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La fuerza de la naturaleza

Casi sobrenatural, que cuando llega, sepas de dónde viene o no, te arrebata,

Te deja con poca capacidad de razón, te desnuda las debilidades y falencias, te habla y no te
puedes negar.

Es una manera real, placentera y dolorosa, de hacerte sentir viva, pero a su vez con miedo y poca
esperanza.

Hace que entienda el valor que cobra en mi vida, como cuándo se siente la presencia y, también,
el vacío, la felicidad y la tristeza en un solo segundo, el tiempo que toma a los labios sonreír.

Y ahí estás, tú, sí, yo, con temores y fortaleza a cuestas, avivando el fuego de la certeza y la tristeza
de la inminente partida.

Quizá en otra galaxia, otra vida, otros seres, quizá ahí sí; ahora por más que solo la mitad acepte,
la otra lo negará hasta el hartazgo.

Naturalezas diametralmente distintas, pero tan atraídas la una hacia la otra, como ese amigo alado
hacia el fuego de una cálida vela. Así de hechizante, así de peligroso.

Así de fuerte, así de inminente.

Pero …

Llega la vida de verdad y me deja una única lección,

La vida no es como en las películas, la vida la hacemos de decisiones, con nuestra entereza y a
veces, sólo a veces y los más suertudos, de amor.

Amor, ese que se queda contigo y te alecciona, el del otro y de uno.

Amor tan grande, o más, o menos, que la propia fuerza de la naturaleza.

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