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El solitario George.

La última tortuga de la isla Pinta


Una de las historias más emotivas de este noble empeño en favor de la
conservación, ha sido la de la batalla por la supervivencia de una especie
emblemática de las islas y que le da nombre al archipiélago, un tipo de
tortuga galápago que fue nombrada y reconocida en todo el planeta como
el Solitario George.

El Solitario George era una tortuga gigante. Lo que lo hacía muy especial y
provocó que las miradas de todo el mundo se enfocaran en él, es que era el último
individuo de su antiguo linaje, la última esperanza del hombre para no incluirlo en
la cada vez más larga lista de las especies extintas de la Tierra.

Este galápago endémico de la isla Pinta fue descubierto en 1972 por una pareja
de biólogos cuando ya se creía que era una subespecie desaparecida. La alegría
inicial de tal descubrimiento enseguida se vio ensombrecida al comprobarse que
no existían otros individuos como él en la isla, ni siquiera una hembra. Esto
prácticamente condenaba a la subespecie del ya bautizado Solitario George, quien
no podría dejar descendientes.

Luego de su descubrimiento, el Solitario George fue trasladado a la


Estación Científica Charles Darwin, donde se realizarían los esfuerzos
necesarios para lograr su reproducción.
Así, fueron pasando los años y cada intento resultaba en vano, hasta que un día,
el 24 de junio del 2012, el Solitario George moría en su corral a consecuencia de
un paro cardíaco. Tenía una edad estimada de más de 100 años, aun por debajo
de la expectativa de vida para las tortugas de galápagos, una de las especies más
longevas del planeta. 

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