Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción
Pero la futura escasez es más importante que nunca y lo es para más gente. El
crecimiento demográfico, la industrialización agrícola - minera y la urbanización
están agotando y contaminando el acuífero en forma irreversible. Las nuevas
tecnologías permiten extraer agua más rápidamente que la tasa de recarga del
acuífero. Nunca antes había sido posible causar el catastrófico daño ambiental a
nivel local que provocó la negligente administración del agua por las autoridades
de las últimas dos décadas. Parece que para la autoridad la potestad de
administrar el agua sólo consiste en la lectura de medidores o la reparación de
filtraciones y desconoce que su función, más apropiada, no sólo es proporcionar el
agua, sino también conservar su calidad y su cantidad, ahora y para el futuro.
solución del problema debe liberar a los habitantes de la hipoteca climática que
afecta al reservorio de agua subterránea y recurrir a la misma fuente que utiliza la
Naturaleza – desalar agua de mar – mediante un megacomplejo único; que genere
energía y simultáneamente con el mismo consumo de combustibles, como
subproducto, produzca agua dulce derivada de la refrigeración del sistema;
megacomplejo que debe ser instalado en algún lugar de la costa de Atacama.
Conclusiones Relevantes
1. El abastecimiento de agua de Copiapó proviene íntegramente para todo tipo de
demandas del reservorio de aguas subterráneas.
2. El reservorio de aguas subterráneas está alojado en el relleno sedimentario del
valle del río Copiapó, en materiales de naturaleza porosa y permeable, de 180 m
de espesor, sobre los cuales está emplazada la ciudad, se desarrolla toda la
actividad agrícola y parte de la actividad minera.
3. La disponibilidad de agua del reservorio depende de la recarga de aguas que
provienen del agua que se infiltra en el suelo después de las precipitaciones, en
toda la hoya hidrográfica del río Copiapó, que cubre una superficie de 18.400 km2.
4. La serie histórica de precipitaciones en Copiapó para un período de 130 años
indica que 78 años son secos y 52 son relativamente más húmedos, con un
promedio histórico de precipitaciones de 20 mm por año, pero todos los registros
indican que el territorio experimenta sequía franca y aridez creciente. El análisis
estadístico indica que las precipitaciones del año con probabilidad de ocurrencia -
excedencia 50%, para Copiapó equivale a 10 mm y para el territorio andino a 40
mm.
5. Las precipitaciones aumentan de mar a cordillera y los recursos hídricos
potenciales del valle provienen de las precipitaciones del sector oriental.
Ponderados las superficies de la hoya según tramos de altura y los factores de
precipitaciones del año 50%, la disponibilidad de agua para la recarga en toda
la hoya del río Copiapó está en rango de 4.300 l/s. De éstos solo una parte
infiltra como recarga efectiva.
6. A efectos de la recarga de agua, interesa precisar que los agricultores al cubrir
el valle de Copiapó con parronales alteraron los patrones naturales de la
recarga al modificar la geometría, pendientes, rugosidad, evapotranspiración,
redireccionar la escorrentía y erradicar la vegetación nativa.
7. Un recurso vital como el agua, proveniente de un reservorio natural frágil y de
capacidad finita, en ambiente desértico franco como Copiapó, con régimen de
precipitaciones de sequía en progresión, requiere controlar con precisión dos
factores: cantidad y calidad. Ambas están estrechamente relacionadas, de tal
manera que las acciones que afectan una dimensión tienen efectos inevitables
sobre la otra. Y ambas constituyen la más seria limitante para el desarrollo y futuro
de Copiapó.
4
Uno de los grandes problemas que afronta la humanidad es sin duda la acelerada
degradación de las reservas de agua dulce potable y de calidad saludable.
El agua es un don derramado por Dios en el Universo. En la Tierra es
administrado por la naturaleza a su arbitrio, en un mecanismo compuesto
denominado ciclo del agua, cuyo motor es el sol y que describe la presencia y el
movimiento del agua en la Tierra y sobre ella. El agua de la Tierra está siempre en
movimiento y constantemente cambiando de estado desde líquido a vapor, a hielo,
y viceversa. El ciclo del agua ha estado ocurriendo por millones de años, y la vida
sobre la Tierra depende de él. En otras palabras, el ciclo del agua es usted, el
árbol, el perro, el pájaro, etc.; y la Tierra sería un sitio inhóspito si el ciclo del agua
no tuviese lugar.
Como es un don de Dios, el agua dulce potable y de calidad saludable es
fundamental para la vida y para la equidad social. El agua al igual que el aire son
los únicos elementos que todos reciben y comparten por igual. Nadie puede
asignar arbitrariamente qué parte le corresponde a quién. Luego, entonces, la
medida de mayor equidad social consiste en conectar a la totalidad de las
personas al servicio de agua potable de calidad saludable.
El ciclo del agua no se inicia en un lugar específico, pero asumimos que comienza
en los océanos. El sol, que dirige el ciclo del agua, aporta la energía, calienta el
agua de los océanos, la cual se evapora hacia el aire como vapor de agua.
Corrientes ascendentes de aire llevan el vapor a las capas superiores de la
atmósfera, donde la menor temperatura causa que el vapor de agua se condense
y forme las nubes. Las corrientes de aire mueven las nubes sobre el globo, las
partículas de nube colisionan, crecen y caen en forma de precipitación. Parte de
esta precipitación cae en forma de nieve, y se acumula en capas de hielo y en los
glaciares, los cuales pueden almacenar agua congelada por millones de años. En
los climas más cálidos, la nieve acumulada se funde y derrite cuando llega la
primavera. La nieve derretida corre sobre la superficie del terreno como agua de
deshielo y a veces provoca inundaciones. La mayor parte de la precipitación cae
en los océanos y otra sobre la tierra, donde, debido a la gravedad, corre sobre la
superficie como escorrentía superficial. Una parte de esta escorrentía alcanza
los ríos en las depresiones del terreno; en la corriente de los ríos el agua se
transporta de vuelta a los océanos. El agua de escorrentía y el agua subterránea
que brota hacia la superficie, se acumula y almacena en los lagos de agua dulce.
