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Nuevas Paginas Libres
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Págs.
PRIMERA PARTE
Jesucristo y su doctrina 17
Catolicismo y Ciencia 42
SEGUNDA PARTE
La Poesía 63
Un rato de Filosofía 78
¿Qué hacer? 87
Escribas y retóricos 90
Los poetas 95
El siglo XVIII 100
E'ecundidad 104
Los viejos 109
Junto a Renán 115
TERCERA PARTE
Págs.
CUARTA PARTE
QUINTA PARTE
P r o s a
V e r s o
r a t o de F i l o s o f í a y El v e r s o de n u e -
ve s í l a b a s .
Entre los escritos publicados, sólo C a m p o a m o r
tiene notas marginales de importancia; los demás, ligeras
enmiendas y acotaciones. El autor no conservó recortes
impresos de J u n t o a R e n á n , de L o s v i e -
j o s ni de los prólogos a Fuentes Castro, Garaycoehea y
Navarro Neyra: los hemos transcrito textualmente de los
periódicos y libros donde aparecieron.
Queremos insistir sobre un hecho: ninguno de los es-
critos inéditos de este libro fué revisado, ni corregido por el
autor con miras a la publicación. Algunos, en realidad, de-
ben considerarse como fragmentos inconclusos, señalada-
mente ¿ Q u é h a c e r ? , E s c r i b a s y r e t ó r i -
cos, L o s p o e t a s , El s i g l o X V I I I y El
v e r s o de n u e v e sílabas.
II
III
Si t o d o lo dicho y h e c h o p o r J e s ú s c a b e e n los l í -
mites d e lo h u m a n o , ¿ p o r qué su deificación? Feliz-
m e n t e , p a r a m a y o r gloria d e su n o m b r e , éJ n u n c a s e
llamó Dios, limitándose a p r o c l a m a r s e m e d i a d o r celeste
o e n v i a d o del P a d r e , y p r o t e s t a n d o e n é r g i c a m e n t e d e
q u e le creyeran un ser divino y perfecto. C o m o p o r ejem-
plo c u a n d o e x c l a m ó : " S ó l o D i o s es b u e n o " .
P e r o con Jesús y su doctrina sucede un h e c h o cu-
r i o s o : el m e d i o s e m i p a g a n o q u e favoreció la p r o p a g a n d a
cristiana desfiguró al h o m b r e y c o r r o m p i ó la doctrina.
Cristo, en el centro p u r a m e n t e mosaico, h a b r í a sido un
s e g u n d o Moisés, u n n u e v o E s d r a s o u n e n v i a d o d e Je-
hová, n u n c a un Dios. L a r e n o v a c i ó n religiosa que, e n c e -
r r a d a en, el p u e b l o j u d í o , h u b i e r a sido un m o n o t e í s m o
laico d e g e n e r ó h a s t a convertirse en un politeísmo sacer-
dotal ( 2 ) .
" E n las religiones antiguas la D i v i n i d a d n o impli-
c a b a la perfección, y b a s t a b a que u n h o m b r e d e p e n -
diera o creyera d e p e n d e r d e un e n t e imaginario o d e
IV
II
III
IV
II
III
Si la fe deprime el ingenio, el patriotismo no eleva
los caracteres.
El hombre encerrado en el círculo de una patria vive
moralmente solo, y el aislamiento convierte el himno
Nuevas Páginas Libres 71
del poeta en voz nacida para clamar en el desierto. Quien
habla de sí mismo, d e su familia o de su nación, merece
un auditorio reducido; pero quien habla en nombre de
la Humanidad tiene derecho a ser escuchado por todos
los hombres. Si Valmiki, Homero, Shakespeare, Goethe y
Lamartine, figuran como los ingenios universales por
excelencia, no depende de que glorificaron exclusivamen-
te al Indostán, Grecia, Inglaterra, Alemania o Francia:
hirieron la fibra sensible de la Humanidad, y todos los
hombres les contestan. A pesar de los idiomas diferen-
tes, de las nacionalidades distintas y de los años trans-
curridos, vivimos en el Rama de Valmiki, ert el Héctor
de Homero, en el Hamlet de Shakespeare, en el Fausto
de Goethe y en el Jocelyn de Lamartine. ¿Quién vive
en los arranques belicosos de los Tirteo, de los Arndt, de
los Gallego, de los Prati ni de los Déroulède?
