Está en la página 1de 18

KOBIE (Serie Paleoantropología).

Bilbao
Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia
N.º XXVIII, pp. 153-170, año 2009.
ISSN 0214-7971

MACRORRESTOSVEGETALESDELYACIMIENTO
ARQUEOLÓGICO DE LAS ERAS DE SAN MARTÍN
(ALFARO, LA RIOJA)

Plant 1nacrore1nains from the archaeological site


of Las Eras de San Martín (Alfaro, La Rioja)

Mónica RUIZ-ALONS01
José M. MARTÍNEZ TORRECILLA2
Lydia ZAPATA1
(Recibido 20/1/2009)
(Aceptado 30/112009)

RESUMEN

Se describen en este artículo los resultados del análisis de macrorrestos vegetales recuperados en el yaci-
miento altomedieval (siglo VIII d. C.) de Las Eras de San Martín (Alfaro, La Rioja). Los cereales que se
documentan son la cebada vestida (Hordeum vulgare vulgare), la escaña (Triticum monococum), trigo desnudo
común (Triticum aestivumldurum) y mijo (cf. Panicum miliaceum). Entre los frutales se ha recuperado aceituna
y uva. Los principales taxones antracológicos son Vitis vinifera (Vid) y Olea europaea (Olivo). El resto de la
madera (Pinus sylvestris, Acer sp., Corylus avellana, Ericaceae, Pomoideae, Prunus sp., Quercus subg.
Quercus, Quercus ilexlcoccifera y Salix) tiene una representación menor.

Palabras clave: La Rioja. Alfaro. Macrorrestos. Agricultura. Altomedieval. Vitis vinifera (Vid).Olea euro-
paea (Olivo).

ABSTRACT

In this paper we present the results of the analyses of plant macroremains from the Early medieval site (8th
century AD) of Las Eras de San Martín (Alfaro, La Rioja, Spain). The cereals identified are: hulled barley
(Hordeum vulgare vulgare), einkorn (Triticum monococcum), naked wheat (Triticum aestivum/durum) and
millet (cf. Panicum miliaceum). Among the fruits, we have retrieved olive and vine. The main wood charcoal
taxa are: Vitis vinifera (vine) and olive tree (Olea europaea). Other trees have a lower representation (Pinus
sylvestris, Acer sp ., Corylus avellana~ Ericaceae, Pomoideae, Prunus sp., Quercus subg. Quercus, Quercus ilex/
coccifera and Salix).

Key words: La Rioja. Alfara. Macrorremains. Agriculture, Early medieval. Vitis vinifera (vine). Olea
europaea (Olive).
Depto. de Geografía, Prehistoria y Arqueología. UPV/EHU. Apdo. 2111. 01006 Vitoria-Gasteiz. E-mail: moruizalonso@hotmajl.com
y Jydia.zapata@ehu.es
2 Equipo de Investigación Arqueológica de Graccurris. torre@graccunis.com
154 MÓNICA RUIZ-ALONSO, JOSÉ M. MARTÍNEZ TORRECILLA Y LYDIA ZAPATA

LABURPENA

Artik:ulu honetan Goi Erdi Aroko Las Eras de San Martín (Alfara, La Rioja, Spain) aztarnategiko laudare
makroaztarnen analisiaren emaitzak aurkezten ditugu. Identifitatutako zerealak hauek dira: garagar jantzia
(Hordeum vulgare vulgare), ezkandia txikia (Triticum monococcum), gari askea (Triticum aestivumldurum) eta
artatxikia (cf. Panicum miliaceum). Fruten artean oliba eta mahatsa aurkitu ditugu. Ikatzen artean Vitis vinifera
(mahatsondoa) eta olibondoa (Olea europaea) dira nagusiak. Beste arbolak portzentaia txikiagoekin agertzen
dira (Pinus sylvestris, Acer sp., Corylus avellana, Ericaceae, Pomoideae, Prunus sp., Quercus subg. Quercus,
Quercus ílexlcoccifera and Salix).

Hitz gakoak: La Rioja. Alfara. Makroaztarnak. Nekazaritza, Goi Erdi Arokoa. Vitis vinífera (mahatsondoa).
Olea europaea (olibondoa).

KOBIE (Paleoantropología n.0 28), año 2009


MACRORRESTOS VEGETALES DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LAS ERAS DE SAN MARTÍN (ALFARO, LA RIOJA) 155

1-INTRODUCCIÓN reutilización de las estructuras romanas conservadas


para el asentamiento de un poblado. Por lo documen-
tado en otras zonas del yacimiento, este asentamiento
Localización del yacimiento llegó a ocupar una extensión similar a la ciudad
romana, hasta su completo abandono, posiblemente a
principios del siglo IX.
El yacimiento de las Eras de San Martín se sitúa
al nordeste del núcleo urbano actual de Alfara, en La Entre ambos periodos ha podido observarse la
Rioja. Se encuentra sobre una terraza arcillosa junto existencia de un poblamiento tardorromano que,
al río Alhama, que delimita el yacimiento por el norte aunque ofrece restos más dispersos, que parecen res-
y el oeste, mientras que al este y al sur lo rodean dos ponder a una ocupación de menor intensidad y
barrancos. La articulación interna se produce por extensión, no pueden considerarse residual, más si
medio de un barranco de menor entidad que separa la tenemos en cuenta la importancia de la Necrópolis de
parte occidental del resto. la Azucarera, situada en el entorno inmediato y un
gran aporte de basuras que acaba colmatando uno de
Presenta una amplia secuencia desde el siglo VIII los elementos más destacados de las edificaciones
a. C. hasta el siglo IX d. C., desde la primera Edad del romanas, una piscina con más de 25 m de lado y una
Hierro hasta los siglos iniciales de la Edad Media. De profundidad de 2,5 m.
esta amplia diacronía, quizá el momento más destac~­
do corresponde a la época romana, cuando el .Yaci- A partir del año 2000 se amplió la zona de exca-
miento se identifica con la ciudad denommada vación hacia el Sur, con la apertura de una nueva área
Graccurris una temprana fundación de Ti. Sempronio de aproximadamente 800 m2. En este lugar se han
Graco tras' su campaña del 179 a.C. sobre un núcleo centrado los trabajos realizados entre 2000 y 2007,
indígena anterior denominado Ilurcis. dedicados a documentar el periodo altomedieval. Se
ha podido definir el inicio del poblamiento, que se
El yacimiento ha sido objeto de actuaciones produjo una vez abandonadas y parcialmente des-
arqueológicas de diversa entidad durante la segunda manteladas las construcciones romanas, lo acabó lle-
mitad del siglo XX y durante el siglo actual. vando a la reactivación del barranco central que había
sido rellenado en época romana. Los restos de las
En 1993, motivado por la nivelación de una par- construcciones todavía en pie y el barranco de nuevo
celal dentro del cerro occidental del yacimiento, se activo serán los que ordenen la trama del poblado en
inició una campaña de sondeos que permitieron esta zona durante la primera fase de su ocupación,
valorar el impacto de las obras realizadas y evaluar que de forma todavía provisional creemos que se ha
con precisión el potencial arqueológico de la parcela de situar en torno al siglo VIII d. C. A este momento
afectada!. corresponden las muestras que son objeto de este
estudio.
Los resultados, pese al conocimiento ya previo de
la existencia de restos, fueron sorprendentes, tanto 1.2. Objetivos de los análisis arqueobotánicos
por la amplia diacronía documentada como por la
monumentalidad y la buena conservación que presen-
taban. Esto impulsó la continuidad de los trabajos 1. Definir y cuantificar los macrorrestos vegetales
sobre esta parcela, completando la evaluación de la (frutos, semillas y madera) conservados en los recin-
misma entre finales de 1993 y el inicio de 1994. A tos de cronología altomedieval excavados en las Eras
partir de ahí y hasta 1999, nuestros trabajos se centra- de San Martín.
ron preferentemente en dos zonas dentro de la parce-
la y fundamentalmente en una amplia horquilla cro- 2. A partir de los restos antracológicos, valorar la
nológica entre el siglo I d.C. a los inicios del siglo IX composición del paisaje vegetal del entorno y la
d.C. explotación de los recursos forestales por parte de los
habitantes del poblado.
La investigación de la etapa romana se centró en
la monumentalización de la vaguada que discurre 3. Evaluar el impacto de la acción humana en el
entre los dos cerros sobre los que se asienta la ciudad. medio mediante la identificación en las muestras
Los estudios correspondientes a la época altomedie- antracológicas de elementos indicadores de antropi-
val se centraron en la reocupación del espacio y la zación humana.