No toda el agua de lluvia fluye hacia los ríos, una gran parte es absorbida por el
suelo como infiltración originando el agua subterránea. Parte de esta agua
permanece en las capas superiores del suelo, y vuelve a los cuerpos de agua y a
los océanos como descarga de agua subterránea. Otra parte del agua subterránea
encuentra aperturas en la superficie terrestre y emerge como manantiales de agua
dulce. El agua subterránea que se encuentra a poca profundidad, es tomada por
las raíces de las plantas y transpirada a través de la superficie de las hojas,
regresando a la atmósfera. Otra parte del agua infiltrada alcanza las capas más
7
profundas del suelo y recarga los acuíferos (roca subsuperficial saturada), los
cuales almacenan grandes cantidades de agua dulce por largos períodos de
tiempo. A lo largo del tiempo, esta agua continua moviéndose, parte de ella
retornará a los océanos, donde el ciclo del agua se "cierra"...y comienza
nuevamente.
El agua asociada en todos los estados y formas al espacio del territorio del país es
de todos y es de nadie; pero esencialmente es de los niños, de los de ahora y de
los que vendrán, y por tanto debe ser preservada.
En el desierto el agua dulce es la primera ley y fundamental, si no hay agua,
no hay vida. Y la existencia de agua depende de cómo funcione el ciclo del agua y
en definitiva las precipitaciones, fuente natural de recarga del agua subterránea.
En palabras simples, dependemos de la nube.
La segunda ley del desierto es que en ninguna parte sobra agua dulce, y
mucho menos para ceder.
Hace algunos años durante mis andanzas por el desierto observé la desaparición
de numerosas aguadas y vertientes, fenómeno que resultaba alarmante en sentido
de latitud creciente; pero fue más alarmante aún, cuando durante un trabajo de
exploración en la cordillera en el verano de 1996, los pastores nómadas
informaron la desaparición de pastizales y de aguadas a cotas altas, sobre los
3.000 m de altitud, vertientes que eran capaces de sustentar gastos de superficie
durante los ciclos secos; por cuanto esto podía significar un síntoma de una
sequía efectivamente catastrófica, con varios años seguidos con precipitaciones
notablemente menores a las del año con probabilidad de ocurrencia - excedencia
50%, que para Copiapó equivale a 10 mm y para el territorio andino a 40 mm;
tendiendo a virtual agotamiento de las reservas de años lluviosos predecesores,
con desaparición de las aguadas del territorio andino y eventual descenso del nivel
freático en el valle.
Pero las sequías en Copiapó no son novedad, ya en 1787 la autoridad,
representada por el corregidor Ossa y Palacios, prohibió por tres años la
plantación de árboles y viñas en la región de Copiapó debido a la falta de lluvias,
siendo probable que tan solo hubiere descendido el nivel del “espejo de agua” en
algunas norias. Antecedente suficiente para que este corregidor, seguramente
conocedor profundo de la ley del desierto y del valor del agua, privilegiara el agua
dulce para la bebida de hombres y animales.
Pero si eran para alarmarse, si se hubiere prestado atención adecuada y oportuna
al análisis de los registros estadísticos de la pluviometría que en su momento se
informaron a las autoridades.
Si se considera las estadísticas de precipitaciones anuales de Copiapó para un
lapso de tiempo largo, de 130 años - datos que institucionalmente no existen y
hay que elaborarlos de manera artesanal pero habilidosamente – se encontrará
que 72 años son secos y 58 son húmedos o más lluviosos; si se analiza solo los
primeros 100 años de ese registro, se observará que 52 son secos y 49 húmedos.
8
Los problemas invisibles rara vez atraen la atención de los que toman las
decisiones hasta que ya casi es – o ya es – demasiado tarde. Esto suena natural,
pero más bien es resultado de aceptar y amparar peligrosamente la
incompetencia. Es particularmente peligroso en el manejo del agua subterránea o
en los acuíferos, debido a las siguientes dos insidiosas realidades. Primero, los
riesgos del desgobierno (por la sobreproducción, mala calidad o la contaminación)
son muy altos precisamente porque los primeros efectos del desgobierno son
acumulativos, permanecen enterrados, ocultos y son indetectables. Segundo, los
problemas en sí (disminución, contaminación), rara vez se hacen
indiscutiblemente obvios hasta que resulta difícil o imposible corregirlos.
Esta es la triste herencia.
El gran legado de administraciones caracterizadas por su BAJO LÍMITE DE
INCOMPETENCIA.
¿Cómo se puede corregir?
La política acertada es asumir desde el principio que la explotación de cualquier
acuífero subterráneo o superficial lleva consigo el riesgo de la sobreproducción o
la contaminación, y que cualquier daño va a significar un costo muy alto. La
política errada es asumir que todo está bien y desatender las precauciones hasta
que se presenta el desastre. El corolario es que se deben destinar, con tiempo, los
fondos apropiados y la energía institucional a la investigación y el seguimiento de
los recursos – antes de verse golpeados por los problemas. Una autoridad, que se
estima es un funcionario, a lo menos, prudente (y que se proteja) debe pedir a los
organismos responsables e investigadores que adviertan con anticipación la
escasez o contaminación inminentes y que recomienden las opciones para evitar
el peligro. Los organismos, con la misma lógica, deben informar sus evaluaciones
y remedios en términos tales que los funcionarios no especialistas y los
miembros de la comunidad los puedan entender y aprovechar sin demora.
