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2008 eyputs Ue bas aa a dren primeras repr
La cancion que
cantabamos
todos los dias %
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BIOGRAFIA
Luciano Lamberti
(1978)
Nacié en la localidad de San Francisco (Cérdoba). Actualmente, vive y
trabaja en la ciudad de Buenos Aires. Entre sus actividades cotidianas,
realiza resefias y entrevistas para distintos medios.
Lleva publicados libros de ficcién como El asesino de chanchos (2010), Los
campos magnéticos (2012), La maestra rural (2016) y La casa de los eucaliptos (2017)
| yde poesfa como San Francisco (2008). Ademés, particip6 con sus cuentos
en varias antologfas de narrativa contemporanea.
“La cancién que cantabamos todos los dfas” forma parte de El loro que
podia adivinarel futuro, que se publicé en el afio 2012.
En Twitter, su cuenta es @_Lamberti
“TU SET
Escaneado con CamScanner+ Lalocalidad de
esta
oicada en el centro
ela provincia de
Santa Fe limita con
cercoba,
3. Ebel
sellama
bjs temperatuas,
ee
Tengo un hermano mayor, ingeniero e i
iveen a s con su familia, y a veces los vamos a
Visitar, Nos tumamos al volante, porque a mi padre se le
19s el sabado temprano y volvemos el
is del almuerzo, para no agarrar la ruta
Pero lo que quiero contar es otra cosa. Algo que no le
conté nunca a nadie,
Mi hermano, el de las sierras, no es el original. Es algo
enel cuerpo demi hermano, algo que lo reemplaz6. Hace
muchos afios desaparecié en el “bosquecito” y nunca volvi6.
Quiero decir: volvi6, pero ya no era él, Noes que estuviera
distinto, ocambiado. Era otto, directamente, Otro quese
metié en nuestra familia y la devor6 por dentro,
| Fue un ag de abril.|Me acuerdo bien de la fecha porque
coincide con el cumpleafios de mi madre. Esa vez cay6
domingo y comimos un asado en un parador, al borde de
Ja ruta 9, yendo para Zenén Pereyra’.Los domingos los
asadores se llenaban de gente que estacionaba bajo los
Arboles y se pasaba el dia entero ahf, oyendo el partido
con la puerta del auto abierta, pero ese domingo en pat
ticular no habia casi nadie. Una pareja sola, que comié y
se fue temprano.
Bueno, detrés delos asadores, cruzandoun alambrado,
estaba el bosquecito. Era un monte de esos drboles que se
aman siempreverdes*, que habian nacido regados por 2
desembocadura del canal y cuyas hojas podridas forma-
ban un colehén en el piso. Si uno se metfa cien metros el
—t
ane Lhancule-t ty
1 pedazos de vidrio emergiendo del
as, perros muertos inflados por |;
del tamaiio de °
Hay una foto de esa tarde. La tengo cerca
escribo, porque marca el momento exacto en el que todo
ientras
gomenz6 a deteriorarse. Ahi estamos los cuatro, frente 9
Jos Arboles, a un costado asoma la cola celeste del Dodge
Mi madre todavia es joven y tiene un ojo cerrado porque
elsol le da en la cara. Un cigartillo humea entre los dedos
demi padre, Mi hermano sonrie, con los auriculates del.
walkmait*colgados del cuello, Es una sonrisa maravillesa,
tunasontisa que dice: “mfrenme, tengodiecisicteafos, say
nuevoen el mundo, estoy llenode brasas”, Susonrisaesta
congelada en esa foto: es la tiltima vez quela vamosa ver.
Después de esa foto comimos la torta y mis padres se
tiraron en las reposeras y se quedaron dormidos. Yo me
senté contra un arbol y me puse a leer una revista de
historietas. No vi lo que hacia mi hermano. Pasaron,
no sé, diez o quince minutos. Entonces mi madre abrié
Jos ojos y me pregunt6 por él, con las cejas fruncidas por
Ja preocupacién. A lo mejor habia tenido una pesadilla,
uno de sus “palpitos”. Levanté los hombros: no sabia.
Mi madre se acercé al alambrado y lo lam6, Grit6 varias
veces su nombre, Desperté a mi padre y lo llamamos
entre los tres. Después ofmos el chasquido de una rama
al quebrarse y mi hermano salié de entre los drboles con
‘oswalkmans puestos. Se quedé miréndonos. Recuerdo esa
expresién y me da fro.
~Sacate eso de las orejas, haceme el favor —lo ret6 mi
madre,
ialihermano tardéen reacciona, Cuando hizo, movi6
era a? Para sacarse los auriculares con un gesto que no
Para nada suyo. Entonces sospeché que algo andaba
s.lammarca ge autos
Doge specamence
model Dodge
1300, fueun veicul
‘enelpalsdurantelas
cada de 970 y 360.
ge Bociomesun
reproductor de audio
portati, muy poplar
enlasaécadas de 98
vigg0.Reprodula
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templeo de ails
Escaneado con CamScanner8 J Muevos cuent
5. Bewresion
prieuico quese
por una
racials
da descotidianas
Sedice que
age alguien
cuando sus
-Bentinos, $n que cantbamos todos los dias
Al mes Jo Ilevaron a un médico, el primero: el doctor
Ferro. Le hizo radiografias dela cabeza y algunos exémne,
icamente,
srmano estaba bien
ver con la adolescenci
el ndmero de un sicélogo, que hablé con
mi hermano y les repitié a mis padres el diagndstico de
Ferro: era un chico sano, perfectamente sano. Un poco
callado, un poco retrafdo, pero sano,
—Usted no entiende —dijo mi madre—. Ese chico es.
otra persona. No es mi hijo,
El sicélogo levanté los hombros,
1a personalidad de su hijo esta fluctuando”porla edad.