1 Se trata de Ja parcela 76 del polígono 21 de Alfara (La Rioja).

KOBlE (Paleoantropología n.º 28), año 2009


156 t-1ÓNlCA RUIZ.AWNSO,JQSé M. M:\W'rfN'.6Z T<>IUH:CJl.1..A Y J.Ylll/\ ZA('A.l'A

4. Conocer las prácticas agrícolas altomedievales interior del bidón mediante una retícula de tubos
desarrolladas en el poblado (cultivos y prácticas sobre la que se instala una malla de 1 mm de luz (o
agraria.5 asociadas). de 0.5 mm si se quiere n;:cuperar adecuadamente la
microfauna) en la que se depositm las muestras de
5. Describir los comp<Jnentes vegetales de la dieta tierra. El agua en movimiento permite que la tierra se
humana altomedicval en el yacimiento (cercalc:.s, filtre a través de esta malla, mientras las piedras y los
leguminosas, arboriculturn y plantas silvestres). materiali:s arqueológicos qui:dan atrapados en ella.
Las semiUas y otros restos de menor densidad flotan
6. Aportar datos que ayuden a valorar la función y rebosan a través de una lengiieta en una malla
de las unidades excavadas . exterior de 0.25 mm lo que permice reconocer incluso
la.< semilla.' más pequeñas (por ejemplo, algunas
gramíneas.juncácea.<. papaveráceas ... ). rn residuo di:
.2-MATF.RJAL Y MÉTODO la tlotación, formado por el material recuperado en la
malla interior, se examina en tres fracciones (1-2 mm;
2-4 nun; .>4 mm) coo el fin de recoger los restos
Durante la excavación se han recuperado Jos botánic<:>s que no han flotado, frecuentemente carbo-
macmrrestos vegetales mediante flotación (Foto 1), ni:s y cáscaras, y se incorporan a la muestra corres·
un método que asegnrJ la recuperación iniegral di: pondiente.
todos los elementos de pequi:ño tamaño como semi-
llas y carbones. Éstos pueden reflejar la dieta y el
medio vegetal que conocieron y explotaron los babi·
tantes dd poblado. Cabe destacar que a escala penin-
sular son todavía muy escasos los yacimientos de
cwnología medieval que han sido estudiados con
estas técnicas por lo que el interés de estos análisis
cobra especial relevancia .

.2.1. Desarrollo del mnestrco

A diferencia de Jos restos arqueozoológicos,


mucho más visibles en las excavaciones arqueológi-
cas, los macrorrestos vegetales difícilmente se obser-
van sin métodos de recuperación específicos . Cuando Futo 1. f\.fáquiaadc Rui.:.ci6n. Se ubs~rva Ja molla interior (0.5 ú l mm
de· Jui) donde queds el scdimeo10 lavado y la exterior (0 .2.~ mm de
no se utilizan sistemas adecuados, si: recogen única- lU2.) d(Jnde se ftG()P.,C Ja mue.~tta arqueobotánica.
mente los materiales de mayor tamaño (frecuente-
mc:nte bellota.< o concentraciones de cereal) mientra< E sta técnica ofrece varias ventaj as: 1) permite
que los n:slos pequi:ños o las semilla.8 dispersas,
tratar un gran volumen de S~'!Cnto de· fonna rápida.
mucho m.ís frecuentes ·e o Jos yacimientos arqueológi-
i\lgunos yacimientos no son muy ricos en rc:stos
cos, pasan desapercibidos.
carpológicos y sólo el .procesado a gran esca!" permi-
te recuperar semillas y frutos; 2) los maceriales carpo-
lógicos ílocan y quedan s~-parados de la fracción
La forma de consen'ac ión más habitual de los macrn- swimentológica y de otros maleriales arqueológicos;
rrcstos vegcu.les eo el norte de la Península Tbérica i:s 3) la tlotación con m<íquina i:s en realidad una criba
la carbonización . Cu,.ndo i:xisten otros tipos di: pre-
de agua que recupera diferentes tipos de materiales y
servación es necesario diseñar estrJtegias de recupe-
pi:rmite emprender estudios·conjuntos, haciendo más
ración específicas. Existen dife.reotes métodos válidos Fácil la comparación e integración de los resultados.
para recuper-Jr ri:stos carpológicqs carboni,..ados , en Debido al pequeño tamaño de las mallas utilizada.s.
nui:stro ca.w hi:mos uti li'..ado la flotación r.:<:>n máqui-
mejora sensiblemente la recuperación de todos los
na (Fotos 1). Permite ·procesar con rapidez y buenos
restos de pequciío tamaño, también de los que oo son
resultados grandes volúmenes de tierra (Buxó, 1997;
arqucobotánicos, como la microfouna, los moluscos
di: Moulins, 1996) aunque presenta problemas pn.)· de tierra, cuentas ... .
pios (Wrigbt, 2005). Normalmenie se fabrica con un
bidón grande (150-200 litros) con una entrada de
El objetivo último del muestreo ha sido conseguir
agua a media altura que se puede adaptar a la red o a procesar y estudiar un mímero de muestras represen-
un sislema de borobeí>. E l agua se distribuye eo el
KOBIE (PaJC02.11UOpalogla D." 28), abo 2009
MACRORRESTOS VEGETALES DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LAS ERAS DE SAN MARTfN (ALFARO, LA RIOJA) 157

tativo de la totalidad del yac1m1ento o contexto de luz incidente Olympus (50x/100x/200x/500x) en


excavado. Con el fin de establecer generalizaciones sus secciones transversal, longitudinal radial y longi-
válidas y fiables y cualificar adecuadamente las con- tudinal tangencial. La identificación se ha realizado
clusiones es imprescindible mantener bajo control mediante la comparación de las características anató-
esta fase de recogida de datos las distintas fuentes de micas del material arqueológico con la colección de
error. referencia de maderas modernas del laboratorio de
Arqueobotánica de la UPV-EHU así como los atlas de
La primera etapa del muestreo ha consistido en la anatomía de la madera de Schweingruber (1990),
selección de los contextos o unidades estratigráficas. Hather (2000) y Vernet et al. (2001). El trabajo de
Esta etapa se ha desarrollado en el yacimiento, que laboratorio se ha desarrollado en las instalaciones del
incluye diferentes unidades estratigráficas con carac- Área de Prehistoria de la UPV/EHU (Vitoria-
terísticas y funciones diversas. El muestreo ha mante- Gasteiz).
nido las unidades definidas por el arqueólogo director
de la intervención (JMMT), respetando siempre la Las fotografías de la anatomía de las maderas se
unidad menor. Así, por ejemplo, hogares, agujeros de han realizado con un microscopio electrónico de
poste, suelos de ocupación, exteriores o calle, se barrido JSM-6400 y las de las semillas en una lupa
consideran muestras independientes. binocular.

La segunda etapa es el muestreo de cada unidad y


se refiere a la forma en que se recoge el sedimento y 3- RESULTADOS
a la cantidad que se analiza. En el caso de Las Eras de
San Martín se ha optado por una estrategia de mues-
treo probabilística y sistemática. Como cuestiones Se han analizado un total de 8 muestras. Las
elementales que hemos seguido podemos señalar el Muestras 1 y 4 no presentaban ni carbones ni semi-
interés especial de muestrear contextos que ofrezcan 11as. Entre el resto de las muestras sólo se han identi-
abundancia de restos carbonizados, niveles de incen- ficado elementos carpológicos en 4 de ellas y antra-
dio y cenizas, interior y zonas adyacentes de las cológicos en las 6:
estructuras de combustión, recipientes y estructuras
de almacenamiento (Alonso et al., 2003). Muestra 1: UE 16217.

2.2. Tipos de muestras y modo de conservación Relleno de arcillas de un hogar. Sin restos botáni-
de los restos cos.

Las muestras están formadas por diversos macro- Muestra 2: UE. 16234.
rrestos vegetales (semillas y fragmentos de madera)
que se han recogido mediante la técnica de la flota- Contexto correspondiente a un vertedero tras el
ción, explicada anteriormente, durante el transcurso robo de un elemento constructivo, por lo tanto reali-
de la excavación del yacimiento. zado tras el abandono parcial de la zona y antes de su
recuperación.
Los restos se han preservado mayoritariamente
por carbonización, la forma de conservación más Muestra 3: UE. 16278.
frecuente en los yacimientos arqueológicos del sur de
Europa. Contexto correspondiente al relleno para la cons-
trucción de un hogar. Se trata de rellenos arcillosos
2.3. Identificación muy limpios, seguramente extraído del entorno,
molidas y cribadas.