En las áreas en donde el uso del agua subterránea es relativamente nuevo (desde
1961 se masificó la explotación del agua subterránea en Copiapó), existe la
tendencia a consumir estos suministros nuevos como si fueran inagotables. El
manejo de los problemas invisibles exige especialmente en estos casos
programas estrictos de educación pública y disciplina política. Todos los miembros
12
Con el objetivo de que el público pueda tener en términos simples una visión
espacial de la capacidad de almacenamiento del reservorio y su manejo haremos
un ejercicio numérico rápido. Este está basado en la asimilación del reservorio a
una figura tridimensional simple, como una artesa, en forma de un prisma regular,
cuya arista equivale al largo del valle (la cual es muchísimo mayor que las otras
dimensiones), y cuyas caras (sección transversal) anterior y posterior son un
trapecio isósceles invertido. En este trapecio la base superior es el ancho del valle
en superficie, la inferior es el ancho del valle en el contacto con la roca basal y la
altura corresponde al espesor del relleno sedimentario. En el mundo físico real
estos cuerpos son tanques o depósitos para almacenar líquidos, y al llenarse el
tanque el agua adoptará la forma del sólido de sección trapezoidal. Para los
cálculos se obviarán los factores, parámetros y formulismos técnicos derivados de
los próceres de la hidrogeología e hidráulica: Darcy, Meinzer, Thiem, Forchheimer,
Thais, Bernouilli y etc., que exigirían los conocimientos de varios ingenieros
hidráulicos y cálculo de mayor altura matemática; y se reemplazarán por el soporte
de los conocimientos de geometría del Camarón - un niño de séptimo año de la
escuela básica de Los Loros, de alto puntaje en la prueba Simce de matemáticas -
sobre el teorema de Thales y semejanza de triángulos, lo que nos permite reducir
el problema al del llenado-vaciado de una artesa.
Para aproximarnos a la capacidad de la artesa, se vierte agua con un flujo
constante (recarga), al transcurrir el tiempo su volumen va aumentando con una
rapidez según ingresa agua. Expresamos el volumen del agua contenida en el
tanque en función del tiempo V(ft) y el lapso que necesita en llenarse
completamente o hasta cierto nivel será el tiempo de recarga. Al llenarse el
tanque el agua adopta la forma de un sólido de sección transversal trapezoidal, en
el cual su base superior, su altura y su volumen aumentan. Expresamos el
volumen de agua contenida en función de la altura V(fh), al transcurrir el tiempo su
altura (nivel freático) sube y el diferencial de altura nos permite calcular por simple
semejanza de triángulos el volumen remanente o el volumen perdido, para
determinada posición del nivel freático. Expresamos su altura como función del
tiempo, y comprobamos que el nivel debe subir más lentamente al final que al
inicio del llenado. El vaciado (extracción por bombeo) es el proceso inverso.
Se realizó una estimación grosera del potencial del reservorio de agua
subterránea del valle del río Copiapó, asimilando la cubeta portadora de agua del
valle en un esquema idealizado a la artesa, que actúa como una envolvente que
rodea espacialmente al acuífero real (en lenguaje de la geometría del Camarón, el
acuífero real está inscrito en el prisma), en que el conjunto del relleno es una
mezcla homogénea de sedimentos, de 200 km de longitud de arista L (la longitud
del río hasta Las Juntas es de 162 km); 3 km de longitud de la base mayor (el valle
en su ancho máximo en superficie alcanza a 7 km); 350 m la base menor
(supuesto ancho del talweg en la entrecara relleno-roca fundamental); altura h de
180 m (profundidad del relleno sedimentario del valle) y un factor de porosidad
efectiva de 10 %. Este cuerpo ideal en el espacio está inclinado con pendiente
uniforme de cordillera a mar, y cuyas dimensiones son todas mayores que el
acuífero real.
16
El volumen total de la artesa vacía será : V = área del trapecio (ATr) x largo de la arista (L). Se
obtiene en cifras redondas un volumen total del cuerpo de 60.000 Mm3 (Mm3 = millones de m3).
Como el cuerpo es un sistema poroso relleno de sedimentos, debemos corregir el volumen por el
factor de porosidad efectiva (10%), entonces el volumen disponible para almacenamiento de agua
será: V = (ATr) x (L) x 0,1.
Suponiendo que cuando se inicia el llenado la artesa está seca, y como ingresan constantemente
100 Mm3/año (equivalentes a recarga de 3.225 l/s), entonces el volumen en función del tiempo es:
V = Caudal de Recarga (Mm3/año) x tiempo (años)
El volumen del agua dentro de la artesa para una cierta altura h del agua es:
V = [(X+350)/2] x h x 200.000
los 4.300 l/s que calculamos anteriormente como disponibilidad para recarga,
entonces se están extrayendo 7.693 l/s, porque, a pesar de la recarga, el nivel del
pozo baja hasta 40 m de profundidad. Si suponemos que se produce una recarga
en rango conservador (≤ 75%), o sea de hasta 3.225 l/s, entonces se están
extrayendo hasta 6.618 l/s. Si desde 1990 hasta 2010 el nivel freático desciende
hasta 120 m de profundidad, en 20 años el volumen remanente del reservorio baja
a 950 Mm3 y se produce una pérdida de 5.050 Mm3 (84,2% del volumen inicial), o
de 253 Mm3 por año, lo que equivale a extraer 8.023 l/s. En este caso la recarga
no funciona y es cero. Si aceptamos que la recarga es efectiva en un 100%, es
decir, ingresan al reservorio los 4.300 l/s que calculamos anteriormente como
disponibilidad para recarga, entonces se están extrayendo 12.323 l/s, porque, a
pesar de la recarga, el nivel del pozo baja hasta 120 m de profundidad. Si
suponemos que se produce una recarga en rango conservador (≤ 75%), o sea de
hasta 3.225 l/s, entonces se están extrayendo hasta 11.248 l/s.
