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La defensa de todos los

derechos es tarea del Estado


Denuncias para la CIDH
Bruce Mac Master
Escribí este texto dirigido a la CIDH con la intención de que si tenía oportunidad
de presentarlo en su visita al país lo haría, o de lo contrario lo publicaría y
enviaría formalmente para su estudio. Este el texto que presenté a esa entidad.

Han sido días duros para Colombia los transcurridos desde el 28 de abril. Al
tiempo que experimentamos una de las facetas más valiosas de la democracia,
como es la expresión ciudadana en las marchas, hemos vivido algunos de
nuestros momentos más tristes por la pérdida de vidas, aparición de formas de
violencia inéditas, incluyendo vandalismo y destrucción de bienes públicos y
privados, y una nueva forma de dolorosa presión a toda la sociedad como son
los bloqueos a las ciudades, las personas y la economía.

Gran reto para el país, mientras clamamos por el respeto y defensa de la protesta,
y por la protección a los Derechos Humanos, se han vulnerado muchos derechos
fundamentales en acciones que han pretendido camuflarse dentro de la protesta.
Vimos agresiones inaceptables a manifestantes, como también a personas que
se hacían pasar por protestantes actuando violentamente contra miembros de la
policía en hechos que debemos calificar también como inaceptables contra
cualquier ser humano. ¿Hasta qué punto esos violentos eran manifestantes?,
muchos lo preguntamos. Observamos también la destrucción de medios
públicos de transporte, de amueblamiento urbano, de viviendas, de almacenes,
de empresas, de centros de justicia o de vehículos particulares.

Las autoridades (Fiscalía, Procuraduría, Defensoría) y algunas Organizaciones


han documentado hechos atribuidos a algunos agentes policiales en los que
hubo un uso desproporcionado o abusivo de la fuerza del Estado. No solo lo
rechazamos, sino que exigimos la pronta y eficaz actuación judicial para
castigar a los responsables conforme la ley.
Esperamos también que nuestras autoridades, así como la Comisión se
pronuncien y hagan recomendaciones claras para casos en los cuales, en
evidente abuso del derecho a la protesta, o peor aún, en claro aprovechamiento
de la situación de tensión social, grupos transgresores de la ley cometen
violaciones masivas a los derechos consagrados en la Convención Americana
de miles o millones de personas.

Les corresponde a las autoridades estatales actuar para proteger esos derechos
violados. La omisión de agentes del Estado podría derivar una responsabilidad
internacional de éste, por lo que llamamos a la Comisión a evaluar la conducta
especialmente de gobernantes locales, como responsables del orden público, o
de otras autoridades que omitieron el cumplimiento de sus deberes y
permitieron que se pusiera en riesgo al abastecimiento de bienes básicos como
alimentos, combustible o insumos médicos en el contexto de una pandemia
universal, así como la defensa del patrimonio y los bienes privados y públicos.

En varios casos los responsables de la preservación del orden público en los


territorios incumplieron el deber de aislar a las personas que acudían a la
violencia o abusaban abiertamente del derecho a la protesta para imponer a
todas las demás personas cargas irrazonables que afectaron la vida, la salud, el
derecho al trabajo e incluso impidieron a los manifestantes ejercer su derecho.
Esa omisión se convirtió, en patente de corso para que por ejemplo particulares,
incluso armados, intentaran suplantar a las autoridades y ejercer controles a la
libre circulación que afectaron derechos básicos de decenas de miles de
personas, a las que se les ha exigido el pago se sumas de dinero para transitar o
movilizarse.

Respecto de esas personas también esperamos que la justicia derive e imponga


las consecuencias legales de sus actuaciones injustificadas y que la Comisión
reitere el deber de los agentes estatales de todos los niveles de gobierno de
actuar con la debida diligencia para que actores violentos no consumen
vulneraciones a derechos consagrados en la Convención de los que son titulares
todas las personas.

Especial mención merecen los bloqueos viales; no se trata de “incomodidades”


propias de la protesta. En la forma como fueron ejecutados, se convirtieron a
cargas abiertamente desproporcionadas y por tanto violatorias del artículo 15 de
la Convención Americana que reconoce el derecho a la reunión pacífica e
impone el límite de la protección a la salud o a las libertades de los demás.

Como lo pudieron verificar los miembros de la Comisión lo que ha ocurrido en


varios lugares de nuestro territorio no son cortes viales transitorios para permitir
manifestaciones pacíficas sino verdaderos confinamientos colectivos
impuestos, por medios violentos, a poblaciones y regiones enteras. Se ha puesto
en peligro el abastecimiento de alimentos y bienes de primera necesidad de
millones de personas. Corresponde a las autoridades locales actuar con la
diligencia debida para evitar y corregir estas situaciones. Hoy las pérdidas
económicas colectivas e individuales son inmensas, y en algunos casos
irreparables. Los efectos en términos de incremento de la pobreza y el
desempleo serán asumidos por los grupos más vulnerables de la población.

Esperamos que la Comisión en el informe que haga de la visita especial que ha


hecho a nuestro país llamará la atención sobre el deber de las autoridades de
impedir que se abuse del derecho a la protesta y, en términos de nuestra Corte
Constitucional, se impongan cargas irrazonables a la gran mayoría de la
población.

Debe saber la CIDH que defendí la invitación a la Comisión como un acto de


transparencia de la democracia y no como una renuncia a que opere nuestra
justicia, y que represento un sector del empresariado colombiano comprometido
con el país, que mantuvo su presencia en los momentos más complejos de
nuestra historia, y hoy ha levantado la mano para decirle a la sociedad que
estamos dispuestos a atender las mas apremiantes necesidades fiscales de la
nación garantizando que no se grave a ningún ciudadano ante la dura situación
que nos ha dejado la pandemia.

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