El análisis de los restos se ha realizado en el Muestra 4: UE 16279


Laboratorio de Arqueobotánica del Área de Prehistoria
de la Universidad del País Vasco/ Euskal Herriko RelJeno de arcillas de un hogar. Sin restos botánicos.
Unibertsitatea (Vitoria-Gasteiz). La identificación de
las muestras de semillas se ha realizado mediante Muestra 5: UE. 16246.
examen en una lupa binocular (7x-45x) y por compa-
ración con material de referencia moderno. Los restos Contexto correspondiente al relleno para la cons-
antracológicos se han examinado en un microscopio trucción de un hogar. Por lo tanto se trata de arcillas

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009


158 MÓNICA RUIZ-ALONSO, JOSÉ M. MARTÍNEZ TORRECILLA Y LYDIA ZAPATA

seguramente obtenidas en el entorno y molidas o (Malvaceae). En el resto de las muestras tenemos una
cribadas. Es posible que contengan parte de las ceni- representación más abundante.
zas de la parte superior.

Muestra 6: UE. 16245. Se documentan cereales, leguminosas y frutales. En


los cereales identificamos Hordeum vulgare vulgare
Este contexto corresponde a las cenizas de uso de (cebada vestida), Triticum aestivum!durum (trigo
un hogar. comun) y Panicum miliaceum (mijo). Entre las legu-
minosas Vicia/Pisum.
Muestra 7: UE. 16151.

Contexto correspondiente a un periodo de aban- Los restos de frutales corresponden en su mayoría


dono, en una zona donde se produce un importante con Vitis vinífera, aunque también tenemos un resto
proceso erosivo. de Olea europaea y otro de Prunus avium. Además se
han localizado diversas cáscaras de frutos aunque no
Muestra 8: UE. 16195. se ha podido lograr un grado de identificación más
concreta.
Contexto correspondiente a la destrucción violen-
ta de una casa.
Las plantas silvestres y/o malas hierbas de diversas
3.1. Restos carpológicos familias como las Caryophillaceae, Malvaceae o
Chenopodiaceae también están representadas.

Sólo se han identificado restos carpológicos en 4 de


las 8 muestras que nos han sido entregadas. En la
muestranº 3 (UE 16278) se ha identificado un resto
carpológico que corresponde con una planta silvestre

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009


MACRORRESTOS VEGETALES DEL YACIMIBNTOARQUEOLÓGICO DE LAS ERAS DE SAN MARTÍN (ALFARO, LA RIOJA) 159

Hordeum vulgare vulgare hilo torcido 6


Hordeum vul are vulgare hilo indeterminado 7 6
Triticum monococcum (base de gluma)
Triticum aestivum!durum 27 12
Triticum sp.
Hordeum/Triticum 14 15 22
Hordeum/Triticum fragmentos 50 80 83
cf. Hordeum Segmento ra uis
cf. Avena
cf. Panicum miliaceum 1
Panicum / Setaria 3 3
Nudo tallo cereal?
Vicia/Pisum 2
Leguminosae indeterminada. Cotiledón

Chenopodiaceae?
Cyperaceae
Hyosciamus niger no carbonizada
Lithos ennum ti o arvense
Malvaceae
cf. Malvaceae
Poligonacea/Cyperacea 5 36
2 10
Sambucus ni ra carbonizada
Sambucus nigra no carbonizada
Paja? I Tallo? Fra 7
iña)
2

Tabla l. Datos carpológicos absolutos (n=494)

KOBIE (Paleoantropología n.• 28), uño 2009


\óU . M(lNU.:.\ W.UJ:f.. ,\l .(tNSCJ, JCJX~ t.t. :-.tARl"iNI~. row1u:c~llJ.A y f..YUJA 7.APATA

3.Z. R.:i;tuo; antracoJlígico.s.

UE16234 UE1627B LE11J246 UE16245 1E16151 ÜE16195

Se han analí1..ado un Lotal di;: 257 carhoncs de los Las muestrns 5 (l:E 16246) y 6 (l:E 16245)
cuales 241 han sido identificables. La madera identi- corresponden a un hogar. Podrírunos apunrar c1ue su
ficada en el yacimíento de Las Ilras de San Marún ·contenido es ca.sí monoi;:spi;:cffico ya que en las dos
correspondr;: a l l l>lx<mcs. Los resultados ri;:lativos se muestras nos encontrumos con que el rai.ón má$
exponen en 1" Tabla 2. abundame (Olea europaea) lo es en casi un 90%. El
resto 1lc Jos t.uones dentro de esl.a.~ dos muestras son
Podemos observar diferencias clarns en la compo- minoritarios: Quercus subgé.11e.ro Que.rcus, Qucrc:us
sici1Sn taxonómíca de las muestras: ile.tlcoct:ifera (enclnalcarrasco) y Acer sp en el caso
de la muestra 5_
En la mur;:$tra "2 (L'E 16234) se reparl.en e11 impor-
tancia Q11ercus ilexlcoccifera y Vitis vi11ifera siendo tas dos ultímaq mucwaq, 7 y R (UE 16245 y t'E
Ja presencia de Salix muy pequeña. Se trata de 1m 16151), son las que presentan mayor variabilidad di;:
conlr;:~lo (:(>m::Spondientr;: a un vcrtr;:dcro. woni;:.~ denl.ro ¡fe" nuestro esrudlo. Muestran caracte-
rísticas similares y Jo$ mismos taxones. La primera
La mue•tra 3 (UE J6278) no es rcpresentaLiva ya conesponilería a un periodo de abandono, en una
que solo rendríamos una fragmento identificado que zona donde se produce un important.c proceso erosi-
en eslc caso correspondi;:con Vifü vhrifera. El contex- vo, en elfa identificamos Pi1111s tp. sylvesrris,
1.o se realciona r.:on el n:lleno para Ja cons1.ruccíón de Ericaceae, Pru11us sp., Quercus subg. Quercus,
un hogar. Que<r<:u• i/r.xkrH:t:jft:ru, Sulix y ViliN vinifaru. Wti.r
MACRORR6S1'0S Vl:.<'iH'r.'\1.1~ l>I~. YA(:P..tTENTO ARQUEOJLKil\.O l>F: l..AS G.R.o\S DE S.>\N l\1ARTÍN (Al .F/\R.O, l.J\ RlOJA) · 161

vinifera y Prunus sp. represencarfoll más del 70 % de


los taxones localizados. El resto de luxones tienen una
representación menor. Eo Ja muestra 8 (UE. 16195),
que corresponde a un contexto de dest111cción de una
casa, adema de los anteriores Laxones encontramos
Corylus avellana, O/e(l eu.ropaea y Pomoideae.

Foto 4. Sec<:ión rrans\·c•~sl ric Quercus ilcx/coa.:ifera. Mue.su& 2.


Distn"'bucióo de potos diftisa. RadiU";S uniscriados y multi~crisctos.

4- DISCUSIÓN
ro1u 2. Sección IJ'BOS\'Cf$al de Vr.ti.t 11i1tifera. P.1uc~tra 2. Dísuibuc.ión
difusa de potos. No se obse1va el 1.ú:llite eotte lt>S ~os .
La información escrita en Ja rcg:ión para el siglo
Vlfl, represencado en el yacimiento arqueológico de
las Eras de S:m M:tI1in, es extremadamente limitada.
Por ello, los datos novedosos que proceden del campo
de la arqueología sohre prácticas agr-.JJias, dieta huma-
na y utilización de los recursos forestales son especial-
mente valiosos.

4.1. Restos carpológicos (semilla.~ y frutos)

Centrándonos en los productos vegetales, según


los datos arqueobotánicos, Jos cereales parecen ser la
hase de la alimenl.3.Ci\~n en csce momento, complemen-
tados por las leguminosas y por algunos frutales.