Se debe hacer notar que como el reservorio está inclinado, en la parte inferior o de
la desembocadura – altura cercana al nivel del mar - el nivel del agua alcanzará
mayor altura, estando muy cerca de la superficie y en partes aflorará formando
vegas, por efecto de la presión hidráulica del agua que entra en la parte alta o de
las cabeceras – situadas a una altura sobre 3.000 m.s.n.m. – y que la fuerza de
gravedad empuja hacia abajo, y por efecto del principio de los vasos comunicantes
tiende a alcanzar la altura inicial. Por eso en el acuífero real se tiene la sensación
de que el segmento del curso inferior cercano a la desembocadura está saturado
de agua, y pudiera eventualmente, erróneamente, considerarse una reserva
potencial alternativa, para suplir deficiencias de los pozos situados a cotas más
altas. No debe olvidarse que la calidad del agua se empobrece aún más hacia la
costa. Es probable además que cualquier bombeo que deprima el nivel del
acuífero en este sector pudiera provocar una ingresión de agua marina.
De lo expuesto, se cae de maduro que si la hoya del río Copiapó, cuyas cabeceras
drenan una extensa superficie de la cordillera y con el nivel de precipitaciones que
se han producido para el lapso largo de 130 años, no es capaz de sostener un
curso de aguas superficiales perennes ni abastecimiento hídrico subterráneo;
entonces cualquiera de las otras cuencas, cuyas cabeceras no distan mucho al
este del eje de la carretera panamericana – son francamente pacíficas o costeras -
cuyo régimen pluviométrico se asimila al de la estación meteorológica Copiapó, en
que la mayor parte de la cuenca está constituida por rocas fundamentales
impermeables y menos del 20% corresponde a relleno aluvional de deficientes
características hidrogeológicas, y donde no se han desarrollado cursos de aguas
perennes; se deban descartar como fuentes productoras de aguas subterráneas
por carecer de respaldo hidrogeológico que avale una producción de caudal
significativo y continuo. En este tipo de cuencas solo puede esperarse
rendimientos del rango menor a 10 l/s y fácilmente agotables.
Si se tratara del estanque de combustible de su vehículo y tuviera que llevar a su
familia a viajar, en la primera versión (NF40,) le quedaría aproximadamente dos
tercios del estanque y le alcanzaría para ir a la playa y volver; y en la segunda
18
La otra dimensión del agua subterránea, tan importante como la cantidad, dice
relación con la calidad. Este es un punto que habitualmente no se toca,
principalmente por carencia de información.
El agua no sólo es buena para calmar la sed o refrescarse cuando hace calor. En
la producción animal desde la más deficiente a la más eficiente el agua es un
alimento y como cualquier otro forraje debe tratarse.
Es el elemento más vital de todos los conocidos hasta el momento, constituye la
mayor parte del peso de los vegetales y animales y en ella se desarrollan infinidad
de procesos indispensables para la vida.
Su abundancia, incluso en zonas áridas o semiáridas hace que pocas veces le
prestemos la atención necesaria tanto desde el punto de vista de su uso como de
su conservación.
El agua no puede soportar su propio peso por lo que debe ser contenida en un
envase y por ser excelente solvente toma algunas de las características del
mismo. De aquí puede deducirse que la calidad del receptáculo define la calidad
del agua. En el caso de aguas subterráneas su composición variará de acuerdo a
las características del suelo y subsuelo - como sucede en Copiapó, donde el agua
subterránea atraviesa extensas formaciones de rocas calcáreas, enriqueciéndose
en carbonatos - la que a su vez puede modificarse cuando se la almacena en
tanques o represas, agregando o quitando elementos.
La forma de expresar los valores encontrados en el agua puede ser como partes
por millón (ppm), en gramos por litros de agua (g/l), en miligramos por litro de agua
(mg/l) y miliequivalentes.
Tenemos la tendencia de buscar tablas que nos indiquen la clasificación de
acuerdo a la composición salina de la misma, pero como en los alimentos, no
puede generalizarse, porque lo que puede ser bueno para ciertas condiciones
puede no serlo para otras. La calidad del agua está definida por elementos
propios, sin embargo al interactuar con los animales, plantas y otros alimentos los
efectos pueden modificarse.
Los criterios de ponderación de la calidad del agua dependen de los usos posibles
del recurso. Las concentraciones máximas recomendadas expresadas en ppm
(partes por millón) para diversos usos están ampliamente detalladas en una
23
diversidad de normas, y para el país son elaboradas por el INN y reciben las
nomenclaturas Nch 1333-77, Nch/1 y Nch/2, aplicables para agua potable, riego,
consumo animal, ecosistemas acuáticos y entretenimiento.
La forma básica de ponderar la calidad del agua consiste en medir la
concentración de sólidos disueltos totales (SDT), según los rangos distribuidos en
los términos siguientes:
Tipos de Agua Concentración total de sólidos disueltos (ppm)
agua ultrapura 0,03
agua pura (calderas) 0,3
agua desionizada 3
agua dulce < 1.000
agua salobre 1.000 – 10.000
agua salada 10.000 – 30.000
agua marina 30.000 – 50.000
salmuera > 50.000
mediana intensidad, con los sólidos disueltos y los sulfatos excedidos de los
máximos prescritos.
Si se tratara de crianza de animales el agua bajo 1.000 ppm de SDT se
consideraría “poco engordadora”; por el contrario aquella de más de 2.000 ppm
sería “engordadora” (considérese que un animal de 400 Kg ingiere unos 40 litros
de agua por día, el 10% de su peso).
