.pe › economia › banco-mundial-mejora-...

. Santillana Santos, M. E. (2010). La importancia de la actividad minera en la economía y


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