Vaa tener que aceptarlo as
Pero mi madre no lo acepté. Lo Ilevé a otros médicos,
aun home6pata’, a un parasicélogo®, a curanderas, La
idea la obsesionaba. Con el tiempo comenzarfa a perder
el control de su vida: a fumar en exceso, a descuidar su
aspecto personal, a sufrir largos perfodos de insomnio en
Jos que la idea rebotaba en su cabeza como una pelatita de
ball. Mi hermano era otro y ella no podia estar cerca.
No soportaba su presencia. Antes era una pesada que lo
despeinaba y le decia que estaba cada dia mas churro, cosas
que hacen las madres con sus hi
enel bosqueci
cerca suyo:
Lo mismo nos pasaba
cuerpo sen
sentadosen elauto, frenteal pabellén de deportes donde yo
fenfa mi hora de gimnasia. £1 habia insistido en llevarme,
junque siempre me iba caminandoo en bicicleta, ycuan-
do me estaba por bajar me dijo que queria preguntarme
algo. Pens6 un rato:
{Vos te diste cuenta?
Hice que si con la cabeza.
(to, raro, Respira como si fuera otra persona. Y
a veces prendo la luz y est sentado en la cama, con los
ojos abiertos.
‘Mi padre se qued6 callado un rato y al final
—Tu mami est deprimida. ayudala, nola hagas rene-
gat, portate bien, zsf? -
Estuve a punto de contarle de los suefios. Del suefio que
habfa tenido la noche anterior. Pero preferi no hacerlo.
—Si—le dije, y me bajé del auto. .
as suefos eran tdes mis o menos parecidos. Mi er-
‘mano andaba por la casa sin prender la luz ni hacer ruido.
Se acercaba a las fotos colgadas en la pared y las miraba.
Se acercaba a mi cama, se acercaba a la cama de mis pa
dres, nos miraba, Sus ojos eran completamente Negros.
Después volvia a acostarse.
Mimadre también sofiaba, peronolos
después, Sofiaba con —como tellan
hermano”. Mi verdadero hermano, a =
interior de un poco, en la tierra, Eraun poco ee
do, Ja salida se vefa como una moneda de luz en er
€l ge habia roto las uftas tratando de trepar. Estaba flaco,
see notaban las costills, Critaba y gritabas
“=e despierto angustiada, y le pido 2 Diss no St
dg nuevo con eso —me susurré mi madre~. AW
meescucha.
Josupehasta mucho
nou verdadero
estaba en el
Escaneado con CamScannergo) Nuevos cuentos argentinos 2 La cancién que cantébamos todos los dias
é
Un dfa lo miré y le pidié que se vaya,
—vPor qué no te vas?
—Tranquila —dijo mi padre.
Estabamos almorzando con la televisién prendic
sibado o un domingo, Mi hermano pinché un ra
Hlev6 a la boca y masticé sin quitar los ojos de la tel
—Yo sé quién sos. Lo sé muy bien —dijo mi
asintiendo,
—Tranquila —repitié mi padre.
Mi madre se levanté y fue a fumar al patio.
mi hermano dejaron de venir. No dieron explicac
Después mi madre se encontré con uno en la calle,
dijo que quedarse solo con él le ponia la piel de gi
y le mostré el brazo: recordarlo también le ponia
de gallina, Con los parientes pasé lo mismo. Incluso
algunos vecinos que antes siempre andaban dando vuel
por casa. Mi hermano los incomodaba. As{ que taml
ellos dejaron de venir.
prendia la luz.
—jLe hiciste algo? le preguntaba a mi hermano.
Hablaba con violencia, como si estuviera a punto
pegarle una trompada.
Mi hermano se daba vuelta, se tai
si estuviera dormido,
paba y respiraba com
Nosécudnto duré esta situacién. Meses probablemente.
Meses de comidas tensas, meses de mi madre llorando a
escondidas en el lavadero, meses en los que todos preferia-
Mos estar en cualquier parte menos en casa. Una mafiana,
en la segunda hora, la portera vino al aula y habl6 con la
maestra en voz baja, miréndome, La m;
‘aestra me pidid
que guardara los titiles y la
acompafiara. Mi padre me
Escaneado con CamScannerLiccama Srortele?
esperaba en la entrada. En su cara adverti que algo habia
pasado, algo malo.
—Tu mama tuvo un ataque de nervios —me explicé en el
auto, negando con la cabeza—. Quiso cortara tu hermano
con un cuchillo.