La dureza total (DT) del agua es aportada en un 98% por los contenidos de
CaCO3 y en menor grado por el MgCO3. La concentración equilibrada de la DT
(CA + Mg) en las aguas de consumo humano, protegen las instalaciones de los
acueductos (tuberías, tanques de almacenamiento, captaciones, etc) contra la
corrosión; su exceso favorece las incrustaciones, sobre todo en las cañerías y
artefactos, los cuales finalmente terminan desintegrados.
Los límites de acuerdo con los usos domésticos se establecen con carácter
preventivo sobre ciertos efectos indeseables tales como la formación de depósitos
(sarro), manchas y producción de olores desagradables, así como también para
evitar consumos excesivos de detergentes debido a los elevados índices de
dureza.
Referente al uso de las aguas en riego agrícola, los criterios empleados dependen
del tipo de plantas, de las dosis de riego, de la calidad del suelo y del clima local.
Si un cultivo recibe la mayor parte del agua a partir del riego, su tolerancia frente a
las aguas de baja calidad se puede aumentar mediante la administración de
fuertes dosis de riego, debido a que el exceso de agua administrada sirve para
lavar las sales depositadas en el suelo, evitando de esta manera la formación de
suelos salinos. En general los suelos arcillosos son los que presentan mayores
problemas frente a la calidad del agua de riego debido a que su drenaje es
siempre deficiente, con lo que el efecto de lavado se atenúa. Las plantas situadas
en condiciones climáticas adversas, como ocurre en las zonas desérticas, suelen
ser en general, muy sensibles a los daños provocados por la irrigación con aguas
de baja calidad. Del mismo modo las plantas situadas en climas calientes y secos
absorben mayores cantidades de agua, y por lo tanto, concentran en el suelo parte
de los sólidos disueltos no asimilados, con mayor rapidez que plantas similares
situadas en climas húmedos y fríos. La evaluación de la calidad de agua de riego
implica considerar los contenidos de boro, los índices de salinidad y los contenidos
de sodio. El boro es un elemento fundamental para el crecimiento de las plantas,
pero puede ser nocivo en cantidades significativas, dependiendo de la tolerancia.
Los dos efectos nocivos más importantes producidos por el sodio son la reducción
de la permeabilidad del suelo y el aumento de la dureza, efectos causados por el
intercambio iónico del calcio y magnesio con el sodio, a nivel de coloides y suelos
arcillosos.
Las aguas resultan en general deficientes y como todos sus parámetros
están cercanos o en los límites superiores, debe considerarse además su
impacto en el tiempo sobre las personas, animales, organismos, plantas,
equipos, materiales y suelos.
25
Los niños deben ingerir una pequeña cantidad diaria de manganeso para mantener el
crecimiento y buena salud. El manganeso está presente constantemente en la madre y
está disponible para el feto durante el embarazo. También se transfiere manganeso al
niño en la leche materna a niveles apropiados para un buen desarrollo. Los niños y
adultos que pierden la capacidad para remover el exceso de manganeso del cuerpo
desarrollan problemas al sistema nervioso. Ya que los niños a ciertas edades ingieren
más manganeso que los adultos, hay preocupación de que los niños pueden ser más
susceptibles a los efectos tóxicos del exceso de manganeso. Estudios en animales
indican que la exposición a altos niveles de manganeso puede causar defectos de
nacimiento. No hay ninguna información acerca de si madres expuestas a niveles de
manganeso excesivos pueden transferir el exceso al feto durante el embarazo o a niños
que lactan la leche materna.
transitorias o permanentes. No se sabe si los niños son más susceptibles que los adultos
a los efectos del manganeso, pero hay algunas indicaciones de experimentos en animales
de laboratorio que sugieren que sí lo son”.
Es conocido el papel que juegan estos elementos básicos de la dureza del agua
(Ca-Mg) en la salud humana, especialmente en el funcionamiento normal del
sistema cardiovascular y en la formación ósea cuando están presentes en
cantidades moderadas; y se estima que el agua de dureza considerada normal
(<500 ppm STD) ejerce un efecto tampón sobre los metales traza y disminuye su
toxicidad por lo que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, existen muy pocos estudios a nivel mundial y parece que ninguno a
nivel local que relacionen el aporte de estos, por medio del agua de consumo
humano, a la dieta humana y sus efectos sobre el proceso salud-enfermedad,
sobre todo cuando las calidades del agua alcanzan los límites del agua de
Copiapó y son de consumo continuo y permanente en larga data. Sería muy
interesante disponer de series históricas de datos que correlacionen dureza del
agua, catión a catión, con isquemias de corazón, osteoporosis, cálculos renales y
biliares, infarto agudo al miocardio, cáncer al estómago, etc., puesto que la dureza
del agua va en aumento a medida que disminuye la disponibilidad. Deberemos
entender que la administración de la salud de los últimos 20 años, actuando en el
marco del principio de la solidaridad, aprovechó esta condición extrema, tal vez
única, de la calidad del agua de Copiapó y logró crear una potente y
documentada base histórica de datos y experiencias, con correlaciones
estadísticas sobre la calidad del agua y su impacto en la salud humana, con el
objeto de mitigar o potenciar efectos según el caso.
Es indiscutible que una solución al problema de la escasez de agua es la lluvia
natural suficiente, pero cuando falta, de momento, no se sabe gobernar y provocar
este fenómeno, eficientemente, a pesar de los intentos y avances existentes. La
inseminación de nubes, técnica que se ensaya repetidamente presenta los riesgos
de beneficios magros e inciertos de toda manipulación climática y sus resultados
no convencen, por tincudo que sea el piloto. Se debe buscar soluciones paliativas
que ayuden a resolver al máximo posible toda la problemática planteada, que es
muy extensa y variada, sabiendo que el problema es complejo y de difícil
simplificación. Las respuestas deben ser aportaciones positivas, viables y
económicas — que existen de verdad— a pesar de algunas posturas resignadas o
inactivas, que sólo confían en las nubes, las mesas de conversación o en repartir
lo poco que tenemos.