Cer(}a/cs

La a~'TÍcultura en la Península Ibé1ica esta atesti-


guada al menos desde c. 5500-5200 cal a.c. Los datos
arqueobotánicos reflejan la existencia de un sistema
Fotu 3 Socci6n lfiWSVt=rSal Olea europaea. ~tucs1ra S. Dislribuciún clt: agrJriO evolucionado. imporLado y complejo desde el
poros difusa. No e.s po(ihlc <Ustinguir e.l anillo de crcciro.icnt('I. Los primer momento. A p!;!S•r de que, desde los inicios de
p0rus se silúan c:u p¡:quc:ña." filas rutlialcs. Radios multisc::riadoi..
Ja agriculturn, él proceso se basa en la alternancia de
cereales y leguminosa.•. los cereales han sido las
plantas domésticas ·con m;ls peso en las formas de
subsistencia de las comunidades humanas, conscim-
yendo el sector de mayor producción agrícola. Los

KOBJE lPslcOAUUopo-logfa D." 2S), allo 2009


162 MÓNICA RUIZ·ALONSO, JOSÉ M. MARTÍNEZ TORRECILLA Y LYDlAZAPATA

cereales son plantas anuales de ciclo corto, con una con los cereales, pueden mantener altos niveles de
productividad relativamente alta, que soportan bien la fertilidad del suelo, porque absorben directament~ el
aridez. Esta circunstancia, junto con su alto contenido nitrógeno del aire y no agotan la tierra (BUXO y
en proteínas, los situaron como principal cultivo PIQUÉ 2008) y tras la recolección, los matojos son
(BUXÓ y PIQUÉ 2008). A lo largo de la Edad Media un excelente abono natural (CANTERA, 1997).
la agricultura fue dirigida hacia la producción de la Además contribuyen a equilibrar la dieta alimenticia
mayor cantidad posible de cereales panificables. Los aportando una interesante fuente de proteínas (BUXO
principales eran el trigo, el centeno, la cebada y la 1997). A lo largo de la Edad Media las leguminosas
avena (CANTERA, 1997). tuvieron una importancia creciente en la alimentación
humana, contribuyendo a la mejora de la dieta al
Los cereales que hemos identificado en el yaci- aportar proteínas vegetales a los carbohidratos de los
miento de Las Eras de San Martín son el trigo común cereales (CANTERA, 1997)
(Triticum aestivuml durum), la cebada vestida de 6
carreras (Hordeum vulgare vulgare), la escaña En las muestras analizadas, que corresponden al
(Triticum monococcum) y el mijo (cf. Panicum siglo vm, se documenta la presencia posiblemente
miliaceum). de guisante o algún cultivo del género Vicia (grupo de
los yeros).
La escaña, el trigo común y la cebada vestida se
encuentran entre los primeros cultivos del Neolítico Las leguminosas cultivadas están documentadas
antiguo. El trigo desnudo y la cebada vestida -los desde los primeros momentos del Neolítico, pero son
tipos más frecuentes en el yacimiento- son además menos frecuentes en los registros arqueobotánicos y
los más abundantes y los más frecuentes en los yaci- de aparición más desigual que los cereales.
mientos de la Península Ibérica que se han estudiado Posiblemente una explicación sea que este tipo de
hasta el momento (BUXÓ y PIQUÉ 2008). La cebada semillas no necesitan de la torrefacción para su pre-
vestida resiste la sequía, es una especie que se adapta paración (BUXÓ y PIQUÉ 2008). Su autentica difu-
bien y que mantiene, en los suelos pobres, una pro- sión se produjo a partir del siglo XII. En este momen-
ductividad mayor que el trigo desnudo. Fue un cereal to la documentación hace alusiones frecuentes a gui-
muy cultivado en la Antigüedad pero conoció un santes, judías, habas, etc. Las leguminosas se consu-
retroceso en la Edad Media. Se cultivo principalmen- mían preferentemente hervidas con otras verduras o
te en la Europa mediterránea y septentrional secas y molidas como harina en una espeeie de tortas
(CANTERA, 1997). El trigo común se presenta de (CANTERA, 1997).
manera sistemática desde el Neolítico. Se trata de un
cereal más exigente en lo referente al tipo de suelo Frutales
(BUXÓ y PIQUÉ 2008). No soporta bien los invier-
nos crudos, ni los suelos muy húmedos o ácidos y Dentro de los frutales identificados en el yaci-
además contribuye a agotar la tierra porque absorbe miento el mejor representado es Vitis vinifera (uva).
grandes cantidades de nitrógeno. Pese a esto es el También se ha recuperado Olea europaea (aceituna)
cereal más apreciado y cultivado en todas las regiones y Prunus avium (cereza).
cerealísticas de Europa occidental (CANTERA,
1997). Los hallazgos de vid silvestre en el noreste penin-
sular confirman su presencia desde el Neolítico. Los
La plena expansión del mijo se realiza durante la testimonios arqueobotánicos admiten una explotación
Edad del Hierro, aunque cada vez es más frecuente su muy antigua de la vid y de su importancia como
identificación en contextos de la Edad del Bronce en planta alimenticia (BUXO, 1997 y BUXÓ y PIQUÉ
el norte de la Península Ibérica (por ejemplo en el 2008). Su origen y proceso de domesticación son
yacimiento de Arenaza, Zapata, 2002). también problemáticos. Los datos polínicos para la
Península indican la presencia de vid silvestre desde
Leguminosas el Pleistoceno medio, aunque la evidencia de su cul-
tivo no se establece con seguridad hasta la primera
Junto a los cereales, las leguminosas cultivadas edad del Hierro (BUXÓ y PIQUÉ 2008).
constituyen otro de los recursos más destacados de la
alimentación humana. Adquieren una importancia Para el olivo, los análisis de semillas confirman,
creciente en la Europa medieval (CANTERA, 1997). con la presencia de huesos de acebuche, que esta
Las plantas leguminosas cumplen una función decisi- planta forma parte de la flora silvestre del mediterrá-
va en el ciclo agrícola ya que por rotación o mezcla neo occidental. El olivo crece de manera silvestre en

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009


MACRORRESTOS VEGETALES DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LAS ERAS DE SAN MARTÍN (ALFAR O, LA RIOJA) i63

áreas no muy secas y con inviernos cálidos (BUXO 4.2.Madera


1997). Un proceso de domesticación en el
Mediterráneo occidental podría haberse iniciado
durante en Neolítico. A partir de la primera Edad del La vegetación actual del entorno del yacimiento
Hierro, los fenicios y los griegos podrían haber de compone de un bosque de ribera, con matorrales
mediterrán~os con pequeñas manchas de pino
introducido nuevas variedades domésticas. Estas se
c~rrasco (Pmus halapensis) y pino piñonero (Pinus
mezclan con las variedades locales a partir de la Edad
del Hierro y la época romana, desde el momento que pmea) (mapa forestal 244 ill. Gobierno de La
se establece una economía orientada hacia los pro- Rioja).
ductos secundarios: el aceite (CHABAL ET AL.,
1999 y TERRAL ET AL, 2004). Los bosques de ribera actuales se desarrollan
junto a los cauces fluviales o donde el agua del sub-
La explotación de la vid y del olivo en estado sil- suelo es somera. Los podemos encontrar a lo largo de
vestre durante la Prehistoria no es extraña en las las orillas de los ríos aunque también jalonando
comunidades indígenas peninsulares. La introducción ramblas y arroyos. La vegetación ribereña la compo-
del cultivo de vid y olivo representaría cambios nen principalmente árboles como los chopos, álamos,
estructurales en los sistemas económicos de las estas sauces blancos y fresnos, o arbustos y juncos
sociedades, anteriormente basados en los cultivos de (BLANCO ET AL., 1997).
cereales y leguminosas (BUXÓ y PIQUÉ 2008). El
cultivo de la vid tuvo una gran difusión en toda En el entorno también se desarrollan matorrales.
Europa occidental a lo largo de la Edad Media. Los Son elementos indisociables del monte mediterráneo.
v.iñedos tuvieron su gran expansión a partir de los Dei;itro de éste puede desempeñar los papeles más
siglos XI y XII por su alta rentabilidad, su adaptación vanados: como acompañante en el sotobosque o
a diferentes suelos y climas (es de origen mediterrá- como formación es~ecífic~ y dinámica hasta repre-
neo y su adaptación en otras regiones bioclimáticas es s~ntar uno d~ los .últimos n~vele~ de regresión ecoló-
más lenta pero eficaz), su trabajo no precisa de un gica. Una diversidad de s1tuac1ones y de especies
insti;umental complejo ni de una gran financiación y características que ha sido ampliamente utilizada por
el vmo resultaba imprescindible para la liturofa cris- el hombre. Sus componentes específicos están cons-
ti.ana y es exigi~o por su prestigio social. si1'
expan- tituidos por quejigo, acebuche y a veces mezclados
sión fue promovida por los grandes señores y por los con lentiscos, madroños, majuelos, coscojas, enebros,
monasterios. Con frecuencia las viñas aparecían for- brezos, etc. (BLANCO ET AL., 1997).
mando parte de cultivos asociados con olivos, higue-
ras y castaños. El pino piñonero (Pinus pinea) es un árbol
robustos de hasta 30 metros. Se cría en suelos frescos
El culti_vo del olivo fue importante a lo largo de la y profundos . principalmente en suelos arenosos y
Edad Media en toda la Europa mediterránea, aunque suel~os. Reqmere luz abundante y climas algo cálidos.
t:ivo una extensión menor que en la Antigüedad clá- Habita en el sur de Europa y el oeste de Asia. Produce
sica, ya que es un árbol de crecimiento lento lo que piñones comestibles que se recolectan en invierno. El
conlleva una inversión a largo plazo que deja fuera a pino carrasco (Pinus halapensis) es el menos robus-
los pequeños campesinos, no como el cultivo de la to de todos los pinos españoles, ya que alcanza como
vid (CANTERA, 1997). máximo 20 metros de altura. Crece en las colinas y
laderas secas y soleadas. Prefiere los terrenos calizos
El desarrollo de la agricultura no significa el y es el pino más resistente a las sequías aunque tam-
abandono de la recolección de productos silvestres. bién el más sensible a las heladas. Se adapta a los
Sin embargo en nuestro caso no hemos localizado terrenos pobres y esqueléticos. Habita en toda la
ningún elemento silvestre claramente relacionado región mediterránea (LÓPEZ GONZÁLEZ, 2002).
con la alimentación. Ante esta ausencia, podemos
sugerir, que la recolección de este tipo de frutos debió Los carbones son residuos de combustión genera-
jugar un papel mínimo en la subsistencia de los dos mediante procesos de trabajo concretos realizados
habitantes del poblado. en los yacimientos, no se acumulan al azar ni tampo-