Quien ama a su nación más que a todas las nacio-
nes, no dista mucho de amar a su pueblo más que a su
nación, a su barrio más que a su pueblo, a su domicilio
más que a su barrio y a su alcoba más que el resto de
su domicilio. Llega también a convertir su yo en el cen-
tro de la creación. En el exagerado amor a la patria hay
algo que pugna con la generosidad y la abnegación, se
vela un fanatismo laico, tan absurdo y estrecho como
el fanatismo religioso;. Matar por un escudo y una ban-
dera o matar por la cruz y la media luna, todo equivale
a lo mismo. Sin embargo, no lo vemos: hipnotizados
por las tradiciones clásicas y las leyendas caballerescas,
aceptamos como acciones heroicas y dignas de imitación
los crímenes cometidos por la brutalidad romana y la
barbarie feudal.
Los seres de predilección, los verdaderos euperhom-
72 Manuel González-Prado.
bres, se guían por el amor y la justicia, mientras la in*
consciente mayoría de los pueblos no conoce más
dios ni más rey que el egoísmo y la fuerza. Al cerebro
suficientemente deprimido para ceñirse a evolucionar en
una faja de tierra, corresponde muchas veces un corazón
bastante endurecido para ver un enemigo en el hombre
que habla otro idioma, profesa otra religión y sigue otra
nacionalidad. Si en cada hombre dormita una fiera, el
medio más seguro para despertarla y enfurecerla es mur-
murar a su oído el nombre de la patria. La magna virtud
de las muchedumbres, la grandeza de los que nada gran-
de encierran en su alma, se resumen en el patriotismo*
El amor sosegado al terruño y a la choza, o al pueblo
y a la casa, lo que debe llamarse el patriotismo ino-
cente o pasivo, recuerda la adhesión del topo a la to-
pera, del ostión al peñasco, del infusorio a la gota d e
agua. El patriotismo guerrero y regresivo, esa encarna-
ción del troglodita en el hombre actual, no sólo existe en
las naciones menos civilizadas, florece tanto en el in-
glés para conquistar al boer como en el español para
reconcentrar al cubano, en el alemán para mutilar al
francés como en el yanqui para encadenar al filipino,
en el ruso para oprimir al finlandés como en el turco
para exterminar al armenio. Cuando el emperador de
Alemania aconseja a sus soldados no conceder en China
cuartel a los niños, a los ancianos ni a las mujeres, no
hace más que revelar los sentimientos que germinan en
el corazón de los buenos patriotas. Como la Mouquette
d e Zola, Guillermo II enseña lo que los demás ocultan.
Si la poesía popular refleja los sentimientos de la
muchedumbre, la nacional o patriótica suele abogar por
los intereses de un partido, de una facción o de un hom-
Nuevas Páginas Libres 73
IV
II
C o n v e r t i r la v i d a en una p r e p a r a c i ó n a la m u e r t e ,
o p o n e r la simple inercia a los embates de la Naturaleza
y a las a s e c h a n z a s d e nuestros semejantes, n o luchar ni
resistir, d e j á n d o s e a r r a s t r a r p o r la corriente o fiando en
el auxilio d e la Providencia, es indigno d e u n h o m -
b r e ( 2 ) . A y a x , p i d i e n d o n a d a m á s q u e luz p a r a c o m b a -
tir, simboliza al h é r o e d e la A n t i g ü e d a d ; Tolstoi, p r e -
d i c a n d o la n o resistencia al mal, personifica al n e u r ó p a -
ta del siglo, al h o m b r e d e g e n e r a d o p o r la d e p r e s i v a re-
signación cristiana.
El convencimiento d e nuestra p e q u e n e z n o exime
d e la acción. El oscuro s o l d a d o q u e d e s g a r r ó las entra-
ñas d e Juliano y el insecto q u e inoculó la fiebre en la
sangre d e Aníbal, m u d a r o n tal vez el curso d e la histo-
ria. El m a m í f e r o n o se iguala a la o r u g a ; p e r o el b u e y
a r a n d o la tierra no cumple misión m á s e l e v a d a que el
II
III
En La Fée au voile:
II
La repulsión de los poetas cultos hacia los versos im-
pares no fué tan general en el pueblo, que usó desde
Todo es n a d a lo deste m u n d o
Si no s'endereza al segundo.
Refrán-
Honra al bueno porque te honre
Y al ruin porque no te deshonre.
Refrán.
En la villa de Madrid
Leonor y Martín se casan:
Corren toros y juegan cañas.