Si le ponemos remedio con prontitud y eficacia se podrá solucionar el problema de
la perniciosa falta de agua, paliar los graves efectos de la sequía, así como la
progresiva desertización, con la máxima protección posible del medioambiente.
Todo ello tiene que estar siempre contemplado desde un orden superior, en el
tiempo y en el espacio, superando visiones raquíticas, deficientes, egoístas o
simplemente inmediatistas, que no estén suficientemente justificadas de manera
29
rigurosa. El problema del agua no debe ser nunca “trivializado” al tener una
magnitud y trascendencia que rebasa tal visión.
Solamente se puede llegar a valorar esa “agua ausente” cuando se han vivido
insoportables experiencias, con gravísimas repercusiones sanitarias añadidas,
inaceptables en una región que pretende ser de primer rango y presume de
modernidad y progresismo.
La ausencia de agua tiene demasiados costos, aparte de los obvios: imagen
devaluada de una región para según qué empresas, proyectos y desarrollos;
inseguridad de funcionamiento presente y futuro; desindustrialización inmediata o
próxima; efectos muy desfavorables sobre el turismo, ocio y medioambiente;
desvalorización comercial de bienes; reducción del nivel sanitario y de salubridad;
desertización acelerada, etc.
Es evidente e indiscutible que se es deficitarios en estructuras básicas y que ha
faltado previsión política y administrativa, seguida de buena gestión; las actuales
necesidades a cubrir deberían haber sido previstas, pues es un problema que
estaba denunciado hace muchos años, en función del aumento de las demandas
estables, incluidas expansiones mineras, y las estacionales derivadas del ocio y
del turismo. Desafortunadamente, esto es consecuencia de una imperdonable e
injustificada negligencia, mera dejación o excesiva “politización”, confiando
simplemente en las nubes. Ya entonces se sabía que las actuales
infraestructuras hídricas eran insuficientes en el momento que hubiera alguna
circunstancia adversa, como así ha sucedido, desafortunadamente por defecto.
Todo ello resulta muy penoso, cuando resulta inevitable por no saber actuar y
priorizar los objetivos. Antes que construir una carretera de doble vía, era prioridad
superlativa e imprescindible tener resuelto el problema del abastecimiento de agua
dulce, potable y saludable para toda la población con visión de muy largo plazo.
¿Por qué estamos cómo estamos? Precisamente, por no haberlo hecho así hasta
ahora, por haber sido administrados por autoridades y funcionarios
indocumentados y negligentes, a los que nunca les “cantó” el concepto de "uso
eficiente del agua".
Existen soluciones abordables de manera inmediata para los tiempos de penuria y
de exceso, sin olvidar que las demandas de agua “per cápita” van en aumento en
proporción a la elevación del nivel cultural social y a su grado de bienestar social,
aunque en disminución por la racionalidad de su uso, de forma simultánea y
compatible.
El concepto de "uso eficiente del agua" incluye cualquier medida que reduzca la
cantidad de agua que se utiliza por unidad de cualquier actividad, y que favorezca
el mantenimiento o mejoramiento de la calidad de agua.
El uso eficiente del agua está muy relacionado con el de la conservación del
agua. O sea que el uso eficiente del agua es cualquier reducción o prevención de
pérdida del agua que sea de beneficio para la sociedad. Visto de esta manera, el
30
Cuando algún influjo tiene un precio muy bajo, o precio cero, el usuario lo usará
tanto como se necesite. Este es uno de los problemas fundamentales en el
manejo de los recursos del medio ambiente.
Este factor básico juega un papel importante para explicar la razón por la que el
uso del agua es alto por unidad de producción; el reciclamiento rara vez alcanza
su pleno potencial, y el uso del agua per cápita es más alto en algunos lugares o
países que en otros. En otras palabras, cuando los precios del agua son bajos en
31
La eficiencia en el uso del agua alcanza dimensiones sociales. Los gustos y las
preferencias sociales son parte integral de la sociedad. Pueden influir de manera
importante sobre la actitud de la gente en cuanto a la necesidad por la eficiencia
en el uso del agua.
A pesar de los problemas de distribución y de calidad del agua, cuando hay
abundancia en el suministro se crean actitudes generales en el sentido de que el
agua es muy cuantiosa y hay poca necesidad de conservarla. Esto dificulta más
los esfuerzos relacionados con la eficiencia en el uso del agua que en áreas con
agua menos abundante.
Un ejemplo que tipifica adecuadamente la actitud social está relacionado con una
característica comúnmente denominada "síndrome del césped verde y laguna
azul". Este término se refiere con sencillez a la idea general prevaleciente por lo
menos en el mundo de la gente de más recursos, y que en Copiapó forma las
hordas de los hippies “a que me opongo hoy día”, de que la jardinería ornamental
32
debe ser verde, con céspedes saludables, árboles y arbustos, y tanto mejor si todo
eso se adorna con un surtidor o fuente de agua, acompañado de una piscina
olímpica. Esa actitud ha conducido en el pasado a demandas excesivas de agua,
particularmente en las áreas más áridas, con la subsecuente sobrecapitalización
de la infraestructura del líquido en cuestión. Basta mirar los jardines de la ciudad
de Copiapó para entender este concepto, en varios se puede encontrar una fuente
de agua rodeada de paños de césped que de saludable no tienen nada, a pesar
de que cualquier persona que se desplace por Copayapu puede observar como
diariamente son inundados en agua durante todo el día, especialmente en las
horas de mayor calor, incluidos los pimientos (que no requieren riego). Qué
diferencia de cultura y criterio respecto del uso eficiente del agua en época de
sequía o escasez, entre las autoridades comunales de la última década de
Copiapó, que pueden transmitir sus órdenes y se pueden comunicar digitalmente
instantáneamente con cualquier funcionario, institución y lugar del mundo, y el
corregidor Ossa y Palacios, que escribía con pluma de ganso y utilizaba los
chasques - el sistema de correo de los incas - para recibir información o enviar sus
órdenes y mensajes.