KOBJE (Paleoantropología n.º 28), año 2009


164 MÓNICA RUlZ-ALONSO, JOSÉ M. MARTÍNEZ TORRECILLA Y LYDlA ZAPATA

co como consecuencia de factores climáticos o a la demanda dependiendo del tipo de asentamiento y


ambientales, es la condición humana la que acumula de las necesidades del mismo. La demanda también
estos carbones. Son carbones que se generan durante esta condicionada, por la disponibilidad de especies en
la combustión de leña o están relacionados con acti- el entorno (BUXO y PIQUE 2008).
vidades de producción y reproducción social. Por ello
su estudio nos permite conocer qué especies se con- En nuestro caso todas las unidades estratigráficas
sumieron, con qué fin se hizo y qué modalidad de analizadas corresponden a una misma cronología
aprovechamiento del entorno forestal se ha utilizado. siendo su procedencia variada por lo que también las
Todos los carbones son susceptibles de ser interpreta- formas de aprovisionamiento han de serlo. Vemos
dos ya que son residuos de las plantas consumidas y claramente cómo la variabilidad en las muestras que
esta es la razón por la que están en los diferentes se relacionan con hogares (muestras 3, 5, y 6) es muy
contextos arqueológicos (UZQUIANO, 1997). pequeña con una especie predominante frente al resto
(olivo). Esta madera es además apreciada como
La unidad de base considerada para este estudio es combustible. Por el contrario las muestras relaciona-
el fragmento de carbón (CHABAL, 1991). La medida das con la destrucción o abandono de elementos
más adecuada para cuantificar la importancia de los constructivos (muestras 2, 7 y 8) tienen una variabili-
restos de carbón es un debate que no esta cerrado dad mayor y además muestran especies diferentes al
(BUXÓ y PIQUÉ 2008). La interpretación se basa en caso anterior. Esto nos acerca a la definición del pai-
la variación de las frecuencias relativas de cada taxón saje vegetal del entorno, ya que nos encontramos con
determinado, siendo necesario saber el número de muestras con orígenes diferentes, como construcción
carbones que tendrían que estudiarse para que la ima- o destrucción de estructuras, partes de un hogar, etc.
gen de la vegetación sea fiable (UZQUIANO, 1997).
En nuestro caso hemos identificado, hasta el momento, Los taxones que se han identificado en las 8 mues-
un total de 257 fragmentos de carbón mayores de 2 tras estudiadas son muy variados. Sólo se ha identifi-
mm divididos en las 6 muestras. En la muestra nº 3 cado madera de una conífera Pinus sylvestris (Pino
solo se ha identificado un fragmento por lo que no nos albar) y ha sido en las muestras 5, 6, 7 y 8. En las
proporcionaría información sobre las formaciones de muestras 5 y 6 forma parte de la madera de un hogar,
la vegetación del entorno, aunque sí nos da informa- en la muestra 8 forma parte de la destrucción de una
ción sobre presencia/ausencia de los taxones, al igual casa por lo que podría tratars~ de un material con fin
que el resto de las muestras (máximo: 62 fragmentos constructivo (LOPEZ GONZALEZ, 2002). La madera
estudiados en la muestra 7). Aunque no tengamos un de pino albar es compacta, resistente y casi desprovista
número muy elevado de fragmentos, esta no es una de nudos, muy apreciada en construcción y como
información despreciable. combustible (BLANCO El' ALll., 1997). Es un árbol
que se extiende por casi toda Europa y gran parte de
En el yacimiento de las Eras de San Martín conta- Asia, dando numerosas variedades y zonas geográficas
mos con diferentes contextos que también implican (Aseguinolaza, 1989). En la actualidad no se localiza
diferentes fuentes de aprovechamiento. Pueden haber en el entorno del yacimiento aunque si se localiza más
sido condicionadas por la oferta o por la disponibilidad al oeste en el territorio de La Rioja. Sí se localizan
y también por las capacidades técnicas de la madera. pequeñas wnas de Pinus halepensis (pino carrasco) y
Tenemos tres muestras que corresponden con hogares Pinus pinea (pino piñonero).
y otras tres que corresponden a elementos constructi-
vos. Se ha tendido a considerar que los carbones con- El resto de los taxones corresponde a madera de
centrados en estructuras de combustión tenían un arbustos cultivados. Los más abundantes son Vitis
potencial etnobotánico propio, dejando los dispersos al vinifera (Vid) y Olea europaea (Olivo).
margen de interpretaciones de este tipo. No obstante,
todos los carbones son susceptibles de este tipo de La madera de vid se documenta en las muestras 2,
interpretaciones, ya que son residuos de las plantas que 3, 7 y 8. Se trata de una planta que es originaria del
se han consumido y ésta es la razón por la que se centro y este de Europa meridional y suroeste de Asia
encuentran en los contextos arqueológicos que estudia- (Aseguinolaza, 1989). De clima mediterráneo, con
mos (BUXÓ y PIQUÉ 2008). La recolección no veranos secos y soleados, se asilvestra con frecuencia
siempre está condicionada por la ley del mínimo en barrancos y bosques de ribera (LÓPEZ
esfuerzo, según la cual se tendería a invertir el mínimo GONZÁLEZ, 2002). Su madera es apreciada princi-
trabajo en la recolección de los recursos (PIQUE, palmente para realizar pequeñas hogueras, para for-
1999). La estrategia de aprovisionamiento de leña mar brasas, con los restos que se obtienen de la poda
viene determinada por diferentes variables vinculadas para el mantenimiento de la planta (sarmientos).