Lope de Vega (7)
G o n z a l o d e Berceo incluye en E l D u e l o de
la V i r g e n u n a Cántica d o n d e a b u n d a n t a n t o ios
versos d e n u e v e sílabas ; que p u e d e ser l l a m a d a u n a
composición eneasílaba. Es p r o b a b l e m e n t e u n a can-
ción p o p u l a r , u n a especie d e b a l a t a , en que unos e n t o -
n a b a n los p a r e a d o s y otros r e s p o n d í a n con el estri-
billo Eya velar ( 4 ) .
En E l L i b r o d e l o s E n x e m p l o s , es-
crito, según G a y a n g o s , con p o s t e r i o r i d a d a D o n J u a n
Manuel ( 4 ) , los nonasílabos a p a r e c e n con t a n t a fre-
(1) I.
(2) II.
(3) IV.
(4) VIII.
(5) XII.
(6) XV.
(7) XLVIII.
(8) LXVII.
(9) CLXXXIII.
Nuevas Páginas Libres 165
De la t e r r a tappeti vivi
Aldeano (2)
Que/rónco en laVbóvedas/hóndas.
Y/luégo el es/trépito/créce.
De m o n t l le cime s'indorano;
Di perle di trémulo gielo
La rosa conchiglia si fa. (1)
111
d a y tercera p a r t e se c o m p o n e n d e tres t i e m p o s c a d a
una y la última d e dos ( 1 ) .
A principios d e nuestro siglo, y siguiendo la ley in-
d i c a d a , e! e n e a s í l a b o tiende a d e s p o j a r s e del a c e n t o en
la tercera sílaba p a r a trasladarse a la cuarta, c o m o a p a -
rece e n los siguientes versos e m p l e a d o s p o r D o ñ a M a -
ría R o s a G á l v e z de C a b r e r a :
FILIS LLOROSA
¡Alarma, a l a r m a ciudadanos!
Ya suena el parche y el clarín. (2)
Solís.
T a m p o c o h e m o s visto, en g r u p o s m o n o r r í t m i c o s , los
n o n a s í l a b o s d e acento en segunda, cuarta, sexta y oc-
tava, c o m o :
HIMNO
IV
¿ P o r qué los v u l g a r i z a d o r e s del v e r s o italiano en
E s p a ñ a n o introdujeron el n o n a s í l a b o ? Quizá p o r q u e
n o e r a m u y u s a d o ni en la m i s m a Italia, d o n d e p a s a b a
p o r u n a curiosidad d e p o e t a s cultos. A m á s , mientras
a l g u n o s versificadores escribían composiciones d e n o -
n a s í l a b o s con acentos fijos, parece que los retóricos ita-
lianos n o se h a b í a n f o r m a d o u n a idea precisa d e este
verso, no deslindaron sus especies ni regularon su ritmo.
Así, Crescimbeni señala una sola forma, d e j á n d o n o s
ignorar si conocía o a c e p t a b a las d e m á s :
La n a m o r a n z a disiosa
Che dentro al mió core n a t a
Di voi m a d o n n a e pur c h i a m a t a
Merzé se fosse avventurosa.
Jacopo da Tolentino. (1)
De la t e r r a t a p p e t i vivi.
Aldeano.
Chi mi porse quella ferita.
Ciño da Pistoia.
Al duro stral di ria ventura.
Chiabrera.
ESQUEMA DEL N O N A S Í L A B O
Ritmos perfectos
2 2 2 2
00.00.00.00 ¿Por qué/tu pe/cho me e s / t r a i d o r ? /
4 4
0000.0000
A padecer/la y a morir/
Ritmos proporcionales
00.00.0000 2 2 4
Aira/do el cie/lo me c o n d e / n a
2 4 2
00.0000.00 Tremo/le la b a n d e / r a h i s p a / n a
4 2 2
OOOO.00.00 Si le conce/de el h a / d o impí/o
192 Manuel González-Prada
Ritmos con disonancia inicial
3 2 2 2
óoo.óo.óo.óo Bajo tus/ramas/sauce um/brío
3 4 2
óoo.óooo.óo Quiero sen/tarme a suspi/rar/
2 3 3
oó.ooó.ooó Las plu/mas del pá/jaro van/
(1) A Némésis.
(2) La Marseillaise de la Paix.
Nuevas Páginas Libres 201
C o n testimonios s a c a d o s del m i s m o L a m a r t i n e se
p r u e b a q u e la poesía francesa tiene ritmos análogos a
la espenserina.