En las áreas más secas, la jardinería xerofítica, la jardinería ornamental que usa el
agua en forma eficiente, está siendo paulatinamente aceptada como una
alternativa al síndrome del césped verde. Esto muestra que las actitudes, gustos
y preferencias arraigadas dan lugar a consideraciones importantes en lo que
se refiere al incremento en la eficiencia del uso del agua.
Las decisiones comunales y de los organismos del ambiente también influyen en
la conservación del agua y del reservorio. Hace un tiempo se autorizó el traslado
del botadero de residuos a un lugar situado aguas arriba de las principales
captaciones de agua subterránea de Copiapó; pero “fuera del valle”. En efecto, el
citado botadero se instaló en una quebrada tributaria de la quebrada de Paipote, el
principal tributario del río Copiapó, la cual, si bien su cauce superficial es seco -
temporalmente, y en especial en épocas de crecidas torrenciales, drena
importantes flujos de agua - su cauce subterráneo, hospedado en un relleno
sedimentario de 139 m de espesor, fluye permanentemente, como documentan los
piques y pozos de las estaciones Juan Godoy, Chulo Viejo, cerca de Mina Teresita
y manchas de vegetación verde perenne aguas abajo a lo largo de la quebrada.
Entonces es cuestión de tiempo que los riles percolados del botadero alcancen el
valle y contaminen el reservorio, favorecidos por el diferencial de gradiente y por el
deprimido nivel freático. Lo inteligente es que este tipo de instalaciones deban
realizarse aguas abajo de la ciudad, en pampas o quebradas fuera del valle, sin
conexión con el valle, cuyo potencial de aguas subterráneas es escaso o nulo, por
carecer de respaldo hidrogeológico, tanto porque están compuestos con
predominio por roca fundamental y con reducido relleno sedimentario, como por
carencia de precipitaciones y recarga.
Así sea sólo para darle énfasis, vale la pena repetir que el manejo del agua no
sólo es la respuesta a la escasez. Las estrategias locales trabajan mejor como
complemento de otros dos parámetros: (1) Programas nacionales y regionales de
manejo y conservación de recursos, todo teniendo en cuenta los principios de
desarrollo sostenible. (2) La investigación científica y los programas de extensión
para desarrollar y difundir la manera de aumentar la eficiencia con la cual se usa el
agua, particularmente en la agricultura. Pero el manejo del agua es valioso en
todas partes y requiere buen gobierno para hacer realidad su potencial.
Finalmente, los gobiernos inteligentes, responsables y benefactores pueden
desplegar su autoridad especial para emitir las reglas sobre la forma de alcanzar
armonía y equidad social. Y aquí está la gran falla. Hubo un cartero con complejo
de estadista, que fue “top one” del agua durante diez años, pero careció de la
capacidad intelectual para parir la doctrina de administración de las aguas
dulces, ni menos aquella de las aguas limpias; y careció de la visión que
identifica a todo estadista, para intuir el momento de dictarlas. Hoy día los hechos
y las realidades van por delante, y los pobres deberán pagar el costo. El Código
de Aguas es tan solo un reglamento para administrar canales, y parece estar
basado en un concepto de recursos inagotables e infinitos. Y al cartero top one lo
único que se le ocurrió fue ponerle “precio” al agua que no se usa. En
circunstancias que lo que correspondía hacer era otorgarle “VALOR” al agua. Aquí
se aplica la antigua sentencia que dice que confundir valor con precio es
inteligencia de necios. Ni remotamente se contemplaron ni previnieron situaciones
de franco agotamiento como la que afecta a Copiapó. Ahora es donde los
ciudadanos aprenderán que una solución insuficiente o deficiente en política
siempre será “cara”, con independencia de su precio. Lo contrario pasa con lo
válido y lo bueno, que suele ser barato. Y lo dice el proverbio: "lo malo es
siempre caro"; o la carencia de algo esencial, como el agua, es
insoportablemente “caro”. No olvidemos el concepto de la baratura, pues, un
precio puede ser alto y a la vez ser “barato”, como consecuencia del rendimiento.
¿Cómo se explica entonces que el gobierno que administra el agua a través de los
organismos correspondientes, haya otorgado derechos de aguas subterráneas
sobre 21.000 l/s en el valle? ¿Con qué recursos se va a responder a esas
concesiones? ¿O será esto consecuencia de que luego de la modernización a la
siciliana que experimentó la repartición, impulsada por el cartero “top one”, un
grupo de habilositos, descubrieron un nicho especial a través del cual prosperar,
tramitando concesiones de derechos de aguas preaprobadas, y simplemente
reventaron el sistema?.