KOBJE (Paleoantropología n.º 28). año 2009


MACRORRESTOS VEGETALES DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LAS ERAS DE SAN MARTÍN (Al.FARO, LA RIOJA) 165

El olivo (muestras 5, 6 y 8) es un árbol elevado de aunque a veces se hayan utilizado como alimento de
hasta 10 metros de altura, de copa densa y redondea- cerdos y cabras. Su corteza es rica en taninos y se ha
da, que puede vivir más de mil años. Tronco grueso empleado para curtir los cueros y en medicina popular
de corteza pardo-grisácea. El olivo silvestre queda como astringente. Sobre las ramas de las coscojas se
muchas veces reducido a un pequeño arbusto de crían unas cochinillas denominadas granas de tintes, de
ramitas rígidas y hojas pequeñas (BLANCO ET AL., aplicación generalizada en otros tiempos para la qbten-
1997). Vive en los países que rodean la cuenca del ción del colorante grana o carmesí (LOPEZ
mediterráneo, acompañando a las encinas, quejigos y GONZÁLEZ, 2002).
alcornoques o formando parte de los matorrales que
resultan de su degradación. Se considera un buen Quercus subgénero Quercus: Este taxón incluye
indicador del clima mediterráneo y de los límites de todos los Quercus de hoja caducifolia y marcescente
la vegetación de tipo mediterráneo (Aseguinolaza, del norte peninsular (roble albar, pedunculado, pubes-
1989). Tiene una madera de color amarillenta oscuro cente, quejigo, melojo). Anatómicamente estas espe-
y veteado pardo rojizo, muy dura y compacta, se tra- cies no se pueden diferenciar. Se extienden por toda
baja bien siendo muy apreciada como combustible y la Europa húmeda y de forma natural, cubría grandes
da un carbón de primera calidad por lo que no resulta extensiones. (Aseguinolaza, 1989) Prefieren los sue-
extraño que no solo se utilizase este árbol para reco- los ácidos y húmedos, incluso temporalmente enchar-
ger sus frutos si no también como combustible cados. Es una madera pesada, buena para la construc-
(LÓPEZ GONZÁLEZ, 2002). ción por su resistencia intrínseca y su durabilidad
(LÓPEZ GONZÁLEZ, 2002).
Prunus sp. se identifica en 4 de las 6 muestras (5,
6, 7, y 8). Se trata de un género que incluye diferentes El resto de los taxones aparecen en porcentajes
especies que se extienden por, la mayor parte de muy inferiores. Acer sp. (Arce), que vive formando
Europa,Asiaoccidental y nortedeAfrica(Aseguinolaza, parte de bosques, en especial de caducifolias, como
1989). Viven en setos, espinares, claros de bosque y alisedas, robledales, hayedos, etc., así como en setos
espacios abiertos en general. Tiene frutos como las y orlas. Es indiferente al sustrato aunque prefiere
almendras (Prunus dulcis), endrinas (Prunus spinosa), suelos frescos e incluso húmedos. No forma grandes
se cultivan para la ornamentación (Prunus mahaleb), masas sino que aparece normalmente en pies aislados
etc. (LÓPEZ GONZÁLEZ, 2002). o formando pequeños rodales (Aseguinolaza, 1989).
Tiene una madera compacta, dura y de densidad
Quercus ilex/coccifera (Encina/Coscoja) (anató- media, muy estimada en carpintería. Es muy buen
micamente no podemos individualizarlos) se reconoce combustible (con propiedades caloríficas similares a
en todas las muestras. Tanto Quercus ilex como las del haya). Sus hojas y brotes tiernos pueden
Quercus coccifera son propios de la región mediterrá- aprovecharse como forraje para e~ ganado pues son
nea. Quercus coccifera forma matorrales densos, muy alimenticias (LÓPEZ GONZALEZ, 2002).
impenetrables, en las laderas secas y soleadas conse-
cuencia, generalmente, de la degradación de carrasca- Corylus avellana (Avellano), se distribuye por casi
les y encinares. Es indiferente al sustrato, bien adapta- toda Europa y el occidente de Asia (Aseguinolaza,
da a la sequía estival y sensible a los climas fríos, lo 1989). Generalmente forma parte del subsuelo y orlas de
que hace que no ascienda a las montañas elevadas los bosques caducifolios, generalmente en sitios umbro-
(BLANCO ET AL., 1997). Quercus ilex forma exten- sos y frescos. Es una madera ligera que resiste mal a la
sos bosques, hoy día diezmados también es indiferente intemperie y sumergida (LÓPEZ GONZÁIEZ, 2002).
al sustrato y se adapta bien a las sequías estivales.
Quercus ilex tiene una madera dura y pesada, se tuerce El genero Erica sp (Brezo), incluye diversas espe-
y resquebraja al secarse, lo que la hace menos aprecia- cies con una distribución cosmopolita. Muchos de los
da; en cambio, es muy estimada para el fuego y la miembros de esta familia viven sobre sustratos ácidos
fabricación de carbón vegetal, practicas hoy en desuso. y colonizan los suelos más pobres. Forman parte de
La subespecie. rotundifolia tiene unas bellotas de sabor orlas y comunidades de sustitución de encinares y
dulce con las que se alimenta el ganado porcino y en robledales así comq de desmon~s, taludes y otros
época de penuria, se utilizaron incluso en alimentación lugares alterados (LOPEZ GONZALEZ, 2002).
humana. La madera de Quercus coccifera es parecida
a la anterior, pero no llega a las dimensiones necesarias Las Pomoideae: como el espino albar o el manzano
para su aprovechamiento como especie maderable y y peral, se extienden por la mayor parte de la Europa
sólo sirve como leña y para la obtención de carbón templada y Asia (Aseguinolaza, 1989). Forman parte
vegetal. Sus bellotas son amargas y no son apreciadas, de claros y orlas de bosques de caducifolias diversas.

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009


166 MÓNICA RUIZ-ALONSO, JOSÉ M. MARTÍNEZ TORRECILLA Y LYDIA ZAPATA

Su madera es dura y resistente tomando bien el puli- Tabla 2 observamos que Vitis vinífera y Olea euro-
mento. Es buena para combustible, casi comparable a paea son los taxones más representados en el análisis
la madera de haya (LÓPEZ GONZÁLEZ, 2002). seguidos de otros como Prunus sp y Quercus ílexl
coccífera. A contnuación existe un grupo de taxones
Salix (Sauce), es un género formado por distintas menos representados: Pinus tp. sylvestris, Acer sp.
especies:. Se distribuye por la mayor parte de Europa, Corylus avellana, Ericaceae, Pomoideae, Quercus
Asia y Africa (Aseguinolaza, 1989). En general se subg. Quercus y Salix.
trata de especies que viven en terrenos frescos, tanto
a orillas de los ríos y arroyos como alrededor de las Se observa una gran diferencia entre las Unidades
charcas; también en orlas y claros de bosques, taludes Estratigráficas y su composición botánica, con dos
y cunetas, etc. En las zonas secas se refugian en sotos grupos fundamentales: 1) Muestras 2, 5 y 6 relaciona-
y arbolados de ribera con humedad freática. Es una das con la formación de un hogar y 2) Muestras 7 y 8
madera blanda y poco estimable. Se ha utilizado en que se corresponden con abandonos o destrucciones
ocasiones para frenar la erosión en las orillas de y elementos constructivos. Las primeras tendrían un
torrentes y barrancos (LÓPEZ GONZÁLEZ, 2002). carácter casi monoespecífico con la representación
del olivo en un 80% y las segundas muestran una
variabilidad mayor, con taxones con valor constructi-
5- CONCLUSIONES vo como el pino albar.