Q u i e n sabe, al leerla p o r p r i m e r a vez se e x t r a ñ a la
i n e s p e r a d a c a í d a e n el v e r s o d e trece sílabas, d e s p u é s
d e h a b e r s e arrullado con el ritmo del e n d e c a s í l a b o ( 1 ) ;
p e r o al continuar la lectura el oído se a c o s t u m b r a y goza
en la n u e v a combinación rítmica. En los p o e m a s d e By-
ron y Shelley, la estancia d e S p e n s e r nos p a r e c e un
río q u e h a b i e n d o corrido u n i f o r m e m e n t e , e n s a n c h a su
cauce y a u m e n t a sus aguas a n t e s d e p e r d e r s e en el m a r .
L o s m o d e r n o s p o e t a s castellanos n o se h a n m o s t r a d o
m u y fecundos en la invención d e ritmos ni d e estrofas:
así que nuestro arsenal métrico p e r m a n e c e casi el mis-
m o d e s d e los t i e m p o s d e Boscán y Garcilaso ( 2 ) . F u e r a
d e Iriarte en sus fábulas, casi n a d i e salió d e la rutina.
C a m p o a m o r n o h a q u e r i d o t o m a r s e el t r a b a j o d e in-
novar, y Núñez d e A r c e n a d a n u e v o nos h a ofrecido,
p u e s las liras d e L a P e s c a y del I d i l i o fue-
II
EL PAVO REAL
EL GALLO
EL BUEY
III
A E n l a a l d e a siguieron: A z a h a r e s, versos
líricos, 1896; L a E p o p e y a d e l M o r r o , 1899;
El C a n t o d e l S i g l o , Poema Finisecular, 1900;
Selva Virgen, poesías compuestas desde 1892
hasta 1900, diseminadas en los diarios y reunidas hoy
en el presente volumen. Hay que agregar E l D e r r u m -
b e , largo poema, del que han salido algunos fragmen-
tos en los periódicos de Lima.
No intentaremos ni un análisis rápido de colecciones
tan nutridas y poemas tan variados: un prólogo se di-
ferencia de un minucioso juicio crítico. Pudiendo el lec-
tor juzgar por sí mismo, nos ceñimos a considerar en
globo la personalidad de Chocano; más bien, a mani-
festar la impresión que nos ha dejado la lectura de sus
libros: hablaremos franca y sencillamente, sin hipérboles
irónicas ni restricciones malévolas.
t
Nuevas Páginas Libres 231
Si de muchos hombres se ha dicho que vivieron en
estado de gracia, de Chocano puede afirmarse que vive
en estado de poesía. Nació tan formado para cernerse
en la esfera de la imaginación y ha vivido tan consa-
grado a vaciar las ideas en el verso, que al descender
a la prosa denuncia su índole de poeta y merece que le
apliquen el citado verso de Le Míerre:
y le cierra así:
I
Esta colección de versos merecería llamarse F é m i -
n a, porque donde no divisamos la figura de Beatriz,
Laura o Manon, sentimos algo que nos induce a murmu-
rar: por aquí pasó una mujer.
Como las páginas dejan a menudo trascender el
amor y el deseo, parecen rimadas en el intervalo que
media entre una excursión a Citeres y un viaje a Co-
rinto. Aquí desborda una voluptuosidad, más que bebi-
da en manantiales paganos, libada en fuente bíblica. Y
usamos el calificativo, sin irónica censura, recordando
que en los libros poéticos de la Biblia todo viene a sa-
cudir nuestras ocultas fibras, desde los alaridos de Job
en el estercolero hasta los suspiros de Sulamita en el
lecho del Amado,
II
III
Te he adivinado a veces
Contorsiones de angustia, aire de pena,
Si intenta derribarte, sacudiéndote,
El viento que rebrama entre las breñas.
De la segunda:
IV
DE
Págs.
PRIMERA PARTE
Jesucristo y su doctrina 17
Catolicismo y Ciencia 42
SEGUNDA PARTE
La Poesía 63
Un rato de Filosofía 78
¿Qué hacer? 87
Escribas y retóricos 90
Los poetas 95
El siglo XVIII 100
E'ecundidad 104
Los viejos 109
Junto a Renán 115
TERCERA PARTE
Págs.
CUARTA PARTE
QUINTA PARTE
de
Santiago de Chile
el 16 de julio de 1937.