Y por que no “interpelar” a un ex-director de la empresa local de aguas, humanista
y cristiano, muy acérrimo partidario y predicador de la solidaridad y la equidad -
sobre todo para recibir “sobres” y cobrar las dietas del directorio - pero sin sentido
de la equidad para impulsar la instalación de una simple planta de
ablandamiento de aguas, que hubiere facilitado la vida a los Antenores y a las
Juanitas permitiéndoles incorporarse al progreso; y sin sentido de la solidaridad
para impulsar la búsqueda de fuentes alternativas y una solución definitiva de
36
agua de mar. A modo de ilustración, la tabla siguiente indica los contenidos de sal
de los mares y océanos:
En la superficie del mar se produce una evaporación por la que el vapor de agua
se desprende, dejando la sal en el mar y pasando el vapor a la atmósfera, que
después dará origen a la lluvia, caerá a la tierra y volverá al mar, completando el
ciclo del agua en la naturaleza. En este principio se basa uno de los procesos de
desalación, consistente en evaporar el agua del mar y después condensar el
vapor, obteniendo agua dulce en estado líquido.
⇒⇒ Agua Dulce
50.000 m3/día ⇒⇒ Distribución
10 Tm sal/día uso
EXTRACCION
AGUA DE MAR ⇒⇒ DESALACION
111.000 m3/día Salmuera
3.885 Tm sal /día ⇒⇒ 61.000 m3/día ⇒⇒ Devolución
3.875 Tm sal/día
Pero otro caso diferente es el de las centrales térmicas que se pueden convertir
fácilmente en plantas desaladoras, y que, por considerarse ya amortizadas,
pueden proporcionar agua muy barata, al ser un producto residual,
comercialmente hablando, y que incluso sirve para dotar de buena imagen a los
proveedores de esa "agua barata". Las centrales térmicas eléctricas, así como las
nucleares, necesitan agua para su refrigeración, la que termina convertida en
vapor de agua. Cuando estas centrales —de ambos tipos—, están en la línea de
costa utilizan agua marina como refrigerante, agua que habitualmente se desecha
en forma de vapor. Si ese vapor se enfría, se convierte en agua recuperada y
desalada, ya que se licúa separadamente de sus sales. Y esto requiere muy
pequeña inversión y supone problemas de adaptación poco importantes. El agua
así obtenida, por su exagerada pureza, necesita de tratamientos adicionales que
no son complicados ni costosos.
Desierto que cubre el Antepaís, acusan una discrepancia total con la hiperaridez
dominante hoy día. La geodata no tiene antecedentes que permitan confirmar
efectivos episodios pluviales en la región, para explicar los altos niveles
lacustres, ya que estos requerirían incrementos sobre 1.300 - 2.000 % en las
precipitaciones, lo que equivale a 500 mm y 350 mm para las cuencas de
Antofagasta y Atacama respectivamente, comparados con la isoyeta actual.
Montos de incrementos similares se hubieren requerido para explicar las lagunas y
lagos perennes de la Pampa del Tamarugal y del gran Lago Soledad (sector
costero Arica). Se sostiene que los altos niveles lacustres fueron causados por la
desglaciación más o menos abrupta de la Glaciación Puna hacia el fin del
Pleistoceno y comienzos del Holoceno (14.000-12.000 años), como consecuencia
directa del aumento de las temperaturas medias anuales y no por un incremento
de las precipitaciones, a pesar de que era esperable y posible el desarrollo de un
invierno boliviano más intenso, el cual habría contribuido a sostener una recarga
mayor de los acuíferos y oasis. Se concluye que los altos niveles lacustres serían
contemporáneos de la implantación de la aridez holocénica (dominio del clima
seco que lleva al lago a degradarse en una laguna salina). En otras palabras, el
crecimiento de las áreas lacustres fue acompañado de un incremento de las
temperaturas y de la aridez, las cuales determinaron una drástica reducción de la
biomasa disponible en la región altiplánica, donde la Puna Higrófita y Suculenta,
que solo existe hoy en la vertiente oriental del altiplano (7.000 kg/hectárea/materia
seca), fue reemplazada por la Puna Seca y Desértica (2.000 kg/hectárea/materia
seca). En este lapso y como consecuencia directa de una mayor rata de
evaporación, comienza a elevarse la salinidad de los ambientes lacustres
postglaciales, fenómeno que culminará con la formación de extensos depósitos de
evaporitas. Bajo esta condición de estrés ambiental comienza la extinción de la
megafauna altiplánica y atacameña, cuyos restos siguen el patrón de distribución
de estos ambientes lacustres degradados. Los nichos dejados vacantes por la
megafauna pasarán a ser explotados inmediatamente por poblaciones de
camélidos, avestruces y ciervos, mesofauna dominante del dominio altiplánico-
atacameño, sin la cual el poblamiento prehistórico postglacial de estas regiones
carecería de fundamento ecológico.
De otra parte, la componente árido-costera (de edad probable pre-pleistocena) se
caracteriza por predominancia de procesos morfogenéticos en la Cordillera de la
Costa solo viables en ambiente árido carente de lluvias, cuales el desarrollo
extensivo de acciones haloclásticas (meteorización producida por la sal), la
dominancia de depósitos eluviales, acumulados en cripto-depresiones de origen
tectónico carentes de red de drenaje; y la existencia de yacimientos fósiles y
recientes de guano, los cuales bajo condiciones de clima pluvial hubieren sido
lixiviados.
Este cambio de escala temporal-espacial deja claro que la geodata registra un
fenómeno de aridez creciente e hiperaridez, que impulsa una desertización
progresiva, que se inicia antes del poblamiento del territorio atacameño, pero que
conlleva la dualidad de haber favorecido este hecho, y que persistirá, favorecida
aún más por la influencia atropogénica.
42
del acuífero, para lo cual deberá tener el coraje suficiente para dictar una
moratoria de extracción en todo el valle, de a lo menos 30 años.
Copiapó representa la oportunidad de iniciar la “revolución azul” y demostrar que
el cambio está asentado en la inteligencia y creatividad.
Si bien, esta vez no aspiro a ser escuchado, al menos espero que los intereses
honrados y confesables, que existen, me permitan ser oído.