Entre los restos carpológicos identificamos plan-


Estas conclusiones se basan en el análisis de los tas cultivadas y silvestres. En las plantas cultivadas se
macrorrestos vegetales carbonizados que aquí pre- documentan cereales, leguminosas y frutales. Los
sentamos. Esperamos que otras líneas de investiga- cereales identificados son Hordeum vulgare subsp.
ción paleoambientales nos ayuden en el futuro a vulgare, Triticum aestivum!durum, Triticum mono-
concretar mejor la composición y explotación de los coccum y Panicum miliaceum. En el grupo de las
recursos vegetales por parte del ser humano en el leguminosas cultivadas identificamos Vicia/Pisum.
entorno deAlfaro. Siendo por el momento el presente Entre los frutales el mejor representado es Vitis viní-
análisis la única evidencia arqueobotánica disponible, fera pero también se ha identificado un resto de Olea
exponemos las siguientes conclusiones: europaea y otro de Prunus avium. Existe así mismo
cierta diversidad de plantas silvestres y/o malas hier-
En el yacimiento de las Eras de San Martín los bas (Caryophillaceae, Malvaceae, Sambucus nigra,
macrorrestos vegetales se han preservado fundamen- Poligonaceae, Rubicaceae, etc).
talmente por carbonización, es decir, se han preser-
vado los tejidos vegetales que han estado en contacto
con el fuego. Es posible por lo tanto que una parte AGRADECIMIENTOS
importante de las plantas utilizadas por los seres
humanos en el yacimiento no se haya conservado. La
madera carbonizada es relativamente frecuente en 5 El trabajo de L. Zapata forma parte del: 1) Grupo
de las muestras. En la muestra 3 solo hemos podido de Investigación de la UPV/EHU IT-288-07 financia-
identificar un fragmento de madera y un resto carpo- do por el Gobierno Vasco, 2) Proyecto HAR2008-
lógico. El carbón en tres de las muestras (3, 5 y 6) 03976/HIST del Ministerio de Educación y Ciencia:
procede de hogares. En las otras tres muestras tene- El medio como catalizador de los comportamientos
mos procedencias variadas como un vertedero (mues- humanos durante el Pleistoceno Superior y Holoceno
tra 2), un periodo de abandono (muestra 7) y una en el Pirineo Occidental y proximidades: su articula-
destrucción de una casa (muestra 8). Los restos car- ción en unidades territoriales, y 3) Proyecto
pológicos (n = 494) se documentan en 4 de las 8 HAR2008-01920/HIST Orígenes y expansión de la
muestras estudiadas. agricultura en el sur peninsular y norte de Marruecos:
aportaciones desde la arqueobotánica y la genética.
La madera identificada en el yacimiento corres-
ponde a 11 taxones: Pinus tp. sylvestris, Acer sp. Los trabajos de excavación están financiados
Corylus avellana, Ericaceae, Olea europaea, mediante un convenio entre el Ayuntamiento de
Pomoideae, Prunus sp., Quercus subg. Quercus, Alfaro y la Consejería de Educación, Cultura y
Quercus Uexlcoccífera, Salix y Vitis vinífera. En la Deporte del Gobierno de La Rioja.

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009


MACRORRESTOS VEGETALES DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LAS ERAS DE SAN MARTIN (ALFARO, LA RIOJA) 167

BIBLIOGRAFÍA France. In Anderson, P.C., Cummings, L.S.,


Schippers, T.K., and Simonel, B. (eds.), Le
traitement des récoltes: un regard sur la
Abella, l. diversité, du Néolithique au présent. Actes
1996 La Magia de los árboles. Integral. Barcelona des XXIlie rencontres intemationales d'ar-
chéologie et d'histoire d' Antibes, 17-19 octo-
Aizpuru, l.; Catalán, P.; Garin, F. bre 2002, Éditions APDCA, Antibes, pp.
1990 Guía de los árboles y arbustos de Euskal 21-46.
Herria. Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz. Bronlc Ramsey C.
Alonso, N ., & Buxó, R. 1995 Radiocarbon Calibration and Analysis of
1995 Agricultura, alimentación y entorno vegetal Stratigraphy: The OxCal Program.
en la Cova de Punta Farisa (Fraga, Huesca) Radiocarbon 37(2), 425-430.
durante el Bronce medio. Universitat de 2001 Development of the Radiocarbon Program
Lleida, Lleida. OxCal. Radiocarbon 43 (2A), 355-363.
Alonso, N., Juan, J., Rodríguez, M.O. & Rovira, Buxó, R.
N.
1997 Arqueología de las Plantas, Ed. Crítica,
2003 Muestreo arqueobotánico de yacintientos al Barcelona.
aire libre y en medio seco. In Buxó, R. &
Piqué, R. (eds.), In recogida de muestras en Buxó, R. & Piqué, R.
arqueobotánica: objetivos y propuestas
2008 Arqueobotánica. Los usos de las plantas en la
metodológicas. Museu d 'Arqueología de
península ibérica. ed. ariel s.a. barcelona.
Catalunya, Barcelona, pp. 31-48.
Buxó, R., Alonso, N., Canal, D., Echave, C. &
Aseguinolaza, C.; Gómez, D.; Lizaur, X.;
González, l.
Montserrat, G.; Morante, G.; Salaverria,
M.R.; Uribe· Echevarria, PM 1997 Archaeobotanical remains of hulled and
naked cereals in the Iberian Península.
1989 Vegetación de la Comunidad Autónoma del
Vegetation History and Archaeobotany 6,
País Vasco. Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz
15-23.
Badal García, E.,
Buxó, R. & Piqué, R. (eds.)
1988 La Antracología. Método de recogida y estu-
2003 In recogida de muestras en arqueobotánica:
dio del carbón prehistórico. Saguntum 21:
objetivos y propuestas metodológicas. Museu
169-182.
d' Arqueología de Catalunya, Barcelona.
Badal Garcia, E. Cantera Montenegro, E.
1992 "L'anthracologie préhistorique: a propos de
1997 La agricultura en la Edad Media. Cuadernos
certains problemes méthodologiques" Les
de Historia. Arco libros S. L. Madrid.
Charbons de Bois, les Anciens Écosystemes
et le róle de l'Homme. Bulletin de la Société Chabal,L
Botanique de France, 139, Actualités
1991 L'homme et l'évolution de la végétation
Botaniques, 1992-2/3/4: 167-189.
méditenwiéenne, des ages de métaux a la
Blanco, E., Casado, M.A., Costa, M., Escribano, période romaine: Recherches anthracologi-
R., García, M., Génova, M., Gómez, A., ques théoriques, apliques principalement a
Gómez, F., Moreno, J.C., Morla, C., des sites du Bas Lnnguedoc. ThesePhysiologie
Regato, P. Y Sainz, H. etBiologie des Organismes et desPopulations.
U.S.T.L. Montpellier.
1997 Los bosques ibéricos. Una interpretación
geobotánica. Ed. Planeta, Barcelona. Chabal, L., Fabre, L., Terral, J .-F., Thery-Parisot,
Bouby, L.
I.
1999 L'anthracologie en A. Ferdiere(dir). In bota-
2003 De la récolte au stockage. Éclairages carpolo-
nique, CollectionArcéologiques, Ed. Errance,
giques sur les opérations de traitement des
43-104
céréales a l'age du Bronze dans le sud de la

KOBIE (Paleoantropologfa n.º 28), año 2009


168 MÓNICA RUIZ-ALONSO, JOSÉ M. MARTÍNEZ TORRECILLA Y LYDIA ZAPATA

Cubero, C. Hernández Vera, J. A., Ariño Gil, E., Núñez


Marcén, J. Martínez Torrecilla, J. M.
1996 Estudio paleocarpológico de muestras de
Intxur (Albistur-Tolosa, Guipúzcoa). In 1995 "Graccurris : conjuntos monumentales en la
Ramil, P., Fernández Rodríguez, C. & periferia urbana: puentes, presas y ninfeas",
Rodríguez Guitián, M. (eds.), Bíogeografia Graccurris: Revista de estudios alfareños, Nº
Pleistocena de la Península Ibérica. Xunta 4. Número monográfico
de Galicia, Santiago de Compostela, pp. 297-
315.
Hernández Vera, J. A, Núñez Marcén, J., Matínez
Torrecilla J. M.
d' Andrea, A.C.
2005 "La Romanización". En Historia del Arte en
2003 Social and technological aspects of non-me- La Rioja, coord. por José Antonio Hernández
chanised emmer processing. In Anderson, Vera, José Gabriel Moya Valgañón, Begoña
P.C., Cummings, L.S., Schippers, T.K. & Arrúe Ugarte,pp. 101-174.
Simonel, B. (eds.), Le traitement des récol-
tes: un regard sur la diversité, du Néolithique Hillman, G.C.
au présent. Actes des XXIIIe rencontres inter- 1981 Reconstructing Crop Husbandry Practices
nationales d' archéologie et d'histoire d'Anti- from Charred Remains of Crops. In Mercer,
bes. Éditions APDCA, Antibes, pp. 47-60. R. (ed.), Farming Practice in British
de Moulins, D. Prehistory, Edinburgh University Press,
Edimburgo, pp. 123-162.
1996 Sieving experiment: the controlled recovery
1984 Traditional husbandry and processing of
of charred plant remains from modem and
archaic cereals in recent times: the opera-
archaeological samples. Vegetation History
and Archaeobotany 5, 153-156. tions, products and equipment which might
feature in Sumerian texts. Part I: The glume
Fairbairn, A.S. wheats. Bulletin of Sumerian Agriculture 1,
114-152.
2000 On the spread of crops across Neolithic
Britain, with special reference to the southem 2000 The Epipalaeolithic. In Moore, A.M.T.,
England. In Fairbaim, A.S. (ed.), Plants in Hillman, G.C. & Legge, A.J. (eds.), Village
Neolithic Britain and beyond. Oxbow Books, on the Euphrates. From F oraging to Farming
Oxford, pp. 107-121. at Abu Hureyra, Oxford University Press,
Oxford, pp. 327-399.
Garcia Esteban, L.; Guindeo Casasús, A.
2003 Investigating the Start of Cultivation in
1989 Anatomía de las maderas frondosas españo-
Western Eurasia Studies of Plant Remains
las. AITIM, Madrid.
from Abu Hureyra on the Euphrates. In
Hather, J. G. Arnmerman, A.J. & Biagi, P. (eds.), The
Widening Harvest. The Neolithic Transition
2000 The identification of the Northern European
in Europe: Looking Back, Looking Forward.
woods. A guide for archaeologists and con-
Archaeological Institute of America, Bastan,
servators. Archetype Publications, Londres.
pp. 75-97.
Hather, J.G. & Mason, S.L.R. (eds.)
Jones, G.EM.
2002 Hunter-Gatherer Archaeobotany.Perspectives
1984 Interpretation of archaeological plantremains:
from the northem temperate zone, Institute of
Ethnographic models from Greece. In van
Archaeology, UCL, London.
Zeist, W. & Casparie, W. (eds.), Plants and
Hernández Vera, J. A Ancient Man: studies in Palaeoethnobotany.
A.A. Balkema, Rotterdam, pp. 43-61.
2002 "La fundación de Graccurris". En: Valencia y
las primeras ciudades romanas de Hispania, 1987 A Statistical Approach to the Archaeological
coord. por Albert Ribera Lacomba, José Luis Identification of Crop Processing. Journal of
Jiménez Salvador, pp. 173-182 Archaeological Science 14, 311-323.