Después supe que mi madre habfa cometido el error de
contarles, primero a la policfa y después a un sicdlogo, su
teoria sobre el cambio de mi hermano. Les explicé que habia
sido reemplazado por un espiritu que vive en la madera
de los 4rboles, algo que habia le{do en alguna revista. El
espfritu vivirfa en su cuerpo hasta desgastarlo, fingiendo
ser él, comportandose como él, y luego saltarfa a otro, y
a otro, y a otro. Era como un parasito, y lo que ella habia
hecho fue intentar liberarlo, Eso les dijo.
La internaron en un hospital siquiatrico y por unos dias
no nos dejaron verla. Se estaba estabilizando, le explicé el
siquiatra a mi padre. Fuimos por primera vez un domingo,
después de almorzar. Mi hermano tenfa gasas pegadas
con cinta en la cara y los brazos, porque en algunos cortes
debieron hacerle puntos. Nos sentamos en una mesa de
cemento, en el patio, bajo unos arboles de grandes copas,
mirando a las internas que fumaban y tomaban gaseosa
y jugaban a las cartas.
Al rato una enfermera trajo a mi madre. Era una mujer
corpulenta y la llevaba del brazo. Mi madre caminaba
arrastrando los pies, con un equipo de jogging celeste y
las manos extendidas, como si estuviera ciega. Cuando
teconocié a mi hermano, a lo lejos, empezé a gritar y
luchar en los brazos de la mujer. Tuvo que acercarse otra
y entre las dos la sujetaron y le pusieron una inyeccién.
Desde entonces, sdlo vamos mi padre y yo.
Hace mas de veinte afios que repetimos el ritual, siempre
los domingos después del almuerzo, Le llevamos cigarrillos,
Escaneado con CamScanner92 7 Nuevos cuentos argentinos 2 La cancién que cantabamos todos los dias
o
lechero es un émnibus
de larga distancia
que tienen muchas
Paradas intermedias
en su recorrido,
chocolate, revistas. Mi madre esta cada vez mas ausente,
mis abandonada: cuando se inclina para hablarmeal ofdo
puedo oler la fetidez de su aliento, un olor denso, pesado,
Siempre me dice lo mismo. :
—No te vayas a quedar solo con ese. Es malo, esta lleno
de odio. Nos odia a los tres. Nos odia porque somos dis-
tintos. ;Vos me entendés, mi amor?
Yo le digo que si. Que entiendo.
Cada familia tiene su cancién, la cancién que canta
todos los dias. Una cancién hecha de pequefios gestos que
les permite vivir juntos, dejar pasar el tiempo, no pensar.
Mientras se canta esa cancién, el fuego arderd en alguna
parte. Y si la canci6n se calla, la familia explota como
una gran bomba y sus miembros son esparcidos como
esquirlas en cualquier direccién. Por eso cantamos todos
los dias lo mismo: para permanecer juntos. Para que el
fuego siga encendido,
Hace unos meses tuve que hacer un viaje en uno de esos
colectivos lecheros "*. Fue desastroso; las luces individuales
estaban rotas, el asientono seinclinaba, la calefaccién era
excesiva. En algtin momento desperté, ofuscado: el émni-
bus estaba detenido en la terminal de un pequefio pueblo.
Tenia tres plataformas y estaba casi a oscuras. En el piso
grasiento habfa un perro dormido, y contra una columna
un hombre de pie, con un gran bolso Adidas al hombro.
Me acuerdo que pensé: qué deprimente vivir en un pueblo
asi. Y entonces volvi a mirar al tipo y era mi hermano.
Sentfuna inyeccién helada en lacolumna vertebral: era mi
hermano, era mi hermano, era el verdadero, con algunas
hebras grises en el pelo y algunos kilos extra, pero era él,
Dios yla Virgen Santa, Tendria que haberme puesto de pie,
haber detenido el colectivo, haber gritado como loco, pero
la verdad es que me quedé clavado al asiento. El colectivo
empez6 a retirarse de las plataformas y no pude hacer
Escaneado con CamScannereeccana Shertele] 93
nada. Me tapé la cara y estuve asf un buen rato, hasta que
las luces del pueblo quedaron atrs y nos sumergimos en
Ja oscuridad monstruosa de la ruta.
Ahora estamos sentados en el patio de su casa de las
sierras, mi hermano y yo.
Esun domingo cualquiera, un domingo célido que anun-
cia la cercanfa del verano. Hace un rato que mi padre, la
mujer de mi hermano y su hijo duermen la siesta adentro.
Pero nosotros nos quedamos ac, bajo los 4rboles, mirando
las montaiias y oyendo el rumor de un arroyo que pasa
cerca. Disfrutando de la tranquilidad. No hemos dicho
una palabra en diez minutos.
Miro a mi hermano. El me mira.
“;Quién sos?”, tendrfa que preguntarle. “;Qué sos?”
Pero prefiero no saberlo. Prefiero ir a dormir la siesta
con los otros. Después de todo, es mi familia.
Lamberti, Luciano, E! loro quepodia adivinarel futuro, Cosquin,
Nudista, 2013, 2.° edicién, pp. 23-32.
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