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009


MACRORRESTOS VEGETALES DEL YACIM1ENTO ARQUEOLÓGICO DE LAS ERAS DE SAN MARTfN (ALFAR O, LA RIOJA) 169

Jones,M.K. Peña-Chocarro, L., Zapata, L., García Gazólaz, J.,


González Morales,M., Sesma, J. & Straus,
1991 Sampling in palaeoethnobotany. In van Zeist,
W., Wasylikowa, K., and Behre, K.-E. (eds.),
L.
Progress in Old World Palaeoethnobotany. (e.p.) The spread of agriculture in Northern Iberia.
A.A. Balkema, Rotterdam, pp. 53-62. New archaeobotanical data from El Mirón
cave (Cantabria) and the open-air si te of Los
Lopez Gonzalez, G.
Cascajos (Navarra). Vegetation History and
1982 La guía Incafo de los árboles y arbustos de la Archaeobotany.
Península Ibérica, INCAFO.
Peña-Chocarro, L., Zapata, L., Iriarte, M.J .,
López González, G. González Morales, M. & Straus, L.
2002 Guía de los árboles y arbustos de la Península 2005 The Oldest Agriculture in northern Atlantic
Ibérica e Islas Baleares. Madrid. Ediciones Spain: new evidence from El Mirón Cave
Mundi-Prensa. (Ramales de la Victoria, Cantabria). Journal
of Archaeological Science 32, 579-587.
Mapa Forestal, Gobierno De La Rioja
Peñalver, X.
2008 http//www.larioja.org/sig
2001 El hábitat en la vertiente atlántica de Euskal
Marcos Pous, A Herria. El Bronce Final y la Edad del Hierro.
1996 "De situ Graccurris: Desde el S. XVI hasta Kobie.Anejo 3. Diputación Foral de Bizkaia,
las excavaciones inéditas de 1969", Cuadernos Bilbao.
de Arqueología de la Universidad de Navarra, Pique, R.
nº 4, pp. 107-172.
1999 Producción y uso del combustible vegetal:u-
Martínez Torrecilla, J. M. na evaluación arqueológica, Treballs d'Etno-
1993 "Excavaciones arqueológicas en las Eras de arqueologia 3, Universitat Autonoca de
la Cárcel. Alfara", Estrato. Revista riojana Barcelona, CSIC, Madrid.
de arqueología, Nº 5, pp. 23-26. Rivas-Martinez, S.
Ortiz, I. (dir)
1987 Memoria del Mapa de series de vegetación
2006 Atlas ilustrado de árboles de España. de España. Ministerio de agricultura, pesca y
SUSAETA EDICIONES S.A. alimentación. Madrid.
Peña-Chocarro, L. Rivera, D.; Obón De Castro, C.
1999 Prehistoric Agriculture in Southem Spain 1991 La Guía de INCAFO de las plantas útiles y
during the Neolithic and the Bronze Age. The venenosas de la Península Ibérica y Baleares.
application of ethnographic models. BAR INCAFO, S.A.Madrid.
International Series 818, Archaeopress,
Schweingruber, FJI.
Oxford.
1978 Mikroskopische holzanatomie Zürcher A. G.
Peña-Chocarro, L. & Zapata, L. Zug.
1997 El Triticum dicoccum (ezkandia) en Navarra: Schweingruber, FJI.
de la agricultura prehistórica a la extinción de
un trigo arcaico. Zainak 14, 249-262. 199 Microscopic wood anatomy. WSLFNP.
Swirtzerland.
2003 Post-harvesting processing of hulled wheats.
An ethnoarchaeological approach. In Terral, J ••F., Alonso,N., Buxó, R., Chati, N., Fabre,
Anderson, P.C., Cumrnings, L.S., Schippers, L., Florentino, G., Marinval, P.H., Pérez,
T.K., and Simonel, B. (eds.), Le traitement G., Pradat, B., Rovira, N., Alabert, P.
des récoltes: un regard sur la diversité, du
2004 Histirical biogeography of olive domestica-
Néolithique au présent. Actes des XXIIle
tion (Olea europaea L.) as revealed by geo-
rencontres ínternationales d' archéologie et
metrical morphometry applied to biological
d'histoire d'Antibes. Éditions APDCA,
and archeological material. Journal of
Antibes, pp. 99-113. Biogeography 143, 63-77.

KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009


170 MÓNICA RUlZ-ALONSO, JOSÉ M. MARTÍNEZ TORRECILLA Y LYDIA ZAPATA

Uzquiano, P. Zapata, L.
1997 Antracología y método: implicaciones en la 2000 La recolección de plantas silvestres en la
economía prehistórica, etnoarqueología y subsistencia mesolítica y neolítica. Datos
paleoecología Trabajos de Prehistoria arqueobotánicos del País Vasco. Complutum
54:145-154. 11, 157-169.
Vernet, J. L.; Ogereau, P.; Figueiral, l.; Machado, 2001 Los macrorrestos arqueobotánicos: Técnicas
C.; Uzquiano, C. de estudio e importancia en el análisis estra-
tigráfico. Krei. 6. 2001-2002. pp 105-132.
2001 Guide d'identification des charbons de bois
préhistoriques et récents. Sud-Ouest de l'Eu- 2002 Origen de la agricultura en el País Vasco y
rope: France, P~ninsule lbérique et Íles transformaciones en el paisaje: Análisis de
Canaries. CNRS Editions. París. restos vegetales arqueológicos. Kobie. Anejo
4, Diputación Foral de Bizkaia, Bilbao.
Vignote Peña, S.; Picos Martín, J.; Zamora
Paniagua, R. Zapata, L. & Peña-Chocarro, L.
2000 Características. de las principales maderas (e.p.) L'agriculture néolithique de la Fa9ade
utilizadas en Bizkaia: Tecnología y aplicacio- Atlantique Européenne. Bulletin de la Société
nes. Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao. Préhistorique Franfaise.
Whittle,A. Zapata, L., Peña-Chocarro, L., Pérez Jordá, G. &
Stika,H.P.
2003 The Archaeology oj People. Dimensions of
Neolithic Lije, Routledge, London. 2004 Early Neolithic Agriculture in the Iberian
Península. Journal of World Prehistory.
Wilkinson, K. & Stevens, C.
Zubia E Icazuriaga, l.
2003 Environmental Archaeology. Approaches,
Techniques and Applications, Tempus 1993 Flora de La Rioja. (actualizado por M'
Publishing Ltd., Stroud. Angeles mendiola) Gobierno de La Rioja.
Instituto de Estudios Riojanos. Logroño.
Wright,PJ.
2005 Flotation samples and sorne paleoethnobota-
nical implications. Joumal ojArchaeological
Science 32, 19-26.

KOBIE (Paleoantropología n." 28), año 2009

También podría gustarte